Huelva: El ciclón Emma agita los fosfoyesos, inquieta a los científicos y cuestiona el plan de Fertiberia para su limpieza

fosfoyesos

El temporal de lluvia, viento y mareas vivas de récord que está azotando al litoral de Huelva va añadiendo daños colaterales cada día que pasa. A los destrozos causados ya desde Ayamonte hasta Matalascañas tanto en viviendas, paseos marítimos, infraestructuras de playa, conducciones de agua potable, saneamiento costero o en el sector agrícola se une ahora la inquietud generada por la afección que ha podido tener el oleaje en una zona tan sensible y expuesta a los fenómenos atmosféricos y meteorológicos como las balsas de fosfoyesos de Huelva.

Está claro que las mareas, el viento, las olas y el flujo y reflujo marino han chocado de lleno con esta zona que ocupan 1.200 hectáreas de terrenos aledaños a la capital y repletos de millones de toneladas de residuos tóxicos y peligrosos depositados allí durante décadas por Fertiberia y otras empresas del Polo Químico. Muy cerca de aquí, en el espigón, el mar ha removido piedras de hasta veinte toneladas de peso, toda una exhibición de su potencial destructor.

Si ya en condiciones normales los expertos han advertido que se producen filtraciones desde las balsas de fosfoyesos a las marismas del río Tinto adyacentes e incluso zonas urbanas junto a barriadas como Pérez Cubillas, el fuerte oleaje y las pleamares han superado con creces las débiles escolleras de arena y yeso que mal protegen el enorme e impactante depósito de residuos. Está por desvelar la afección real que el temporal ha tenido sobre las balsas.

La preocupación viene generada por la inestabilidad y permeabilidad del terreno de las marismas del Tinto y Mendaña. En el proceso de alegaciones en el que se encuentra sumergido el proyecto de Fertiberia para conseguir el visto bueno administrativo a su plan de regeneración de las marismas (necesita luz verde de Gobierno y Junta), el geólogo y profesor de la Universidad de Huelva, José Borrego, ya ha advertido y comunicado públicamente serios problemas en la estructura del suelo marismeño, un lodazal.

Hasta ahora se sabe que la sobrepresión ejercida por las pirámides de residuos es la causa de escapes hacia otras zonas. Se conoce como el efecto esponja. Al presionar (el suelo y la estructura) el agua sale de allí hacia todos lados, algo similar a lo que ocurre con los apilamientos de fosfoyesos. El riesgo detectado y anunciado por Borrego es que el escape de fluidos contaminados causa una pérdida de presión haciendo que pueda colapsar la estructura que sostiene el apilamiento, algo que podría derivar en un incontrolado movimiento de los fosfoyesos hacia el río Tinto. Uno de los riesgos avisados por los expertos y reconocido en el plan de Fertiberia es la aparición de tsunamis. Lo que ocurre es que el proyecto de Fertiberia utiliza un modelo de riesgo que tiene en cuenta la afección de una ola de pequeña magnitud, solo dos metros, a lo que se añade que luego no se tiene en cuenta ni estudia el efecto de las corrientes que se producen hacia atrás después del golpeo de la ola.

Pues bien, en el temporal causado por el ciclón Emma no ha habido tsunamis pero sí varios tornados y olas de entre cinco y siete metros de altura, según los avisos y alertas cursados desde la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). Se ha podido ver el efecto del oleaje y la pleamar en el Muelle de Riotinto, un área donde los efectos mareales son similares a los que producen junto a los fosfoyesos.  No obstante, según los estudios científicos, el movimiento en la pirámide de residuos que descansa sobre la marisma también se puede producir por la suma de un temporal (Emma) con las pleamares, justo los factores que  se han dado estos días en el litoral de Huelva.

Esta circunstancia es conocida por las autoridades andaluzas, que incluso han presentado alegaciones al respecto al plan de Fertiberia. Una de las causas de la disconformidad de la Junta de Andalucía con el proyecto de la empresa de Villar Mir es precisamente todo lo relativo al aumento del nivel del mar. Un riesgo que la borrasca Emma ha dejado en evidencia. A ello se une otra derivada advertida por la Consejería: “el insuficiente sistema de sellado, la impermeabilización y los drenajes externos e internos y la posible contaminación de los acuíferos”. No es baladí toda esta letanía de advertencias, pues según ha explicado Medio Ambiente, el plan de Fertiberia no tiene en cuenta las cenizas de pirita existentes en el área 2 y 3 ni las concentraciones metálicas existentes en los fangos de las marismas, ni los fosfoyesos negros, un material que depende por su altísima peligrosidad del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN)”.

El asiento en suelos arcillosos de las pirámides de fosfoyesos que alcanzan en algunos lugares hasta 15 metros desde la base a la cima también preocupa a la Junta. Por eso otra de las advertencias apuntadas en las alegaciones de la Consejería es la necesidad de instalar escolleras en la totalidad del perímetro de la zona 4 y la zona 3 que linda con la Ribera de la Nicoba y la ría del Tinto a lo que se añade toda la zona expuesta en el Estero del Rincón.

Los golpes de mar y las mareas que se han producido estos días desvelan las carencias del plan de Fertiberia y cargan de razones a las administraciones, partidos políticos, asociaciones y organizaciones ecologistas que han alegado y han denunciado la actitud benévola del Gobierno de España para con la empresa.

Desde la Consejería andaluza se ha llegado a proponer la construcción de una escollera similar a la contemplada para prevenir los efectos de tsunamis y elevaciones extraordinarias del nivel del mar. A juicio de la Junta la escollera debería rodear la práctica totalidad de los depósitos de yeso y de residuos tóxicos y peligrosos que lindan tanto con los esteros como con la ría del Tinto. Se trataría de confinar la zona para protegerla y asegurarla de los embates de los temporales cada vez más asiduos, erosivos y potentes en las costas del Golfo de Cádiz. Medio Ambiente parece tener claro, a tenor de lo que apunta en sus alegaciones, que el riesgo de inundación es muy elevado.

Desde Izquierda Unida, Podemos, Equo, Mesa de la Ría también se duda de la estabilidad y seguridad de los apilamientos de fosfoyesos y se teme el colapso o fractura de la estructura, que causaría un daño humano, ambiental y económico irreversible para Huelva.

Otro de los asuntos que ha llamado la atención de los partidos en sus alegaciones es el incumplimiento de la Ley de Costas. Así lo cree la Mesa de la Ría. Para este partido con representación en el Ayuntamiento de Huelva, el proyecto de Fertiberia incumple la Ley de Costas pues ésta exige desde 2013 que cualquier proyecto constructivo en zona costera se acompañe de una evaluación sobre los efectos del cambio climático y la subida del nivel del mar.

Incluso el Ayuntamiento de Huelva ha expuesto en su documento de alegaciones que Fertiberia no tiene en cuenta los riesgos que podrían acarrear inundaciones en la zona de fosfoyesos y la consiguiente expansión de los residuos por el área urbana de la capital. El Consistorio también considera que las escolleras y diques de defensa previstos contra el oleaje en el perímetro de los fosfoyesos no son suficientes para garantizar la protección urbana y ciudadana ante bruscas subidas del nivel del mar.

Las exigencias administrativas a Fertiberia para que cumpla las sentencias y normativas en vigor sobre recuperación de la zona afectada por más de cuatro décadas de vertidos industriales son esenciales. La Ley 23/2007 de Responsabilidad Ambiental, en su artículo 3.4.b cita un supuesto de exclusión de responsabilidad cuando los daños hayan sido ocasionados por un fenómeno natural de carácter excepcional, inevitable e irresistible. Y la borrasca Emma lo ha sido. Y si no se genera responsabilidad medioambiental, las consecuencias económicas deberán ser satisfechas por las administraciones públicas.

(Fuente: Diario de Huelva)

Francisco Campos

Francisco Campos

Nació en Sevilla en 21 de julio de 1958. Trabaja como administrativo. Es autor del libro "La Constitución andaluza de Antequera: su importancia y actualidad" (Hojas Monfíes, 2017).

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