El gobierno portugués exige al español el cierre de la central nuclear de Almaraz

El Gobierno portugués ha exigido por carta y por vía diplomática a España que mantenga la fecha de cierre de la central nuclear de Almaraz (Cáceres – Extremadura) en 2020.  La misiva da traslado oficial a la petición que aprobó el parlamento portugués en abril pasado, a petición del Bloque de Izquierda y con el respaldo del partido gobernante (PS), de cierre de la instalación nuclear extremeña que está a unos 100 kilómetros de la frontera.

La decisión del Parlamento luso fue anterior al último suceso nuclear ocurrido en la planta y del que el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) informó a finales de julio. Este pequeño incidente, unido a otros anteriores, provocaron gran malestar en el Gobierno portugués, que se comprometió a intervenir para que España garantice el “escrupuloso cumplimiento de todas las reglas de seguridad”.

El Ejecutivo de izquierdas que preside Portugal es manifiestamente antinuclear y en el país no hay ninguna planta atómica. De ahí que haya una mayor sensibilidad de cara a que cualquier suceso nuclear o a la decisión política de ampliar la vida útil de las plantas españolas.

De hecho, tanto el pronunciamiento del Parlamento luso como la carta enviada a España responden a la decisión de España de construir un Almacén Temporal Individualizado (ATI) en la central de Almaraz, que albergará los residuos nucleares de los dos reactores con que cuenta la planta.

El CSN informó favorablemente a la solicitud de los propietarios de la planta para construir este almacén. La decisión da a entender que Almaraz ‘vivirá’ más de 40 años, lo que ha levantado la alerta en Portugal.

En paralelo, el Ejecutivo en funciones de Mariano Rajoy ha dado encargo a Enresa para que construya un Almacén Temporal Centralizado (ATC) en Villar de Cañas (Cuenca), el también llamado basurero nuclear.

La central extremeña cumple 40 años en 2020 y tiene previsto presentar el año que viene la solicitud de renovación de la licencia de explotación por 10 o 20 años más, tal y como han confirmado sus responsables. “Queremos ir a los 50 o 60 años”, al igual que las 75 centrales nucleares de la misma generación y tecnología que “ahora mismo en Estados Unidos tienen permisos de explotación a 60 años”.

Tanto el Gobierno luso como los grupos ecologistas (portugueses y españoles) han pedido por diferentes vías que las centrales cierren con su vida útil prevista, de 40 años, pero el Gobierno en funciones del PP es partidario de que si las plantas garantizan la seguridad y son plenamente operativas puedan llegar a obtener ampliaciones de la licencia de explotación por 10 o 20 años más.

El CSN esconde un nuevo “suceso” nuclear en Almaraz

Los técnicos denuncian que la central estuvo en julio  más de 72 horas incumpliendo las normas de seguridad nuclear sobre la refrigeración de sus sistemas, lo que debería haber provocado su parada preventiva. El CSN, sin embargo, ha declarado el suceso de Nivel 0 y no ha tomado medida alguna.

El sindicato de técnicos del supervisor ha denunciado en un comunicado interno que el organismo ha escondido un “suceso” nuclear ocurrido durante este mes de julio en la planta cacereña, al calificarlo de “Nivel 0” en la Escala Internacional de Sucesos (INES) cuando el nivel de gravedad, según los criterios de seguridad nuclear, debió de calificarse de “Nivel 1”.

Según las fuentes internas del CSN consultadas por Vozpópuli, la polémica decisión del supervisor nuclear de encubrir el suceso responde a la estrategia del presidente de no mancillar la imagen de las plantas españolas para que puedan presentar un expediente “limpio e intachable” de cara a las solicitudes para renovar la licencia de explotación en los próximos años. Éste es el caso de Alamaraz, que en 2017 iniciará los trámites para solicitar al CSN una ampliación de su vida útil dado que la licencia actual de explotación expira en 2020.

En este contexto, según denuncian los técnicos, la central extremeña “incumplió un requisito de vigilancia de un sistema vital para la seguridad de la instalación”, tal y como indicaron al CSN los propios titulares de la planta el 26 de julio. El incumplimiento de las Especificaciones Técnicas de Funcionamiento (ETF) se prolongó más allá de las preceptivas 72 horas que fijan los estándares de seguridad como límite para proceder, una vez superado, a declarar “inoperable” los sistemas de la planta, que debería haber entrado en parada.

Según el cuerpo técnico del CSN, “el sistema estuvo en esa situación de incumplimiento más de un mes, bastante más que las 72 horas admitidas por las ETF. Si el sistema estuvo inoperable un tiempo superior a esas 72 horas, el incumplimiento del Requisito de Vigilancia pasa a ser un incumplimiento claro de las propias Especificaciones de Funcionamiento. En este caso, lo prioritario para el regulador debe ser el propio incumplimiento de las ETF, cuestión que se omite en la nota informativa” que emitió el supervisor nuclear ese mismo día 26 de julio.

En esa nota se calificaba, de forma “provisional”, que el suceso había sido de INES 0, pero los técnicos consideran que “si se incumplieron las ETF con conocimiento del titular, el suceso debería haber sido clasificado como Nivel 1 en la Escala INES. Sin embargo, el CSN lo ha clasificado como Nivel 0. Si el suceso se hubiera clasificado como Nivel 1 se debería haber enviado una inspección reactiva para averiguar las causas de una actuación del titular de la central nuclear que ha conllevado una operación fuera de lo permitido durante más de un mes, acción que el CSN no ha realizado”.

Según las fuentes consultadas, las Especificaciones Técnicas son claves para la seguridad porque marcan los parámetros a los que debe funcionar la central, así como los protocolos de acción necesarios en las operaciones de mantenimiento y operación. Una de esas ETF establece que ha de controlar la temperatura de salida del agua de refrigeración de componentes cuando los sistemas de limpieza de dicho no están operativos.

La temperatura del agua tiene que estar por debajo de unos niveles fijados, Según las ETF hay que verificar que la temperatura del agua está por debajo de unos niveles concretos para garantizar que todos los componentes están refrigerados, pero durante un periodo indeterminado de tiempo que podría situarse entre la semana y las tres semanas, los responsables de Almaraz no controlaron la temperatura del agua.

Este hecho debería haber provocado que el suceso se calificara de Nivel 1, pero el CSN ha evitado hacerlo. No es la primera vez que la central extremeña da problemas con sus sistemas de refrigeración. En febrero pasado, los técnicos del CSN alertaron de fallos en esos sistemas que, según su criterio, deberían de haber provocado la parada preventiva del reactor afectado.

(Fuente: Voz pópuli / Autor: Baltasar Montaño)

Francisco Campos

Francisco Campos

Nació en Sevilla en 21 de julio de 1958. Trabaja como administrativo. Es autor del libro "La Constitución andaluza de Antequera: su importancia y actualidad" (Hojas Monfíes, 2017).

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