Expertos abogan por ajustar el uso del agua en la agricultura / Cosechas se reducirán a la mitad

El catedrático y experto en gestión del agua Leandro del Moral ha abogado por reestructurar los usos del agua, sobre todo en la agricultura, a pesar de que la Junta ha lanzado un “mensaje de mantenimiento o incluso aumento de los regadíos” que ha causado “alarma de científicos y técnicos de gestión del agua”.

En una entrevista con EFE, Leandro del Moral, catedrático de Geografía Humana de la Universidad de Sevilla y uno de los promotores de la Fundación Nueva Cultura del Agua, ha señalado que la asignación de las competencias en materia de agua a la Consejería de Agricultura en vez de a la de Medio Ambiente ha causado “sorpresa y preocupación” entre los técnicos de gestión del agua.

Con esa decisión el Gobierno andaluz, que ha declarado que esta legislatura será la del agua, transmite un mensaje de “mantenimiento e incluso de aumento del regadío” cuando el agua “no es solo un recurso fundamental para el regadío, sino para las ciudades, el turismo, el medio ambiente”, además de estar estrechamente relacionado con el cambio climático, competencias que no residen en la Consejería de Agricultura, ha señalado.

En su opinión, es “alarmante” que las competencias del agua continúen en Agricultura cuando se ha creado una Consejería de Sostenibilidad, Medio Ambiente y Economía Azul, porque supone “lanzar el mensaje de que la prioridad para el agua es la agricultura”.

En este sentido, se ha referido a la corona forestal de Doñana y a la decisión del ejecutivo andaluz de “legalizar unas 1.500 hectáreas de regadío actualmente ilegales” con una proposición de ley presentada en la legislatura anterior, pero que no se llegó a aprobar.

Puente de Ariza entre Úbeda y Arquillos, obra del arquitecto renacentista andaluz Andrés de Vandelvira, que solo puede verse cuando el pantano de Giribaile se encuentra bajo mínimos en cuanto a su agua embalsada.

Según este experto, en caso de llevarse a cabo, la ampliación de la superficie regable sería un “mensaje contraproducente” porque, por el contrario, a su juicio, “habría que reducir las superficies que está fuera de ordenación, en situación de ilegalidad”.

Sequía extraordinaria

En general, el índice de explotación de las cuencas en el Estado español, es decir, lo que se extrae en relación con las aportaciones anuales de agua, supera el 60 % y en algunos casos llega al 100 %, cuando el límite que define la sobreexplotación de los sistemas hidrológicos se sitúan en el 40 %, ha apuntado.

Ante la situación oficial de sequía extraordinaria declarada en todas las cuencas hidrográficas de Andalucía, Leandro del Moral ha abogado por una reestructuración de los usos del agua, sobre todo del regadío, el mayor consumidor de agua, ya que, aunque el importante proceso de modernización desarrollado en las últimas décadas ha supuesto muchas ventajas, no ha producido una reducción del consumo neto de agua.

Este fenómeno se ha producido en la Axarquía malagueña, con la extensión de cultivos subtropicales, como el aguacate, que requieren una gran cantidad de agua, o con la expansión del olivar superintensivo frente al tradicional en Jaén y en otras provincias.

En ocasiones, esta expansión ha provocado que pequeñas poblaciones que dependen de aguas subterráneas y manantiales se queden sin agua, por agotamiento o contaminación, como en Fuente de Piedra y otras poblaciones de la comarca de Antequera, ha reseñado.

Por ello, ha considerado que el replanteamiento del modelo agrícola basado en la expansión e intensificación del uso del agua es una de los problemas más importantes que tiene que afrontar Andalucía y requiere un gran debate y acuerdo social en el que se tengan en cuenta todos los aspectos implicados, incluidos los de justicia social y territorial, y ha ofrecido para ello la colaboración la Mesa Social del Agua de Andalucía.

“Las sequías se combaten con antelación”, ha afirmado Del Moral, quien ha apuntado que en la peor sequía de las últimas décadas, entre 1991 y 1995, se acometieron cortes de suministro urbano al año y medio de su comienzo, mientras que en la actual que lleva como sequía meteorológica tres años, no ha habido que actuar de esa forma porque se han aplicado los planes de sequía que permiten reservar los recursos para usos prioritarios como el abastecimiento de la población y la mayor parte de actividades económicas.

Toda esta situación de explotación permanente de los recursos por encima de la disponibilidad, agravada durante las sequías, se complica mucho con el cambio climático que “ha dado la cara este año de manera indiscutible a través de las olas de calor” debido a que esos “recursos se van a reducir y las demandas a aumentar ya que las plantas necesitan más agua para hacer frente a los nuevos índices de evotranspiración”, ha alertado este experto. 

La sequía podría reducir a la mitad la próxima cosecha de aceituna

Por su parte el presidente de la patronal agraria Asaja en Córdoba, Ignacio Fernández de Mesa, ha alertado de que la situación del olivar en estos momentos es “muy delicada” debido a que el estado actual de sequía podría reducir la cosecha de la aceituna a la mitad, a la vez que las pérdidas en la campaña 2022-2023 podrían llegar a los 500 millones de euros en la provincia.

Aunque uno de los puntos por resolver es el de los aforos oficiales de cada una de las campañas, Fernández de Mesa ha apuntado en una nota a que en la provincia la cosecha media de aceituna arroja unas 300.000 toneladas y este año podría quedarse en unas 180.000.

La incidencia de la sequía en la próxima cosecha llega, además, en “un momento crítico” para los productores de aceite de oliva, “sumamente afectados por el alza del precio de los suministros, como los abonos, fitosanitarios y el gasóleo, que se encuentran disparados y subiendo progresivamente”.

La menor producción de aceite se basa también no sólo en que haya menos aceituna colgada del árbol, sino que, además, “esa aceituna tiene bloqueada su propia fábrica de aceite, y mientras no se den unas condiciones climáticas favorables no comenzará a producirlo con lo que podría llegar a las almazaras con mínimos rendimientos”, ha afirmado el presidente de Asaja Córdoba.

Además de ello, “preocupa mucho ya no sólo esta próxima cosecha 2022-23, si no la siguiente 2023-24”, ha remarcado, porque “la mala situación en que van a encontrarse los olivos por la falta de agua hará que, de no tener un próximo otoño e invierno con precipitaciones más que suficientes, los árboles no sean capaces de cargar aceituna por su debilidad fisiológica”.

Fuente: Andalucía Información.

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Samuel Axarquía

Nacido en la comarca de la Janda. Asentado en la Axarquía. Me gano el pan como administrativo.

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