Muere el líder revolucionario filipino, fundador del CPP, José María Sisón “Joma”
El viernes 16 de diciembre de 2022, el profesor José María Sison, presidente fundador del Partido Comunista de Filipinas, falleció en un hospital de Utrecht (Países Bajos), donde vivía en exilio forzoso. José María Sison tenía 83 años. Reproducimos a continuación una entrevista realizada a Sisón en 2020, así como una biografía del líder filipino.
José María Sisón es el presidente fundador del Partido Comunista de Filipinas (CPP). Desde 1968 el CPP y su guerrilla, el Nuevo Ejército del Pueblo (NPA), han llevado a cabo una Guerra Popular Prolongada contra el Estado Filipino y los Estados Unidos. Sison es una figura clave en el desarrollo del partido y su lucha histórica durante más de 50 años, en los cuales derribó la Dictadura de Marcos en 1986. Esta entrevista a José María Sisón trata temas tan amplios como el Partido Comunista de Filipinas, la revolución filipina y la situación internacional en el momento actual.
Tus inicios en la actividad política comienzan con la militancia en organizaciones patrióticas de corte progresista. ¿Cómo es esta experiencia y hasta qué punto esto sigue siendo importante?
Para comprender la importancia de lo poco que podíamos hacer al comenzar nuestro trabajo político en 1959 en el campus de la Universidad de Filipinas, deben saber que el antiguo Partido Comunista de Filipinas había sido casi diezmado y que la columna vertebral del antiguo ejército de liberación popular había sido destruida entre 1952 y 1954. Durante la Guerra Fría en Filipinas, el imperialismo estadounidense ordenó al gobierno títere que promulgara la Ley Antisubversiva en 1957 y la utilizara para llevar a cabo una caza de brujas anticomunista en colaboración con la Agencia Central de Inteligencia de EE.UU. y elementos clericofascistas de la Iglesia Católica dominante.
Nosotros, como estudiantes y profesores activistas, progresistas y patriotas, no nos asustamos en absoluto por la Ley Antisubversiva que amenazaba con imponer la pena de muerte a cualquiera que fuera señalado como líder comunista por dos testigos. En cambio, nos alentó a luchar contra el imperialismo de EE.UU. y las clases explotadoras locales. Invocamos la libertad académica de la universidad y sus estatutos para hacer investigaciones, publicaciones y hablar sobre cualquier tema de interés público. Lo convertimos en una fortaleza para escribir y hablar a favor de los derechos nacionales y democráticos contra la dominación extranjera y feudal.
En 1959 formamos la Asociación Cultural Estudiantil de la Universidad de Filipinas (SCAUP) y fui elegido presidente. Anunciamos abiertamente el objetivo de estudiar y aprender de la historia revolucionaria del pueblo filipino contra el colonialismo español y luego contra el imperialismo estadounidense, y de luchar por continuar la revolución democrática nacional inacabada, ya no bajo la dirección de la burguesía liberal sino bajo la del proletariado. Al mismo tiempo, celebramos en secreto reuniones de estudio sobre la teoría y la práctica del marxismo-leninismo en relación con la historia de Filipinas y las circunstancias actuales del pueblo.
Emitimos publicaciones y llevamos a cabo reuniones de estudio y acciones de protesta masiva sobre temas nacionales de actualidad dentro y fuera del campus. El denominado Comité de Actividades Antifilipinas (CAFA) del Congreso de Filipinas celebró una serie de audiencias a partir de 1959 con el fin de someter a los miembros progresistas de la facultad y a los estudiantes a una caza de brujas anticomunista. El 15 de marzo de 1961, el SCAUP logró organizar a 5.000 estudiantes para que protestaran ante el Congreso. Entonces irrumpimos en la sala de audiencias y las boicoteamos.
Por primera vez, desde la represión de principios de los 50, logramos hacer una manifestación de miles de personas para defender la publicación de nuestros escritos antiimperialistas y antifeudales. Fuimos capaces de poner fin a la inquisición anticomunista y generar un movimiento de desafío y resistencia contra el imperialismo de EE.UU. y el sistema de gobierno en la línea de la liberación nacional y la democracia.
En los años 1960 creas organizaciones como MAN y MASAKA con la intención de movilizar a sectores de distintas clases sociales favorables a una lucha patriótica y democrática por la liberación de Filipinas. ¿Qué te lleva después a construir el nuevo Partido Comunista (CPP) en 1968 y a la ruptura con el PKP (el antiguo Partido Comunista)?
En los años sesenta desempeñé un papel fundamental en la organización de varias formaciones de masas importantes, como el Kabataang Makabayan en 1964, en la consolidación del Lapiang Manggagawa (Partido del Trabajo) y su reconstitución como Partido Socialista en 1964 y 1965, respectivamente, y en la formación del Movimiento para el Avance del Nacionalismo como frente unido antiimperialista y democrático. No participé en la organización de MASAKA en 1963, pero posteriormente me pusieron a cargo de los cursos de formación para los cuadros campesinos veteranos: sobre la alianza obrero-campesina abiertamente y más discretamente sobre el marxismo-leninismo.
Tras el éxito de la manifestación contra el CAFA en 1961, los líderes estudiantiles de SCAUP fueron muy apreciados por los líderes y las masas de estudiantes de otras universidades de Metro Manila. Así, fuimos bienvenidos cuando hicimos una campaña para formar grupos de estudiantes como el SCAUP para llevar a cabo abiertamente el estudio de la lucha democrática nacional y discretamente el estudio del Marxismo-Leninismo como guía teórica.
A las autoridades de mi departamento en la universidad no les gustó mi papel en la manifestación anti-CAFA y no renovaron mi beca de enseñanza y de postgrado. Así, gané tiempo para organizar círculos secretos de estudio del marxismo-leninismo en varias universidades. Incluso encontré tiempo para viajar a Indonesia y estudiar el idioma indonesio, así como el movimiento de masas del país en la primera mitad de 1962.
Me uní al Lapiang Manggagawa (Partido de los Trabajadores) para ayudar en el trabajo de educación política entre los miembros del sindicato en la segunda mitad de 1962. Me convertí en el jefe del departamento de investigación y educación del partido. Estuve a cargo de la investigación, la redacción de las declaraciones del partido, la emisión de publicaciones y la celebración de seminarios. Los estudiantes activistas de varias universidades se unieron a los trabajadores en los seminarios. Más tarde se unieron también los hijos de veteranos líderes campesinos de las regiones rurales cercanas a Manila.
Muy pronto, pudimos lanzar acciones de masas sobre cuestiones nacionales contra el gobierno reaccionario y sus políticas pro-imperialistas, especialmente la servidumbre económica y militar a los EE.UU. Incluso antes de que me uniera al viejo Partido Comunista (PKP), nosotros en el SCAUP adoptamos un plan a finales de 1961 para formar en los próximos dos años una organización juvenil integral, compuesta por estudiantes y jóvenes trabajadores, campesinos, profesores y otros profesionales, que se llamaría Kabataang Makabayan (KM, Juventud Patriótica). Imaginamos esto como una fuerza para ayudar a la clase obrera a liderar el movimiento de liberación nacional y la democracia.
Me uní al viejo PKP en diciembre de 1962 por invitación de su secretario general Jesús Lava a través de un sobrino suyo. Me designó inmediatamente como miembro del Comité Ejecutivo que él formó y que esperaba que fuera el embrión del Comité Central, que deseaba reconstruir con el tiempo. Desde hace algunos años, no existía ningún órgano colectivo o rama del Partido. Lava simplemente se escondía en Manila sin conexión con ninguna base de masas o fuerza armada desde probablemente 1957 cuando emitió la «política de fila única» que prácticamente liquidó el viejo PC.
Dentro del Comité Ejecutivo del antiguo Partido Comunista de Filipinas (PKP), me enteré por documentos internos del PKP y por mis conversaciones con cuadros veteranos de obreros y campesinos de los errores de los hermanos Lava, que se habían convertido sucesivamente en secretarios generales del partido (Vicente de 1942 a 1947, José de 1948 a 1950 y Jesús de 1951 a 1964). Para conocer a fondo los errores, puede leer el documento titulado «Rectify Errors and Rebuild the Party«. Escribí el borrador de este documento de acuerdo con la decisión del Comité Ejecutivo de cinco hombres en 1965. Pero el documento fue rechazado por la mayoría del Comité, formado por tres parientes cercanos de Jesús, por ser crítico con los sucesivos secretarios generales de la familia Lava.
Vicente Lava fue responsable del error oportunista de derecha llamado «política de retirada para la defensa», que se hizo eco de la política de las guerrillas pro-estadounidenses llamada política de «esperar y vigilar», que significaba hacer trabajos de inteligencia en preparación de la reconquista de Filipinas, en manos de los fascistas japoneses, por parte de los Estados Unidos . José Lava fue responsable de la línea oportunista de «Izquierda» de «conseguir la victoria en dos años» de lucha armada, sin importar el necesario trabajo de masas y la revolución agraria. Después de que José fue arrestado, Jesús Lava perdió interés en la lucha armada y pasó al oportunismo de derecha al decidir liquidar al ejército popular en 1955 y al propio viejo PC en 1957.
Fue gracias a mi crítica de la historia de los errores subjetivistas y oportunistas de los sucesivos secretarios generales de la familia Lava y el surgimiento de temas de actualidad de gran importancia en 1964 a 1966 lo que condujo a la lucha de dos líneas en el viejo PKP y, finalmente, a la ruptura de los revolucionarios proletarios, incluido yo mismo, con el viejo PC. Las cuestiones de actualidad implicaban entonces la negativa de los revisionistas lavaitas a hacer un plan completo para la reanudación de la guerra popular y a adoptar una postura definitiva contra el revisionismo moderno soviético.
¿Cómo se vinculan los objetivos democráticos y patrióticos que plantea el Partido con los objetivos de la revolución socialista y la imposición de la Dictadura del Proletariado que también se marca?
La línea general del Partido Comunista de Filipinas es llevar a cabo la revolución democrática popular, con una perspectiva socialista, mediante una guerra popular prolongada contra el sistema de gobierno semicolonial y semifeudal dominado por el imperialismo estadounidense y dirigido por las clases explotadoras locales de grandes compradores, terratenientes y capitalistas burocráticos.
El objetivo nacional y democrático es lograr la liberación nacional y social del pueblo filipino derrotando al imperialismo yanqui y a las clases explotadoras locales. El Partido Comunista de Filipinas está librando una guerra civil contra las clases explotadoras locales, pero está dispuesto a librar una guerra de liberación nacional en caso de que los EE.UU. desate una guerra de agresión.
Es llevando a cabo la revolución democrática del pueblo que la clase obrera como clase dirigente construye el ejército popular como componente principal de la dictadura del proletariado o del estado obrero. Una vez concluida la revolución democrática popular mediante la toma del poder político, la clase obrera puede iniciar la revolución socialista y la transformación socialista de la economía porque tiene el poder estatal de asumir todas las altas esferas de la vida social, económica y política de la nación.
¿Qué peso ocupa el maoísmo en la construcción del Partido Comunista de Filipinas (CPP), que después de todo se funda en el 75 cumpleaños de Mao, el 26 de diciembre de 1968? ¿Supuso el maoísmo una ruptura con el anterior PKP? Personalmente, ¿cómo llegaste a Mao y cómo te influenció? ¿Os visteis compelidos por la Revolución Cultural China?
Nosotros, como revolucionarios proletarios, rompimos con el viejo PKP, al que llamábamos el partido revisionista lavaita, en cuestiones directamente relacionadas con nuestra historia desde 1942 hasta las circunstancias de 1964 a 1966 en Filipinas, así como en cuestiones internacionales, especialmente la lucha entre el marxismo-leninismo y el revisionismo moderno.
Criticamos los errores subjetivistas y oportunistas que los secretarios generales de la familia Lava realizaron entre 1942 a 1964 y la línea revisionista de sus seguidores de que se debe evitar la lucha armada y de que el movimiento legal de masas debe continuar indefinidamente sin ningún plan claro para reanudar la lucha armada. Adoptamos la posición de que en los próximos 4 o 5 años la revolución armada se reanudaría sobre la base de la difusión nacional del movimiento de masas y de que el partido estableciera profundas raíces de fraternidad entre los obreros y los campesinos.
En los asuntos internacionales, nos mantuvimos firmes en el marxismo-leninismo contra el revisionismo moderno soviético. Nos pusimos del lado del PC chino en todas las cuestiones importantes del debate ideológico. Expresamos nuestra posición con franqueza en estas cuestiones que los renegados revisionistas Lava trataron de evitar. Al principio, se plantearon no tener ninguna posición, luego ser neutrales o centristas de 1962 a 1964 y finalmente admitieron que eran revisionistas pro soviéticos después de todo.
Nos guiamos por el marxismo-leninismo-pensamiento de Mao Zedong para restablecer el Partido Comunista de Filipinas (CPP). Aplicamos esta teoría en la crítica, el repudio y la rectificación de los errores lavaítas que afligieron y debilitaron al viejo partido de 1942 a los años sesenta, así como en el análisis de la historia filipina, las circunstancias sociales y la adopción de la línea generacional de la revolución democrática popular mediante una guerra popular prolongada contra el imperialismo estadounidense, el feudalismo interno y el capitalismo burocrático.
Tuve la suerte de estar en China en agosto de 1966, cuando la Gran Revolución Cultural Proletaria (GRCP) estaba empezando. Tuve conversaciones muy esclarecedoras con los miembros del Comité Central del Partido Comunista de China (PCCh) y los más altos responsables de la Escuela Superior del Partido del PCCh. Volví a China en 1967 para hacer una gira nacional. Fue en el seminario de Beijing para celebrar el 25 aniversario de las «Charlas en el Foro de Yenan» cuando conocí al camarada Mao Zedong personalmente. Esto fue cubierto por Beijing Review.
Siendo un tema tan amplio, tras la caída de la URSS y la restauración del capitalismo en China, ¿qué lecciones universales, brevemente, le proporciona la Gran Revolución Cultural Proletaria? ¿Cómo ha estudiado esta experiencia el movimiento revolucionario filipino? ¿Qué conclusiones ha sacado?
El Camarada Mao llevó a una nueva y más elevada etapa, la tercera, el desarrollo de la teoría y la práctica del marxismo-leninismo, al plantear la teoría y la práctica de continuar la revolución bajo la dictadura proletaria por medio de la revolución cultural (comenzando con la Gran Revolución Cultural Proletaria) para combatir el revisionismo, impedir la restauración del capitalismo y consolidar el socialismo.
La Gran Revolución Cultural Proletaria (GRPC) llevó a la cima los logros teóricos y prácticos del camarada Mao en la línea marxista-leninista. Es el componente más importante del Pensamiento de Mao Zedong por encima de sus otros componentes. Sirve para subrayar la serie de importantes contribuciones que hizo el Camarada Mao en la filosofía, la economía política, las ciencias sociales, el movimiento de rectificación en la construcción del partido y la guerra popular prolongada en la revolución de nueva democracia. El CPP ha tratado de aprender los principios y lecciones de la teoría y la práctica de la GRCP y de los primeros componentes del pensamiento de Mao Zedong.
En la filosofía, Mao elaboró y desarrolló la identificación de Lenin de la unidad de los opuestos (uno se divide en dos) como la ley más fundamental de la dialéctica materialista. Aplicó la dialéctica materialista en el proceso de obtener un conocimiento más elevado de la dialéctica de la teoría y la práctica; en la realización de la revolución de nueva democracia mediante la guerra popular; y en la realización de la revolución y la construcción socialista.
En la economía política, Mao tenía la ventaja de aprender lecciones positivas y negativas de la política de Stalin de industrialización socialista y colectivización agrícola. Criticó la reversión revisionista de la revolución y la construcción socialistas. Y planteó la línea de la construcción socialista autosuficiente utilizando las industrias básicas y pesadas como factor principal, la agricultura como base de la economía y la industria ligera como factor puente en condiciones de bloqueo imperialista, traición revisionista y calamidad natural durante el Gran Salto Adelante.
En las ciencias sociales, Mao desarrolló aún más la teoría y la práctica de las nuevas etapas democráticas y socialistas de la revolución china. Pero su logro más importante en las ciencias sociales fue el reconocimiento del problema del revisionismo moderno y la continuidad de las clases y la lucha de clases en la sociedad socialista, así como la adopción de soluciones. Presentó una serie de campañas para defender y hacer avanzar el socialismo, como la campaña anti-derechista, el Gran Salto Adelante, el movimiento de educación socialista y, en última instancia, la revolución cultural, al enfrentarse a una mayor resistencia de los revisionistas y los seguidores del camino capitalista dentro de su partido.
En la construcción del partido, Mao adoptó y desarrolló aún más la enseñanza leninista sobre la construcción del partido de vanguardia proletario. Se destacó en el desarrollo del movimiento de rectificación: como la campaña para educar a los cuadros y miembros del partido en la teoría y la práctica marxista-leninistas, como el método para identificar los errores y las debilidades y para salvar al enfermo de su dolencia (el revisionismo), así como el camino para que el partido sirva mejor a las masas, las movilice, las haga adquirir el poder y las supervise.
En la guerra popular, Mao ya había demostrado cómo las masas trabajadoras de obreros y campesinos podían derrotar a un enemigo superior en equipo militar y entrenamiento mediante la línea estratégica de la guerra popular prolongada, cercando las ciudades desde el campo en los países semicoloniales y semifeudales. Al ganar la revolución de nueva democracia mediante la guerra popular, el proletariado revolucionario y el pueblo obtienen el poder estatal para proceder a la revolución socialista.
La teoría y la práctica de la continuación de la revolución bajo la dictadura proletaria a través de la Gran Revolución Cultural Proletaria fue considerada como la mayor contribución de Mao a la época. Su objetivo era combatir el revisionismo moderno, prevenir la restauración capitalista y consolidar el socialismo. Aunque la GRCP sería derrotada por la contrarrevolución Dengista, todavía explica cómo el socialismo puede ser subvertido y destruido desde dentro. Tal lección guiará las próximas revoluciones socialistas.
Nosotros, los revolucionarios proletarios filipinos, hemos estudiado la Gran Revolución Cultural Proletaria como la respuesta al problema del revisionismo moderno que surge en la sociedad socialista en vista de la degeneración de los burócratas e intelectuales en la Unión Soviética y en otros lugares. Al mismo tiempo, nos beneficiamos de que se subrayara la línea revolucionaria proletaria del camarada Mao en las etapas de nueva democracia y socialismo de la revolución china.
Al igual que la Comuna de París de 1871, que fue derrotada por la burguesía, la GRCP fue derrotada por la contrarrevolución Dengista y la restauración capitalista, pero estableció los principios y métodos básicos para su futura adopción y posterior desarrollo al enfrentar el problema del revisionismo y la degeneración en las futuras sociedades socialistas.
La restauración del capitalismo en China en el 76 no detuvo los procesos revolucionarios iniciados en Filipinas, India, o los que vinieron posteriormente como en Perú o Nepal, ¿Considera que la ausencia de movimientos revolucionarios a nivel mundial (exceptuando el filipino y el de los maoístas indios) supone una crisis ideológica, y por ende, política dentro del maoísmo?
Podemos decir con confianza que la crisis de sobreproducción cada vez es más recurrente y más grave, y que la tendencia de las potencias imperialistas a recurrir al terrorismo de Estado y a las guerras de agresión generan las condiciones para el auge irrefrenable de las luchas antiimperialistas y democráticas, así como el resurgimiento de la revolución proletaria mundial, a pesar de los giros y reveses que pueda sufrir. Permítanme explicarles.
En mi vida, vi cómo la lucha antiimperialista mundial y la revolución proletaria alcanzaron su punto culminante en la década de 1950, con un tercio de la humanidad ya gobernada por partidos comunistas y obreros, y el avance ascendente de los movimientos de liberación nacional contra el colonialismo, el imperialismo y el neocolonialismo, después de que las potencias fascistas fracasaran en su intento de destruir la Unión Soviética y detener la revolución china. Luego, la propia Unión Soviética quedó bajo el dominio revisionista en 1956 y China también en 1976. Ambos se volvieron capitalistas, con la Unión Soviética colapsando en 1991.
Desde 1991 hasta alrededor de 2008, los EE.UU. disfrutaron de ser la única superpotencia de la Guerra Fría en el llamado mundo unipolar, mientras que el recurrente empeoramiento de la crisis de sobreproducción y las interminables guerras de agresión de los EE.UU. aceleraron el declive estratégico de los EE.UU. Los Estados Unidos y China se convirtieron en los principales socios en la propagación de la política neoliberal de la globalización imperialista durante cuatro décadas. Ahora están atrapados en una encarnizada competencia y rivalidad interimperialista. La restauración capitalista tanto en la Unión Soviética como en China ha agravado en gran medida y de manera profunda la crisis del sistema capitalista mundial.
El avance del antiimperialismo, la democracia y el socialismo es acumulativo, pero no siempre en línea recta. Hay giros y reveses, altibajos en la historia en diferentes escalas de la geografía y el tiempo. En general, en este momento, los revolucionarios proletarios observamos la intensificación de las contradicciones interimperialistas y el desenvolvimiento de una política extremadamente antiproletaria y antipopular del neoliberalismo. Vemos ahora el auge de las luchas antiimperialistas y democráticas en todo el mundo. Y podemos ver las condiciones para el resurgimiento de la revolución proletaria mundial, precisamente por la intensificación de los conflictos interimperialistas.
Los movimientos revolucionarios de Filipinas, la India y otros lugares pueden enorgullecerse de que se han erigido continuamente en portadores de la antorcha de la revolución proletaria mundial, incluso en las décadas de retroceso de la causa socialista a escala mundial y de decadencia de ciertos movimientos revolucionarios como los del Perú o de cooptación de otros movimientos revolucionarios como los de Nepal. Pero han vuelto a surgir las condiciones para el resurgimiento de las luchas antiimperialistas y el resurgimiento de la revolución proletaria mundial.
Los movimientos revolucionarios tienen su propia cuota de errores y debilidades de vez en cuando, pero el camarada Mao ha proporcionado los principios y métodos del movimiento de rectificación. Movimientos revolucionarios enteros pueden sufrir un gran declive como el del Perú, donde los primeros diez años de su lucha armada en el decenio de 1980 fueron muy heroicos y prometedores. Pero sólo los revolucionarios proletarios de ese país pueden rectificar los errores y las debilidades del movimiento. Esto también es cierto en el caso de Nepal, donde el partido Prachanda en el poder está siendo desafiado por los revolucionarios proletarios que se esfuerzan por reanudar la guerra popular.
Idéntica pregunta quería hacerle con respecto a la guerra popular en Nepal que terminó con la claudicación del Partido Comunista de Nepal (PCN) y la liquidación por parte de Prachanda. ¿Cuál es su posición con respecto a las causas de la derrota ante una guerra revolucionaria que estaba a las puertas de la victoria? ¿Qué posición adopta el movimiento revolucionario filipino con respecto al prachandismo y la situación existente en Nepal?
Como en la Guerra Popular de Perú, Nepal fue un fenómeno dirigido de forma magnífica durante diez años hasta el punto de infligir duros y dolorosos golpes a las fuerzas militares enemigas de Katmandú, forzando concesiones a la burguesía e incluso llevando la monarquía a su disolución. Sin embargo, la dirección prachandista frenó en seco el proceso revolucionario popular antes de que pudiera derrotar a la maquinaria burocrática y militar del Estado reaccionario nepalí, contentándose con la disolución de la monarquía como victoria culmen de la revolución democrática.
Sin embargo, para la línea revolucionaria, es el proletariado a través del partido revolucionario quien, dirigiendo la revolución de nueva democracia, se hace con el poder a fin de comenzar la revolución socialista. No se trata simplemente de derrocar a la monarquía feudal, sino esencialmente al Estado burgués. De lo contrario, lo que se propuso ser un partido proletario revolucionario se dedica meramente a realizar una tarea liberal burguesa, desvinculándose por completo de la revolución proletaria-socialista.
¿Cuál es su posición personal con respecto a la guerra popular librada por el Partido Comunista de Perú o Sendero Luminoso? ¿Qué opinión tiene sobre el conocido como «Presidente Gonzalo»?
La Guerra Popular de Perú comenzó a principios de los 80 como un evento sumamente inspirador no sólo para el proletariado y el pueblo peruano, sino para un mundo sumido en un contexto tan lúgubre como fue la contrarrevolución Dengista y la consecuente restauración del capitalismo en China. Una situación que se añadía a la continua degeneración del revisionismo soviético moderno y el fracaso de sus propias aventuras socio-imperialistas.
No obstante, considero que el movimiento revolucionario peruano adoleció de ciertos problemas y errores que afectaban a la jefatura del partido y al movimiento en sí mismo que lo llevaron a su declive durante los diez años de lucha armada, especialmente tras la captura de Abimael Guzmán. Aún así, esto es una tarea que corresponde al proletariado revolucionario peruano, la de crítica y rectificación de errores, que, como incluso muchos observadores revolucionarios han señalado, afectan al propio pensamiento Gonzalo y su deriva, primero, ultra-izquierdista la cual les impidió aprovechar adecuadamente el frente unido como un arma más en favor de la guerra popular y, más adelante, derechista al defender la propuesta de las negociaciones de paz como una forma de salir de la cárcel, confundiendo ideológicamente tanto a los revolucionarios como a las masas.
Hay un elemento que ha caracterizado históricamente al maoísmo, que es la teoría de la jefatura o pensamiento guía, pero a diferencia de Perú, Filipinas no ha puesto su pensamiento como algo tan elevado. ¿A qué se debe esa diferencia? ¿Cuál ha sido tu postura como principal ideólogo del movimiento revolucionario?
Por modestia, los camaradas chinos, incluso durante los emocionantes años de la Gran Revolución Cultural Proletaria, evitaron definir el pensamiento de Mao Zedong en cuanto “maoísmo”, como si estuviera en el mismo plano que el marxismo y el leninismo, incluso cuando paradójicamente afirmaban que Mao Zedong representaba la tercera y, hasta ahora, etapa más desarrollada del proletariado revolucionario en cuanto a práctica y teoría se refiere. Como etiqueta a las grandes contribuciones de Mao, el Pensamiento de Mao Zedong había evolucionado desde nombres anteriores como “Mao thinking” hasta “Mao thought”, con la t en minúscula.
Fueron el Partido Comunista de Perú y el Movimiento Revolucionario Internacional los pioneros en redefinir el pensamiento de Mao como maoísmo. Sin embargo, no estaban sólo a favor de igualar el maoísmo con respecto al leninismo y marxismo, sino que aseguraban que usando la etiqueta de maoísmo, estaban definiendo y determinando su contenido ideológico para avergonzar al resto de partidos comunistas que no abrazaban el maoísmo. Lo peor de todo es que Gonzalo o el Partido Comunista de Perú adoptaron la idea de “pensamiento Gonzalo”, con la inadecuada afirmación de que ello implicaba su propia definición del Maoísmo como la tercera fase del Marxismo-Leninismo y el Pensamiento Gonzalo como un brillante desarrollo superior, a pesar del hecho de no haber logrado la victoria total sobre el Estado peruano.
El Partido Comunista de Filipinas en 1994 y poco después el Partido Comunista de la India (más tarde maoísta) siguieron el ejemplo de usar la palabra del maoísmo en lugar de “pensamiento Mao Zedong” por claras razones: 1) Aceptar la gran contribución de Mao en el desarrollo práctico y teórico del marxismo-leninismo, constituyéndose como la tercera fase tras el marxismo y el leninismo y 2) por cuestión de simetría en el lenguaje al usar el maoísmo en lugar de “pensamiento Mao Zedong” junto al marxismo y al leninismo.
Hasta el día de hoy, el Partido Comunista de Filipinas desaprueba la inmodesta práctica de ciertas organizaciones que llaman a su teorías-guías por el nombre de sus principales líderes, como ha ocurrido en Nepal, Estados Unidos o Perú. Estas etiquetas son impropias y una manifestación de pueril idolatría, autocomplacencia y autoglorificación de los líderes de esos partidos. Los comunistas deben desinteresadamente hacer lo que esté en su mano para conducir y hacer avanzar la revolución, dejando de lado la búsqueda de fama personal y el reclamo para ellos mismos de un esfuerzo que pertenece a las fuerzas revolucionarias del proletariado y el pueblo. No fueron los propios Marx y Lenin quienes etiquetaron su conjunto de ideas y acciones con sus respectivos nombres.
Continuando con la cuestión de la crisis ideológica del maoísmo, ¿cómo valora que siendo las revoluciones naxalita y filipina las únicas revoluciones en activo no hayan sido capaces de servir como bases de apoyo para lanzar revoluciones en otros países?
La causa del socialismo ha estado en crisis desde los últimos 70 años debido al auge del revisionismo en la URSS y más tarde en China, así como la restauración del capitalismo en ambos países y la imposición del neoliberalismo en todo el mundo por los países imperialistas. Es un hecho positivo que en los últimos 50 años haya habido partidos maoístas llevando a cabo revoluciones armadas en Filipinas e India, países con poblaciones de cien millones y más de mil millones respectivamente.
Si comparamos esto con la gravedad de la crisis del socialismo en los últimos 70 años, esto no es ni mucho menos una crisis de ningún tipo, sea ideológica u otra, siendo que hasta ahora solo el Partido Comunista de Filipinas y el Partido Comunista de la India (maoísta) continúan dirigiendo una revolución armada con perspectiva socialista. Es positivo que ambos partidos estén comprometidos con la revolución socialista hasta el punto de no abandonar la revolución armada. Pero, hay otros partidos maoístas en otros países que ya están dirigiendo una revolución armada o preparándose para ello, a pesar del fracaso de la revolución armada de Perú y la victoria de la línea prachandista en Nepal. El rápido empeoramiento de la crisis del capitalismo y el auge de luchas antimperialistas en una escala cada vez mayor evidencian el resurgimiento de una revolución proletaria-socialista a nivel mundial.
El Partido Comunista de Filipinas y el Partido Comunista de la India (maoista) son partidos comprometidos completamente con la revolución democrática popular a través de la guerra popular. Ambos realizan además un serio trabajo internacional de acuerdo con en el espíritu del internacionalismo proletario y la solidaridad antiimperialistas con todos los pueblos. Ellos son plenamente conscientes de que sus luchas revolucionarias contribuyen a la revolución proletaria, buscan apoyo internacional y están siempre dispuestos a compartir sus ideas y experiencias.
Sin embargo, ninguno reclama para sí ser el líder o centro de la revolución proletaria. Ambos han realizado comunicados conjuntos, así como impulsado organizaciones comunistas internacionales, conferencias y seminarios, pero no hacen la atrevida afirmación de considerarse la autoridad principal, como tampoco pretenden imponer una única línea para todo el movimiento comunista, cosa que sí han intentando ciertos grupúsculos comunistas autodenominados maoístas y que han exagerado el papel de la guerra popular prolongada, confundiendo otros elementos del maoísmo.
Como aquellos tachados de comunistas infantiles por Lenin, también hay maoístas infantiles cuya principal actividad es la de pavonearse y predicar dogmáticamente que la guerra popular prolongada es posible en todo momento y en todo país, independientemente de las condiciones sociales de cada Estado y los conflictos interimperialistas. Si se mira la biografía de esos infantiles comunistas en los países imperialistas, han estado balbuceando sobre la posibilidad de guerra popular por al menos dos décadas a fin de sentirse superiores a los verdaderos maoístas que sí están dirigiendo guerras populares.
Estos pseudo-maoístas no hacen ningún trabajo de masas serio ni tampoco promueven la construcción de ninguna organización de autodefensa entre el pueblo para una posible resistencia armada. Son pequeños pollitos en comparación con las bandas fascistas. Estos maoístas infantiles son un fenómeno periférico y no suponen o causan una seria crisis dentro del maoísmo. Tampoco es una crisis que ciertos partidos verdaderamente maoístas estén todavía en vía de intentar alcanzar el nivel de lucha armada y relevancia ya alcanzado por el Partido Comunista de Filipinas y el Partido Comunista de la India (maoísta).
En 1977 usted fue arrestado por la dictadura de Marcos, y no saldría de prisión hasta 1986 bajo el marco del nuevo gobierno de Corazón Aquino y las políticas de “reconciliación nacional”. Sin embargo, poco después tuvo que exiliarse, y desde entonces permanece en Utretch. ¿Podría expresar cómo fue para usted personalmente el encarcelamiento como para el movimiento revolucionario? ¿Cómo se adaptó el partido, en un contexto de creciente represión, a que su principal líder fuera arrestado?
Estoy feliz y orgulloso de decir que cuando fui capturado en 1977, los fundamentos ideológicos, políticos y organizativos del movimiento revolucionario filipino eran ya fuertes y sólidos. La línea política e ideológica marxista-leninista estaba en lo básico bien establecida gracias a un intermedio y avanzado estudio de marxismo por parte de los cuadros del Partido Comunista de Filipinas, por la rectificación del movimiento contra los errores de los lavaitas de 1942 en adelante (“Rectify Errors and Rebuild the Party”), por el análisis social e histórico de Filipinas (Libro de Amado Guerrero Philippine Society and Revolution) y por el programa del Partido Comunista Filipino, que se basaba en una revolución democrática popular.
El Partido pasó de poco más de 100 miembros en 1969, a miles de miembros a nivel nacional fuertemente arraigados entre obreros y campesinos en 1977. De sólo nueve rifles automáticos en 1968, el Nuevo Ejército del Pueblo se hizo con el control de más de 2000 en 1977. De sólo decenas de miles de activistas de masas en 1968, ya había cientos de miles en diferentes tipos de organizaciones de masas en 1977. La base rural paso de ser de 80.000 en un solo distrito de Tarlac en 1969, a un total de dos millones de personas dentro de las bases de masas en cerca de 40 frentes de guerrillas en 1977. Además bajo el gobierno de órganos locales de poder político o del gobierno popular democrático.
La base del movimiento revolucionario era tal que pudo resistirse al subjetivismo y oportunismo producto de grandes errores que se dieron en varias regiones consecutivamente entre 1981 y 1991. Sin embargo, dichos errores no pudieron detener el progreso general del movimiento, incluso cuando su ratio de avance se había reducido. Esas regiones fueron objeto de una oportuna campaña de rectificación, así como del Segundo Gran Movimiento de Rectificación entre 1992 y 1998, bajo la guía del documento del Partido Comunista de Filipinas “Reaffirm Basic Principles and Rectify Errors”.
Cuando el dictador fascista Marcos fue derrocado por las valerosas acciones de las masas y las reaccionarias fuerzas armadas le retiraron su apoyo, el Partido Comunista de Filipinas tenía sólo cerca de 6000 “luchadores rojos” permanentes con rifles automáticos a nivel nacional. No obstante, ese número no era en absoluto suficiente para hacerse con el control de alguna importante ciudad ni para cambiar el equilibrio de fuerzas, el cual estaba todavía en favor de Estados Unidos y las clases reaccionarias. Sin embargo, el amplio frente unido antifascista era lo suficientemente fuerte como para lograr la liberación de todos los prisioneros, incluido yo mismo. Las fuerzas legales del movimiento democrático nacional fueron un elemento formidable y decisivo en la movilización de enormes acciones de masas.
Con respecto a mí, volví a la universidad para enseñar ciencias políticas durante un semestre y además tuve la oportunidad de escribir Philippine Crisis and Revolution con el objetivo de confrontar al gobierno democrático de Cory Aquino antes de abandonar el país el 31 de agosto de 1986 para un tour de conferencias por la región de Asia-Pacífico. Al igual que con mi detención política entre 1977 y 1986, mi estancia en el extranjero a finales de 1986 no tuvo un efecto adverso en el avance general del movimiento revolucionario en Filipinas. Aunque intenté volver, el gobierno de Aquino suspendió mi pasaporte y presentó nuevos cargos de subversión contra mí. De esta forma, me vi forzado a buscar asilo político en los Países Bajos en lugar de entregarme al enemigo.
En 1986 da lugar lo que se conoce históricamente como la “Revolución EDSA” que llevaría al final de la dictadura de Marcos. Puede decirse que en ese periodo el papel del Partido Comunista y el Nuevo Ejército del Pueblo era el de la vanguardia de este movimiento democrático. Sin embargo, fue Corazón Aquino, apoyada por Estados Unidos, quien consiguió finalmente tomar las riendas del país. ¿Cómo afronta el movimiento revolucionario este momento histórico? ¿Cuáles fueron los errores que llevaron a la posterior disolución de muchos cuadros políticos?
Desde su fundación en 1968, el Partido Comunista de Filipinas siempre se ha descrito a sí mismo como un destacamento de la clase obrera filipina y como la fuerza directora del movimiento democrático popular en cuestión ideológica, política y de línea. Pese a importantes contratiempos, el grado de desarrollo del movimiento revolucionario fue significativamente notable, aunque no lo suficiente como para derrocar a la clase dominante. No obstante, sí que fue suficiente para acabar con la dictadura fascista de Marcos al participar en el amplio frente unido, así como para liberar a todos los presos políticos. Sin embargo, el imperialismo estadounidense y la clase local explotadora de grandes compradores, terratenientes y burócratas capitalista era todavía dominante.
Durante los catorce años de resistencia contra la dictadura fascista desde 1972 hasta 1986, el Partido Comunista de Filipinas creció en varias decenas de miles. El Nuevo Ejército del Pueblo se había hecho con 6.000 rifles automáticos durante la lucha armada y había organizado fuerzas de reserva ya auxiliares como la milicia del pueblo y las unidades de autodefensa de las organizaciones de masas. Millones de personas estaban en organizaciones de masas clandestinas, bajo el gobierno democrático del pueblo, y las organizaciones de masas legales del movimiento democrático nacional eran capaces de reunir a cientos de miles de manifestantes en Manila, pero, nuevamente, todo esto no era suficiente para derribar por completo el sistema dominante.
Como parte del proceso de consolidación de su poder, Cory Aquino propuso iniciar negociaciones para un alto el fuego en Manila. Se acordó una tregua de 60 días con el objetivo de negociar una agenda para las mismas, pero dichas negociaciones estaban vigiladas por la inteligencia enemiga y desembocaron en el arresto y asesinato de varios negociadores. Además, antes de la ruptura de la tregua, las fuerzas de seguridad asesinaron e hirieron a los manifestantes campesinos y sus simpatizantes urbanos en la infame masacre junto al palacio presidencial del 23 de enero de 1987. Este hecho desacreditó al régimen de Aquino y avivó aún más la guerra popular.
La principal garantía para la continuación de la Revolución Filipinas es la perseveración del Partido Comunista de Filipinas, el Nuevo Ejército del Pueblo y el Frente Democrático Nacional de Filipinas en el camino de la guerra popular prolongada junto a la línea de la revolución democrática popular con una perspectiva socialista. En tiempos de represión a las fuerzas patrióticas y democráticas en las áreas urbanas, ellos tendrán un lugar donde ir en el campo para luchar incluso mejor y de forma más ventajosa por la liberación social y nacional del pueblo.
En 1992 usted lanza el Segundo Gran Movimiento de Rectificación para corregir, como dice en sus textos, los errores de la línea política del partido y las desviaciones que se dan en su seno tanto de carácter izquierdista, que buscan lanzar ofensivas aventuristas, como derechistas, que buscan la reconciliación y el pacto con la burguesía nacional. ¿Diría que el movimiento revolucionario sale reforzado? ¿Hasta qué punto los objetivos de la segunda rectificación se cumplen y se han consolidado para el actual periodo?
El Segundo Gran Movimiento de Rectificación (SGRM) fue lanzado en 1992 para rectificar las desviaciones subjetivistas y oportunistas de la línea ideológica, política y organizativa correcta del Partido Comunista de Filipinas (CPP). El CPP y el movimiento revolucionario se hicieron mucho más fuertes como resultado del SGRM. Se volvieron más robustos y más productivos.
Se hizo hincapié en el trabajo de masas para compensar la pérdida de base de masas, debido a la formación prematura de cuadros del Nuevo Ejército del Pueblo y al descuido del trabajo de masas. El aumento del reclutamiento del Partido y la expansión de las organizaciones de masas también compensó la pérdida de miembros y activistas del CPP que habían sido castigados sin el debido proceso por los oportunistas de la «Izquierda», cuando su línea estaba fallando gravemente de 1985 a 1988.
Donde los errores habían surtido efecto, el movimiento de rectificación dio lugar a la revitalización de las fuerzas revolucionarias y la expansión de la base de masas. Los frentes guerrilleros más fortalecidos ayudaron a los frentes guerrilleros que se habían debilitado por los errores. Antes del año 2000, el NPA fue capaz de matar a un general en el campo y capturar a otro. Y un tercer general desertó al NPA.
Cito los casos de estos generales para indicar que el movimiento revolucionario se fortaleció y tuvo éxito tanto en la aniquilación como en la desintegración del enemigo. En 2000 y 2001, el CPP fue una vez más capaz de causar el derrocamiento de un presidente, Joseph Estrada, por corrupción, pero también una vez más no pudo derribar todo el sistema gobernante.
Gracias al SGRM, el movimiento revolucionario hizo grandes avances hasta 2005. El número de miembros del CPP creció en unas decenas de miles. Los frentes guerrilleros aumentaron a más de 120, frente alrededor de 40 en 1986. El NPA aumentó por miles y superó las pérdidas en las zonas donde éstas se produjeron por errores.
Las organizaciones de masas clandestinas y los órganos locales de poder político siguieron ganando adeptos por millones. Pero hubo un problema en el énfasis en el trabajo de masas del SGRM para combatir el punto de vista puramente militar y el despliegue prematuro de las fuerzas del NPA en la década de 1980.
Todas las unidades del NPA estaban tan preocupadas por el trabajo de masas que, a partir de 2005, no pudieron responder eficazmente con contraofensivas las campañas de represión del enemigo. Pasaría algún tiempo antes de que se tomara la decisión de tener un tercio de cada pelotón y compañía del NPA en servicio de combate, con cortos períodos de descanso, y dos tercios para el trabajo de masas.
La participación en los combates es rotatoria ya que así todas las unidades del NPA adquieren experiencia militar y contribuyen a las operaciones. Esto aumenta las capacidades militares del NPA permitiéndole lanzar ofensivas tácticas para eliminar unidades enemigas. El plan a largo plazo del CPP es aumentar la fuerza armada del NPA de 10.000 rifles a 25.000 para llegar al equilibrio estratégico y lanzar ofensivas tácticas con compañías y batallones.
¿En qué consiste la creación de Nuevo Poder y el gobierno del pueblo que propugna el Nuevo Ejército del Pueblo y cómo se organizan? Y, especialmente en las últimas décadas, ¿qué papel juega la idea de “Remolding” en todo esto?
La construcción del nuevo poder, o del gobierno democrático del pueblo, significa la creación de órganos locales de poder político desde el nivel de aldeas hasta los niveles municipales, distritales y provinciales. El gobierno popular sirve para hacer sombra al gobierno reaccionario y prestar servicios al pueblo mediante la reforma agraria, el aumento de la producción, la mejora de la infraestructura social, la prestación de servicios de salud, educación y otros servicios sociales, la solución de controversias, la seguridad interna, la autodefensa del pueblo, el socorro en casos de desastre y la protección del medio ambiente.
Según las circunstancias, los órganos rojos del poder político pueden luchar y suplantar a los gobiernos locales de las clases reaccionarias. También pueden cooperar dentro del frente unido contra un nivel superior del gobierno reaccionario o contra todo el gobierno nacional reaccionario. El pueblo filipino tiene mucha experiencia en tener su propio sistema revolucionario de gobierno contra una potencia colonial extranjera o un gobierno tiránico.
Remoulding significa remodelación ideológica, política y moral. Los revolucionarios proletarios de cualquier origen de clase deben adoptar la posición de la clase proletaria comprendiendo los conceptos básicos del marxismo-leninismo, no sólo leyendo libros y asistiendo a cursos formales de estudio, sino creando estrechas relaciones con las masas trabajadoras, aprendiendo de ellas a través de la investigación social y el análisis de clase, participando en el trabajo de masas para despertarlas, organizarlas y movilizarlas y uniéndose a ellas en las luchas para hacer avanzar la revolución.
Una de las principales cuestiones en las que debe avanzar el movimiento revolucionario es en la entrada a las ciudades. ¿Esta es una cuestión de carácter militar, cómo debe actuar la guerrilla en los entornos urbanos, qué estrategia debe seguir? ¿O es una cuestión de cómo debe ligarse con las masas el partido, qué relaciones debe desarrollar? En este sentido ¿qué esfuerzos se están haciendo actualmente?
Antes de la reanudación de la revolución armada en 1969, hubo casi una década de desarrollo del movimiento legal antiimperialista y antifeudal, o democrático nacional. Las fuerzas legales de este movimiento prepararon los factores ideológicos, políticos y organizativos para la reanudación de la revolución armada. Incluso cuando Marcos las proscribió al proclamar la ley marcial en 1972, las mencionadas fuerzas pasaron a la clandestinidad y facilitaron la integración de miles de activistas de masas en el movimiento revolucionario armado.
En las condiciones específicas de Filipinas, cercar las ciudades desde el campo en la guerra popular prolongada implica una cierta línea de clase. Significa que el partido revolucionario del proletariado debe basarse en las masas campesinas como el aliado revolucionario básico del proletariado. La gran cantidad de campesinos y la vasta escala del campo ofrecen un amplio terreno social y físico para maniobrar con el fin de preservar el ejército popular, luchar contra el enemigo y acumular armas arrebatadas al enemigo mediante emboscadas e incursiones.
En la actual etapa estratégica defensiva de la guerra popular en Filipinas, el CPP ha insistido en librar una guerra de guerrillas profunda y extensa sobre el fundamento de una base de masas cada vez más amplia y profunda. El CPP espera formar a partir de la guerra de guerrillas, con los escuadrones, pelotones y compañías, en el proceso de maduración de la fase defensiva estratégica, las compañías y batallones que tendrán que llevar a cabo la guerra móvil durante el equilibrio estratégico.
Aunque la lucha armada revolucionaria se desarrolla principalmente en el campo en Filipinas, el NPA cuenta también con los partisanos armados de la ciudades y las unidades de comando para llevar a cabo ciertos tipos de ofensivas en las zonas urbanas, carreteras y centros de explotación forestal, plantaciones y operaciones mineras. Se trata de zonas relativamente bien vigiladas por el enemigo, pero están aisladas y son vulnerables. Con el apoyo de las masas, el NPA puede aprender a acercarse y atacar estos objetivos. Las ofensivas tácticas contra sitios valiosos del enemigo obligan a este a tomar posiciones defensivas, y a tener menos fuerzas para las ofensivas contra el NPA en el campo.
¿Cómo ha desarrollado el Nuevo Ejército del Pueblo sus relaciones con los pueblos indígenas? ¿Cómo se combina el respeto a la cultura indígena con la idea de la construcción de una nueva sociedad que propugna el Partido?
Desde los años en que se desarrolló el movimiento democrático nacional en la década de 1960 y desde la reanudación del restablecimiento del CPP en 1968, el movimiento revolucionario ha prestado gran atención a los pueblos indígenas, que constituyen alrededor del 15% de la población pero ocupan grandes partes del territorio filipino. Los pueblos indígenas se encuentran además en las regiones montañosas y de colinas favorables para la guerra popular. La mayor preocupación social del CPP es que se resuelva su opresión y explotación; que se ejerza su derecho a la autodeterminación nacional; que se haga la revolución para su liberación nacional y social; que se respete su papel anterior en las luchas revolucionarias contra el colonialismo y el imperialismo y su patrimonio cultural; y que se aproveche su terreno, que es sumamente favorable para la guerra popular.
El Partido Comunista de Filipinas (CPP), el Nuevo Ejército del Pueblo (NPA), el Frente Democrático Nacional de Filipinas (NDFP) y las organizaciones de masas dieron la máxima prioridad a la educación y organización política de los trabajadores, campesinos, estudiantes, maestros y otros profesionales de las comunidades indígenas. De esta forma, desde el principio, han desempeñado un papel importante en la revolución democrática del pueblo a través de la guerra popular prolongada. Muchos de ellos se han convertido en cuadros dirigentes de los órganos centrales y regionales de todas las fuerzas revolucionarias. Y sus pueblos disfrutan de autodeterminación, autonomía y autogobierno en sus comunidades. Cuando las comunidades locales se mezclan en las zonas fronterizas, se sigue la regla de la representación proporcional para permitir su participación en la discusión de los asuntos y la toma de decisiones.
El Programa Democrático Popular de evolución del pueblo que aplican el CPP, el NPA, el NDFP, las organizaciones de masas y los órganos locales del poder político critica la opresión y la explotación de los pueblos indígenas y otras minorías nacionales en los siguientes términos: «Las minorías nacionales de Filipinas han sido objeto de abusos y gravemente ignoradas. El imperialismo estadounidense, el gobierno reaccionario local y las iglesias cristianas han considerado durante demasiado tiempo a las minorías nacionales como meros objetos de caridad burguesa y proselitismo cristiano. Los cuatro millones de personas que pertenecen a las minorías nacionales, especialmente las de Mindanao y las provincias montañosas, pueden ser poderosos participantes en el derrocamiento revolucionario del imperialismo y el feudalismo de los Estados Unidos. El gobierno burgués, los académicos reaccionarios y los chovinistas cristianos hablan en voz alta de la integración nacional, pero en realidad defienden a las clases explotadoras que son las principales fuentes de abuso y opresión».
El Programa declara el siguiente curso de acción: «La principal preocupación de las minorías nacionales es la tierra; los abusos de los terratenientes, madereros y acaparadores de tierras; y la explotación en las minas y plantaciones. Hay que alentar a un nuevo tipo de liderazgo, uno revolucionario, que surja de ellos a fin de suplantar al liderazgo tradicional que no los ha protegido y que sólo ha contribuido y participado de su explotación. En lo que respecta a los filipinos naturalizados y los extranjeros, debe adoptarse firmemente el enfoque de clase para acabar con el racismo y el chovinismo «malayo»».
Respecto a las relaciones afectivas entre individuos dentro de estas bases de Nuevo Poder que crea la guerrilla, si se dice que una relación de pareja no solo afecta a aquellos implicados, sino que inmcumbe a toda la comunidad, ¿cómo se entiende la figura del matrimonio como institución?
El CPP ha promulgado un Código de Relaciones Familiares para los miembros del Partido y las masas. Cuando un miembro del Partido tiene la intención de cortejar a alguien, debe informar a su rama del Partido. Si la otra persona no es miembro del Partido, se hacen esfuerzos para que se desarrolle, al menos, hasta ser candidato a miembro del Partido antes de que se apruebe y se realice el matrimonio, de modo que la pareja se ayude mutuamente en la labor revolucionaria. Se requiere que la pareja se remoldeé a sí misma y se desarrolle como revolucionarios proletarios.
Existe la suposición de atracción romántica o sexual entre las partes en el noviazgo pero las relaciones deben desarrollarse y elevarse al nivel de amor de clase proletaria y de pareja revolucionaria. El matrimonio entre los miembros del Partido es monógamo. Y se puede recurrir al divorcio si se demuestra incompatibilidad, infidelidad o traición política por parte del infractor. Se tiene en cuenta el cuidado de los hijos si los hay.
Entre las masas de los frentes guerrilleros, el funcionario de más alto rango del gobierno democrático popular, el CPP, el NPA o cualquiera de las organizaciones de masas interesadas puede aprobar el matrimonio y ser el oficiante de la ceremonia. Pero los cónyuges también pueden casarse con la aprobación de la organización religiosa de su elección. Pueden salir del frente guerrillero para celebrar la ceremonia de matrimonio oficiada por un funcionario del gobierno reaccionario o de la organización religiosa. Esta es una cuestión de costumbre social, de política del frente unido y de permitir que el mayor número posible de parientes y amigos de la pareja puedan asistir a la ceremonia de matrimonio.
Todas las parejas, pertenezcan o no al CPP , están obligadas a seguir las políticas, leyes y reglamentos que rigen las relaciones familiares, así como todos los asuntos relacionados con las buenas relaciones sociales en beneficio de la comunidad. Las buenas relaciones sociales implican el respeto de las libertades fundamentales, los derechos democráticos y la cooperación para realizar reformas sociales, económicas, políticas y culturales para lograr la justicia social al igual que mejores condiciones de vida.
En 2016 se vio que se acogía la victoria electoral de Duterte como una oportunidad para relanzar las negociaciones de paz y como un presidente que podía ser de carácter progresista y afrontar la injerencia estadounidense en el país. ¿Cómo valora aquellas posiciones? ¿Fueron acertadas?
Duterte tenía un largo historial de ser un capitalista burocrático y un aliado poco fiable e inestable del NDFP en el sur de Mindanao en una serie de luchas contra los enemigos comunes, incluidos los militares reaccionarios y otros capitalistas burocráticos. Un apunte más: fue un antiguo estudiante mío de ciencias políticas y se convirtió en miembro del Kabataang Makabayan.
Cuando se convirtió en candidato presidencial, ofreció formar un gobierno de coalición con el NDFP si era elegido y amnistiar y liberar incondicionalmente a todos los prisioneros políticos, incluso antes del comienzo de las negociaciones de paz. Aún así, los partidos electorales del movimiento democrático legal, el Bloque Makabayan, no lo apoyaron a él sino a Grace Poe. Incluso entonces, Duterte ofreció negociaciones de paz cuando se convirtió en presidente.
No emitió ninguna amnistía general para todos los prisioneros políticos, pero ofreció nombrar en su gabinete a cuatro comunistas, con la intención de dirigir al Partido Comunista de Filipinas (CPP) hacia la capitulación. Pero le dije públicamente que nombrara a las personas por sus méritos individuales porque aún no había un acuerdo de paz. En lugar de la amnistía para todos los presos políticos, sólo 19 de ellos fueron liberados. A cambio, Duterte trató de obtener un alto el fuego indefinido. Lo rechazamos. Así pues, las negociaciones de paz prácticamente murieron en abril de 2017, aunque hubo acciones y declaraciones de ambas partes que manifestaban tanto el fracaso de las negociaciones de paz como los intentos de revivirlas.
Al emprender las negociaciones de paz, el CPP y el NDFP tienen que guiarse por la política y las tácticas del frente unido. No podían descartar la oferta de negociaciones de paz de Duterte sin exponerlo primero como realmente hostil a las negociaciones de paz. Rechazar rotundamente la oferta de negociaciones de paz de Duterte habría hecho que el CPP y el NDFP aparecieran como la parte belicosa, ofendiendo a la amplia gama de defensores de la paz y a millones de personas.
Hay una clara tendencia en realizar el paralelismo entre la era de Duterte y la dictadura de Marcos. Es obvio que el primero esta llevando a cabo unas políticas represivas contra el pueblo filipino que rememoran esos tiempo, ¿pero en qué sentido esta estrategia, si la sigue el Partido, es positiva para el movimiento revolucionario? Y, teniendo en cuenta la experiencia de la llamada “Revolución de EDSA”, ¿qué puede ser diferente en su desarrollo, o qué resultado puede esperar el movimiento revolucionario de una eventual caída de Duterte?
Como has señalado, es positivo o beneficioso para el movimiento revolucionario subrayar la similitud de los regímenes de Marcos y Duterte porque ambos han adoptado una política represiva contra el pueblo filipino. De hecho, son similares en cuanto al uso del régimen del terror despiadado. Duterte ha firmado su ley de terrorismo de Estado en nombre de la lucha contra el terrorismo. Y abiertamente idolatra a Marcos y emula sus carnicerías y saqueos.
Si Duterte cayera antes o poco después de 2022 (elecciones presidenciales), sería por las gigantescas acciones masivas de protesta y la consecuente retirada de apoyo por parte de los militares reaccionarios pro-estadounidenses. Estos oficiales militares pro-estadounidenses todavía podrían transferir el poder a la Vicepresidenta o al candidato presidencial de la oposición en 2022 de manera similar a como Cory Aquino alcanzó la presidencia en 1986. Las fuerzas legales del movimiento democrático nacional tienen la capacidad de movilizar a la gente para acciones masivas gigantescas. Pero el NPA no tiene todavía suficiente fuerza armada para tomar el poder en Manila.
Mientras tanto, lo mejor para el NPA es acumular fuerza armada en el campo y ayudar al gobierno popular a fortalecerse allí. Todos los esfuerzos se realizan para fortalecer la alianza obrero-campesina, ganar a las capas sociales medias y aprovechar las divisiones entre los reaccionarios. Lo mejor que puede ocurrir para aprovechar las divisiones entre los reaccionarios es que se peleen violentamente entre ellos. Pero eso no va a suceder pronto.
¿Cómo está la situación en Filipinas tras la pandemia? ¿Cómo ha gestionado esta situación el movimiento revolucionario y qué trabajo se ha establecido con respecto al pueblo filipino?
Incluso antes de la pandemia del COVID-19, la crisis del sistema gobernante estaba en su peor momento. Desde el confinamiento de la pandemia, Duterte ha utilizado sus poderes de emergencia para aplicar más medidas represivas contra el pueblo y robar el dinero público prometido para apoyar la lucha de la sanidad contra la pandemia y proporcionar asistencia económica a las personas que han sido privadas de sus trabajos y otros medios de vida. El pueblo está hambriento y sumamente enfadado contra el régimen de Duterte.
Las fuerzas jurídicas del movimiento democrático nacional están utilizando las redes sociales y los seminarios web para abordar las cuestiones contra el régimen y fomentar la concienciación, la organización y la movilización de la población de todas las formas posibles, a pesar de los cierres aplicados por los militares y la policía.
En el campo, las fuerzas revolucionarias tienen más libertad de acción debido a la disminución del número de tropas como resultado de su preocupación por hacer cumplir los confinamientos. Pero en un número de áreas en el campo, los militares están involucrados en las llamadas operaciones militares enfocadas. Pero el espacio en el campo es amplio para que el NPA pueda maniobrar, evadir, defenderse o atacar al enemigo.
En medio de una pandemia mundial, desde su visión personal, querría preguntarle: ¿Hacia qué dirección apunta la política exterior de Duterte? ¿Sigue siendo predominantemente favorable a Estados Unidos o piensa que está tratando de desplazar la influencia estadounidense en el país en favor de China?
Duterte siempre se ha mantenido leal al imperialismo estadounidense. Ha conservado todos los tratados, acuerdos y arreglos que hacen que los Estados Unidos sigan dominando la economía, la política, la cultura y el ejército filipinos. El gran acuerdo entre los Estados Unidos y Duterte es que este último elimine la revolución armada y le dé a los Estados Unidos la propiedad ilimitada de la tierra, los recursos naturales, los servicios públicos y todas las empresas.
El gran acuerdo entre Duterte y China es que Beijing entregue préstamos de alto interés por valor de 24.000 millones de dólares para proyectos de infraestructura sobrevalorados. Pero China ha tardado en cumplir su promesa porque quiere que Duterte renuncie primero de manera categórica y flagrante a los derechos soberanos de Filipinas sobre el Mar de Filipinas Occidental. Duterte está recibiendo mucho dinero chino de las tríadas criminales chinas que trafican con drogas ilegales y operan casinos en Filipinas.
Servir a dos potencias imperialistas que ahora están en conflicto puede convertirse en un gran problema para Duterte. Ha permitido que China construya y militarice siete islas artificiales en el Mar de Filipinas Occidental, que sea propietaria del 40% de la red eléctrica nacional y, lo que es peor, que China Telcom erija torres de telefonía móvil en campamentos militares y ayude al ejército y a la policía a mejorar su sistema de comunicaciones. Al mismo tiempo, los EE.UU. mantienen personal e instalaciones en estos campamentos militares en virtud del Acuerdo de Fuerzas Visitantes y el Acuerdo de Cooperación de Defensa Mejorada.
¿Qué posición adopta el movimiento revolucionario frente a las tensiones derivadas de esta pugna entre Estados Unidos y China (actualmente centradas en una guerra comercial)?
El CPP condena a EE.UU. y a China como potencias imperialistas por sus respectivas violaciones de la soberanía nacional filipina. Los EE.UU. y China fueron los dos principales socios en la propagación de la política neoliberal en las últimas cuatro décadas. Pero ahora están cada vez más enfrentados entre sí porque los responsables políticos de los Estados Unidos han llegado a la conclusión de que China ha aprovechado su economía de dos niveles (capitalismo de Estado y capitalismo privado) para lograr objetivos económicos y militares estratégicos, ha manipulado las políticas comerciales y monetarias para obtener ventajas indebidas, ha utilizado sus excedentes de exportación y sus reservas de divisas para exportar capital y apoderarse de los mercados y ha robado tecnología estadounidense de las filiales de los Estados Unidos en China y de los laboratorios de investigación de los Estados Unidos.
El gobierno de los Estados Unidos tiene que culpar a China para engañar al público estadounidense sobre la crisis de sobreproducción en el sistema capitalista mundial, para esconder el hecho de que el gobierno de los Estados Unidos cometió la temeridad de gastar en exceso en las fuerzas militares estadounidenses en el extranjero y en las guerras de agresión. Además Washington hizo concesiones a China como la subcontratación de la fabricación (para aprovechar la mano de obra china más barata a expensas del empleo en los estadounidenses), aumentó las inversiones de los Estados Unidos en China después de los levantamientos masivos de 1989 en decenas de ciudades chinas y permitió a Beijing disfrutar de grandes excedentes comerciales y emprender proyectos ambiciosos como la Iniciativa Belt and Road.
La crisis de sobreproducción del sistema capitalista mundial se ha agravado tanto que las contradicciones interimperialistas se están agudizando, el sector de servicios y las burbujas de deuda pública ya están en proceso de implosión. Las contradicciones interimperialistas de EE.UU. y China han tomado protagonismo porque ahora son las economías más grandes y Washington encuentra conveniente y necesario oponerse a Beijing como su principal rival económico, capaz de reproducir y relanzar productos que solían llevar marcas estadounidenses, y como su principal rival político, con el desarrollo de armas militares de alta tecnología.
En un momento histórico actual de pugna y aumento de las tensiones globales ¿cómo ve usted la situación internacional? ¿hay algún país que pueda dar apoyo al movimiento revolucionario filipino? ¿qué opinión le merecen países como Cuba, Corea del Norte o Venezuela?
El neoliberalismo se está deshaciendo. Ha servido para agravar la crisis de sobreproducción. Las contradicciones interimperialistas se están intensificando. Los EE.UU. y China se están devorando mutuamente. Es de esperar que las potencias imperialistas se enfrasquen más en sus propios problemas internos, aunque al mismo tiempo estén enredadas en contradicciones interimperialistas y se sobreextiendan en otros tantos países en actos de agresión.
El empeoramiento de la crisis del sistema capitalista mundial está generando condiciones favorables para la revolución filipina. Al estar en un archipiélago, el pueblo filipino tiene que ser autosuficiente para librar la lucha revolucionaria. En su historia, fue capaz de derrotar al colonialismo español, siendo el mismo pueblo asiático el que derrotó a una potencia occidental y luego fue capaz de dar una buena pelea contra la creciente potencia imperialista de los EE.UU. a partir de 1899.
Admiro a las fuerzas y pueblos antiimperialistas de Cuba, la República Popular Democrática de Corea, la República Bolivariana de Venezuela y de otros países por haberse levantado contra el imperialismo norteamericano y haber librado luchas contra él y sus lacayos. Sus justas luchas sirven para apoyar la revolución filipina. A su vez, la revolución filipina apoya estas luchas.
Es positivo que los EE.UU. se enfanguen en su propio terreno y en muchos otros países para que tenga menos fuerza para centrarse en Filipinas. También es bueno que cualquier fuerza revolucionaria en otro país pueda dar apoyo moral y asistencia para ayudar al pueblo filipino en su lucha revolucionaria. Pero es mejor que el pueblo filipino dependa de sí mismo y no se haga dependiente de la ayuda extranjera incluso cuando ésta se materialice.
La revolución democrática popular en curso en Filipinas ha demostrado que puede crecer en fuerza y avanzar incluso cuando los grandes países socialistas han caído y ningún país extranjero presta asistencia a la revolución armada. El pueblo filipino confía en que hará mayores progresos por sí mismo a medida que la crisis del sistema capitalista mundial empeore y las potencias imperialistas y las clases reaccionarias locales se encuentren en una situación cada vez peor.
En un documento suyo, “The cuestion of People’s War in Industrial Capitalists countries”, se niega la posibilidad de llevar a cabo una guerra popular en los países industriales avanzados, ¿de qué manera puede organizarse la revolución en estos países si no es a través de una Guerra Popular? ¿Qué te lleva a considerar esta postura?
Para ser preciso, he declarado que la guerra popular prolongada es posible y viable en una sociedad semicolonial y semifeudal como la China anterior a 1949, o las actuales India y Filipinas, y que no puede ser universalmente realizable en ningún país imperialista en ningún momento. En condiciones de guerra interimperialista directa como la Segunda Guerra Mundial, sin el uso de armas nucleares, todavía era posible hacer una guerra partisana o de guerrillas durante varios años en las zonas urbanas y rurales de Europa occidental.
En la actualidad, la población agrícola de los países imperialistas se ha reducido bastante. Tanto en Estados Unidos como en Noruega, donde unos pocos maoístas infantiles hablan de llevar a cabo una guerra popular prolongada, la población agrícola representa alrededor del 2% de la población nacional y está formada tanto por capitalistas agrícolas monopolistas como por agricultores ricos, que utilizan mucha mecanización, a diferencia de los terratenientes tradicionales de China que explotan a una gran masa de campesinos pobres y medios utilizando herramientas primitivas de agricultura.
La línea estratégica de Mao de cercar las ciudades desde el campo en una guerra popular prolongada funciona en países donde los campesinos son la mayoría de la población nacional y la economía semifeudal está en crisis crónica. El propio Mao dijo que la guerra popular prolongada, que se podría hacer en China, no se puede hacer en ningún país imperialista con una economía y un sistema de comunicaciones altamente unificados y centralizados y con una escasez de campesinos pobres y medios.
Dejemos que los maoístas infantiles comiencen la lucha armada ahora en zonas rurales de los EE.UU. o Noruega. Serán aniquilados en menos de 30 minutos por los equipos SWAT de la policía local. Hasta ahora, ningún grupo que aboga por la guerra popular prolongada la ha iniciado en ningún país imperialista. Pequeños grupos armados conspirativos, sin una amplia base de masas entre los trabajadores o en una comunidad nacional oprimida, pueden llegar tan lejos dentro de un país imperialista, tan pronto como comience el tiroteo.
No debe haber confusión entre la práctica de Mao de la guerra popular prolongada en la China semicolonial y semifeudal, como una forma particular de guerra, y el concepto marxista general de que el proletariado derroca al estado burgués por la fuerza armada, como se enseña desde hace mucho tiempo en el Manifiesto Comunista. Especialmente cuando un grupo se llama a sí mismo maoísta, debe entender por qué la guerra popular prolongada fue posible en China y por qué desde entonces no hemos visto tal tipo de guerra ocurriendo y teniendo éxito en los países imperialistas.
Los revolucionarios en los países imperialistas pueden propagar la línea del Manifiesto Comunista, la Guerra Civil en Francia y de El Estado y la Revolución de Lenin para que el proletariado establezca su dictadura de clase derrocando al Estado burgués. Para ello, los comunistas pueden desarrollar un fuerte movimiento obrero a través de un trabajo ideológico, político y organizativo eficaz, en sintonía con el empeoramiento de la crisis del sistema capitalista, y preparado para luchar contra el esfuerzo desesperado de la burguesía monopolista de utilizar el fascismo contra la clase obrera.
Es fácilmente concebible, sobre la base de la experiencia histórica y las circunstancias actuales, que se puedan hacer preparativos político-militares para el derrocamiento de la burguesía monopolista, tales como ejercicios de movilización del pueblo para las protestas de masas y los bloqueos contra el enemigo de clase; la formación y entrenamiento de unidades de autodefensa en los sindicatos y otras organizaciones de masas; el trabajo de tipo bolchevique en el seno del ejército imperialista para futuras deserciones masivas de las tropas al lado revolucionario; la acumulación discreta de armas en manos de los revolucionarios; etc.
¿Ha habido valoraciones sobre construir una internacional? El maoísmo tuvo intentos, siendo el Movimiento Revolucionario Internacional (MRI) el más destacado. Con la victoria de la línea prachandista en la revolución nepalí se abandonó este esfuerzo, ¿cómo lo valora y qué consideraciones tiene sobre una internacional comunista?
No hablo en nombre del CPP en esta entrevista. Y no tengo conocimiento de ninguna intención del CPP de reconstituir la Internacional Comunista. Pero creo que tiene más sentido, por el momento, que el CPP haga todo lo posible por dirigir la revolución filipina a fin de lograr avances significativos y así contribuir de manera significativa a la lucha antiimperialista mundial y al resurgimiento de la revolución proletaria mundial.
Los partidos comunistas que dispongan de más recursos y de más espacio político pueden tratar de reunir a delegaciones comunistas de diversos países para celebrar conferencias o seminarios. Pero no creo que sea prudente y viable para ningún partido o grupo de partidos constituir un partido internacional que ponga a varios PC bajo el principio del centralismo democrático como el Movimiento Revolucionario Internacional (MRI) trató de hacer. El MRI se metió en graves problemas por cuestiones como el deseo de Gonzalo de negociar la paz y luego la nueva síntesis de Avakian.
Desde la disolución de la Tercera Internacional en 1943, debido a las condiciones de la Segunda Guerra Mundial, el concepto de un partido comunista internacional que trata a los partidos comunistas de varios países como secciones nacionales se ha vuelto anticuado. El principio y la práctica han consistido en que los partidos comunistas de diversos países sean iguales e independientes y se respeten mutuamente como tales, estén o no en el poder o sean grandes o pequeños. Son responsables de la aplicación del marxismo-leninismo en sus respectivos países, al tiempo que están obligados por el espíritu y el principio del internacionalismo proletario.
En este sentido, ¿qué es lo que puede aportar hoy en día el movimiento revolucionario filipino al resto del mundo? ¿Se considera el CPP la vanguardia ideológica de los movimientos revolucionarios?.
Por el momento, el CPP puede hacer una contribución significativa al movimiento comunista internacional dirigiendo la revolución filipina y, en el proceso, creciendo en fuerza y haciendo avances en su lucha. Cuando gane la revolución filipina, entonces tendrá los recursos y el espacio político para organizar conferencias o seminarios internacionales en Filipinas. Lo que el CPP puede hacer ahora es compartir su experiencia revolucionaria y sus puntos de vista sobre cuestiones nacionales e internacionales con otros partidos comunistas mediante publicaciones, conferencias y seminarios.
Mientras tanto, el Departamento Internacional del CPP puede facilitar la participación de las delegaciones del CPP en conferencias y seminarios internacionales antiimperialistas. El CPP está convencido de adoptar la posición correcta en los acontecimientos y cuestiones nacionales e internacionales. Pero no creo que el CPP se incline a proclamarse inmodestamente como la vanguardia ideológica del Movimiento Comunista Internacional. Eso se demuestra mejor con la práctica revolucionaria que con cualquier autoproclamación.
La Red de Solidaridad con los Presos Palestinos Samidoun lamenta el fallecimiento de José María Sisón “Joma”
José María Sison fue el iniciador y primer presidente del Partido Comunista de Filipinas (PCF) en 1968. Bajo su liderazgo, el CPP se convirtió en la principal fuerza revolucionaria de Filipinas y en un brillante ejemplo para el movimiento revolucionario internacional. El CPP se expandió rápidamente tras su fundación y creó el Nuevo Ejército del Pueblo (NPA) en 1969, que sigue librando una de las revoluciones armadas comunistas más largas del mundo en casi todas las provincias de Filipinas.
En el momento de su muerte, Sison era asesor político jefe del Frente Democrático Nacional de Filipinas (NDFP), el frente unido que incluye a decenas de organizaciones de masas revolucionarias de Filipinas, como campesinos, trabajadores, jóvenes, mujeres, indígenas y filipinos de ultramar. Sison fue también presidente emérito de la Liga Internacional de Lucha de los Pueblos (ILPS), de la que Samidoun es orgulloso miembro, que reúne a cientos de organizaciones antiimperialistas de todos los continentes.
Sison siempre se mantuvo comprometido con la lucha por la liberación nacional y social de Filipinas. Trabajó apasionada e incansablemente por esta lucha hasta su último aliento y deja un legado de vigor revolucionario que es conocido por todos los que han leído o escuchado sus palabras y su obra.
Como revolucionario comprometido y marxista-leninista-maoísta, Sison fue también un internacionalista proletario de principios que apoyó plenamente la lucha de liberación palestina. Escribió decenas de artículos y declaraciones sobre la lucha del pueblo palestino, apoyando la resistencia palestina y exigiendo la libertad de todos los presos políticos.
Sison tenía experiencia directa en la lucha de los presos, ya que él mismo fue detenido por la dictadura fascista de Marcos en 1977 y encarcelado durante casi nueve años. Fue sometido a duras torturas y pasó la mayor parte del tiempo en régimen de aislamiento. Contando sus experiencias en la cárcel, Sison explicó cómo pudo sobrevivir esos años y practicar la firmeza, lo que los presos palestinos conocen como Sumud:
“Cuando me aplicaban torturas físicas tan descaradas, como puñetazos y curas de agua, pensaba en resistirme continuamente porque mi estimación era que simplemente quedaría inconsciente cuando mi cuerpo no pudiera soportar más el dolor de la tortura. En todo momento pensé que sería una vergüenza rendirme y traicionar a los demás y a mí mismo a causa de la tortura. También podía e intentaba burlar al enemigo. Por supuesto, siempre fui consciente del deber de defender al pueblo y al movimiento revolucionario.
El tipo de tortura más difícil que sufrí fue la prolongada, siendo la forma psicológica de la tortura la principal y la física incorporada la secundaria. Estar encadenado a un catre y aislado en una pequeña celda sin saber cuándo cambiarían mis condiciones supuso un terrible estrés para mi mente. Sentía como si toneladas de plomo cayeran sobre mi cerebro cada segundo, cada minuto, cada hora, cada día y cada semana.
Pero para mantener la cordura e incluso agudizar el ingenio, luché componiendo poemas, revisando y analizando mis experiencias y pensamientos e imaginando tramas de novelas que nunca llegué a escribir. Tenía la voluntad de luchar porque luchaba no sólo por mí, sino por el pueblo, especialmente por las masas trabajadoras de obreros y campesinos.
Consideraba la cárcel e incluso mi pequeña celda un escenario de la lucha por la liberación nacional y la democracia. Pensé entonces que era mi tarea especial mostrar desafío a los imperialistas estadounidenses y al régimen fascista de Marcos para despertar aún más al pueblo a librar la revolución armada”.
Tras salir de la cárcel en 1986, Sison se embarcó en una gira internacional en la que conoció a camaradas y revolucionarios de todo el mundo. Pero cuando visitaba Holanda, el gobierno filipino le retiró el pasaporte y fue exiliado a la fuerza a un país situado a más de 10.000 kilómetros de su hogar. Desde entonces reside en Holanda junto con su compañera Julie De Lima y otros revolucionarios filipinos exiliados.
En 2007, bajo la presión de Estados Unidos, la policía holandesa detuvo a Sison y lo retuvo durante 16 días, maltratándolo y negándole sus medicinas. Había sido incluido en las listas de terroristas de las potencias imperialistas que querían debilitar el movimiento revolucionario de Filipinas y a sus luchadores internacionales. El tribunal acabó desestimando los cargos inventados sin prueba alguna, pero Sison nunca pudo viajar fuera de Holanda. Estados Unidos, al contrario que la UE, nunca lo retiró de la lista de terroristas. El caso de Sison es una demostración más del uso de las “listas de terroristas” en un intento de criminalizar y reprimir los movimientos revolucionarios de los pueblos del mundo, del mismo modo que se utilizan contra el pueblo palestino y su resistencia.
En Holanda, Joma llevaba una vida sencilla en un pequeño apartamento obrero de Utrecht, donde trabajaba todos los días desde primera hora de la mañana hasta bien entrada la noche. Era un hombre humilde pero apasionado, al que le encantaba pasar tiempo con los camaradas, escuchar sus experiencias y compartir sus consejos.
Fuentes: Samidoun / Descifrando la guerra.
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