Sociología Marxista del deporte

Por Raúl Francisco Sebastián Solanes.


Consideraciones al reduccionismo sociológico de Jean Marie Brohm


Resumen.


En el presente artículo se pretende una aproximación histórica a la sociología del deporte, teniendo en cuenta su pionera irrupción en el panorama académico. En segundo lugar se propone una aproximación a la sociología del deporte elaborada por Jean Marie Brohm, representante de la perspectiva marxista. En tercer lugar se exponen los puntos centrales de la propuesta de Robert Louis Simon, representante del Internalismo ético del deporte.

Finalmente, desde el Internalismo ético, se evidenciará una de las carencias del pensamiento de Brohm: el “reduccionismo sociológico” al que conduce su discurso.


Introducción: Del juego al deporte moderno.


En nuestras modernas sociedades se ha impuesto el eslogan: “moverse y mantenerse en forma primero de todo”. Términos como los de sport, welness, fitness o lisure, han ido apareciendo en la esfera de nuestras sociedades y han consolidado una forma de vida, una revolución no silenciosa que se ofrece como signo de los tiempos. Dicho movimiento se muestra como signo del continuo cambio que experimenta la sociedad contemporánea, haciendo más difusa la investigación del bienestar (RUSSO, 2011).


Juego y deporte se desarrollan a la par en la historia de la humanidad, aunque se refieren a actividades distintas pero enlazadas. El juego se entiende como una actividad que se desarrolla dentro de ciertos límites espacio-temporales, donde cada uno dispone de sus reglas. De forma paulatina nació en torno al juego el sentido de “acto sacro”, por este motivo, se acabó dando a la fiesta y a los juegos populares un carácter de importante ceremonia social. Debemos a Johan Huizinga un importante estudio teórico sobre el juego que viene recogido en su célebre libro Homo ludens. El referido texto de Huizinga dice que toda la actividad original de la sociedad humana –y también entre el reino animal- se entiende desde el juego, pues la misma cultura nace y se desarrolla a partir de un momento lúdico. Para Huizinga, el juego debe entenderse como una acción o una ocupación voluntaria que se da dentro de ciertos límites espacio-temporales, que se desarrolla según unas reglas asumidas voluntariamente, que tiene una finalidad en sí, pues no se realiza para ningún otro fin (HUIZINGA, 1946).


La Carta europea del deporte publicada en el 1992, define deporte como: “todo tipo de actividades físicas que, mediante una participación, organizada o de otro tipo, tengan por finalidad la expresión o la mejora de la condición física o psíquica, el desarrollo de las relaciones sociales o el logro de resultados en competiciones de todos los niveles”. Obviamente, este documento se está refiriendo al deporte moderno que surge en el contexto de la sociedad industrial y que posee unas características propias que le diferencian del juego y de la forma de entender el deporte en la antigüedad clásica.


Conviene aclarar que cuando hablamos de deporte no nos referimos al juego, sino al deporte moderno producto de la sociedad industrial y de la época victoriana que tiene unas características propias. El mismo origen de la palabra anglosajona sport está determinado a un tipo de competición, aquel que está sometido a la formalización de un tipo de reglas cuyo lento y planificado proceso se remonta a la Inglaterra de la época victoriana, pero que tienen a la sociedad industrial como su principal responsable (GARCÍA FERRANDO, 2005).


Allen Guttmann clasifica en siete las características del deporte moderno (GUTTMANN, 1978). En primer lugar el “secularismo”, si los juegos se caracterizaban por tener un carácter ritual y estar vinculados a las ceremonias y actos de tipo religioso y místico. Con la llegada de la modernidad y de la sociedad industrial el deporte se mantiene al margen de los actos religiosos y se vincula a una especie de “religión civil” favoreciendo el carácter racional y no el mágico-místico. De esto se sigue la segunda característica que es el “principio de igualdad” para todos. Si en la Grecia clásica el deporte sólo se reservaba para los varones libres de una clase social pudiente y no para los esclavos o miembros de clases bajas, en el deporte moderno no hace falta la pertenencia a una casta o clase social determinada, pues se fomenta la igualdad de oportunidades basada en el respeto a las reglas comunes y a la posibilidad de acceso para todos, con independencia de su condición o de su sexo. La tercera característica es la “especialización” acompañada por la profesionalización del deportista que se dedica completamente a un deporte, a través de largas horas de entrenamiento siendo adecuadamente remunerado. El deporte moderno es un aparato burocrático que se preocupa por formar deportistas especializados que se centren única y exclusivamente en su vertiente deportiva para ser el mejor en su modalidad (GUTTMANN, 2000). La cuarta característica es la “racionalización” del deporte, pues debido a su naturaleza, es una actividad organizada y vinculada a normas. Es en la edad moderna cuando se inaugura una verdadera ciencia del rendimiento físico. La racionalización del deporte moderno puede tener consecuencias negativas pues, como señala Cortina refiriéndose al pensamiento de Horkheimer, la razón puede llegar a convertirse en un adversario para el hombre y, por ende, también para el deportista profesional (CORTINA 2001: 85). La quinta característica es la “burocratización” del deporte moderno, que surge con la finalidad de organizar, controlar y determinar la actividad deportiva. Desde que en 1894 naciera el Comité Olímpico Internacional (COI), todas las organizaciones burocráticas aseguran el cumplimiento local y universal de los reglamentos establecidos por la máxima instancia del deporte que es precisamente el COI. La sexta característica es la “cuantificación”, se trata de obtener el ma-
yor rendimiento posible en el menor tiempo es entonces cuando aparece una de las categorías clave del deporte moderno que es la de “record deportivo”. El record se vincula identificándolo en modo estrecho con “el mejor” que, a decir de Guttmann, se convierte en un nuevo mito que reemplaza las antiguas creencias incorporando nuevas mitologías basadas en el progreso, la racionalización y el mayor rendimiento de los deportistas en la competición. Y en último lugar, se concibe el deporte moderno como espectáculo de masas convirtiéndolo en un rentable objeto de mercado que proporciona cuantiosos ingresos a sus organizadores.


En el contexto del wellness, pero también en un contexto de crisis del bienestar, debemos situar el deporte moderno, fruto de la revolución industrial, que viene a representar uno de los fenómenos sociales más difusos. Ello se debe a que los efectos producidos por el deporte no concuerdan a veces con lo previsto por las ciencias sociales, convirtiendo a éste en un importante motor dentro de la sociedad y de las estructuras sociales (RUSSO, 2011).


Quisiéramos exponer un análisis crítico de la sociología marxista del deporte, siguiendo la “silenciada” propuesta del sociólogo francés Jean Marie Brohm, viendo los núcleos temáticos que la caracterizan y las carencias que se siguen de la propuesta de Brohm, arrojando al deporte a una forma de reduccionismo o “sociologismo”. Para llevar a cabo este propósito, nos centraremos en el Internalismo ético de Robert. L. Simon, que está influido por el neoaristotelismo de Alasdair MacIntyre. Defendiendo una ética de la competición deportiva, que no reduce la práctica deportiva a un mero reduccionismo social, en virtud del cual los valores imperantes en una sociedad son los que caracterizan a la práctica del deporte, sino que aboga por que el
deporte posea sus propios valores internos, siendo lo más importante la búsqueda recíproca de la excelencia moral a través de la práctica del deporte.


La metodología que emplearemos en el presente artículo, será la de acercarnos al origen histórico de la sociología del deporte, viendo su evolución en el tiempo desde su inicio, para comprender el origen de esta disciplina académica. Además una perspectiva de análisis comparativo y crítico de la perspectiva marxista del deporte esbozada por Brohm, abogando por la postura de Internalismo ético de Robert. L. Simon. Extrayendo nuestras propias conclusiones al respecto y dejando abierta la cuestión a futuras investigaciones sobre el tema.
Historia reciente de la sociología del deporte:


Para iniciar la presente investigación es conveniente introducir brevemente qué es la sociología del deporte y ver como se origina en el tiempo. Pese a la importancia del juego en las sociedades de la Antigüedad clásica, será a partir de las grandes trasformaciones experimentadas por las sociedades contemporáneas entre los siglos XVII y XVIII, cuando este fenómeno acaba recibiendo un tratamiento específico. Aunque de modo más expreso, es a partir del siglo XIX, en plena expansión de la sociedad industrial, cuando el deporte es objeto de una reflexión intelectual en los ámbitos académicos, especialmente desde la Antropología, la Psicología social y la Sociología.


La sociología del deporte surge tímidamente como disciplina académica a comienzos del siglo XX en el ámbito germano. Será entonces cuando se constate el surgimiento de líneas y corrientes de investigación sociológica en torno al deporte. En este sentido cabe destacar las obras de Steinitzer Sport und Kultur publicado en 1910, o de Reisse Soziologie des Sports publicado en 1921, siendo este último donde aparece por primera vez el término “sociología del deporte”. La consolidación definitiva de la sociología del deporte como disciplina académica tendrá lugar a partir de la segunda mitad del siglo pasado. Ello se debe a que es el momento en que el deporte
recibe una mayor atención en el ámbito de la investigación social. En este período destacan los trabajos de Dumazedier “Regards neuf sur le sport” publicado en 1950, de Popplow Zu einer Soziologie des Sports de 1951 y el de Plessner Soziologie des Sports en 1952.


Todos estos trabajos que se van sucediendo, dieron lugar al nacimiento y progresiva consolidación de la sociología del deporte como disciplina académica. Algún autor, como Loy, recoge tres etapas bien diferenciadas del surgimiento y progresiva consolidación de la sociología del deporte como disciplina (LOY, 1989). El primer período transcurre entre 1950 y 1964, es considerado habitualmente como un espacio en el que irrumpe la sociología del deporte como especialidad en el mundo universitario. Se inicia una inquietud por parte de la académica para que el estudio sociológico del deporte, y se va adquiriendo conciencia de investigación social del deporte. El segundo período comprende los años 1965 y 1972, en esta etapa queda marcada por la especialización e institucionalización de la sociología del deporte. Es precisamente en este tiempo cuando ocurren importantes acontecimientos como es la constitución del Consejo Internacional de Sociología del Deporte en Ginebra, que acabará inscribiéndose en el seno de la Internacional Sociology Association (ISA) en la ciudad de Varsovia en el año 1965. Desde entonces proliferan los trabajos y los autores que se especializan en el estudio social del deporte. Será en el año 1966 cuando nazca la International Review os Sport Sociology (IRSS), que pasará a convertirse en el órgano oficial del Comité Internacional de Sociología del Deporte desde la Internacional Sociology Association. El tercer período comprende desde 1972 hasta la actualidad. Dicho período, está marcado por los Juegos Olímpicos de Munich, lo que supuso un incremento del interés hacia lo relacionado con el deporte, debido a la difusión de los medios de comunicación y por la competitividad de las potencias más desarrolladas. En 1975 se comienza a celebrar desde el Consejo Internacional de Sociología del Deporte una serie de congresos especializados en sociología del deporte. Este período se caracteriza por la aparición de numerosos grupos de trabajo y la publicación de multitud de textos sobre sociología del deporte. Gunter Lüschen y Georg. H. Sage en su libro publicado en 1981 con el título Handbook of social science of sport, recogen en su bibliografía hasta 6147 citas de autores que han publicado en relación a la sociología del deporte (MOSCOSO SÁNCHEZ, 2006).


El sociólogo francés Pierre Bourdieu ha señalado que una parte de los obstáculos para desarrollar una sociología científica –entiéndase “académica”- del deporte, obedece a que los sociólogos del deporte son, en cierto modo, doblemente dominados. Por un lado, están subyugados por el universo académico de los sociólogos y en otro lado, por el universo de los deportistas.


En efecto, el problema con el que se encuentran los sociólogos del deporte actualmente, es que esta nueva perspectiva sociológica aplicada al deporte, la desdeñan los sociólogos y la desprecian los deportistas. Esto explica por qué hay personas que conocen muy bien el deporte de modo práctico, pero no saben hablar de él y por otra parte, personas que conocen muy mal el deporte de modo práctico y que podrían hablar de él en el plano teórico, pero desdeñan hacerlo o lo hacen sin razón y justeza (BOURDIEU, 2000). Esto manifiesta un desequilibrio metodológico que puede traer importantes problemas, pues para hacer una sociología del deporte debe conocerse a fondo la práctica y el universo deportivo (empresa, olimpismo, políticas, etc…), pero además toda la parte teórica y académica para su correcta aplicación.


El doble aprieto señalado por Bourdieu, evidencia que existe cierta dificultad metodológica y desfase del investigador en sociología con el mundo deportivo, existe un pluralismo sociológico que estudia los orígenes y el desarrollo de la sociología del deporte y que se refleja de igual manera al tratar de comprender y explicar las dimensiones sociales del deporte y que están expuestas al continuo cambio de las sociedades. Estas circunstancias y la pluralidad de contextos ha propiciado la aparición y posterior desarrollo de diversas perspectivas teóricas en el estudio sociológico del deporte y que debemos tener en cuenta para comprender la importante contribución de la sociología al estudio del deporte. Los estudiosos han distinguido varias perspectivas como son: la figurativa, funcionalista, estructuralista, interaccionista-simbólica, feminista y la marxista en la que se encuentra el pensamiento de Jean Marie Brohm en quien nos centraremos en nuestra argumentación.

Las interpretaciones marxistas aplicadas al mundo del deporte, hacen hincapié en que el deporte es un producto genuino de la evolución industrial y del nuevo orden social establecido por la burguesía. Los principales nombres que destacan en la consolidación de esta perspectiva de estudio en la sociología del deporte son: Bero Rigauer con su libro Sport und Arbeit, publicado en 1969 y traducido al inglés en 1981, junto a las publicaciones realizadas desde 1972 por un grupo de autores franceses conocido con el nombre de Partisans, ambas posturas
constituyen la influencia definitiva para que se consolide en Francia, Canadá y Gran Bretaña la sociología del deporte fundamentada en el materialismo histórico (GARCÍA FERRANDO, 2005). Dentro de esta perspectiva de sociología marxista del deporte, el autor más prolífico es, sin lugar a dudas, Jean Marie Brohm.


Comencemos por exponer los rasgos principales de la sociología del deporte defendida por Jean Marie Brohm, uno de los representantes de la denominada perspectiva marxista. El pensamiento marxista ha aportado al análisis sociológico una visión de cambio social en la que destacan entre otras cosas: la primacía de la estructura económica, la determinación histórica de los fenómenos sociales y el reconocimiento de los cambios sociales revolucionarios junto a los evolutivos (BOTTOMORE, 1976: 89). Para los partidarios de la corriente marxista, el deporte constituye un refuerzo positivo e ideológico, que utiliza el sistema capitalista para conseguir que la clase dominada siga en su situación de letargo, consiguiendo una aquiescencia moral y fáctica que hace posible que las relaciones de dominio y poder sigan inalterables. En esta perspectiva destacan los trabajos -del ya citado- Bero Rigauer, autor de importantes escritos en alemán como: Warenstrukturelle Bedingungen leistungssportlichen Handelns (RIGAUER, 1979).


Cuya principal obra fue publicada también al alemán en el año 1969, bajo el título Sport und Arbeit: Soziolog. Zusammenhänge und ideolog Implikationen (RIGAUER, 1969), traducida posteriormente al inglés en 1981 como Sport and work (RIGAUER, 1981). Desde la traducción al inglés de este texto se consolidó la difusión y desarrollo del estudio sociológico del deporte desde la perspectiva marxista. Esto influirá mucho en la obra de Brohm.


Brohm sostiene que el deporte moderno de competición, es un producto de la sociedad industrial y del capitalismo. Esto puede apreciarse en la categoría ideológica de “record deportivo”, que actúa como nuevo “fetiche deportivo”, equivalente al “fetiche monetario” del capitalismo en la filosofía de Karl Marx. El sociólogo francés también sostiene que el deporte moderno es un “aparato acorazado de coerción” cuya finalidad es la de garantizar el poder de la clase dominante. Por este motivo, Brohm no duda en considerar al deporte como “monopolista del Estado”, ligado al capitalismo, como un aparato ideológico que deviene en una “ideología de-
portiva” y que finalmente está vinculado a los aparatos ideológicos del Estado y la élite política, a través de los medios de comunicación.


La perspectiva sociológica de Brohm, entiende que el deporte está al servicio de los intereses de la sociedad capitalista y que muestra los mismos ideales y valores que ésta. En su obra Le mythe olympique (BROHM, 1981), Brohm trata de mostrar el carácter marcadamente ideológico de los valores deportivos que han sido mundialmente difundidos por el movimiento olímpico. Por este motivo añade en Sociología política del deporte (BROHM, 1982: 189), que el deporte es inseparable de la “política de coexistencia pacífica” y se convierte en el mejor embajador de la paz, tan necesaria para que no se vengan abajo los intereses capitalistas del libre
mercado, entre otros muchos.

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