La candidatura de Calviño al Eurogrupo hace aumentar las dudas en el gobierno español
El futuro cargo de Nadia Calviño al frente de la coordinación de las políticas económicas de los estados miembros de la UE podría implicar una presión añadida para el gobierno social-liberal de Sánchez. No es un requisito para el puesto de manera oficial sino ser ministro de un estado miembro, tener experiencia y un extenso y respetado currículum en los órganos bruselenses. Pero extraoficialmente una candidatura así implica una actuación ejemplar y modélica, reformas, políticas de consolidación fiscal y el temible término de recorte del gasto público por parte del Estado que propone al candidato.
Algo que no agrada a un sector del Gobierno español de Pedro Sánchez, que teme que su política se acabe pareciendo por necesidad impepinable más a la crisis de 2008 (con recortes y más impuestos).
He aquí el dilema de los social-liberales españoles en su débil posición actual. Por un lado, ganar prestigio con mayor presencia el las instituciones imperialistas de la UE y postular a sus dirigentes en las instituciones. Por otro, renunciar a la candidatura de la vicepresidenta en el Eurogrupo para orillarse al ala socialdemócrata de Unidas Podemos en el Gobierno.
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