Inviolabilidad o impunidad real


A veces un servidor encuentra joyas encerradas en un tweet o en un mensaje de Facebook, frases ingeniosas, pequeñas “greguerías” que te arrancan una sonrisa o te hacen pensar. Eso me pasó ayer cuando leí un breve comentario de un amigo en una red social y creo que se merece un modesto artículo que lo salve de una inmediatez en este caso injusta. Dice algo así: “Si el rey es inviolable que no se le viole. Pero que se le juzgue”.
En la Francia prerrevolucionaria la monarquía llegó a constituir un estorbo y dió paso a una nueva sociedad, burguesa y precapitalista, previo ajuste de cuentas mediante la guillotinación de Luis XVI. Tampoco se le violó pero se hizo rodar su cabeza para dejar claro que las cosas iban en serio. En el Estado español las ideas racionalistas e ilustradas fueron salvajemente perseguidas durante ese siglo XVIII por los mismos que habían mantenido vigentes las ideas contrarreformistas e imponían a sangre y fuego una homogeneización cultural y religiosa. Eran los mismos que años más tarde masacraban a los “afrancesados” en nombre de un dogma ridículo y absurdo.
En la Francia centralista actual tienen otros problemas. La monarquía pasó al basurero de la historia y nadie se plantearía actualmente la inviolabilidad absoluta de un Jefe de Estado. Si sois indulgentes y me permitís una pequeña incursión en conceptos de politología “clásica” (o mejor dicho, “occidental”, para no caer en un eurocentrismo reduccionista) os contaría que en una república parlamentaria el Jefe de Estado es políticamente irresponsable. El refrendo hace que el responsable ante el Parlamento sea el presidente del gobierno o el ministro que corresponda. En una república presidencial el presidente será responsable ante el electorado, solamente pudiendo ser cesado por otro órgano cuando se produzca un procesamiento por alta traición o por violación de la norma suprema del Estado. En la monarquía borbónica que padecemos en el Estado español el problema no es tanto esa irresponsabilidad política cuanto esa inviolabilidad que de facto es impunidad. Digámoslo claro: el monarca tiene privilegios propios del Antiguo Régimen, que impiden cualquier tipo de procesamiento por cometer un delito. La pregunta que viene a continuación es clara: ¿es compatible esto con una democracia liberal en la que al menos teóricamente se supone que todos somos iguales ante la Ley?
No quiero que el comentario de este viejo amigo se pierda en ese universo tan efímero de las redes sociales y de alguna manera he intentado fijarlo en un breve artículo de opinión. Me gustaría que si el Emérito comete un delito, como insinúan medios de comunicación europeos, pueda ser juzgado como cualquier ciudadano, sin privilegios medievales. Y luego de paso hablar también de otros anacronismos.
Síguenos en nuestras redes sociales: