Nasser 1956…Nasrallah 2018. Una nueva agresión tripartita, esta vez contra la Resistencia
El 29 de octubre de 1956, Gran Bretaña, Francia, e Israel como aliados, atacaron militarmente a Egipto, nada más de tres meses después de que el difunto líder egipcio Gamal Abdel Nasser nacionalizara el Canal de Suez y recuperar el derecho de Egipto a él.
El pretexto utilizado por Gran Bretaña fue el aterrizaje paracaídas militar llevado a cabo por las tropas israelíes en las colinas cercanas al canal (por acuerdo entre ambos) donde también Gran Bretaña fundó sus razones para intervenir con el pretexto de asegurar la navegación en el área del Canal de Suez.Una advertencia ha sido dirigida a Abdel Nasser para obedecer a las instrucciones británicas y cuando no obedecía, se liberó un ataque militar contra las ciudades egipcias para tratar de allanar el avance británico con una ayuda francésa hacia El Cairo y derrocarlo, así como restaurar la dominación británica sobre Egipto.
Transformaciones internacionales
Los acontecimientos de 1956 terminaron por generar una serie de transformaciones internacionales y regionales que presagiaban el final de un antiguo régimen que prevaleció sobre el mundo durante un siglo y se caracterizaron por la creación de un nuevo mundo de acuerdo con un nuevo equilibrio entre nuevas potencias mundiales. El viejo mundo, dominado por las potencias europeas, enfrentó su mayor crisis durante la Segunda Guerra Mundial.El final de esta guerra representó el punto clave para la transferencia de poder de las potencias europeas a dos potencias no europeas, los Estados Unidos y la Unión Soviética (aunque estas dos potencias se consideran europeas, pero no lo son).
Esta guerra también marcó el final de la era del capitalismo denominado ¨ El Mercantilismo¨ …..que se expresó a sí mismo en el Estado-nación en Europa y en la dominación colonial sobre el resto del mundo, y el inicio de la confrontación entre dos sistemas opuestos y transnacionales y con el objetivo de ambos de construir un sistema mundial integrado. El primer sistema fue el imperialismo norteamericano que buscaba que los Estados Unidos sea la fuerza dominante a nivel mundial, y que sea la expresión política de un sistema económico imperialista capaz de atar al resto de los países del mundo con tipos de dependencia económica, financiera y política. En cambio el proyecto del segundo sistema era el Socialismo que se esforzaba por establecer una globalización socialista, que los soviéticos querían ser su núcleo.
Por lo consiguiente, tanto Estados Unidos como la Unión Soviética han tratado de apartar las potencias coloniales europeas de sus colonias y reemplazarlas. Estados Unidos intentaba hacer esto absorbiendo las potencias de Europa occidental, mientras que la Unión Soviética intentaba ayudar a los movimientos de liberación nacional contra sus colonos. Esto permitió que el movimiento de liberación nacional en la región árabe se ponga en marcha en varios países árabes para deshacerse de los poderes coloniales, inicialmente en Egipto después del golpe de Estado liderado por Gamal Abdel Nasser contra la monarquía y su control del poder. Abdel Nasser tenía como objetivo la retirada de los británicos de Egipto y apoyar a los movimientos de liberación en el mundo árabe y África, lo que provocó la ira de los británicos y franceses contra él, Israel a su vez se lo ha considerado como un enemigo por juzgarlo como una amenaza para ella.
“Guerra del Sinaí” o “El ataque tripartita”
En el 26 de julio de 1956, Nasser emitió un discurso histórico que proclamaba la nacionalización del Canal de Suez, que era una propiedad de la capital británica y francesa. La decisión fue una recuperación de un derecho que ha sido saqueado del pueblo egipcio hace 70 años. También fue una respuesta a la presión de las potencias occidentales, encabezadas por Estados Unidos, contra el Banco Mundial para evitar el financiamiento del proyecto de la presa de Asuán sobre el Nilo.Las valoraciones de Nasser indicaron que los británicos ya no tenían el poder necesario para dominar, y nunca imaginó que Gran Bretaña podría ponerse de acuerdo con Israel y Francia sobre un ataque contra Egipto. Por otro lado, el liderazgo británico notaba la debilidad constante que sufrían sus fuerzas , ya que no podía ayudar a los reyes griegos en contra de los comunistas en 1946, además de ser obligada a otorgar la independencia a la India en 1947.
Asi mismo, el primer ministro británico, Anthony Eden, estaba enfrentando desafíos internos contra su liderazgo del Partido Conservador, en sustitución de la estrella de la Segunda Guerra Mundial, Winston Churchill. En Francia, el primer ministro, Guy Mollet, enfrentaba una crisis económica interna y una sangrienta guerra en Argelia frente a los rebeldes argelinos que buscaban la independencia de su país. Mientras que en la entidad sionista, el padre de esa entidad, David Ben Gurion, fue removido de su cargo después del escándalo de espías israelíes en Egipto y los atentados que han hecho, así como el peligro del aumento en la fuerza egipcia.
Todos estos factores habrían contribuido a tomar la decisión de ir a la guerra contra Egipto y habrían decidido el resultado de esta guerra que condujo a la derrota de Gran Bretaña, Francia e Israel, así como a la victoria de Nasser y convertirlo en el líder del mundo árabe y del movimiento de liberación mundial.
La derrota de las potencias coloniales liberó una secuencia de acontecimientos que llevaron a la liberación del mundo árabe y África del colonialismo, ya que la resistencia egipcia incitó a una serie de factores y fuerzas en estos dos escenarios que contribuyeron a poner fin al viejo mundo y la apertura de un nuevo mundo marcado por la liberación de África y los países del tercer mundo del colonialismo europeo.
El ascenso de la hegemonía estadounidense
El Movimiento de liberación global estaba destinado a lograr victoria una tras otra hasta el año 1964, pero después de esa fecha comenzó a retroceder a causa de una serie de transformaciones globales. Varias razones contribuyeron a tal fin. El más importante ha sido el acercamiento estadounidense_ soviético tras el golpe de Estado contra Nikita Khrushchev a finales de 1964, y la adopción de su sucesor, Leonid Brezhnev, la política de apaciguamiento con Estados Unidos y de retirar su apoyo a los países del Tercer Mundo hostiles al imperialismo estadounidense, lo que dio a Washington la libertad de acabar con los regímenes hostiles para ella, uno tras otro a fin de derrocarlos.El fracaso de los movimientos de liberación global abrió el camino ante el lanzamiento del proyecto de hegemonía estadounidense en la década de los setenta. Dicho proyecto fue coronado con la victoria de los Estados Unidos y de los aliados occidentales sobre el bloque de los estados socialistas y la Unión Soviética en la Guerra Fría de 1989.
Esta victoria allanó el camino para el ascenso de un “sistema unipolar norteamericano” que duró alrededor de un cuarto de siglo, pero los Estados Unidos sabía que otras fuerzas se estaban preparando para dar un paso hacia la escena internacional y desafiar su dominio. Por lo tanto, los líderes estadounidenses planearon controlar el Medio Oriente por ser el centro las redes de transporte mundial, así como para que pudieran imponer sus condiciones a las fuerzas adversarias. Esto condujo a la invasión de Afganistán en 2002 e Irak en 2003.
Sin embargo, el uso excesivo de la fuerza militar por Estados Unidos llevó a esa última a una expansión excesiva, que habló sobre ella el historiador británico Paul Kennedy; Cuando una fuerza militar de un Estado supera su potencial económico sufrirá una crisis. Entonces la crisis económica que afectó a los Estados Unidos en 2008, fue uno de los factores más importantes en la llegada de Barack Obama a la presidencia en Washington y su adopción de la política del poder blando en vez de la fuerza militar para alcanzar sus objetivos. Pero los “éxitos” de Obama no fueron completos: no lograron derrocar a Siria.
En este contexto, la llegada de Donald Trump como presidente desde fuera del tradicional club de élites norteamericanos se considera como un rasgo de la crisis de este club en conseguir sus objetivos estratégicos, ya sea por medios militares o blandos.
Trump y la agresión contra El Líbano
En su primer viaje al extranjero, Donald Trump viajó a Riad para asistir a una cumbre convocada por el rey saudita y a la que asistieron 55 presidentes y reyes de Estados islámicos. Trump y Salman han intensificado su retórica contra Irán y Hezbolá. Desde allí, Trump se trasladó a Tel Aviv para reunirse con los líderes israelíes.A partir de aquí subió el tono sobre la posibilidad de una agresión israelí contra la Resistencia en El Líbano con el respaldo estadounidense y saudita con el objetivo de apartar a las manos de Irán en el Medio Oriente con el fin de imponer un sistema regional de pro-occidental y completamente anti-fuerzas eurasias tal y como fue el caso en los años cincuenta del siglo pasado, cuando los Estados Unidos quería establecer un sistema regional en pro de ella para contener a la Unión Soviética y sus aliados.
Esto fue acompañado por un declive en la posición de los EE. UU. tanto en Siria como en Irak, con los crecientes problemas del presidente Trump dentro de los Estados Unidos. Además, Arabia Saudita ha perdido mucha influencia en Irak, Siria y El Líbano y está tan involucrada en Yemen, y al mismo tiempo, se enfrenta a una situación conflictiva por el poder después de la designación de Mohamed bin Salman como príncipe heredero a la corona.
En la entidad sionista, el liderazgo se encontró en problemas por el ascenso de fuerzas antagonistas que amenazan sus fronteras norteñas y sureñas, mientras que el primer ministro se enfrenta a una violenta crisis interna. Todo esto pone a las tres potencias, Estados Unidos, Israel y Arabia Saudita en una situación similar a la que se encontraron, en los años cincuenta del siglo pasado, Gran Bretaña, Francia e Israel, lo que aumenta la probabilidad de un ataque tripartita llevado a cabo por las tres fuerzas, pero esta vez contra la Resistencia en El Líbano. El objetivo de la agresión será aislar a Irán del territorio árabe y alterar los equilibrios actuales en El Líbano y Siria.
¿Pero el resultado esta vez, será como era el resultado en 1956, la derrota de las fuerzas de la agresión y una victoria para Nasrallah, tal y como salió victorioso Abdel Nasser hace sesenta años?
(Fuente: Al Mayadeen / Autor: Jamal Wakim)
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