Grandes empresas españolas viran hacia el negocio militar

Algunas grandes empresas españolas están en pleno golpe de timón hacia actividades de Defensa, especialmente las especializadas en telecomunicaciones y alta tecnología. Las guerras ya no son lo que eran. Los combates del presente se libran con drones, Inteligencia Artificial o ciberataques, más precisos y sin necesidad de carne de cañón propia en el campo de batalla. El mapa empresarial se encuentra en plena mutación hacia un modelo más ajustado a las necesidades bélicas de nuestro tiempo.

Los primeros compases de 2025 han sido pródigos en noticias sobre la industria de Defensa. El pistoletazo de salida (nunca mejor dicho) resonó durante el estreno del secretario general de la OTAN, Mark Rutte, ante la Comisión de Asuntos Exteriores y la Subcomisión de Defensa del Parlamento Europeo. En su primera comparecencia tras asumir el cargo (el pasado 1 de octubre), Rutte insistió en la necesidad de incrementar los gastos militares.

El mandatario de la Alianza Atlántica proclamó que “los países europeos gastan fácilmente hasta una cuarta parte de la renta inicial en pensiones, sanidad y sistemas de seguridad social, y solo necesitamos una pequeña fracción de ese dinero para reforzar mucho más la defensa”. En su alocución del 13 de enero, Rutte remarcó que “es una inversión en nuestra seguridad y en la seguridad de nuestros hijos y nietos” y expuso las líneas maestras ante los retos planteados por las guerras recientes: “aumentar rápidamente la producción de activos y capacidades cruciales”. El giro hacia una economía de guerra ya había comenzado desde el recrudecimiento del conflicto ucraniano, hace ahora tres años, pero la OTAN exige un acelerón en el cambio y remover las prioridades presupuestarias de tipo social.

El jefe de la alianza militar abogó por una “defensa más fuerte”, además de “gastar más y gastar mejor, pero también producir más”. Para Rutte, el objetivo actual de gasto en Defensa del 2% del PIB de los aliados como España (miembro desde 1982) “no es ni mucho menos suficiente para estar seguros en los próximos años”, por lo que es preciso invertir “bastante más”. Y añadió la clave de los actuales movimientos en el mapa empresarial español: la industria militar europea “es pequeña, está fragmentada y es lenta”.

Solo dos semanas más tarde, Pedro Sánchez, se reunió con este mismo secretario general de la OTAN y reafirmó el compromiso de España de aumentar la inversión en Defensa hasta el 2% del PIB para 2029. Destacó el presidente español que, en los últimos diez años, el gasto militar ya se ha incrementado en un 70%. Sin embargo, Rutte enfatizó la “urgente necesidad de invertir más en Defensa ahora”, subrayando la necesidad de apoyar a Ucrania, a pesar de las declaraciones de Trump sobre un inminente alto el fuego en esa zona. Actualmente, España destina el 1,28% de su PIB a Defensa, por debajo del objetivo establecido por la Alianza Atlántica. Ambos políticos coincidieron en fortalecer la industria de armamento y reforzar la relación entre la OTAN y la Unión Europea frente al ejército ruso.

Sin salir del primer mes de 2025, el relevo en la presidencia de Telefónica sacudió los mercados. La salida de José María Álvarez-Pallete tras ocho años en la cúpula y la entrada de Marc Murtra como presidente ejecutivo sorprendió a las bolsas, como corresponde a una de las principales firmas de telecomunicaciones del mundo. Mientras algunos explicaban el relevo como adaptación al nuevo accionariado tras la entrada de la SEPI (Sociedad Estatal de Participaciones Industriales), otros observadores recordaban que el precio de la acción (aquellas “Matildes” de hace medio siglo) ha pasado durante el mandato del ejecutivo saliente desde 9,3 hasta 3,9 euros. Ese descenso contrasta con el finiquito de 35 millones de euros que ha recibido Pallete por los servicios prestados. Este cambio en las alturas debe enmarcarse en el contexto de rearme europeo.

Telefónica juega un papel cada vez más orientado hacia el sector de Defensa mediante actividades como las Comunicaciones Seguras (radios tácticas Software Defined Radio (SDR), seleccionadas por el Ministerio de Defensa para equipar a las Fuerzas Armadas y habituales en operaciones internacionales, o en vehículos de combate como el 8X8 Dragón (con un coste de 4,5 millones de euros por cada vehículo blindado); Ciberseguridad, especialmente merced a su colaboración con Navantia en el sector naval; Innovación y Desarrollo Tecnológico, en coordinación con el Estado Mayor de la Defensa para proyectos de Investigación, Desarrollo e Innovación (I+D+i), y dirigidos al alimón por el Mando Conjunto del Ciberespacio y la operadora, o la Integración de Tecnologías Emergentes (como el 5G en Defensa y Seguridad), de la mano de Airbus, para mejorar las capacidades operativas. Telefónica contribuye desde hace años significativamente a la modernización de la Defensa en España, pero el adverbio de cantidad “más” que repiten machaconamente los mandatarios de la OTAN sobrevuela esta operación corporativa.

Marc Thomas Murtra llega a la cumbre de Telefónica tras orientar decididamente a Indra (otro de los grandes grupos empresariales) hacia actividades de Defensa desde que asumió el poder en 2021. Indra -nacida de la fusión de Ceselsa e Inisel en los años noventa- ha pasado en un pis pas de los recuentos electorales o control en fronteras a focalizar su negocio en aviónica y los “cinco ámbitos de la Defensa: Tierra, Mar, Aire, Espacio y Ciberespacio”.

La entrada por sorpresa de Arabia Saudí en el accionariado de Telefónica, hace casi año y medio, con un 4,9 del capital, alarmó a Moncloa y provocó la vuelta del capital público estatal a la operadora, un cuarto de siglo después de haberla abandonado a la suerte del mercado. Ahora vuelve a su condición “estratégica” y los árabes ya controlan el 9,97% de la empresa. Precisamente uno de los primeros viajes de Murtra ha sido a Riad para entrevistarse con la cúpula de Saudí Telecom con el fin de negociar operaciones corporativas como “socios a largo plazo”.

Indra es ya una empresa de Defensa, pero con presencia también en sectores como transporte y seguridad. Se ha consolidado como uno de los mayores contratistas del Ministerio de Defensa. Algunas de sus especialidades son los sistemas de radar y vigilancia, lo que incluye el suministro de radares Lanza 3D para el Ejército del Aire y sistemas de vigilancia marítima para la OTAN; también ofrece sistemas de guerra electrónica para detectar y neutralizar amenazas, además de soluciones de ciberseguridad para infraestructuras críticas; en ese ámbito militar, Indra fabrica simuladores de vuelo para aviones como el Eurofighter y el A400M, al tiempo que proporciona plataformas de entrenamiento para pilotos y fuerzas terrestres; respecto a los Sistemas de Mando y Control (C4ISR), Indra vende plataformas de inteligencia y vigilancia para coordinar operaciones militares y suministra software y hardware para centros de mando de la OTAN y el Ejército español; en el ámbito internacional, es socio relevante en el proyecto del futuro caza europeo de sexta generación (Future Combat Air System, FCAS) y en el Eurofighter Typhoon.

El primer movimiento de Ángel Escribano (nuevo presidente del Grupo Indra tras la salida de Murtra) ha sido la compra de Hispasat por 725 millones de euros, operación que se fraguaba desde hace meses en las calladas maniobras del Ejecutivo para reordenar la Defensa. El movimiento ha causado malestar entre otros accionistas por las minusvalías contables de 137 millones de euros. Hispasat lanzó en septiembre de 1992 el primer satélite español de telecomunicaciones, entonces pensado como puente entre América y Europa. Ya había unos 2.000 satélites en el espacio y España se sumaba así al restringido club europeo con esas máquinas a 36.000 kilómetros sobre nuestras cabezas. Los mercados esperan que Indra prosiga con otras adquisiciones de calado. También se habla de una eventual fusión de Telefónica e Indra.

Y hablando de satélites, también el pasado 29 enero se lanzó el SpainSat NG I, flamante ingenio militar español impulsado por un cohete Falcon 9 de Elon Musk. Se trata de un aparato que debe garantizar las comunicaciones de las Fuerzas Armadas durante los próximos años. Otro artefacto similar, el SpainSat NG II, acompañará en el último trimestre de este 2025 al recién lanzado. Defensa ha destinado aproximadamente 1.400 millones de euros al desarrollo de estos satélites. El coste total del ciclo de vida se estima en 2.000 millones de euros, de los que el departamento de Margarita Robles cubre alrededor del 70% (1.400 millones de euros), mientras que la empresa Hisdesat aporta el 30% restante (600 millones de euros). Ambos satélites proporcionarán comunicaciones a las Fuerzas Armadas españolas y a sus aliados, cubriendo aproximadamente dos tercios del planeta. Operarán en frecuencias de banda X, Ka y UHF, siendo los primeros en Europa con esta capacidad avanzada.

También en esos trepidantes días de enero llegaron señales desde la Casa Blanca. El primer día de su mandato, en el despacho oval, el periodista David Alandete preguntó en un encuentro informal a Trump sobre el gasto de Defensa en países de la OTAN como Francia y España. “Muy bajo”, respondió. Y añadió en ese mismo reestreno: “España es una nación BRICS “. Al Gobierno de Sánchez le incomodaron esas palabras y su portavoz, Pilar Alegre, respondió al día siguiente que España tiene el octavo gasto militar de la OTAN y que “no es un BRICS”.

El sector en España ha experimentado una notable evolución marcada por una mayor concentración empresarial, incremento en el presupuesto de Defensa y movimientos estratégicos tan significativos como los actuales. Las cinco firmas más poderosas concentran cerca del 80% de la actividad industrial. A la cabeza se encuentra Airbus, junto a Navantia (con aumento constante en su cuota de mercado), la mencionada Indra Sistemas, General Dynamics European Land Systems-Santa Bárbara Sistemas (GDELS-SBS), y Expal, adquirida por firma alemana Rheinmetall.

Las firmas españolas de armamento viven una época dorada y el viento sopla a favor. El crecimiento del presupuesto del área de Defensa fue del 26,3% en 2023, y se esperan 21.000 millones de euros para 2029. Un reciente informe de la consultora PWC, desglosa las facturaciones de 2023 por subsectores: Aeronáutica, 9.927 millones de euros (crecimiento del 12,9% sobre 2022); Espacio, 1.200 millones de euros (subida del 12,6%), y Defensa y Seguridad, 8.042 millones de euros (8,9% más). Estas compañías realizaron una inversión total en I+D+i de 2.403 millones de euros. El informe también señala que el 59% de la facturación de 2023 corresponde a exportaciones.

Los movimientos de los Gobiernos europeos para hacer los deberes han sido constantes estas semanas. Como señalaba El Adelantado de Segovia el pasado 2 de febrero, “el presidente del Gobierno ha tomado la iniciativa de firmar una carta, junto a otros dirigentes europeos, en la que insta al Banco Europeo de Inversiones, dirigido por su ex ministra Nadia Calviño, a abrir un proceso de endeudamiento que permita asignar recursos económicos complementarios al Estado español ante la crucial necesidad de reforzar la base militar comunitaria”.

Vehículo de combate 8X8 Dragón.
Vehículo de combate 8X8 Dragón.

Desafíos perentorios

Uno de los principales desafíos para los gestores del gasto militar es optimizar las voluminosas inversiones ya ejecutadas o en ciernes. Tan importante resulta el acierto en el material que se adquiere como articular su mantenimiento y seguridad de uso en caso de conflicto. El reciente envío de algunos tanques españoles a Ucrania ha desvelado que queda mucho terreno de mejora en intendencia militar, y abundan los retos para los responsables de la gestión económica y logística.

España firmó en 1994 un acuerdo para comprar 390 carros de combate Leopard 2, incorporados progresivamente al Ejército en los años siguientes tras adquirirlos a Alemania para modernizar el arsenal. En la actualidad, España posee aproximadamente 80 Leopard, del modelo 2A4, tanto destinados a operaciones como almacenados.

Tras el recrudecimiento de la guerra de Ucrania, y ante la insistencia del presidente Zelensky, varias contradicciones destaparon la situación de esos vehículos adquiridos. La ministra de Defensa, Margarita Robles, reconoció en 2024 que bastantes de los Leopard 2A4 almacenados en Zaragoza (Agrupación de Apoyo Logístico) se encontraban en “estado lamentable” tras una década larga en desuso, condición que algunas fuentes llegaron a calificar de chatarra. Cada tanque ha costado bastante más de ocho millones de euros. Robles explicó que esos vehículos “no se usan y están en Zaragoza desde hace muchos años”, añadiendo que se encontraban en una situación absolutamente lamentable. “No los podemos dar, porque sería un riesgo para las personas”, concluyó.

El envío de una treintena de esos tanques ha comenzado hace tres meses, tras reparar el oneroso desaguisado en una factoría de Sevilla. Varios analistas calculan que las tropas ucranianas han perdido 59 de los 304 tanques de origen occidental comprometidos, si bien otras estimaciones dejan la cifra en 40 Leopard fuera de juego, con fecha de octubre pasado. El departamento de Robles ha anunciado inversiones para modernizar los Leopard 2E y sustituir los Leopard 2A4 por los mejorados Leopard 2A8.

Fuente: El Adelantado de Segovia.

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