India: 200 millones de trabajadorxs paralizaron el país durante la huelga más grande del mundo

La huelga general fue convocada contra las medidas de ajuste y ataque a los derechos laborales impulsadas por el gobierno de Narendra Mohdi. Este jueves unos 200 millones de trabajadorxs realizaron una huelga general en la India llamada por 10 centrales sindicales contra las políticas del gobierno de Narendra Mohdi, Primer Ministro del país. El paquete de reformas incluye nuevas leyes laborales, mayor flexibilización en las regulación de relacionadas con la seguridad y la salud en los lugares de trabajo y el sector agrícola, junto con privatizaciones del sector público.

El gobierno aprobó cuatro códigos laborales que reemplazan las leyes de protección de los trabajadorxs. Dichas normas permiten a empleadorxs y gobiernos aumentar la carga de trabajo, dificultar la obtención de salarios justos, despedir fácilmente a los trabajadorxs, reducir la cobertura del seguro médico y dificultan la formación de sindicatos. Junto a los sindicatos, una plataforma de más de 300 organizaciones de agricultorxs convocó una protesta para mañana en coordinación con los sindicatos.

Trabajadores de los principales sectores industriales, como la producción de acero, carbón, telecomunicaciones, ingeniería, transporte, puertos y muelles, bancarios y transporte se sumaron a la huelga, mientras en varios estados se prepara un paro rural. Las reformas contra los derechos de los trabajadores, que propone el gobierno, se dan en el contexto de los efectos que tiene la pandemia por el coronavirus en el país.

El gobierno de Modi ante la pandemia, priorizando las ganancias de las grandes empresas y la protección de las fortunas de los multimillonarixs por sobre la protección de las vidas y los medios de subsistencia de los trabajadorxs.

India tiene más de 9.2 millones de personas contagiadas por el COVID-19, el segundo recuento más alto del mundo y casi 135.000 muertes, según los datos oficiales. La pandemia se extendió en las grandes ciudades como Delhi, Mumbai y otros centros urbanos, y en áreas rurales donde la atención de salud pública es escasa o inexistente. Millones han perdido ingresos, y esto en un país donde antes de la pandemia el 50 por ciento de todos los niños estaban desnutridos.

Con la economía de la India contrayéndose en un 23,9 por ciento en el trimestre de abril a junio, mientras se espera que se reduzca en alrededor de un 10 por ciento durante el año fiscal de 2020 – 2021, decenas de millones han perdido permanentemente sus trabajos o se les ha reducido el horario. Según un informe del FMI de octubre, 40 millones más de indios quedarán en la «pobreza extrema», definida como sobrevivir con 1,90 dólares o menos al día, para fines de 2020. Lxs trabajadorxs industriales, empleados del sector de servicios y público exigen el aumento de los salarios mínimos, el fin del trabajo precarizado, el control de los precios de los productos básicos esenciales y el fin de la política gubernamental de privatizaciones del sector público.

Las demandas incluyen 10 kilogramos de alimentos para las familias necesitadas, brindar asistencia de emergencia a los sectores más empobrecidos de la población, haciendo un pago único de 7.500 rupias (aproximadamente 100 dólares), el fortalecimiento del sistema de distribución pública, que se retiren los nuevos códigos laborales y tres leyes agrícolas que abren las puertas a los agronegocios corporativos, así como la marcha atrás a la nueva política educativa. Además, la asignación del 5,0 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) a la educación; atención sanitaria para todos y un 6,0 por ciento del PIB para la salud.

Lxs agricultorxs reclaman hace años mejores precios para sus productos, que el Ejecutivo declare precios mínimos de apoyo basado en la recomendación hecha hace 16 años por la Comisión Nacional de Agricultores, y la eliminación de la deuda de los trabajadorxs del campo. Las direcciones sindicales convocaron a la huelga para descomprimir el descontento de millones contra el gobierno, pero por el momento no le dan continuidad a las protestas. El Gobierno, respondió a la pandemia intensificando un discurso contra las minorías religiosas, por ejemplo los musulmanes, y buscando atacar los derechos de millones con leyes que redunden en mayor flexibilización laboral en beneficio de multimillonarios locales y las empresas extranjeras. También aumentó la retorica nacionalista de Modi, en especial contra China, además de profundizar la cooperación estratégica y militar con Estados Unidos tratando de sacar provecho de la disputa de Washington con Beijing.

Fuente: Boltxe

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