«Cyber War» contra Venezuela
A tal modo de producción, tal guerra. Los europeos conquistaron América con acero y arcabuces contra pedernal y flechas. Cerca del 70% del PIB global lo produce actualmente el sector terciario, que maneja información, comunicaciones, educación, investigación científica, administración, finanzas, propaganda, entretenimiento.
Los nuevos objetivos estratégicos son vastos sistemas regidos informáticamente. La táctica no busca destruirlos, sino dominarlos para que entreguen al agresor casi intactos los bienes que administran o custodian. Como decía Voltaire, en la guerra de lo que se trata es del robo. Vivimos el mundo de la Cyber War o Cyber Warfare, la Guerra Informática. Las redes cubren el mundo: el conflicto en ellas bien puede ser considerado Guerra Mundial.
La política, y su continuación la Guerra, se fundan en mentiras. El conflicto clásico ataca nuestro cuerpo; la Cyber War nuestra conciencia. Como todos los poderes, como la guerra convencional misma, opera fuera de la decisión y el conocimiento de los pueblos que la padecen. Sus mecanismos, como los de los proyectiles teledirigidos, son secretos e ininteligibles para las víctimas. Larvatus prodeo, avanzo enmascarado, afirmó Descartes. Tal es el lema común de políticos y ciberguerras.
El 29 de julio de 2024, poco después de medianoche, el Consejo Nacional Electoral anunció los resultados irreversibles de la elección presidencial, sobre el 80% del total de los sufragios. De inmediato, sus páginas web quedaron bloqueadas, por lo cual sólo cuatro días después se dieron resultados absolutamente definitivos.
El experto auditor externo del CNE Víctor Teotkisto informa que “el ataque referido por Maduro se trató de un DoS (Denial of Service – Denegación de Servicio) realizado desde la República de Macedonia del Norte”. Según Cloudfare.com, en este cyber ataque un actor malicioso hace que su computador u otro utensilio no sea disponible para sus usuarios interrumpiendo su funcionamiento normal. Los ataques de DoS funcionan típicamente sobrecargando o inundando la máquina elegida como blanco con peticiones de servicio hasta que el tráfico normal no puede ser procesado, resultando en una negación de servicios para los usuarios normales. (https://www.cloudflare.com/learning/ddos/glossary/denial-of-service/).
Venezuela ha sufrido numerosos ataques de guerra informática. El 11 de abril de 2002 la alocución en cadena nacional del Presidente de la República Hugo Chávez Frías fue primero interferida y luego sacada del aire por equipos de telecomunicación privados más poderosos que los del Estado, que transmitieron a continuación una falsa versión de los hechos. En diciembre del mismo año, la Nómina Mayor de PDVSA, valiéndose de la firma estadounidense INTESA, a la cual se había confiado el corazón informático de la petrolera, paralizó la casi totalidad de las operaciones por dos meses. En marzo de 2019 un corte eléctrico debido en parte a sabotaje informático dejó a oscuras por días la mayoría del país con pérdidas de mil millones de dólares. En todos estos casos se tomó el control de medios informáticos para impedirles cumplir su cometido o hacerles transmitir contenidos falsos o nocivos. Destruir el sistema nervioso paraliza el cuerpo humano, inhabilitar el informático deja indefenso el cuerpo social.
Los ataques de negación de servicios han pasado a ser cosa usual. Consultemos algunas páginas web dedicadas a la informática, y el fundamental tratado Cyber War: the next threat to national security and what to do about it, de Richard Clarke y Robert K. Knabe (2010, Harpers Collins Publisher, Washington):
En ellos se acusa a Rusia de ataques de Negación de Servicios, entre muchos otros los que ocurrieron en 2007 en Estonia y en 2008 sobre Azerbaijan, Georgia y Ossetia del Sur. Un joven hacker ruso declara que los servicios de seguridad de ese país le pagaron para atacar los computadores de la OTAN. Durante la guerra de Ossetia del Sur, Azerbaijan, Georgia, Rusia y la misma Ossetia del Sur denuncian haber sido víctimas de agresiones informáticas. Y hablando de injerencias en informaciones electorales, el Secretario de Estados Unidos de Seguridad Nacional Jeh Jonson y el Director de Inteligencia Nacional acusaron a Rusia de interferir en la elección presidencial de 2016 en Estados Unidos (https://en.wikipedia.org/wiki/Cyberwarfare). ¿Si se admite la posibilidad de sabotaje informático contra la primera potencia militar del mundo, qué impide que ocurra lo mismo contra Venezuela?
¿Qué argumentos debemos sopesar quienes no somos hackers, ni expertos informáticos, ni observadores internacionales, ni hemos tenido tiempo para revisar las actas impresas de las 30.026 mesas de votación instaladas, ni cotejarlas con las supuestas actas que la oposición alega tener y nunca presentó ante el Tribunal Supremo de Justicia? En esto, como en casi todo, depende el ciudadano común de la palabra de los expertos.
Consideremos ante todo, los hechos: el ataque mediante Denial of Service es práctica usual, sistemática y consuetudinaria de las grandes potencias para interferir comunicaciones de sus víctimas. Estados Unidos considera a Venezuela “amenaza inusual y extraordinaria”. ¿Es inconcebible que haya sumado el Denial of Service a sus agresiones?
Luego, la Historia: el Consejo Nacional Electoral y el bolivarianismo han reconocido todos y cada uno de los importantes triunfos de la oposición, mientras que ésta siempre ha calificado como fraude sus propias derrotas. Parecería que repiten el mismo libreto.
Además, la técnica: observadores internacionales de todo crédito, como Atilio Borón, señalan que las supuestas actas que esgrime la oposición están plagadas de errores: votos repetidos del mismo ciudadano, sufragios de difuntos, firmas planas (caligráficamente idénticas) de personas distintas, incoherencias numéricas, sus códigos QR no remiten al Consejo Nacional Electoral, sino a negocios privados, muchos de ellos en Estados Unidos. .
En fin, la lógica: no es concebible que haya obtenido mayoría de votos una fuerza política cuyo programa comprendía la masiva subasta de recursos, bienes, empresas y servicios públicos al capital extranjero, el otorgamiento a éste de mayores privilegios, ventajas, exenciones y exoneraciones tributarias que a los nacionales, la privatización de la educación, la salud y las pensiones, la pérdida de todos los derechos laborales y la depauperación salarial. El pueblo siempre votó y votará contra esas propuestas, y es lo que ha ocurrido.
Fuente: Luis Britto García / Rebelión.
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