Grecia: El Parlamento ratifica el acuerdo del gobierno heleno con el macedonio sobre la denominación Macedonia del Norte

El parlamento griego ratificó ayer el acuerdo con las autoridades de Macedonia relacionado con el cambio de nombre de esa antigua república yugoslava, que pasará a llamarse desde ahora Macedonia del Norte.

El Parlamento griego ratificó este viernes el acuerdo entre el gobierno del país y el de macedonio sobre el cambio del nombre de la Antigua República Yugoslava de Macedonia (ARYM), por el de República de  Macedonia del Norte.

Tras un prolongado debate de unas 40 horas en el Consejo de los Helenos, nombre del parlamento, el denominado Acuerdo de Prespa, por el lugar en el que fue firmado, recibió el respaldo de 153 de los 300 diputados de la Cámara, de los que 145 proceden del partido Syriza y los restantes ocho son parlamentarios tránsfugas de Anel, el centro o la derecha, los mismos que apoyaron la moción de confianza sobre Tsipras hace unos días.

El acuerdo firmado a orillas del lago fronterizo de Prespa en junio del año pasado contempla también que el gentilicio y la lengua sean el macedonio. Además, el uso de este nuevo nombre es vinculante para todos los países y organismos internacionales, incluidos el más de centenar de naciones que llamaban a esta antigua república yugoslava simplemente Macedonia.

No obstante, el texto del acuerdo matiza, sin embargo, que en el caso del gentilicio, el término “macedonio” debe entenderse exclusivamente como un concepto de ciudadanía y no de etnicidad. Respecto al idioma precisa que forma parte de la familia de las lenguas eslavas del sur, para no dejar lugar a malinterpretaciones.

Tsipras hizo en su intervención una nueva defensa del acuerdo que, dijo, constituye el punto de partida de una nueva era de estabilidad y progreso en los Balcanes. Acusó a la oposición de no respaldar el Acuerdo de Prespa por intereses partidistas y por no apoyar nada que venga del partido gubernamental Syriza, y no tanto por estar en contra del compromiso en sí.

“Hoy es un día histórico. Grecia está protegiendo una parte importante de su historia, el legado de la antigua Macedonia griega”, señaló el primer ministro Alexis Tsipras en las redes sociales, Facebook y Twitter, tras la ratificación del acuerdo.

“Estamos escribiendo una nueva página para los Balcanes. El odio a los nacionalismos, los conflictos, da paso a la amistad, la paz y la cooperación”, y destacó que “las próximas generaciones estarán agradecidas” porque “se sentaron las bases de un futuro de paz, solidaridad y convivencia armoniosa entre ambos pueblos”.

El bloque e la derecha, los centristas, comunistas, socialdemócratas  y neonazis no han querido respaldar el acuerdo, y han votado negativamente. Mientras el Parlamento estaba enzarzado en un ácido debate, en la calle miles de personas se volvían a concentrar este jueves para expresar su rechazo a lo que consideran una traición a Grecia.

Una manifestación contraria al acuerdo reunió a unas 60.000, menos de lo esperado por los organizadores. Una coordinadora nacionalista que organizó esa protesta, así como el partido comunista, volvieron a convocar nuevas concentraciones en distintos puntos de Atenas.

Muchos griegos, un 62 % según las últimas encuestas, son contrarios a que el país vecino pueda incluir en su nombre el calificativo de Macedonia, que ven exclusivo de la región septentrional de Grecia, ni siquiera con la precisión de “Norte” que tantas décadas ha costado negociar. Para muchos griegos, sobre todo quienes viven en la parte norte del país, donde se encuentra la provincia de Macedonia, el vocablo Macedonia forma parte del rico patrimonio histórico de Grecia, estiman historiadores.

También Macedonia era el nombre de un extenso territorio ahora compartido por la exrepública yugoslava, Bulgaria y la propia Grecia. De ahí que las autoridades griegas negociaran un acuerdo con Skopje para agregar ‘del Norte’ al nombre de Macedonia y así diferenciarlo del mencionado territorio griego.

El pasado 11 de enero, el parlamento de Macedonia aprobó una enmienda a la Constitución para permitir el cambio de nombre del país, en correspondencia con lo establecido por el convenio suscrito con Atenas en junio de 2018. Como parte del pacto, el Gobierno griego se comprometió a apoyar con su voto el ingreso de Macedonia a la Organización del Tratado del Atlántico Norte y respaldar el diálogo para su integración a la Unión Europea.

En Macedonia del Norte el acuerdo también se topó con una fuerte resistencia, a pesar de que abre las puertas del país al ingreso en la OTAN y a negociaciones de adhesión con la Unión Europea. Muchos ciudadanos no aceptan abandonar lo que hasta ahora era el nombre constitucional.

Por otro lado, el acuerdo entierra definitivamente el reconocimiento de la minoría macedonia que todavía existe en Grecia, que todo Gobierno griego ha rechazado categóricamente reconocer. En la provincia griega de Macedonia vivía hasta el final de la guerra civil griega (1946-1949) una numerosa comunidad macedonia, sometida a su asimilación forzosa desde 1925.

Tras la derrota de los comunistas en la guerra civil, tras la II Guerra Mundial, la mayor parte de esta minoría, que apoyaba a las guerrillas, se exilió en la Macedonia yugoslava, y el Gobierno griego de Andreas Papandreu no permitió el regreso de decenas de miles de personas porque habían adquirido la nacionalidad yugoslava.

El primer ministro macedonio, Zoran Zaev, felicitó ayer a su homólogo heleno, Alexis Tsipras, minutos después de que el Parlamento griego ratificase el acuerdo para cambiar el nombre de su país a Macedonia del Norte. “Junto a nuestros pueblos hemos alcanzado una victoria histórica”, felicitó Zaev a través de su cuenta de Twitter a su “amigo” Tsipras. “¡Larga vida al acuerdo de Prespa! ¡Por la paz eterna y el progreso de los Balcanes y en Europa!”, añadió.

(Fuentes: teleSur / Prensa Latina / Reuters / euronews)

Francisco Campos

Francisco Campos

Nació en Sevilla en 21 de julio de 1958. Trabaja como administrativo. Es autor del libro "La Constitución andaluza de Antequera: su importancia y actualidad" (Hojas Monfíes, 2017).

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