Myanmar: Mas de un centenar de rohingyas muertos en enfrentamientos con el ejército. Miles huyen de la represión a Bangladesh

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Más de cinco mil rohingyas han huido de Myanmar (antigua Birmania) por operaciones de limpieza lanzadas por el Ejército en el estado de Rakhine tras recientes “operaciones de limpieza”, según versiones oficiales de fuentes militares de Myanmar (foto adjunta).

Cerca de 1.000 musulmanes rohingya habían sido detenidos durante el pasado fin de semana en áreas del río Naf, frontera natural con Bangladesh, mientras intentaban refugiarse en ese país, dijeron funcionarios de seguridad de Bangladesh, mientras se producían nuevos enfrentamientos entre insurgentes de la minoría rohingya y las fuerzas de seguridad en el estado noroccidental de Rakhine, en Myanmar.

Bangladesh no acoge oficialmente a refugiados. Sin embargo. muchos miembros este colectivo pueden pasar la frontera y actualmente cientos de miles de rohingya viven en Bangladesh. Solo desde el pasado mes de han llegado 87.000 nuevos refugiados. Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) hay “cientos y cientos” de rohingya atrapados en tierra de nadie, en la frontera entre ambos países. El pasado sábad el ejército birmano abrió fuego contra cientos de estos aldeanos, según un periodista de la AFP y los guardias fronterizos bangladesíes.

A 110 asciende ya la cifra de muertos en el oeste de Myanmar a causa de los recientes enfrentamientos entre las fuerzas militares y la resistencia armada rohingya, incluidos 77 insurgentes y 12 miembros de las fuerzas de seguridad, dijo el ejército de Myanmar.

La ola de violencia se desencadenó el pasado viernes, cuando cientos de milicianos del Ejército de Salvación Rohingya de Arakan (ARSA) atacaron 24 puestos policiales. El grupo armado era conocido anteriormente como Aharak al Yaqinm y fue creado por los rohingya exiliados tras la crisis de 2012, cuando los ataques de turbas de reaccionarios budistas arrojaron un balance de más 200 rohingyas muertos y 140.000 desplazados en la capital de Rajine.

En respuesta al ataque del ARSA, el Ejército birmano habría puesto en marcha,según la versión oficial, “operaciones de limpieza” para dar con los insurgentes rohingya. Se ha evacuado a la población no musulmana de Rajine y registra casa por casa en busca de supuestos milicianos entre esta minoría étnica y religiosa.

Sin embargo, grupos de defensa de esa etnia afirman que alrededor de 400 integrantes de esa comunidad, descrita por la ONU como uno de los grupos más perseguidos del mundo, fueron asesinados anteriormente en operaciones militares, lo que habría originado los ataques guerrileros.

La Oficina de la Consejera de Estado y premio Nobel de la paz, Aung San Suu Kyi, comunicó que cinco civiles murieron durante un nuevo asedio a un poblado del estado de Rakhine, donde el viernes cientos de rohingyas atacaron 24 puestos policiales. Según las autoridades locales, el Ejército de Salvación Rohinya de Arakan reivindicó la acción.

El trato los 1,1 millones de musulmanes rohingya es uno ha de los mayores desafío para el gobierno de la Premio Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyia . Suu Kyi, que condenó los asaltos de 30 comisarías y de una base militar del viernes, ha sido criticado por no hablar en nombre de la minoría perseguida y por defender la brutal contraofensiva del ejército después de los ataques de octubre.

Los ataques ocurridos el viernes intensifican el conflicto en esa occidental provincia, donde en octubre de 2016 hechos similares dejaron nueve policías muertos y provocaron una masiva contraofensiva militar que generó una crisis humanitaria nacional y regional, con efectos a nivel internacional y arrojaron un balance de más 200 muertos y 140.000 desplazados en la capital de Rajine.

Los ataques de 2016 fueron seguidos por un endurecimiento de las acciones del ejército en la región, con pueblos incendiados y una huida masiva de rohinyás hacia el Bangladés vecino. Según Naciones Unidades, los militares cometieron una serie de violaciones de los derechos humanos en esta ofensiva.

Myanmar es un país predominantemente budista, donde los rohingyas no tienen derecho a la nacionalidad y son sometidos a distintos tipos de discriminación, asesinatos, saqueos y violaciones, según denuncias de la opinión pública. Considerados como extranjeros en Birmania, donde más del 90% de la población es budista, los rohinyás son apátridas incluso aunque algunos viven en este país desde hace generaciones. No tienen acceso al mercado laboral, a las escuelas, a los hospitales y el auge del nacionalismo budista estos últimos años atizó la hostilidad contra ellos.

El alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Zeid Ra”ad Al Hussein, mostró hoy preocupación por la escalada de la violencia en el norte del estado de Rakhine, en Myanmar, donde se reportan decenas de víctimas. En una declaración, el diplomático lamentó el saldo fatal de los enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y miembros de la minoría musulmana Rohingya, que denuncia de manera sistemática la discriminación que sufre.

Un ataque contra cuarteles policiales el viernes desató nuevos choques en Rakhine, así como un aumento de los mensajes de odio hacia los Rohingya, quienes durante décadas han sido desplazados por la violencia.

Zeid condenó las acciones hostiles contra las fuerzas de seguridad, el discurso de odio y los llamados a más enfrentamientos. De acuerdo con el alto comisionado, urge que todas las partes renuncien a la violencia, y que el gobierno actúe en sintonía con sus obligaciones internacionales.

El funcionario advirtió en su mensaje que la nueva escalada en Rakhine era predecible, como resultado de muchos años de persistentes violaciones de los derechos humanos en ese territorio, incluyendo la fuerte respuesta de las autoridades en octubre de 2016.

Los nuevos eventos son deplorables, se veían venir y pudieron ser evitados si el Gobierno de la premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi hubiera abandonado la “retórica inflamatoria”, afirmó. Para Zeid, en medio de las actuales tensiones, corresponde a los líderes apagar las incitaciones a más violencia.

(Fuentes: Prensa Latina / agencia Reuters / agencia AFP)

Francisco Campos

Francisco Campos

Nació en Sevilla en 21 de julio de 1958. Trabaja como administrativo. Es autor del libro "La Constitución andaluza de Antequera: su importancia y actualidad" (Hojas Monfíes, 2017).

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