Euskal Herría: Manifiestación por la “desobediencia y la lucha”
Cientos de personas convocadas por el Movimiento Pro Amnistía y contra la Represión, Amnistia eta Askatasuna, “Amnistía y libertad” (ATA), marcharon el pasado jueves por las calles del Casco Viejo de Bilbao (foto adjunta) bajo el lema “Estatu eta lege faxistei desobedientzia!” (“Desobediencia al estado y las leyes fascistas”). Los manifestantes gritaban eslóganes como “amnistía ya” y “desobediencia y lucha”, protestando de esta manera por la detención de cuatro de sus militantes.
Los cuatro miembros del Movimiento pro Amnistía y Contra la Represión, habían sido detenidos por la Ertzaintza, en cumplimiento de una orden de la Audiencia Nacional, tras no acudir a una citación de este pasado martes para declarar por la manifestación que recorrió las calles de Bilbao en agosto de 2015. Con anterioridad, fueron citados el 29 de marzo y tampoco asistieron. El Movimiento pro Amnistía ya había anunciado esta semana que los cuatro integrantes, Sendoa Jurado, Isabel Delgado, Ziortza Fernández y Zaloa Respaldiza, no acudirían a la citación tampoco en esta ocasión.
El Movimiento Pro Amnistía y Contra la Represión ha denunciado en un comunicado estas detenciones por parte de “la policía política del PNV”, como consecuencia de “las denuncias interpuestas “por el fascista Carlos Urquijo y la organización ultraderechista APAVT (Asociación de Apoyo a las Víctimas del Terrorismo)”. “No es la primera vez que el PNV hace algo así y tampoco será la última”, lamentado que la policía autonómica haya arrestado a militantes vascos a petición de “quienes le roban la voz al pueblo y con la intención de condicionar el trabajo del Movimiento Pro Amnistía y Contra la Represión”.
ATA ha denunciado igualmente “los juicios políticos” a la izquierda abertzale por parte de la Audiencia Nacional, “sin embargo, nuestro movimiento no ha nacido para defenderse, sino con la intención de impulsar una salida digna y global para nuestro pueblo que sirva para traer a casa a todos los represaliados y que garantice que en el futuro no se generarán más, y en eso seguiremos de aquí en adelante también”, han declarado.
En el comunicado reiteran que consideran que “el único camino para que en el futuro no haya más juicios políticos es la lucha por la amnistía, del mismo modo que es la única alternativa que hará posible que no haya más represaliados políticos”. “Todo lo que no sea defender la amnistía será dejar todo el peso de su libertad sobre las espaldas de los represaliados, e impulsar las salidas individuales acarreará convertir al pueblo en un público equivalente a la hinchada de un equipo de fútbol”.
Por todo ello, ATA muestra su apoyo a estos miembros del Movimiento pro Amnistía detenidos y “aplaude su actitud”. “Durante siglos la desobediencia ha sido, en Euskal Herria y en todo el mundo, una de las principales herramientas de cara a ganar la justicia para los pueblos”, pero ha indicado que no pedirá “la libertad de los militantes de nuestro movimiento ni entraremos en victimizaciones”, sino, “como siempre, queremos invitar a Euskal Herria a luchar por la amnistía, al tiempo que saludamos el ejemplo de desobediencia de estos militantes”. Afirman que no aceptarán, “ni ahora ni nunca, legitimidad alguna para juzgar a ninguna organización ni militante de Euskal Herria” a la justicia española. “Y, parafraseando a Jon Idigoras les decimos que saquen sus sucias manos de Euskal Herria”.
¿Qué es ATA?
Amnistia eta Askatasuna (ATA) es uno de los colectivos disidentes surgidos en los últimos años en el seno de la izquierda abertzale, contrario a la línea mayoritaria representada por Sortu y que impulsa el movimiento Askatasunaren Bidean, junto a militantes de la organización juvenil Haika (“Levántate”) o históricos dirigentes de la izquierda abertzale. ATA se moviliza de forma independiente desde 2014 por los presos vascos, especialmente los que se encuentran enfermos dentro de las cárceles de los estados Español y Francés, siendo contraria a que los presos se acojan a medidas individuales de beneficios penitenciarios, y propugnando el mantenimiento de la lucha colectiva por la amnistía política.
El pasado 4 de junio los simpatizantes de Amnistia eta Askatasuna marcharán hasta dos de las cárceles del País Vasco. En primer lugar la prisión de Basauri (Vizcaya), centro penitenciario cumple condena el etarra Aitzol Gogorza, que sufre un trastorno obsesivo compulsivo incurable desde hace varios años. DespuésSu a Zaballa, la nueva prisión de Álava que sustituye a la de Nanclares de Oca, donde permnece otro preso enfermo, Jesús María “Txus” Martín Hernández, que tiene trastorno esquizofrénico. Las dos consignas más repetidas fueron: “¡Presos gravemente enfermos a las calles!” y “¡Amnistía total!”.
ATA acusa a los actuales dirigentes de Sortu de haberle cambiado sus principios ideológicos y estratégicos tradicionales a la izquierda abertzale y de haber emprendido un camino “reformista” en el que dicen no sentirse “representados” y hasta pasar “vergüenza”. Fernando Lizeaga, un veterano militante de la izquierda abertzale, ha querido, no obstante, dejar claro que “nadie” ni “en ningún momento” dentro del movimiento se ha planteado el regreso de la lucha armada porque, en su opinión, son “capaces de una lucha más digna sin armas”.
A estas críticas se unen otras en privado y de otros sectores hacia los actuales dirigentes de Bildu que han visto cómo en las últimas elecciones y en las encuestas Podemos les ha mojado la oreja. Eso ha hecho que varíen los números uno en las listas para el 26-J en Vizcaya y Álava, aunque mantienen en Guipúzcoa como cabeza de cartel a la diputada Marian Baitialarrangoitia. Oskar Matute, que proviene de Izquierda Unida y Mikel Otero, un bombero conocido por su actividad contra el fracking, serán los números uno por Vizcaya y Álava, respectivamente.
ATA comenzó a exhibir músculo con un par de manifestaciones en las que se criticaba a la actual dirección de Sortu de haber renunciado a la amnistía. La mecha, sin embargo, ya estaba prendida desde hace meses cuando un total de 93 antiguos presos suscribieron una carta en la que afirmaban que tenían el deber de conseguir la libertad de los reclusos con una amnistía “sin condiciones y con dignidad, sin arrodillarse ante nadie”. Entre los firmantes estaba el exlíder de Iparretarrak, Philipe Bidart, o Jon Yurrebaso, uno de los acompañantes de José Antonio Urrutikoextea, Josu Ternera, en las conversaciones con Jesús Egiguren y otros representantes socialistas durante los años 2005 y 2006. Más tarde vinieron las marchas organizadas al margen de Sortu para visitar a los presos en las cárceles; toda una declaración de intenciones.
Al margen de Arnaldo Otegi, denuncian que la dirección de Sortu está liderada mayoritariamente por militantes que no han llegado a estar en prisión y que muchos de ellos provienen del ámbito universitario. En Vizcaya lleva las riendas Marivi Ugarteburu (periodista); en Álava sobresale la figura del abogado Iker Urbina o la de la exprofesora de la Universidad del País Vasco, Miren Larrion. A ellos se une la figura de Hasier Arraiz, aunque su reciente condena de dos años no conlleva su ingreso en prisión pero sí una inhabilitación que le impedirá ejercer como portavoz del grupo en el Parlamento Vasco. De hecho, el viernes se despidió.
El grupo de disidentes de Askatasunaren Bidean y ATA lo encabezan además de Bidart y Yurrebaso, otros expresos como Jesús María Mendinueta , Jesús Sánchez Agurruza y Buatista Barandalla. La persona que casi siempre ha actuado como portavoz del grupo es Sendoa Jurado García, que antes de meterse en política practicó el boxeo llegando a disputar alrededor de cincuenta combates como autor. Se le recuerda como un púgil “alto, técnico y bastante rápido dentro de la categoría de hasta 65 kilogramos”. En el frente carcelario, aún cumpliendo penas largas, están los nombres de dos irreductibles: Unai Parot e Iñaki Bilbao Goikoetxea.
La gota que colmó el vaso de la paciencia del grupo de disidentes fue el anuncio hecho público por Rufi Etxebarria en el que se levantaba un veto que ha durado varias décadas para que cualquier recluso de la banda se pudiera acoger de forma individualizada a los beneficios penitenciarios previstos en la ley. Las palabras adquirieron aún mayor significado un día después, cuando los 35 acusados por el denominado caso Segura, algunos ellos históricos dirigentes de Batasuna, llegaron a un acuerdo inédito con la Fiscalía de la Audiencia Nacional y con las asociaciones Dignidad y Justicia y de Víctimas del Terrorismo para no ir a prisión.
A cambio de una condena de dos años los miembros de la izquierda abertzale renunciaban a cualquier actividad relacionada con la violencia, reconocían el daño causado a las víctimas de ETA y asumían su vinculación con la organización terrorista. Para no dar imagen de debilidad, explicaron que el pacto no suponía un acto de rendición sino que abría las puertas para que otros presos pudieran hacer lo mismo sin romper la unidad del grupo. La explicación no convenció a todos. El sector disidente lo entendió como una nueva vía Nanclares tan denostada en otros tiempos por la izquierda abertzale.
(Fuentes: Resumen Latinoamericano / Noticias de Gipuzkoa /diario norte / Cuarto Poder / El Confidencial)
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