Vergonzoso: El gobierno boliviano extradita al revolucionario Cesare Battisti a Italia, en lugar de concederle el asilo político que solicitó
El gobierno de Bolivia anunció este domingo que el luchador italiano Cesare Battisti, prófugo de la justicia brasileña y capturado el sábado en Santa Cruz en un operativo conjunto de servicios de inteligencia italianos y policías locales, sería entregado a autoridades italianas para ser trasladado a Italia, lo que se hizo sólo unas horas después de haberlo declarado.
Pero lo cierto es que fue innecesario ningún operativo. Battisti no se ocultaba y de hecho fue detenido en la calle mientras paseaba tranquilamente. Días antes había solicitado asilo político tras verse obligado a marcharse de Brasil, donde vivía refugiado, tras pretender el gobierno de Bolsonaro su extradición a Italia. Battisti se refugió en Bolivia, con toda seguridad confiando en que el gobierno de Evo Morales le concedería el asilo político solicitado formalmente (ver el documento de solicitud al final de la noticia). Algo que no ha sucedido. Por el contrario le ha sido denegado y asido extraditado con sorprendente prontitud.
“En las próximas horas, este súbdito italiano, será entregado por parte de Interpol Bolivia a Interpol Italia para ser trasladado en un vuelo enviado por las autoridades de Italia”, dijo en rueda de prensa el ministro de Interior boliviano, Carlos Romero, en la sede de Interpol en Santa Cruz (este) tras su “detención”. Y así fue. Detenido el sábado en Santa Cruz y expulsado el domingo por el gobierno boliviano, fue trasladado a una sala del aeropuerto donde se le notificaron las actas jurídicas con los cargos en su contra e inmediatamente introducido en un avión rumbo a Italia. Battisti, de 64 años, fue enviado a Italia bajo custodia de la Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol) en un avión Falcon enviado por el gobierno italiano, informó el coronel Paul Saavedra, director de Interpol en Bolivia.
La injustificable y vergonzosa decisión del gobierno de Evo Morales de entregar al italiano Cesare Battisti, quien era buscado internacionalmente por cuatro homicidios en Italia que no cometió, en la década de 1970, obligó al gobierno a salir a explicar los tiempos del proceso, ante algunos cuestionamientos en el ámbito político.
El ministro de Gobierno (Interior) boliviano, Carlos Romero, explicó que la entrega de Battisti obedeció a que, además de que “no había registrado un ingreso legal” a Bolivia, la Comisión Nacional del Refugiado (Conare) del país le “había rechazado una solicitud de refugio”. Romero indicó que se dio una “salida obligatoria” puesto que su situación migratoria era irregular. “En aplicación de la Ley 370 de Migración, se emitió la resolución con la que se dispone su salida obligatoria de Bolivia por su condición ilegal“, señaló.
Por su parte, la presidenta de la Comisión de Política Internacional y Protección al Migrante de la Cámara de Diputados, la oficialista Valeria Silva, explicó en un comunicado que Battisti “no ha seguido los procedimientos correctos en el país, y no se le puede pedir al Estado que viole la normativa porque la Conare le ha negado el estatus de refugiado”. El jefe de la bancada oficialista, David Ramos, señaló que las autoridades se limitaron a cumplir con los procedimientos jurídicos para este tipo de casos.
Protestas dentro del entorno del MAS y las instituciones bolivianas
Aún desde el oficialismo hubo voces críticas para con la decisión del Ejecutivo, entre ella la de Raúl García Linera, hermano del vicepresdente Álvaro García Linera. “Injusto, cobarde y reaccionario” fue el accionar del gobierno, según el dirigente. “Estamos entregando a un detenido (Cesare Battisti) que solicitó refugio como vil mercancía, en un acto reñido con las normas, pues no es causal su ingreso ilegal”, escribió Raúl García Linera en las redes sociales. Raúl y Álvaro García Linera pertenecieron en la década de 1990 al Ejército Guerrillero Tupac Katari (EGTK).
El dirigente de las juventudes del Movimiento Al Socialismo (MAS), el partido de Evo Morales, en Santa Cruz, Rolando Cuéllar, apuntó al ministro Romero como responsable y exigió su renuncia porque, a su juicio, “está comportándose como el brazo operador de la derecha”. “Usted (Romero) hoy es un Judas en el MAS, usted es un traidor al presidente Evo Morales y los sectores, los distritos, todas las organizaciones sociales lo vamos a desconocer”, manifestó Cuéllar.
El defensor del Pueblo, David Tezanos, y el exministro Hugo Moldiz son algunos de los que también cuestionaron la decisión del Gobierno. “La Comisión Nacional de Refugiados (Conare) viola derechos de Cessare Battisti al entregarlo a Brasil o Italia, y el costo político para el gobierno boliviano será alto”, escribió Moldiz. “Conforme a la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados, la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y la Ley de Protección a Personas Refugiadas. (Por tanto se) vulnera los principios de ‘no devolución’ y ‘no expulsión’” afirmó por su parte Tezanos.
Battisti ya está encarcelado en Italia. Todos los partidos del régimen conformes
“Sé que iré a la cárcel”, declaró Battisti, quien parecía resignado, según fuentes policiales. En el avión, habló sobre su vida y de su fuga de Brasil hacia Bolivia pero, sobre todo durmió, visiblemente tranquilo. Con la cabeza alta, sin esposar y con ropa diferente a cuando fue arrestado, Battisti llegó a Roma en medio de un fuerte despliegue mediático.
Matteo Salvini, que le esperaba en el aeropuerto junto al ministro de Justicia, Alfonso Bonafede. El líder de la Liga, vestido con una chaqueta de la policía, se mostró satisfecho en un breve contacto con la prensa. El arresto “no es un punto de llegada sino de partida. Estoy seguro que las fuerzas del orden, con los servicios de inteligencia, podrán llevar a la cárcel otras decenas de delincuentes, bellacos y asesinos que están por el mundo disfrutando de la vida”, ha dicho Salvini. Luego fue trasladado en un convoy de vehículos de la policía hacia otro avión para dirigirse a la prisión de Oristano, en el oeste de la Isla de Cerdeña, una cárcel de alta seguridad a la que llegó después del mediodía.
Según los medios de comunicación italianos, esta prisión inaugurada en 2012 alberga a más de 250 detenidos, muchos de los cuales están sujetos al severo régimen denominado “41bis”, previsto para integrantes de la mafia. Cada celda cuenta con baño y una pequeña cocina. Conforme al reglamento de la cadena perpetua, Battisti deberá permanecer en régimen de aislamiento durante seis meses.
“En nombre de 60 millones de italiano, quiero agradecer a las fuerzas de seguridad por habernos regalado este sol, esta esperanza, esta certeza, esta confianza reencontrada en la justicia. El clima cambió, el que se equivoca tiene que pagar, Italia es un país soberano, libre, respetado, respetuoso y respetable”, declaró el ministro del Interior Matteo Salvini. “Luego de 37 años, finalmente, un asesino, un delincuente, una persona infame, un cobarde que nunca pidió perdón, terminará allí adonde debe ir. Y no es el final, es sólo el comienzo”, agregó evocando “las decenas” de otros actores de los “años de plomo” aún fugitivos en Francia o en América Latina, añadió.
En Italia, la detención de Battisti fue saludado por unanimidad, desde la derecha a la izquierda del arco político parlamentario del régimen, en particular porque el exjefe de los Proletarios Armados por el Comunismo (PAC) clama su inocencia y nunca expresó arrepentimiento. “Un criminal y un arrogante”, dijo Nicola Zingaretti, principal candidato a la presidencia del Partido Demócrata (PD, centro-izquierda), que también reclamó la misma firmeza contra los militantes fascistas.
Protegido como refugiado político en Francia y en Brasil
Tras ser detenido en Milán fue encarcelado en 1979 y escapó en 1981. Battisti fue condenado una primera vez en Italia a principios de la década de 1980 a 13 años de prisión por pertenecer al grupo de la izquierda revolucionaria Proletarios Armados por el Comunismo (PAC) durante los “años de plomo”, en la que se tuvo que hacer frente, con las armas en la mano, a la represión y el terror de Estado, coaligado con el terrorismo neofascista, ante el aumento de la lucha popular, que hacía peligrar al régimen.
Se escapó en 1981. Fue juzgado en ausencia en 1983 y condenado a perpetuidad por cuatro homicidios y complicidad en otros asesinatos a finales de los años 1970. El siempre proclamó su inocencia a acusó a las autoridades italianas de haberlo sometido a un juicio político donde estaba sentenciado de antemano por su militancia revolucionaria.
Tras pasar por México encontró refugio en Francia entre 1990 y 2004 gracias a la protección del ex presidente socialista François Mitterrand, quien se comprometió a no extraditar a ningún militante de izquierda que hubiera renunciado a la lucha armada. se casó y tuvo dos hijas, además de obtener la naturalización que después le sería revocada.
Igual que un centenar de militantes italianos de aquella época, Battisti rehizo su vida en París. Vivió 15 años exiliado en Francia protegido por el gobierno socialista de Francois Mitterrand, donde se convirtió en exitoso autor de novelas policiales. Tras una estadía en México regresó a Francia, pero en 2004 se vio obligado a partir de ese país. Los vientos políticos habían cambiado. El gobierno derechista de Jacques Chirac decidió poner fin a la jurisprudencia Mitterrand y extraditarlo.
Se refugió clandestinamente en Brasil. Battisti huyó con una identidad falsa, según él, ayudado por los servicios secretos franceses. Después de tres años de clandestinidad, en 2007 fue detenido en Río de Janeiro y pasó cuatro años en prisión, donde mantuvo una huelga de hambre porque decía preferir morir en Brasil antes que volver a Italia. En 2009 el Tribunal Supremo de Brasil autoriza su extradición, pero deja la decisión final en manos del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, que en el último día de su segundo mandato decidió no expulsarlo y le otorgó el estatuto de refugiado político. Como represalia, Italia llama a consultas a su embajador en Brasilia.
En junio 2011 Battisti fue liberado y logró un permiso de residencia. Se casó con una brasileña, con quien tuvo un hijo en 2013. Después de la elección en octubre pasado del ultraderechista Jair Bolsonaro, quien prometió su extradición, Battisti volvió a la clandestinidad hasta el sábado, cuando fue detenido en Bolivia. El 13 de diciembre un juez de la Corte Suprema brasileña ordenó su arresto “para ser extraditado”. El acta de extradición fue firmada al día siguiente por el presidente conservador Michel Temer, al que Jair Bolsonaro sucedió el 1 de enero.
(Fuente: Resumen Latinoamericano)
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