Juan Carlos Moreno Cabrera: “El supremacismo español niega la condición de lengua natural a las formas de comunicación lingüísticas de Andalucía”

Juan Carlos Moreno Cabrera lingüista madrileño.

El profesor de la Universidad Autónoma de Madrid Juan Carlos Moreno Cabrera (Madrid, 1956) ha publicado en la editorial andaluza Hojas Monfíes un nuevo libro en el que pone en cuestión la dialectoideología española titulado Lengua, dialectos, hablas. Crítica de la dialectoideología española.

En su obra plantea que la distinción entre lengua, dialecto y habla está muy consolidada y es considerada entre el público en general como una verdad científica incontestable. Por desgracia, está irremediablemente asociada en la opinión pública con una jerarquía valorativa que hace que la lengua sea vista como superior al dialecto y éste al habla. De este modo, por ejemplo, se dice que no existe el andalú como lengua, ni siquiera como dialecto, sino solo como un conjunto de hablas más o menos cohesionadas o diversificadas. Moreno Cabrera sostiene que todas estas ideas son contrarias a los hallazgos fundamentales de la lingüística contemporánea aunque en los principales manuales de dialectología se aceptan implícita o explícitamente.

En este libro se lleva a cabo un análisis crítico de estos manuales para poner de manifiesto la fuerte carga ideológica que presentan y que lleva al autor a hablar de “dialectoideología española”. Está disponible aquí y también existe la versión en e-book.

Hemos pedido a Huan Porrah, defensor desde hace décadas del andalú, escritor de múltiples publicaciones y promotor de acciones en su defensa de las que hemos informado en La Otra Andalucía que entreviste a Moreno Cabrera a propósito de este lanzamiento. ¿Quién mejor para hacerlo? Agradecemos a los dos su gentileza con este medio y reproducimos a continuación esta conversación.

Huan Porrah: Guenah tardeh, Juan Carlos, ¿qué tal va todo? ¿Cómo estás?

Juan Carlos Moreno Cabrera: Muy bien, gracias. Felizmente jubilado.

Has publicado recientemente este año 2025 tu último libro, que lleva por título “Lengua, dialectos, hablas. Crítica de la dialectoideología española”. Y para mayor honra de esta tierra, has decidido publicarlo con la editorial andaluza (Graná-Armería) Hojas Monfíes, una editorial indígena crítica caracterizada por su espíritu guerrillero —monfí— a la hora de analizar los procesos coloniales k’engañotan ar pueblo andalú y a otros pueblos subalternizados de la Tierra. La primera cuestión que me gustaría plantearte es abiertamente contextual para unos ojos ’emic’ der terreno: ¿Cómo tú, siendo madrileño de crianza, y lingüista de gran prestigio internacional, has decidido publicar ehta peazo’e obra tuya en ehtoh roaleh tan periférikoh, social, territorial y políticamente hablando? Un pajarito me ha chivado que tienes algo de sangre granaína

Creo que el mensaje que he pretendido sugerir en mi libro llegará de modo más fácil a quienes sufren en sus propias carnes el supremacismo lingüístico españolista. Esta entrevista es una buena prueba de ello.

He tenido mucha suerte con la editorial Hojas Monfies, porque ha confiado desde el principio en mi libro y ha hecho una edición magnífica de mi obra, que le da dignidad y prestancia. Desde luego, estoy plenamente identificado con su política editorial, por lo que estoy muy orgulloso de haber publicado en ella.

Mi madre era oriunda de un pueblo de Granada, pero este hecho no tiene nada que ver con mi defensa de la lengua andaluza, aunque, desde pequeño, la he sentido como muy cercana y hasta entrañable, pues tengo familiares también de Jaén capital y de varias localidades de esta provincia. Mi mujer Elisa Garrido González es el más cercano de entre de ellos.

Lengua, dialectos, hablas da la impresión al examinarla de ser una obra cúlmen de tu trayectoria científica en las últimas décadas, presentando en forma de manual la clarificación magistral —con un talante divulgativo además— de toda una serie de conceptos de la ciencia lingüística internacional que parecen no ser asumidos o admitidos en el reducto de la tradición de los estudios de dialectología española, ni siquiera a nivel académico. ¿Cuál es el objetivo científico y académico que te has planteado con esta obra?

Mi libro es una obra crítica que intenta desmontar toda la ideología supremacista que se esconde detrás de términos tan básicos y usuales como “lengua”, “dialecto” o “habla”. Llevo ya más de veinte años analizando críticamente los discursos sobre la lengua española que predominan en ámbitos académicos y que se presentan como científicamente basados, cuando en realidad son, en sus aspectos más generales, pura propaganda supremacista y clasista. En la primera parte de mi libro ofrezco los argumentos lingüísticos que dan cuenta de esto. Es en los libros de divulgación y manuales de dialectología donde se pueden encontrar numerosos ejemplos de esa ideología supremacista disfrazada de ciencia descriptiva. Para las personas no especialistas, es muy difícil apreciar los elementos ideológicos que se esconden tras
conceptos aparentemente objetivos como los de “lengua” o “dialecto”. Tan es así, que los discursos españolistas supremacistas sobre la lengua española suelen ser asumidos por la mayor parte de la izquierda política. Por ejemplo, la idea de que lo que se habla en Andalucía son variedades vulgares del castellano contemporáneo de base centro-septentrional se presenta como un hecho indiscutible que lleva a decir que no existe lengua andaluza alguna y, por tanto, que en Andalucía se habla un castellano vulgar. La realidad es muy diferente, las denominadas por los estándares académicos andaluces “hablas andaluzas” son lenguas naturales de pleno derecho procedentes de variedades castellanas medievales y modernas y no variedades vulgares del castellano contemporáneo. Esto se puede razonar y demostrar desde la ciencia lingüística. Es lo que he pretendido hacer en mi libro.

Víctor Manuel Longa, catedrático de Lingüística General de la Universidade de Santiago de Compostela, no ahorra en elogios a tu trabajo en el Prólogo: «el libro de Moreno Cabrera es magnífico». De alguna manera has logrado, con análisis certeros y puntiagudos, devolverle la dignidad a quienes «no sabíamos hablar», o cuanto menos «no sabíamos hablar bien»… ¿Es tan importante la precisión terminológica a la hora de desvelar los privilegios lingúísticos, como diría Ígor Rodríguez?

Sin duda. El supremacismo lingüisico español aprovecha términos muy comunes como “lengua”, “dialecto” o “habla”, que todo el mundo usa y entiende, para justificar y potenciar una situación de opresión lingüística, que marca determinadas formas de hablar como vulgares, zafias, incultas, relajadas, vacilantes, descuidadas. Ninguno de estos adjetivos tiene el menor sustento lingüístico, tal como muestro en mi libro. Sí que lo tienen ideológico, dentro de una ideología idiomática clasista y supremacista. El
problema es que se define “lengua”, por ejemplo, utilizando conceptos no lingüísticos, sino sociales, políticos, culturales o históricos. Entre otras cosas, esto supone negar la condición de lengua natural a las formas de comunicación lingüísticas propias y características de Andalucía. Se trata, más bien, según esa ideologia supremacista, de formas vulgares, descuidadas y relajadas de una norma lingüística no andaluza. Esta idea es un disparate mayúsculo con la ciencia lingüística en la mano. Es lo que intento
demostrar en mi libro.

Huan Porrah: Suponemos que hablar tan claro pueda tener un coste académico… ¿Cómo percibes que, en términos generales, pueda estar siendo acogida tu Crítica de la dialectoideología española entre los estamentos académicos e institucionales que practican el españolismo lingüístico?

Juan Carlos Moreno Cabrera: Cuento con que mi obra no será mayoritariamente bien recibida por el mundo académico de mi especialidad. La reacción típica de ese mundo será la de ignorarla o la de decir que mi libro no es académico, ni cientifico. Pero mi obra no va dirigida a ese mundo , sino a la gente en general, sobre todo a las personas que están empezando a formarse en la filología y la lingüística, por lo que esta cuestión no me preocupa en absoluto.

En tu obra argumentas con infinidad de ejemplos de malas praxis, o praxis ideológicamente interesadas, por parte de los especialistas que actúan, sesgadamente, desde la dialectología prescriptiva españolista (DPE). Gran parte del quehacer tergiversador de los hechos lingüísticos va dirigido hacia las lenguas/dialectos “periféricos” andalú, canario, murciano, extremeño y variantes latinoamericanas. Es
más, parece haber una especial obsesión con nuestra lengua andaluza para ocultarla, minusvalorarla, debilitarla, fragmentarla —más allá de lo naturalmente diverso—, estigmatizarla… ¿A qué crees que sea debido esta obsesión andaluza de la dialectoideología españolista?

Ello se debe a que la evolución lingüística de las variedades lingüísticas andaluzas suponen transformaciones importantes del sistema lingüístico castellano centro-septentrional, del que se deriva la norma considerada culta. Entre estas transformaciones, por lo demás perfectamente normales en el cambio diacrónico de las lenguas del mundo, está la existencia de un sistema de vocales más amplio que el de la norma castellana, que aparece en las variedades andaluzas orientales, o la reestructuración de la estructura silábica que impide que la consonante sibilante /s/ aparezca en coda silábica (y que, de forma popular, se caracteriza como “comerse las eses”), que hace desaparecer el morfema de plural. Este y otros fenómenos lingüísticos, totalmente normales desde el punto de vista de la variación y cambio lingüísticos,
constituyen una amenaza para la ideología supremacista españolista según la cual el español es una de las lenguas más homogéneas del mundo, provista, entre otras muchas supuestas ventajas lingüísticas, del sistema vocálico y consonántico más cohesionado y estable posible. Estas ideas son pura propaganda desprovista de valor científico alguno y son obscenamente presentadas y reforzadas en la mayor parte del
discurso académico oficialmente reconocido. Lo paradójico de todo esto es que, al mantener falsamente que las hablas andaluzas carecen de sistematicidad y homogeneidad y al decir, al mismo tiempo, que no son más que variedades vulgares del español, están implicando que la lengua española carece de esa homogeneidad que la ideología propagandística del españolismo proclama a los cuatro vientos de forma
insistente.

Para mí, lo que carece de prestigio no son las hablas andaluzas, sino los discursos supremacistas del colonialismo lingüístico colonialista, por eso trato de desprestigiarlos mediante mi libro, al tiempo que intento poner de manifiesto la inmensa sabiduría lingüística del pueblo llano que, no lo olvidemos, ha creado cosas tan maravillosas lingüísticamente como las lenguas romances, germánicas, eslavas… mucho antes de que éstas se empezaran a poner por escrito. Sí, todas esa maravillas lingüísticas que nos afanamos por describir y estudiar han sido creadas por masas iletradas, “incultas”, o “descuidadas”. El reconocimiento de este hecho indiscutible es suficiente para desmontar todo el discurso lingüístico clasista y supremacista que nos envuelve desde las instituciones educativas y académicas. Sí señor, las lenguas las hace el pueblo llano, mal que les pese a filólogos y académicos.

P’arrematà, he de felicitarte una vez más por toda tu ingente labor científica, que conlleva un compromiso sociopolítico por tu parte de desvelo y denuncia de las injusticias estructurales.

Deh’Andaluzía zentimoh mu hondo eze kariño tuyo, que rezuma en esa honorable dedicatoria de esta obra «a las y los colegas de la Sociedad para el Estudio del Andalú (ZEA), por su admirable y denodada labor en pro del reconocimiento de la lengua andaluza».

Que la estrella tartésica te siga guiando, Juan Carlos, por la bezana de de la guena hente. Grasiah, maehtro.

Carlos Ríos
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Carlos Ríos

Carlos Ríos

Vine al mundo en Granada en 1977. Soy licenciado en Geografía y trabajador en la enseñanza. Escribí "La identidad andaluza en el Flamenco" (2009) y "La memoria desmontable, tres olvidados de la cultura andaluza" (2011) a dos manos. He escrito en los libros colectivos "Desde Andalucía a América: 525 años de conquista y explotación de los pueblos" (2017), "Blas Infante: revolucionario andaluz" (2019) y "Andalucía con Palestina" (2024).

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