“Nadie se atrevería a atacar a Irán, tras su acuerdo de asociación estratégica con Rusia”

El presidente ruso, Vladímir Putin, y su homólogo iraní, Masud Pezeshkián, firmaron el viernes 17 de enero un tratado estratégico que refuerza sus lazos militares y económicos. Luego del sello del documento, el mandatario de Rusia celebró la decisión de los países de llevar su relación a un nuevo nivel.

Es un acuerdo amplio que abarca el intercambio comercial y el turismo entre ambas naciones, que en el 2024 crecieron un 15,5% y 25%, respectivamente. Además, hace mención a las redes de transporte entre los dos países, ya que la ruta norte-sur tiene 7000 kilómetros y va de San Petersburgo hasta Bombay, pasando por Irán e incluye ferrocarriles, rutas y puertos”, aseguró a Séptimo Piso el analista internacional, Christian Lamesa.

“También mencionaron el intercambio cultural y la cooperación mutua en el campo militar, que creo que va delineando el futuro con alianzas bilaterales ante un debilitamiento del derecho internacional que lleva tres décadas y media. Este tipo de tratados se van a ir repitiendo y no me extrañaría que en un tiempo se realice junto a China”, agregó.

Por otro lado, el analista comparó este tipo de alianzas bilaterales con las alianzas militares de la OTAN.

“En la Alianza Atlántica son tan numerosos los acuerdos militares que se terminan burocratizando y complejizando demasiado. Según el artículo 5, los países no están obligados a mandar a sus tropas si uno de sus miembros es atacado, solo están obligados a prestar ayuda, que puede ser de cualquier tipo. En cambio, en los tratados bilaterales, se aclara explícitamente, que si cualquiera de los firmantes sufre un ataque, el otro miembro está obligado a brindar la asistencia militar con material y con tropas”, expuso.

Lamesa, al mismo tiempo, comentó que con este tratado, “Irán queda más blindado y nadie se atrevería a atacar a un país que tiene este tipo de acuerdo con Rusia“.

“La crisis económica y social en Siria está lejos de resolverse”

El colapso del Gobierno de Bashar Asad tras una ofensiva rebelde el 8 de diciembre de 2024 marcó el final de una era en Siria. Esto supuso el fin de sus 24 años de presidencia y el de los más de 50 años de su familia en el poder sirio. Mientras tanto, la crisis económica y social sigue lejos de resolverse.

“En Siria hay una crisis social económica interna muy grave, sumado a la guerra civil que aún continúa. Creo que los exiliados, la pobreza del 90% y el hambre en las calles fueron factores para el agotamiento del proyecto político de Bashar Asad”, aseguró a Séptimo Piso Andres Ruggeri, antropólogo social de la UBA y UNAJ (Universidad Nacional Arturo Jauretche).

“La estabilidad que había logrado Asad no trajo una mejora concreta para la sociedad”, agregó. En ese sentido, el antropólogo recordó que las sanciones de Estados Unidos y la Unión Europea limitaron las posibilidades de exportación e importación, lo que afectó gravemente la economía siria. En sus palabras, “la mayor parte del gas y petróleo que producía el país era expropiada por los norteamericanos, lo cual privó al Gobierno de una serie de recursos estratégicos”.

Por último, sostuvo que el partido Baaz Árabe al que pertenecía Asad tiene pocas probabilidades de resurgir, aunque “podría aparecer otra variante política de izquierda laica que no sea el islamismo político”.

Fuente: Sputnik.

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