El tribunal de apelaciones de Bahrein condena al líder de la oposición al régimen dictatorial, el Sheij Ali Salman, a cadena perpetua
El tribunal de apelaciones de Bahrein, una monarquía absolutista del Golfo Pérsico aliada de Arabia Saudí y los EEUU que mantiene en ella la base de su 5ª Flota, condenó el domingo al Sheij Ali Salman (foto adjunta), líder del principal movimiento de oposición del país, Al Wefaq, a cadena perpetua por cargos de presunto espionaje a favor del estado rival de Qatar, una acusación ridícula, según los expertos y organizaciones pro-derechos humanos internacionales.
El Tribunal de Apelaciones ha vuelto a condenar a cadena perpetua al Alí Salman, y a otros tres destacados miembros de la oposición por colaborar con Qatar, en una nueva sentencia anulatoria de la absolución que recibieron en pasado mes de junio. Bahrein había acusado a Salman y a los también disidentes Hasan Sultan y Ali Al Aswad de espiar para Qatar
El Sheij Ali Salman, quien encabezaba el ahora ilegalizado movimiento Al Wefaq, el principal partido de la oposición en el país, había sido absuelto por el alto tribunal penal en junio, un veredicto que la fiscalía apeló. La última sentencia del domingo también puede ser apelada.
Desde que las autoridades de Bahréin reprimieron las manifestaciones contra el Gobierno en 2011, los manifestantes se han enfrentado en varias ocasiones contra las fuerzas de seguridad, que han sido objetivo de varios atentados con bomba. El Ejecutivo de Manama acusa a Qatar de haber alentado a los manifestantes y el Gobierno de Doha lo niega.
Bahrein, junto con Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos, rompieron todos los vínculos con Qatar en 2017, prohibiendo a sus ciudadanos viajar o comunicarse con el emirato sobre lo que dicen que son los vínculos de Doha con Irán y los “grupos islamistas radicales”, una acusación esta última risible teniendo en cuenta que Arabia Saudí es el gran difusor del wahabismo y los grupos terroristas de esta tendencia.
Salman actualmente cumple una condena de cuatro años en un caso separado: “la incitación al odio” en el reino, que ha visto principalmente protestas a favor de la democracia contra la monarquía absolutista desde 2011.
En 2011, antes las manifestaciones pacíficas que estaban teniendo lugar en Bahrein, la familia real al-Khalifa pidió ayuda a la familia real de Arabia Saudita. Esta última envió entonces fuerzas represivas que ahogaron en sangre las manifestaciones.
El jeque bahreiní Alí Salman es un carismático líder que, luego de haber reclamado la restauración del Parlamento –disuelto en 1990– y organizado importantes manifestaciones, fue obligado a vivir en el exilio desde 1995 hasta el año 2001 y no tiene vínculos comprobados con Qatar. Su partido fue prohibido en 2016 y los 3 dirigentes, ahora condenados, estaban en la cárcel desde entonces. Según Amnistía Internacional, el juicio fue sólo una farsa y los tres líderes de la oposición a la familia real bahreiní fueron encarcelados y condenados debido a sus opiniones políticas.
En noviembre del pasado año, Salman y otros dos miembros de Al Wefaq fueron acusados de trabajar para la Inteligencia de Qatar con el objetivo de “derrocar al gobierno de Bahrein”. Los tribunales de Bahréin, país en el que Estados Unidos mantiene la base de la Quinta Flota de la Marina norteamericana, decidieron en 2017 disvolver a los partidos opositores Wefaq y Waad tras acusarles de contribuir a generar violencia y terrorismo.
El rey Hamad anunció elecciones parlamentarias el 24 de noviembre en Bahrein. Los miembros de los partidos de oposición disueltos, incluyendo Al Wefaq y el grupo secular Al Waad, tienen prohibido concurrir.
El estado del Golfo Pérsico se ha visto afectado por oleadas de protestas a favor de la democracia desde 2011, cuando las fuerzas de seguridad, apoyados por soldados saudíes, aplastaron a los manifestantes que exigían una monarquía constitucional y un primer ministro electo y destruyeron la Plaza de la Perla, símbolo de las protestas.
Los movimientos de oposición han sido prohibidos y cientos de disidentes han sido encarcelados y muchos despojados de su nacionalidad. El régimen se mantiene gracias al apoyo militar de Arabia Saudita. Las Naciones Unidas y los grupos de derechos humanos, incluidos Amnistía Internacional y Human Rights Watch, han criticado a la monarquía de Bahrein por su trato a los manifestantes y opositores.
Hezbolá ha denunciado como “opresiva” la condena a cadena perpetua dictada por el régimen de Bahrein contra el líder de la oposición, Sheij Ali Salman, y dos ex legisladores.
“Las cadenas perpetuas contra Sheij Salman y los ex parlamentarios Sheij Hasan Sulttan y Ali al Asuad representan claramente la naturaleza dictatorial y opresiva de los gobernantes de Bahrein, que pretenden intimidar a su pueblo y hacer que pierda la esperanza de lograr una reforma o cambio en el reino”, señaló Hezbolá en una declaración el domingo.
El momento de la sentencia llega antes de la visita planeada del primer ministro israelí, Benyamin Netanyahu, a Manama, agregó la declaración publicada por el Departamento de Relaciones con los Medios de Hezbolá.
“La sentencia busca a enviar un mensaje opresivo al pueblo de Bahrein para evitar que exprese su verdadera postura, que rechaza todas las formas de normalización con la entidad sionista y apoya a la resistencia”.
(Fuente: Al Manar)
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