Ejército del Pueblo Paraguayo, el grupo guerrillero que enfrenta a la “democracia oligárquica” y mantiene secuestrado a un ex vicepresidente

Vestimenta militar, selva, una bandera verde y roja con un hacha, una escopeta y un machete cruzados en el centro, pasamontañas, boinas estilo Che Guevara. Un grupo de guerrilleros, combatiendo el avance de la concentración terrateniente y las prácticas de una “democracia oligárquica”, a la que identifican como hija directa -con todas sus prioridades y ensañamientos- de la dictadura de 35 años de Alfredo Stroessner (1954-1989).

Los sucesivos gobiernos le endilgan al Ejército del Pueblo Paraguayo vínculos con el narcotráfico y con el negocio de los secuestros extorsivos mientras algunos medios lo catalogan como “banda delictiva”.

Uno de los casos con mayor resonancia que protagonizó la organización fue el secuestro de María Edith Bordón de Debernardi, quien permaneció cautiva desde el 16 de noviembre de 2001 y el 9 de enero de 2002, cuando fue liberada tras el pago de un rescate de un millón de dólares. Miembro de una familia rica y con conexiones directas con la pata civil de la dictadura de Stroessner, la mujer pasó casi dos meses encerrada. Por ese hecho, seis integrantes del grupo cumplen condenas de prisión de más de 20 años.

En 2005, miembros del EPP secuestraron a Cecilia Cubas, hija del expresidente Raúl Cubas. El cuerpo de Cubas fue encontrado enterrado en el lugar en el que estuvo oculta.

El último hecho de alto impacto protagonizado por el Ejército del Pueblo Paraguayo fue el ataque, en 2016, a un camión militar que circulaba por la zona donde opera el grupo. Una bomba provocó la muerte de ocho uniformados.

En la actualidad, el grupo mantiene secuestrado hace cuatro meses al ex vicepresidente de ese país, Óscar Denis.

En 2018 Mario Abdo Benítez asumió la Presidencia de la Nación. Abdo Benítez es hijo del ex Secretario Privado del dictador Alfredo Stroessner y desde el inicio de su gestión caracterizó al EPP como un grupo delictivo, ajeno a planteamientos políticos. Al igual que sus antecesores, habilitó la tarea en la selva del Comando Sur de los Estados Unidos, bajo el pretexto de los supuestos vínculos de la guerrilla con el narcotráfico. Filtraciones de Wikileaks revelaron el pedido a la DEA para la utilización de tecnología norteamericana en el seguimiento y persecución del grupo.

A través de un video publicado hace unos años, el Comandante Javier González -según se presentó- explicó que el EPP “es un movimiento revolucionario de los pobres para huir de los atropellos y asesinatos de matones, de ganaderos sojeros y las fuerzas represivas del Estado. La miseria y el olvido han llevado a parte del movimiento popular a hacerse escuchar y a defender sus intereses de clase con las armas”. En el video se lo ve distendido, vestido con ropa militar y con una metralleta completando el cuadro, explayándose sobre los enemigos del movimiento: “Los lacayos imperiales que vinieron aliados a las fuerzas de ocupación, a destruir lo más adelantado y progresista del siglo XIX”, dice, por el Gobierno de Francisco Solano López, segundo presidente constitucional de la República del Paraguay -entre 1862 y 1870- y líder de la resistencia durante la Guerra de la triple Alianza. Señala también a “los partidos tradicionales, colorados y liberales” que “ofendieron sobre las cenizas de lo que constituyó lo más preciado. Hoy las vacas de los oligarcas tienen más valor que muchas personas paraguayas.”

Según datos de la organización OXFAM, publicados en julio de 2017, “Paraguay presenta la distribución de la tierra más desigual del mundo, con una pequeña élite latifundista e importante participación de propietarios extranjeros, que concentran casi toda la superficie agrícola y ganadera, mientras que la inmensa mayoría de familias campesinas e indígenas carecen de tierra suficiente para subsistir”. El 90% del territorio cultivable está en manos de 12 mil grandes propietarios, mientras que el 10 por ciento restante se reparte entre 280 mil pequeños y medianos productores.

Las democracias nacidas en la década del ‘90 no han revertido esa tendencia. Por caso, lo sucedido durante los años ‘60 cuando el régimen repartió tierras “entre militares, funcionarios, políticos y grandes empresarios del entorno del dictador. La Comisión Verdad y Justicia, tras revisar más de 200.000 adjudicaciones, concluyó que durante los 35 años del régimen stronista fueron adjudicadas irregularmente cerca de siete millones de hectáreas”.

El informe de OXFAM explica que “esta práctica fraudulenta no terminó con el final de la dictadura, pues entre 1989 y 2003 se adjudicaron irregularmente casi un millón de hectáreas más. En total, suman cerca de ocho millones de hectáreas de tierras malhabidas entre 1954 y 2003, cuatro veces más que lo que recibieron todas las familias campesinas juntas.”

 En ese contexto, nació y se desarrolló el Ejército del Pueblo Paraguayo.

Fuente: eldiarioar.com

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