Natàlia Sànchez (CUP): “Mostramos todo el apoyo al pueblo andaluz y ofrecemos nuestras manos, cuerpos y lucha en lógica antifascista”
Catalunya ha vuelto a la actualidad estatal como un polvorín, si es que en algún momento se fue durante el momento andaluz. En Andalucía, se hablaba de Catalunya; en Catalunya, ahora se habla de Andalucía más que nunca, de Vox. Y en Madrid, se turna Catalunya y Andalucía, Andalucía y Catalunya. La agenda vuelve a ser frenética. El próximo día 18, vuelve a comenzar el juicio a los presos políticos catalanes en el Tribunal Supremo, una institución que tres días antes recibirá en sus puertas la protesta convocada por decenas de colectivos sociales de todo el Estado bajo la negación “No hay Justicia”. El 21, el Gobierno celebrará un Consejo de Ministros en Barcelona, día fechado por los CDR como clave para reavivar la movilización. Mientras, en Lledoners, cuatro presos políticos continúan su huelga de hambre. La legislatura pende de un hilo en Madrid, también en Barcelona.
Momentos críticos. Desde cuartopoder.es, nos desplazamos a Catalunya para tomar el pulso a la sociedad catalana. Hablamos, en primer lugar, con Natàlia Sànchez (Figueras, Girona, 1983), diputada de la CUP en el Parlament, con quien conversamos sobre la movida actualidad política. Licenciada en Historia, ha trabajado como técnica para proyectos de Òmnium Cultural y ha sido también tesorera de la CUP. Fue militante del Bloc d’Estudiants Independentistes (BEI) y, posteriormente, de la Coordinadora d’Estudiants dels Països Catalans.
Vaya debate. ¿Vía eslovena o vía escocesa?
Recuerdo una vía clásica de David Fernández: tenemos dos opciones, la vía democrática hacia la independencia o la vía independentista hacia la democracia. En estos términos, desde la izquierda independentista y la CUP nos hemos movido siempre. Entendiendo que el proceso de independencia tiene todo que ver con un proceso de democratización del conjunto del Estado español y que tiene, fundamentalmente, que ver con un proceso de ruptura con lo que significó la transición, un proceso que conllevó la muerte de muchas personas. La vía es la de la ruptura democrática para culminar un proceso de soberanía, al fin y al cabo.
En un tweet criticaba que la vía de Torra es la vía autonomista. En el resto del Estado, sin embargo, se le ve como a un personaje muy rupturista.
Torra y su Govern tienen un discurso que podría parecer rupturista en el plano simbólico, pero cuando entramos a mirar a nivel material cuál es la realidad que tenemos y teniendo en cuenta que el 1-O marca un antes y un después, lo que vemos es que no hay un antes y un después. La lógica de este Govern es aplicar una serie de políticas de continuidad, que lo que hacen es consolidar las últimas décadas de autonomismo. Estas van en la lógica de privatizar y recortar derechos a las clases populares, poniendo por delante los intereses de las grandes empresas. Lo que están haciendo, por tanto, es mantener el Régimen del 78.
Por eso, les llamamos autonomistas. Desde el Govern nos responden que cómo les podemos llamar autonomistas con presos políticos y exiliados. Esta es la gran frustración de encontrarnos en una situación en la que las únicas personas que mantienen el pulso con el Estado español, en lógica de derechos, son las personas presas, y es por imperativo. Se ha renunciado desde el Govern a mantener ninguna confrontación con el Estado en la lógica del 1-O. Nuestro análisis es que el 1-O es la culminación de una alianza entre la desobediencia institucional y civil, masiva además, que fue una buena alianza para ampliar y recuperar derechos. En este caso hablamos del derecho a la autodeterminación, pero desde la CUP nos planteamos que la desobediencia, institucional y civil, es una vía para garantizar otros derechos, como por ejemplo, a la vivienda.
¿Qué echan en falta, para ser más concretos, del Govern?
No hay ninguna estrategia que ponga al servicio del proyecto de construcción de la república. Por el contrario, vemos políticas concretas que tampoco se dirigen en esa dirección. Una de las grandes luchas en el Principat de Catalunya es la defensa del territorio, desde un punto de vista ecologista, en la Costa Brava. Necesitamos parar la especulación y pensar otra lógica del modelo, pero este Govern aplica las lógicas pujolistas de las últimas décadas. La CUP es muy crítica con este Govern, porque entendemos que el 1-O significa un antes y un después e implica una legitimidad de ruptura con el Estado español a la cual se ha renunciado.
Digo esto siendo consciente de que la legitimidad del 1-O, como proceso, no es para toda la sociedad catalana y que hay importantes sectores que no lo consideran un referéndum, asumiendo también que a nivel internacional no hubo un reconocimiento. Pero, con los resultados del 1-O, la movilización del 3-O y los posteriores resultados del 21-D, después de este año, ese mandato democrático se ha ido diluyendo.
¿Ven agotado a este Govern y agotada la legislatura? ¿Piden adelanto electoral?
Hace unas semanas decíamos que este Govern estaba tocado de muerte. La CUP tiene la fuerza que tiene, no llega para forzar una convocatoria electoral, pero desde nuestro pequeño espacio, con cuatro diputadas, seguimos señalando sus contradicciones sin renunciar a ningún espacio de solidaridad antirrepresiva y de lucha antifascista, tan necesaria hoy en día.
En ese sentido, podríamos haber hecho un ‘no’ a la investidura de Quim Torra y hubiéramos tenido elecciones. En aquel momento, pensábamos que unas elecciones no supondrían un cambio muy grande a nivel de resultados, por lo que no valía la pena, aún así tampoco le dimos apoyo. Ahora no es que lo pidamos desde la CUP, es que la gente está harta de las políticas que se están llevando a cabo, de las actuaciones policiales, venimos de una huelga del sector público… Si vamos viendo todo esto, quizás es imperativo que se convoquen elecciones en Catalunya para que todo el mundo se pueda presentar con un programa coherente, algo que hoy JxCat y ERC no hacen.
Vuelvo a la vía eslovena. ¿Qué le parece la propuesta de Torra?
No es que me parezca bien o mal. Me parece mal la vía de los unicornios hacia la república. Siempre hemos dicho que el caso catalán es excepcional, siempre nos hemos mostrado con una convicción muy clara con la lucha no-violenta, este es nuestro campo. No hay ninguna receta, se nos ha comparado con Escocia o Quebec, pero la situación catalana es tan genuina que el camino tendrá que ser genuino. La CUP apuesta por esta vía democrática hacia la independencia.
¿Qué relación ve en que las derechas españolas estén pletóricas y que el PSOE amenace con enviar policías y deje entrever una nueva aplicación del 155?
Cuando se hace política a golpe de encuesta y de mantener las sillas, en lugar de hacer política como deberíamos, es natural. Tenemos un PP y Ciudadanos en lógica incendiaria, cultivando una idea muy distorsionada de lo que pasa en Catalunya. El PSOE necesita encontrar su encaje en este ver quién es más beligerante contra Catalunya y los derechos de los catalanes. Esta lógica la vemos en la coacción de otros colectivos, cantantes, raperos, humoristas…
Lo que tenemos es un modelo de Estado que lo que pretende es cerrarse sobre sí mismo y cualquier opción que sume a esta idea de cierre, sea con la Ley Mordaza o la Ley de Partidos, formará parte de esta lógica perversa que relega los derechos fundamentales en favor de unas estructuras heredadas directamente del franquismo.
A nosotros, como CUP, Pablo Casado nos ha amenazado constantemente con ilegalizarnos, su política es la represión, en lugar de escuchar lo que plantea una mayoría importante de este país, el derecho a decidir democráticamente si sigue o no en el Estado español.
En la campaña de las andaluzas se ha hablado mucho de Catalunya, han ganado las derechas y Vox ha sacado 12 diputados. ¿Cómo han vivido esta situación?
Mostramos todo el apoyo al pueblo andaluz y ofrecemos nuestras manos, cuerpos y lucha en lógica antifascista. En segundo lugar, tenemos una gran preocupación con la entrada de Vox a las instituciones públicas y las consecuencias que pueden tener para las propias políticas públicas. Pero, la idea que dijo Pablo Iglesias de que el independentismo ha despertado el fascismo, ciertamente es muy perversa. En un Estado en el que el dictador Franco entrega sus poderes al padre del actual monarca y en el que las estructuras judiciales y orgánicas que consolidaban el régimen fascista hicieron un cambio de la noche al día y se convirtieron en estructuras democráticas, quien piense que la ultraderecha se había ido es que no conoce la historia de este país y las consecuencias de 40 años de dictadura en la lógica de vencedores y vencidos. Aquí podemos entender muy bien las posiciones de Ciudadanos y PP en relación a memoria histórica o condena antifranquista.
La ultraderecha de Vox siempre ha existido, llevamos combatiéndola décadas en el País Valencià y en otros muchos lugares del Estado español, y ahora se le da alas para poder frenar cualquier intento de ruptura y de poder generar un proceso de renovación democrática. Además, responde a la lógica que vemos en toda Europa: el colapso de las políticas socialdemócratas y la ultraderecha se presenta como una opción que puede ser una respuesta a lo que la izquierda no está haciendo. Es necesario un frente antifascista en todo el Estado español.
Andalucía ha sido las primeras elecciones, sin contar las catalanas del 21-D, tras el 1-O. ¿No cree que los resultados reflejan una relación con esto?
Es probable que esta situación de polarización, consecuencia del proceso de ruptura y construcción republicana de Catalunya, tenga una relación directa, aunque no me atrevería a decirlo. En el Estado español ha estado gobernando la derecha del PP durante mucho tiempo y no sé hasta qué punto hay un cambio con respecto a lo que el PP ha representado hasta ahora. No me atrevería a responder con un sí o un no.
Pablo Iglesias, en la noche electoral, llamó a crear un frente antifascista. ¿Cuál es su visión sobre cómo se combate a la ultraderecha?
Primero, se tiene que hacer una reflexión importante sobre el papel de los medios de comunicación, sobre la mirada que ponen sobre organizaciones que se definen como racistas, según las políticas migratorias que proponen, homófobas, etc. También, sobre cuáles son las relaciones entre Vox y organizaciones como Hazte Oír. Desde un absoluto respeto por la libertad de prensa, es necesaria esta reflexión desde colectivos de profesionales de periodistas y la comunicación. ¿Cuál es su papel en un supuesto blanqueamiento de la derecha? ¿A quién le interesa una ultraderecha blanqueada, qué intereses hay detrás?
Hay una parte importante que es la lógica del día a día en la cotidianeidad de las luchas en los barrios, pueblos y ciudades. Cuando la izquierda prioriza la presencia institucional como vía para romper marcos, tenemos que plantearnos nuestro papel en los barrios, en qué colectivos estamos trabajando de forma intensiva, si estamos creando redes de solidaridad mutua. Cuando generamos contrapoder desde abajo y tenemos presencia, es la mejor vía para luchar contra el fascismo. Es decir, impidiendo que cualquier germen de odio se infiltre en aquellos lugares en los que la crisis generada por los de arriba ha afectado más en los de abajo.
A parte, sin ninguna duda, combatiéndolo allá donde quiera tener presencia. Igual que en los atentados del 17-A, la ciudad de Barcelona salió a crear un cordón sanitario contra el fascismo que salía a señalar a vecinos por el hecho de ser musulmanes como causantes de lo que es consecuencia de una guerra global, es esta lógica de no permitir que los discursos se propaguen. Es un trabajo de hormiga.
Estos días he vuelto a leer en algunos medios catalanes algunas reflexiones de “cuanto peor, mejor”. Cuanto peor sea el Estado español y más autoritario, mejor le irá al independentismo…
En ningún caso estamos de acuerdo con esa postura. Nuestro deseo es que la aportación de la lucha que hacemos en Catalunya abriera las puertas también de una construcción republicana en el resto del Estado. Por tanto, cuanta más red podamos construir en lógica antifascista y republicana con el resto del Estado, más fuertes seremos.
No queremos tener la razón, queremos ganar un estado donde los derechos estén garantizados, un lugar donde se pueda vivir. Ese es nuestro deseo para Catalunya, el Principat, el resto de Països Catalans y el resto de pueblos del Estado. Este Régimen del 78 no solo oprime a los catalanes, tenemos que encontrar una alianza de clases populares. Seguramente, el que se haya situado el conflicto independentista en una lógica de banderas e identitaria ha dificultado más esto.
Después de una semana de movilizaciones y jornadas de huelga contra el Govern de la Generalitat, Torra suelta lo de Eslovenia. ¿Ve alguna relación?
No lo había pensado. Puede ser que en estas lógicas haya una voluntad de no centrarse en las necesidades. Cuando se habla de mayorías sociales y de que ERC apuesta por ampliar la base, estamos por descontado a favor de esto. Pero, se habla de qué se hizo bien y no en el 1-O, sin embargo hay mucha dificultad para hablar de qué se está haciendo en materia de políticas públicas, de derechos laborales que se han llevado a cabo en los últimos años. Si ahora estuviéramos en esa voluntad de ampliar la base, tendríamos que estar desarrollando las políticas públicas y sociales más importantes de las últimas décadas, y esto no está siendo así.
No se distingue dónde empieza lo público y lo privado en el Sistema de Salud Catalán, es tan aberrante… Quizás sea una forma de camuflar una incapacidad importante de legislar las políticas públicas necesarias para un país que está atravesado por la pobreza, con unos riesgos de exclusión social elevadísimos y con una pobreza estructural en un sector de población en unos índices de pobreza elevados, aún trabajando.
En este sentido, ¿cree que si se aprobaran los Presupuestos Generales del Estado se podría mejorar las condiciones de vida de la gente?
Sería una tirita insignificante y no resolvería la situación estructural de las clases populares en Catalunya o el Estado español. Cuando tenemos un sector público que ha estado a la venta y subastado al mejor postor, un sistema sanitario cada vez más privatizado, un sistema que se ha basado en la especulación y el tocho como elemento primero de la actividad económica, unos presupuestos no resuelven esta situación. Con estos presupuestos, se seguirá teniendo una intervención económica en Catalunya muy bestia, no se podrían aplicar muchas leyes suspendidas por el Tribunal Constitucional, como la de Vivienda, aprobada tras una ILP recortando la capacidad de decidir del Parlament.
Nos preocupa esta vía de Pedro Sánchez de los presupuestos, que han sido comprados por Podemos. Podemos hace como una especie de Celestina, son los más interesados en que se aprueben los presupuestos. Ligan el tema al Ayuntamiento de Barcelona, Parlament y Estado. Hace falta cuestionar, en un momento de crisis como el que hemos vivido, quién decide sobre qué. A día de hoy, la gente ni sus representantes estamos decidiendo en relación a las necesidades de las mayorías. Si no nos planteamos cómo superar los límites de la austeridad, de la intervención, para poner por delante las necesidades de la gente, no servirá de nada.
Por ejemplo, las autopistas, Abertis gestiona las autopistas en Catalunya, si el Govern de Torra quiere avanzar en una construcción republicana y, por lo tanto, en el aumento de soberanía, se tendrá que replantear recuperar la gestión de estas autopistas. Asimismo, con la gestión de las empresas hidroeléctricas. Desde nuestro punto de vista, los presupuestos solo serían unas tiritas.
Unas tiritas que podrían revertir una década de recortes en materia social. Quizás, ante el avance de la ultraderecha, podría significar un cambiar de rumbo.
No creo que situarlo en unos PGE responda a las necesidades reales. Algo aportarían, desde luego. Seguramente, que los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad no dejaran que la extrema derecha campe impunemente sería más útil que aprobar unos presupuestos del PSOE.
(Fuente: Cuarto Poder / Autor: Sato Díaz)
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