Pablo Iglesias se “radicaliza” para tratar de recuperar clientes en el mercado electoral

A propósito del “discurso revolucionario” de Iglesias en la “Uni de otoño” de Podemos

La proximidad de las citas electorales trae siempre consigo una sobreactuada escenificación del enfrentamiento y la supuesta diferenciación por parte de todos los partidos políticos del establishment. Como corresponde a lo que, en realidad, no es más que un mercado electoral, los publicistas de la derecha tradicional, los “centristas” o la presunta izquierda tratan de movilizar a sus clientes potenciales – su “target”- para venderles el producto. Su propia supervivencia como miembros de la acomodada casta política se encuentra en juego (…).

    La proximidad de las citas electorales trae siempre consigo una sobreactuada escenificación del enfrentamiento y la supuesta diferenciación por parte de todos los partidos políticos del establishment. Como corresponde a lo que, en realidad, no es más que un mercado electoral, los publicistas de la derecha tradicional, los “centristas”  o la presunta izquierda tratan de movilizar a sus clientes potenciales – su “target”– para venderles el producto. Su propia supervivencia como miembros de la acomodada casta política se encuentra en juego.

    En ese contexto asistimos una vez más, en el ámbito de la supuesta “izquierda” –integrada, conviene recordarlo, en el Gobierno de España – a la competencia establecida entre la candidata a la presidencia aún no proclamada formalmente, Yolanda Díaz, y Unidas Podemos; la coalición de la que Sra. Díaz se pretende emancipar por considerar que se trata de una marca electoral totalmente amortizada.

[Img #73283]

LOS TIEMPOS, AÚN RECIENTES, DEL IDILIO POLÍTICO ENTRE IGLESIAS Y DÍAZ. CUANDO EL DEDO DE PABLO IGLESIAS ELIGIÓ, “DEMOCRÁTICAMENTE” A SU SUCESORA

Una contienda en la que, después de que Díaz optara por dulcificarse hasta el empalago y por aguar su propuesta en una cursi vacuidad, Podemos se ha visto obligado a tirar de su fundador, Pablo Iglesias, para tratar de recuperar un discurso radical que los vuelva a presentar ante sus antiguos votantes como la pretendida  “izquierda real”. La única que -según Iglesias – las “cloacas del Estado”estarían empeñados en destruir por su supuesto carácter transformador y antioligárquico.  Se trata de un intento desesperado de salvar los muebles de la formación morada que Pablo Iglesias viene articulando desde hace meses a través de su podcast “La Base” con la construcción de este “relato”, de acuerdo al cual las referidas cloacas habrían cambiado ya el curso de la historia de España impidiendo el sorpasso podemita al PSOE mediante sus campañas mediáticas de difamación.

[Img #73284]

  Este fue el mensaje desarrollado por Iglesias en el discurso  de clausura de la “Uni de Otoño” de Podemos la semana pasada, en el que hizo  gala de su asombrosa capacidad camaleónica para disfrazarse de revolucionario siempre que lo requiere la ocasión, defendiendo políticas contrarias a las practicadas por su partido, o a las propuestas por él mismo en el pasado más reciente, sin que le tiemble la voz lo más mínimo cada vez que incurre en una contradicción o en una flagrante falsedad.

   Este Pablo Iglesias radicalizado verbalmente por la necesidad de supervivencia defiende ahora, sin ir más lejos, que España necesita una “izquierda valiente que diga No a la OTAN”, como si su partido no formara parte del Gobierno que acaba de aprobar el mayor incremento militar de las últimas décadas para responder a su compromiso con esta Alianza militar y está participando en la guerra de Ucrania.  Y pretendiendo ocultar que su general Julio Rodríguez, conocido por algunos como el “carnicero de Libia” y al que Iglesias apadrinó políticamente y quiso convertir en ministro de Defensa, dejó bien claro, ya en noviembre de 2015, que “La OTAN es necesaria” y que Podemos “respetaría los compromisos” con la Coalición bélica si llegaba a gobernar.

[Img #73279]

IGLESIAS CON SU GENERAL APADRINADO DE LA OTAN, BAUTIZADO POR ALGUNOS MILITANTES DE IU COMO “EL CARNICERO DE LIBIA”

    En el esfuerzo desesperado por impedir que su partido desaparezca, Pablo Iglesias ha recuperado también, repentinamente, una radicalidad con respecto a la Monarquía borbónica que había olvidado  hace años, señalando  la obviedad de que “es la conexión entre la dictadura franquista y la democracia(sic) actual y criticando airadamente a quienes dicen que “ahora no toca” hablar de esa institución. Como si la propia Podemos, paralelamente a su progresiva institucionalización, no hubiera ido dejando la reclamación de la república en el cajón de las reivindicaciones para un futuro indeterminado que nunca acaba de llegar, mientras él se dedicaba a regalar series de televisión a Felipe VI entre sonrisas por su atrevida ruptura de los protocolos. Y pretendiendo hacernos olvidar también que su propia compañera, la ministra de Igualdad Irene Montero y la secretaria general de Podemos Ione Belarra participaron hace menos de un mes, el pasado 12 de octubre, en el besamanos con el que se rinde pleitesía al monarca con motivo de la llamada “fiesta nacional”.

[Img #73280]

IRENE MONTERO, JUNTO AL RESTO DE DIRIGENTES DE PODEMOS, HACE MENOS DE UN MES, RINDIENDO PLEISTESÍA AL MONARCA ESPAÑOL

    Pablo Iglesias es consciente, por supuesto, de que la memoria es demasiado frágil y de que siempre puede jugar con esa carta para intentar engañar a un sector de sus potenciales votantes, haciéndoles creer que serían las editoriales de La Base y no lo que se acuerda en el Consejo de Ministros y se vota en el Congreso de los diputados -como la contrarreforma de las pensiones apoyada por Unidas-Podemos– lo que caracteriza la práctica real de su partido político.

Claro que hasta los trucos de prestigitador del mejor tahúr del Misisipi tienen sus limitaciones, y está por ver hasta dónde podrá llegar el mero discurso de Iglesias, teniendo en cuenta que lo que trata de resucitar, in extremis, es una formación política en avanzado estado de descomposición y que carece de estructura y de una militancia real.

     Y es que, aun sin una memoria completa sobre la sinuosa trayectoria de renuncias, traiciones a las promesas realizadas a su electorado, institucionalización e integración en la casta política que el propio Iglesias y su partido han protagonizado en los últimos años, todo este “legado” no ha dejado de acumular un justificado poso de desconfianza en millones de personas que, en su día, depositaron sus esperanzas de cambio en la formación morada que –según decían – había llegado para “asaltar los cielos”y se conformó con asaltar las poltronas del Parlamento y otras instituciones del Estado.

    Lo que sí se podría pronosticar es que en esta contienda electoralera entre las diferentes fracciones de esta  “izquierda compatible” con el capitalismo -que ora se disfraza de moderada, ora de “radical” -, los trabajadores, huérfanos todavía de una organización política con incidencia que pueda representar a esta clase social,  no tienen nada que ganar. 

Por CRISTÓBAL GARCÍA VERA PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-

También te podría gustar...

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *