Francia: Nueva jornada de protesta. Un millón se manifiesta en Paris

Tal y como estaba previsto, Francia vivió este martes una jornada masiva de protestas en todo el país en contra de la reforma laboral que quiere sacar adelante el Gobierno francés y que facilitará y abaratará el despido.

París se convirtió hoy en el epicentro del rechazo a la reforma laboral del Ejecutivo socialista con una gran manifestación a escala nacional. La CGT situó en 1,3 millones el número de participantes y la policía lo rebajó a entre 75.000 y 80.000, en una marcha con la que los sindicatos buscaban superar la del 31 de marzo, la más numerosa hasta la fecha, que reunió en todo el país a 1,2 millones, según los organizadores, y a 390.000, según la prefectura.

La de hoy fue la novena gran manifestación contra ese proyecto de ley que se registra en Francia desde principios de marzo y la primera nacional convocada en París, donde de nuevo se produjeron altercados entre radicales y las fuerzas del orden.

La Torre Eiffel cerró por el día debido a que el personal dejó de trabajar para unirse a la protesta, lo que hizo poco segura la operación de la mayor atracción turística de Francia, informó la empresa encargada de su gestión.

Tras violentos enfrentamientos entre policías antimotines y jóvenes enmascarados durante manifestaciones previas, se prohibió la entrada al centro de París a cerca de 130 potenciales provocadores para limitar el riesgo de reyertas, dijo el jefe de la policía de la ciudad, Michel Cadot.

El sindicato CGT anticipó que la marcha en París sería la mayor demostración de fuerza desde que comenzaron las protestas contra la reforma laboral a inicios de marzo. “Esto no es el fin. La lucha está lejos de haber terminado”, declaró el líder de la CGT, Philippe Martínez.

Unos 700 autobuses transportaron a manifestantes a la capital desde todo Francia para participar en la marcha, sostuvo, y agregó que se estaban realizando protestas menores en otras ciudades. Al mismo tiempo, los trabajadores de la empresa ferroviaria estatal SNCF paralizaron su trabajo, pero la firma dijo que pese a ello las interrupciones en el servicio eran mucho menores que hace dos semanas u otros parones ocurridos este año.

Los sindicatos CGT y Force Ouvriere afirman que la reforma minará los estándares de protección laboral. Varios sondeos de opinión demuestran que hasta un 80% de los votantes están descontentos con la reforma.

El secretario general del sindicato Fuerza Obrera, Jean-Claude Mailly, asegura haber empezado a mantener “intercambios constructivos” con El Khomri, y su homólogo en la CGT, Philippe Martínez, tiene previsto ser recibido por la ministra el viernes 10 de junio, pero el acercamiento de posturas se vislumbra improbable.

“Ante este rechazo masivo de parte de una mayoría de empleados y de la opinión pública, ¿cuánto tiempo va a seguir dando la espalda el Gobierno a las legítimas reivindicaciones del mundo laboral? ¿Hasta dónde deberemos ir?”, se preguntó la CGT en un comunicado donde avanzó que en esa reunión exigirá su retirada.

Un millón se manifiesta en París

La novena jornada de movilización contra la reforma laboral fue todo un suceso. La marcha estuvo compuesta por sectores autónomos, de estudiantes, de trabajadores organizados contra la reforma laboral, con enormes bloques de las centrales sindicales, CGT y FO. La manifestación fue entorpecida por el dispositivo policial y sus carros lanza agua.

El ambiente en la manifestación parisina fue de lucha, ciertamente la más grande en tres meses de movilización contra la reforma laboral. La marcha abarcó kilómetros, decenas de miles de personas. Dentro de ellos, los huelguistas ferroviarios, trabajadores postales, estudiantes, los sectores autónomos, personal de la educación nacional, trabajadores sociales, colectivos de parados y precarios, y muchos manifestantes se sumaron en bloques combativos.

La marcha avanzó de manera lenta, extremadamente lenta, retenida por el dispositivo policial. A la altura del metro Vavin, se produjeron los primeros incidentes en la cabeza de la marcha, donde la policía lanzó gases y flashballs. Entre los heridos, dos manifestantes cayeron al suelo y tuvieron que ser atendidos. Unos minutos más tarde, a nivel del metro Duroc, delante de la manifestación cerca de su destino final, la policía utilizó sus carros lanza agua contra los manifestantes.

Si bien nunca se han utilizado en París desde el comienzo del movimiento, los cañones de agua, con otras flashball y gases lacrimógenos, sí han sido utilizados en Nantes y en Rennes, como parte del arsenal de guerra habitual contra las manifestaciones. Por la tarde, los titulares de los principales periódicos decían “desordenes y enfrentamientos”- el doble asesinato de Magnanville, no dejó mucho espacio para cubrir la protesta social- los periodistas aparecían rara vez.

En efecto, cuando los primeros manifestantes llegaban hasta Place d’Italie, la marcha todavía continuaba. Los bloques de las centrales CGT y FO, marchaban bulliciosos y combativos, continuaron con la manifestación a pesar de las heridas, los gases lacrimógenos y chorros de los carros lanza agua.

La densidad de personas fue impresionante. En la inmensa franja roja de la CGT y FO, un distintivo tradicional de las marchas ferroviarias, de los conductores, de los trabajadores de limpieza, de los hospitales, de la metalurgia, de las automotrices, como Renault, entre otros.

Entre lo más remarcado, los estibadores vinieron de todas partes de Francia. En un ambiente estridente, ellos marcharon en masa. El estibador de la CGT de Burdeos, F. asegura que “en Burdeos, el 99% de los estibadores están en huelga”, y que son varios miles -“cerca de 8000 portuarios” según él- por las calles de París, también vinieron de Marsella, de Havre, de Lille.

Para muchos, la consigna no ha cambiado: movilización hasta la retirada de la reforma laboral. “Martínez, puede ir a negociar, pero seguiremos movilizados” afirmó un trabajador de la función pública, afliado a la CGT. “Si el movimiento se estuviera cayendo, nosotros no estaríamos aquí”, L. trabajador retirado de la metalurgia, a sus 85 años no tiene miedo a la manifestación: “Yo se por qué me estoy manifestando. Los despidos, yo también los viví”.

(Fuentes: LibreRed / Reuters / La Izquierda Diario / Prensa Latina)

Francisco Campos

Francisco Campos

Nació en Sevilla en 21 de julio de 1958. Trabaja como administrativo. Es autor del libro "La Constitución andaluza de Antequera: su importancia y actualidad" (Hojas Monfíes, 2017).

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