¿Qué tiene Marruecos para que cierta clase política española y buena parte de la mediática, sean tan condescendientes con ese régimen?

¿Tiene Marruecos un sistema político tan envidiable que los españoles quisieran para sí?

¿Tiene Marruecos una economía tan fuerte que puede presionar a los países que no se avienen a sus caprichos?

¿Produce algún tipo de tecnología del que hace depender las posiciones políticas de los demás países?

¿Cómo es posible que algunos medios de comunicación españoles sean tan valientes ante sus propias clases políticas y, al mismo tiempo, tan serviles ante el Majzén?

Por Lehbib Abdelhay/ECS

La capacidad productiva de un país determina, en gran medida, su posición en el mundo. Y, también, el volumen de sus exportaciones, si supera un determinado nivel, puede otorgarle cierta influencia en los países de destino de dichas exportaciones. La estampida de inversores, el cierre del grifo del gas o, como ocurrió en 1973, el petróleo, son instrumentos recurrentes en las relaciones entre países.

Basta echar un vistazo a los datos macroeconómicos de Marruecos para desechar cualquier idea sobre la posible capacidad de influencia económica marroquí en España.

En los últimos años, Marruecos se ha convertido en el mejor destino de empresas offshore en Europa, Oriente Medio y África, según la Asociación Europea de Outsourcing (EOA). Incluso en 2012, esta Asociación le dio un premio a Marruecos por ocupar ese ranking.

La lógica que explica ese puesto en el ranking es muy clara. Nadie desmonta su empresa de Teruel para llevarla a Marruecos, sino es a cambio de mayores beneficios. Beneficios que no proceden de una repentina mejora de la calidad del producto, sino de un régimen fiscal más barato, una mano de obra más barata y la ausencia total de derechos laborales, sociales y medioambientales.

Es pues la ausencia del Estado del Bienestar que Europa, de puertas a dentro, defiende con uñas y dientes, la razón fundamental que explica que Marruecos sea el destino preferencial de las empresas Offshore.

A esa razón hay que añadir el hecho de que el 70 % de los valores que cotizan en la Bolsa de Casablanca está en manos del rey, lo cual quiere decir, que los inversores extranjeros a menudo pasan por la caja del rey para pagar las correspondientes mordidas. Algunas empresas han tenido el valor de denunciarlo públicamente, pero la mayoría se callan.

El elevadísimo número de marroquíes que arriesgan sus vidas anualmente en el mar para llegar a las costas europeas comparado con el volumen de empresas que llegan al país, es suficiente para hacerse una idea de la magnitud del páramo que hay en aquel país, en términos de derechos laborales, sociales, medioambientales, etc. 

En cuanto a la capacidad económica de Marruecos, el volumen de las exportaciones durante el año pasado había sido de 27.5 mil millones de dólares, cantidad que representa el 24,35% del PIB de Marruecos.

Es decir, poca cosa para tener relevancia en el intercambio mundial de bienes y servicios.

En consecuencia, ni las exportaciones económicas ni, tampoco, la atracción de capital y empresas extranjeras explican por sí solos la benevolencia con la que los países europeos tratan al reino norteafricano. Y mucho menos explican los panegíricos que los medios de comunicación españoles escriben sobre Marruecos.

Pero hay un dato, por completo, ajeno a las estadísticas oficiales y públicas que a menudo escapa al escrutinio de los investigadores.

Según datos del informe de la Oficina de NNUU contra la Droga y el Delito (UNODC, por sus siglas en inglés, United Nations Office on Drugs and Crime) del año 2019, (Documento UNDOC), Marruecos produjo 35 mil toneladas de cánnabis. Dicha producción tiene un valor aproximado de 240 mil millones de dólares.

Es evidente que la inmensa mayoría de esa producción sale de sus porosas fronteras. Y ojo con esto de porosas fronteras. Porque Marruecos es el único país del mundo cuyas fronteras están valladas por los cuatro costados. Al oeste el atlántico; al norte tiene las vallas y concertinas de Ceuta y Melilla; al este las vallas y las zanjas en la frontera con Argelia; y al sur, un muro militar infestado de minas, vallas y zanjas, con dos ejércitos, uno a cada lado y, de por medio, una adormilada misión de la ONU. Y aún así, el hachís consigue salir del país. Son las palancas del hachís, las palancas de Marruecos.

Es decir, las exportaciones marroquíes de hachís multiplican por ocho sus exportaciones globales. El país ingresa, en negro, ingentes sumas de dinero que están a salvo del escrutinio de los organismos internacionales.

Estas exportaciones no van destinadas a la mesa del consumidor ni para reparar su coche ni, tampoco, para formar parte de su ropero. El destino de todas estas exportaciones es la corrupción. Es la compra de voluntades. Es tener en nómina una interminable lista de políticos, periodistas, empresarios etc., 

Ningún país del mundo ha condecorado, con su máxima distinción, a tantos europeos como lo ha hecho Marruecos. Jefes de Estado y de Gobierno, Primeros Ministros, ministros, diputados, eurodiputados, etc. Centenares de políticos europeos de todos los colores tienen un Wisam Real concedido por Marruecos. En el mundo del periodismo, como los precios son más baratos y la crisis de la prensa escrita ha hecho estragos en el sector, pues hay periodistas a tropel en la lista de premiados. En definitiva, buena parte de las elites españolas está en nómina del Majzén. Ya es revelador que un periodista español, Federico Jiménes Losantos, haya reconocido públicamente que Marruecos lo ha ‘visitado’ para agasajarle con determinados premios si ‘informaba’ del reino.

Si en un país, tan pobre como Marruecos, resulta tan exótico el yate, lujosísimo yate, del rey o sus palacios en Francia, no menos exótico es el hecho de que Haití, que apenas tiene un poco más de una veintena de embajadas en el mundo, de las cuales sólo tres están en África y seis en Europa, y sin embargo, haya abierto un consulado en Dajla. Y quien dice Haití, dice Yibuti o Gambia o cualquier país africano de los que han abierto chiringuitos en el Sáhara Occidental gracias al dinero procedente del tráfico de cánnabis.

En realidad, Marruecos cuenta con unas fuentes de ingreso, en Caja B, que mantienen bien engrasada la maquinaria de la extorsión. Y gracias a esta maquinaria, el lobby pro marroquí en España está presto a cualquier acción, por muy contraria que sea a los intereses de España. A fin de cuentas, la lealtad es a quien paga.

Finalmente es preciso apuntar que además del cánnabis, Marruecos, destaca por ser el origen nacional del mayor número de personas vinculadas a actos terroristas perpetrados en Europa y es también el origen de buena parte de la inmigración ilegal que arriba a las costas europeas, incluidos los millares de MENAs que pululan por las calles de Europa. Y a todo esto Marruecos es el país extracomunitario que más ayudas económicas recibe de la Unión Europea.

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