Sudáfrica: Siempre recordaremos la solidaridad de Fidel Castro con nuestra lucha

Fidel Castro inspiró a los revolucionarios de todo el mundo y les proporcionó ayuda material. El veterano luchador contra el apartheid Ronnie Kasrils recuerda cómo el líder cubano ayudó a las luchas de liberación en el sur de África.

A partir de los años 60, el nombre de guerra «Castro» fue popular entre los luchadores que militaban por la libertad en los países del sur de África. Hoy, en África, como en los países de habla latina y en otros lugares, los hijos de aquellos guerrilleros llevan el nombre Fidel o Fidelis.

Aquella generación de los años sesenta se vio inmensamente inspirada por el épico liderazgo de Fidel Castro en la Revolución Cubana. Representó el derrocamiento de la tiranía, el enfrentamiento al imperialismo, la transformación de la sociedad y las lecciones históricas de la solidaridad internacional. Desde entonces, varias generaciones han aprendido estas lecciones. Aprendiendo de Fidel e incluso estudiando en Cuba, han seguido los legendarios pasos —en la teoría y en la práctica— de uno de los revolucionarios más importantes de los tiempos modernos.

Nelson Mandela con Fidel Castro en Cuba en 1991.

Su vida y su legado están inextricablemente ligados al destino de África, ganándose la eterna gratitud de sus pueblos. En las inmortales palabras de Fidel, después de obligar a los militares racistas sudafricanos a realizar su vergonzosa retirada de Angola tras la batalla de Cuito Cuanavale en 1988: «La historia de África se escribirá como un antes y después de Cuito».

Apartheid

A partir de 1975, las fuerzas internacionalistas cubanas, bajo la dirección del Comandante Fidel, ayudaron a salvar la independencia de la emergente República Popular de Angola de los mismos invasores racistas y mercenarios contrarrevolucionarios respaldados por la CIA. En su celda de la cárcel, Nelson Mandela se enteró de estos acontecimientos históricos a través de mensajes secretos; escribió elogiando a los cubanos, señalando que «fue la primera vez que un país venía de otro continente no para quitarles algo, sino para ayudar a los africanos a conseguir su libertad».

Mientras Cuba seguía prestando asistencia a Angola en los años siguientes, los reaccionarios finalmente encontraron su destino en la batalla de cinco meses por Cuito Cuanavale en 1987-88 y fueron expulsados. El resultado liberó a Angola de las fuerzas extranjeras, a esto le siguió la independencia de Namibia de la ocupación del régimen del apartheid sudafricano en 1990 y luego la libertad de Sudáfrica en 1994. Mandela afirmó que la victoria en Cuito Cuanavale «destruyó el mito de la invencibilidad del opresor blanco e inspiró a las masas combatientes de Sudáfrica». Puede decirse que ha contribuido a proporcionar la clave para desbloquear el dominio racista en el sur del continente, aliviando la amenazante sombra del apartheid sobre toda la región.

Tuve el privilegio de estar presente en La Habana como miembro de una delegación del Partido Comunista de Sudáfrica (PCS) en 1988, cuando Fidel, ante un enorme mapa topográfico del sur de Angola, nos contó cómo se ganó aquella épica batalla de Cuito Cuanavale. Tuve el privilegio de presenciar, en la toma de posesión presidencial de Nelson Mandela en Pretoria el 27 de marzo de 1994, la mayor aprobación de un invitado extranjero por parte de las entusiastas masas que reservaron su aliento para aclamar al legendario líder cubano, gritando al unísono: «¡Fidel! ¡Fidel!» y «¡Cuba! ¡Cuba!».

En septiembre de 1998, tuve de nuevo el privilegio de escoltar a Fidel en un barco de la Marina desde Ciudad del Cabo hasta la isla de Robben. Allí visitó la celda de Nelson Mandela y se mostró visiblemente conmovido.

El 4 de septiembre, unos días antes, se dirigió al Parlamento sudafricano. Allí describió haber soñado con esa experiencia, «como una carta de amor escrita a miles de kilómetros de distancia, sin saber lo que ella piensa o lo que quería oír y sin saber siquiera cómo era su cara».

En la misma ocasión, Fidel recordó que 461.956 soldados cubanos lucharon codo con codo con los africanos por su liberación. Habló sobre como «de estas tierras africanas, donde trabajaron y lucharon voluntaria y desinteresadamente, sólo se llevaron a Cuba los restos de sus compañeros caídos y el honor del deber cumplido».

La vía de Castro

El pueblo sudafricano tiene el privilegio de haber compartido trincheras, de haber entrenado y estudiado en Cuba y de haber recibido ayuda ilimitada de innumerables maneras, no sólo en los campos de batalla. Esto incluye la ayuda que actualmente prestan los nobles trabajadores sanitarios cubanos en la lucha contra el COVID-19.

Esta es la experiencia de gente en todo el mundo, especialmente en África, Asia y América Latina, pero sorprendentemente también en países europeos como Italia. Incluso sufriendo un embargo criminal, Cuba sigue enviando profesionales médicos a África, así como a países del Caribe y América Latina. Hay más de cincuenta mil médicos cubanos en todo el mundo, incluso en treinta y dos países africanos.

Cuando nos lanzamos a la lucha armada en los años 60, había una canción popular que compusimos con ritmo de calipso: «¡Ganar el país en la vía de Castro!». Cuando llegó la libertad y la independencia, a través de sangrientas luchas, nos dimos cuenta de que había muchos más ejemplos aportados por Cuba. El país es un ejemplo en las condiciones de vida del pueblo, en la salud y la educación, en la vivienda y el bienestar social, en la superación del atraso colonial y la desigualdad y en la confianza del pueblo en defensa de la revolución.

Ante la enorme lucha mundial contra la dominación imperialista, la explotación y el racismo, la agresión militar y el cambio de régimen contrarrevolucionario; ante la gigantesca división del capitalismo entre la riqueza de unos pocos privilegiados y la pobreza aplastante de miles de millones; ante enfermedades horribles como el COVID-19 en la estela del peligro medioambiental; las palabras «ganar el país en la vía de Castro» están vivas en nuestros corazones. La música inspira esperanza, motiva la acción unida y señala las inmortales enseñanzas de Fidel y su visión del futuro.

El 13 de agosto, aniversario de su nacimiento, nosotros, junto con el pueblo cubano y la humanidad, saludamos a Fidel. Vivirá en África —como en cualquier otro lugar— como un icono eterno de la liberación en todas sus formas. ¡Fidel vive! ¡Siempre! ¡Venceremos!

Fuente: Ronnie Kasrils / Jacobin.

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