La guerra de Ucrania, un buen negocio para el imperio norteamericano

Introducción

Más allá de la retórica del chovinismo, detrás de todas las guerras hay intereses económicos. Los anticapitalistas hablamos de imperialismo, pero hemos hablado menos del hecho que el Estado español y el francés forman parte de un imperio: el imperio de los EUA. Y este imperio no solo expolia materias primas y vende productos manufacturados a los países del tercer mundo, comprando a sus élites o provocando golpes de estado en los que no son corruptos como Libia, inventándose armas de destrucción masiva como en Iraq, o en nombre de libertades como intentaron en Siria y fracasaron. También coloca sus materias primas en sus países satélite.

El consejo de administración del capitalismo global es el gobierno de los EUA. Uno de los ideólogos del imperio, Brzezinski, en su libro el Gran Tablero Mundial, dice que una de las prioridades del imperio es dominar Eurasia y para conseguirlo hay que golpear a Rusia. Y para hacerlo, hay que dominar Ucrania. Debilitar a Rusia es la mejor manera de debilitar, a ojos de los EUA, a la potencia económica que compite directamente con ellos: China. Los Estados Unidos de América han pasado de las palabras a los hechos.

La política de la OTAN de expandirse hasta las fronteras de Rusia ha sido un intento premeditado de arrinconar Rusia política y económicamente. En ese sentido, la sucesión de acontecimientos que van desde la revuelta del Maidan en 2014 hasta la decisión de incorporar Ucrania en la OTAN son las causas de la guerra.

Las razones económicas de la guerra: el beneficio del imperio

El imperio de los EUA vio cómo la pandemia agudizaba sus problemas económicos estructurales. El déficit del comercio exterior de bienes y servicios aumentó un 27% en 2021, mientras les exportaciones aumentaron 394 mil millones de dólares y las importaciones lo hacían en 576 mil millones. Y el déficit escaló hasta los 859 mil millones de dólares. De esta cantidad total destacan el déficit con China, de 355 mil millones de dólares, y con la Unión Europea, de 219 mil millones de dólares. La primera industria de los EUA, la producción de armas, pasó del 36% del comercio mundial al 39% en el cuatrienio 2017-2021. Mientras tanto, el dominio ruso en este tipo de producción bajó del 24 al 19% durante el mismo periodo. Cabe recordar que el Estado español representa un 2,5% de este comercio mundial en el cuatrienio 2017-2021.

Como los Estados Unidos no tienen suficiente con aumentar su venta de armas, también necesitan incrementar su venta de petróleo, gas, y de pasada vender más productos agrícolas. El plan de los EUA está muy claro: sancionar a Rusia, arrinconarla económicamente, y presionar a los países de la Unión Europea para que reduzcan las compras de petróleo y gas a Rusia. Y eso ha permitido a los Estados Unidos aumentar brutalmente sus ventas. Si a ello le sumamos la colocación masiva de armas en Ucrania, podemos decir alto y claro que al imperio, económicamente, le conviene esta guerra.

Las armas de los EUA alimentan la guerra, y el petróleo y el gas que venden a la Unión Europea son vendidos a precios más caros que los que proceden de otros países. Las sanciones económicas a Rusia son la excusa perfecta para desplazar a este país como principal proveedor de gas de la Unión Europea y también de petróleo. Esta substitución perjudica a los Estados satélite de los EUA, la UE, porque si la media de precio del gas ruso ha sido de 38,42 €/MWH, el del GNL (Gas Natural Licuado) ha sido de 53,88 €/MWH. Los EUA acaba de firmar un acuerdo con la UE para que desde hoy hasta 2030 se suministren 50.000 millones de m3, o lo que es lo mismo, el GNL de los EUA incrementará en un 68% las exportaciones totales a la UE. Substituimos así la dependencia de un Estado por otro y a precio más caro. Gana el imperio y perdemos las colonias.

El Estado español en concreto ha pasado de recibir un 50% de gas vía gasoducto con Argelia a recibir un 23%. Hemos pasado por tanto de un 50% de GNL a un 76%, cuya mitad procede de los EUA. El IBEX 35 energético también gana con esta guerra porque seis de las veinte regasificadoras de Europa se encuentran en el Estado español (una cuota de regasificación del 25%), y además dispone de un 30% de la capacidad de almacenaje de la Unión Europea. En el negocio del gas se cobra por todo: regasificar, almacenar y transportar.

En definitiva, provocar esta guerra ha sido una estrategia del gran capital del imperio más o menos premeditada para acorralar a Rusia como proveedor de materias primas, y para aumentar sus exportaciones de petróleo, gas y armas. Y si no encuentra una fuerte oposición, el siguiente paso será la venta a la UE de productos agrícolas transgénicos, bajo el relato de que aunque están prohibidos, se llevará a cabo para evitar desabastecimientos. Además, le permitirá acabar con el déficit comercial con la Unión Europea y fortalecer al dólar, que ha pasado de un cambio con el euro de 1,15 dólares por euro a 1,02 durante el mes de Julio de 2022.

Beneficios extraordinarios de la guerra para el gran capital

Los Estados Unidos no son los únicos beneficiados por esta guerra. También los son las empresas navieras y las comercializadoras de materias primas. Respecto a las navieras, ya publicamos en otro lugar un texto sobre la crisis del transporte marítimo donde decíamos que con la pandemia las diez grandes navieras que controlan el 80% del comercio marítimo se han hecho de oro con beneficios récord. Pues bien, durante el primer trimestre de 2022 sus beneficios fueron de 59.300 millones de dólares, un 300% más que los 19.100 del primer trimestre de 2021. La subida de los precios de los fletes en los barcos que transportan GNL aumentará todavía más sus beneficios. El precio medio del contenedor entre Asia y los EUA ha subido de 1.000 dólares a 20.000. Y esto refuerza la inflación, porque el comercio marítimo representa el 1,5% del PIB mundial.

La guerra supone una multiplicación de los beneficios del transporte masivo vía petroleros y barcos cargados con GNL. Pero el impero ampara a comercializadoras de materias primas que salen beneficiadas de la guerra. Glencore, originariamente suiza, hoy tan global como las otras de las que hablamos en el sector de los metales, es la más importante del mundo. Vitol, también suiza, es la líder del petróleo. Trafigura de Singapur destaca en el petróleo y los metales. Cargill, de los Estados Unidos, es líder en cereales. Estas comercializadoras actúan como banco para comprar petróleo por anticipado o suministran materias primas a crédito a algunos fabricantes. Vitol, en concreto, desobedeció el embargo a Iraq. En Cuba, intercambió petróleo por azúcar. Estas comercializadoras pueden comprar petróleo a Nigeria en alta mar, refinarlo en China, y vendérselo a la India. Hacen transacciones en alta mar sin ningún freno legislativo, mercantil o medioambiental. Aprovechan la debilidad energética y de materias primas de la UE para colocarle el petróleo y los metales rusos porque está prohibido en EUA y en la Gran Bretaña, pero no en la Unión Europea. Con la guerra, este oligopolio está llenándose los bolsillos.

Impacto sobre el medio ambiente

El gas natural y el petróleo contaminan con su proceso de extracción, transporte y distribución. Aumentar la compra de petróleo y gas natural a los EUA es un acto de profunda hipocresía porque una parte importante de ambos combustibles fósiles se extrae mediante la técnica del fracking, que está prohibida en la Unión Europea. Esta técnica incrementa todavía más el impacto medioambiental porque se basa en crear fisuras en el subsuelo y desestabilizarlo. Además, contamina los acuíferos y perjudica la salud de los habitantes cercanos.

Los Estados Unidos son un proveedor lejano. Transportar el petróleo y el gas mediante barcos es profundamente contaminante, como todo transporte marítimo en la era industrial. En el caso del gas, hay que convertirlo en líquido en los EUA y regasificarlo de nuevo en destino. Se duplica así el proceso contaminante. Que los Estados Unidos se hayan de convertir en el principal proveedor de gas y petróleo de Europa no sólo provoca que se paguen precios más caros sino que sus efectos sean más contaminantes. Y ese este sentido, declarar la energía nuclear y el carbón como energías verdes, como acaba de hacer la Unión Europea, es un profundo acto de cinismo y manipulación.

La manipulación de las sanciones

Los medios de comunicación del imperio nos han hecho creer que las sanciones convertirían a Rusia en una Estado fallido. Para empezar pensaban que el rublo se hundiría. La víspera del comienzo de la guerra, para comprar un dólar eran necesarios 85 rublos rusos. El mes de marzo la paridad de hundió hasta los 141 rublos por dólar. Pero el Kremlin decidió exigir el pago en rublos del petróleo y el gas. Los boletines de noticias no lo dicen, pero el día 11 de julio el rublo se había recuperado e incluso había mejorado respecto al comienzo de la guerra: 59 rublos el dólar. El imperio creía, además, que retirando sus marcas de Rusia la población haría manifestaciones exigiendo el retorno de Zara o de McDonald’s. Pues bien, el vacío que han dejado estas marcas lo han ocupado imitadores rusos que tienen sus tiendas llenas de clientes.

Los Estados Unidos y Gran Bretaña, que producen petróleo, se pusieron estupendos prohibiendo las importaciones de petróleo ruso. Si llegamos a necesitarlo, nos llegará a través de alguna de las empresas comercializadoras que hemos mencionado. La Unión Europea sigue importando petróleo ruso por la puerta de atrás.

Respecto al gasoducto Nord Stream 1, ha quedado paralizado por mantenimiento. Una de sus turbinas estaba siendo reparada en Canadá. Y como este país no podía devolver la turbina a Rusia a causa del embargo, se ha encontrado una solución alternativa. Se ha entregado la máquina a Alemania para que ésta la reinstale y pueda poner en marcha de nuevo el gasoducto ruso. La Unión Europea no puede permitirse perder el gas ruso, y más allá de la propaganda, hará todo lo que sea necesario para que el gasoducto vuelva a funcionar.

La UEFA y la FIFA, que nunca han sancionado a Israel ni a Arabia Saudí –tampoco por supuesto a los EUA–, ahora sancionan a Rusia. La FIFA que calla ante la muerte en accidente laboral de seis mil trabajadores construyendo los estadios para el próximo mundial de fútbol en Qatar, o que es capaz de parar las ligas durante el mes de noviembre para jugar el mencionado mundial, pretende dar lecciones de ética.

El cinismo llega a su máxima expresión cuando dicen que Rusia está en bancarrota porque no puede pagar los intereses de una emisión de deuda en dólares. Rusia había dado la orden de pagar 234 millones de euros, pero los bancos del imperio no le permiten efectuar el pago. Es el primer deudor de la historia que quiere pagar y no le dejan.

La comercializadoras que antes comentábamos compran petróleo ruso y lo revenden donde no ha sido vetado. China compra todo el que necesita. El embargo está provocando la bajada del precio del petróleo en bruto, pero no el precio del combustible final.

Parte de las armas que llegan a Ucrania son revendidas por los corruptos del régimen en el mercado negro. Rusia está ganando la guerra por mucho que diga el imperio. La República de Lugansk ya ha expulsado al ejército ucraniano y Donetz lleva el mismo camino. El imperio utiliza al pueblo ucraniano como carne de cañón con la complicidad del régimen de Zelenski. Nadie habla de los bombardeos ucranianos en el Donbass, ni durante la presente guerra, ni durante los ocho años anteriores. Entre 2014 y 2022, el gobierno ucraniano ha practicado una política de genocidio sistemático sobre esta región con el apoyo de paramilitares neonazis que ha sido silenciada por los medios de comunicación occidentales. La lista de manipulaciones no tiene fin.

Conclusiones

El imperio, tras provocar la caída de la URSS, ha usado la OTAN como herramienta para expandirse. Ucrania era la última pieza para tener rodeada a la Federación Rusa. La guerra es el resultado de una provocación y de la voluntad de aislar a un país. El régimen bonapartista ruso ha decidido pasar a la acción.

La reunión en la base de la OTAN de Ramstein durante abril de 2022 supuso la prueba de que formamos parte del imperio norteamericano y que la OTAN es la herramienta de control de los países satélite. El imperio se está haciendo de oro con la guerra y con los precios que obliga a pagar a la Unión Europea; por el petróleo, por el gas y por extensión por la electricidad.

La Unión Europea ve cómo su moneda llega a la paridad con el dólar y cómo se fortalece el rublo. Los países de la UE, empezando por Alemania, registran déficit comercial e inflación. Y Rusia sobrevive porque sigue vendiendo gas, petróleo y materias primas.

El futuro está claro: reducción del déficit comercial de los EUA a costa de la UE, mientras Rusia se reinventa. Estados Unidos gana, la Unión Europea pierde, y Rusia terminará ganando. Esta guerra es el principio del fin del imperio. Si los pueblos trabajadores no luchan, se verán arrastrados en su caída.

Praxi:

Un espacio para el debate y el posicionamiento político con el fin de contribuir a aportar reflexiones políticas y apuestas tácticas y estratégicas para confrontar el capitalismo patriarcal en los Países Catalanes

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