Comunicado de Herritar Batasuna: “¡La revolución socialista es la única salida!”

Herritar Batasuna, en su comunicado del 14 de marzo pasado, denunció que el coronavirus es la herramienta del imperialismo yankee-sionista para la III Guerra Mundial, la cual lleva preparando durante estas últimas décadas.

Mediante esta pandemia, la citada élite capitalista y cosmopolita global, enemiga de toda la Humanidad, ha dado otro paso criminal en su ofensiva general para conservar su hegemonía planetaria.  

                    Hoy, 7 de abril, reiteramos nuestra denuncia.

                    Todas las trabajadoras revolucionarias deben saber que la oligarquía genocida del Imperialismo hegemónico anglosajón-sionista ha iniciado una guerra biológica sin compasión contra todos sus enemigos, adversarios y subordinados: contra China, su único serio competidor dentro del sistema capitalista internacional, y Rusia, país aliado estratégico de aquélla; contra las naciones antiimperialistas que no admiten la hegemonía y dominación yankee-sionista (Irán, Venezuela, Siria, Cuba, Corea,…) y, de una manera especial y totalmente antagónica, contra los Pueblos Trabajadores del mundo, incluidas las clases trabajadoras del centro geográfico del Imperialismo.

                    Es una realidad que estamos viendo día a día, de hecho la clase trabajadora de los USA se ha convertido en estos momentos en el epicentro de la pandemia. Y a pesar de que ello nos resulte terrorífico e increíble, causar esa masacre también forma parte de los objetivos de su planificación global, para que, bajo la excusa del caos social al que aquélla dará lugar, imponga manu militari, y sin ningún tipo de oposición, el Nuevo Orden Mundial.

                    En esa estrategia resulta fundamental el endurecimiento del control, junto con el de la disciplina y la represión, contra el Proletariado de todo el mundo, para aumentar su explotación, aumentar los beneficios y acumular Capital. Es por ello que, la provocación de esta pandemia ha sido tremendamente eficaz para lograr la militarización y disciplina totales de todas las sociedades, sin ningún tipo de resistencia ni sublevación.

                    Desde el colapso de la URSS y, en general, de todo el Bloque Socialista, el objetivo último de esta burguesía imperialista que se cree dueño y señor del planeta es hacer que perdure un Capitalismo que hoy se encuentra agónico. Cueste lo que cueste. Incluso cometiendo otro genocidio, si fuese necesario.

                    Efectivamente, dentro del Sistema Global, esta criminal élite minoritaria trata de seguir manteniendo la hegemonía absoluta que ha ejercido hasta ahora, su dominio total en la cadena imperialista. Son capaces de cualquier cosa y están listos para ello. Lo estamos comprobando todos los días, de hecho somos millones las afectadas por esta situación y quienes, además, lo estamos pagando muy caro en nuestras vidas, en el trabajo, en casa, en la familia. Y decenas de miles de muertes. Una pesadilla interminable.

                    Debemos ser conscientes de que llevan muchas décadas preparando todo esto. Y en nuestras mentes las preguntas se repiten sin cesar : “¿Por qué ahora? ¿Por qué de esta manera? ¿Para qué?”

                    Han pasado ya tres semanas desde la publicación de nuestro último comunicado, y los acontecimientos van confirmando una y otra vez nuestro análisis. Ha llegado, pues, el momento de profundizar en ello.

               Geopolítica de la Tercera Guerra Mundial

                    En esta situación caótica, es fácil sumergirse en los detalles reales y concretos, pero a la vez parciales y limitados, de tal manera que se difumina la perspectiva global y acabamos perdiendo de vista al enemigo principal para los intereses de los pueblos y sus respectivas clases trabajadoras. Así, cada cual se aferra y defiende su posición, sin analizar el panorama general. Es la gran cantidad de árboles la que nos impide ver la totalidad del bosque.

                    Quien habitualmente juega al ajedrez, sabe bien que son la posición y la función del conjunto de las piezas en todo el tablero las que determinan quién será la ganadora, o la perdedora, y no los movimientos aislados de las piezas en cada momento.

                    Este es, efectivamente, uno de los ejes de la estrategia de la oligarquía yankee-sionista: que los Pueblos Trabajadores del Mundo no nos percatemos de su plan de dominación genocida, y que, por el contrario, aquellas militantes revolucionarias que sí lo hemos hecho, seamos tratadas como locas y conspiranoicas, peligrosas extremistas al borde del delirio, siendo por ello necesario que seamos aisladas de manera radical.

                    En ese sentido, decir la verdad cruda y dura es considerado como “teoría de la Conspiración”, y por ello se nos ridiculiza como si fuéramos el hazmereir. Es el colmo del cinismo.

                    En HERRITAR BATASUNA creemos que nuestro deber revolucionario es ofrecer a las trabajadoras nuestros análisis de manera detallada y precisa, para que luego cada militante tome sus propias decisiones. De ahí la extensión de este comunicado.

               Geoestrategia del Imperialismo: 1945-2020

                    El Imperialismo yankee acabó saliendo como principal vencedor de la II Guerra Mundial. El Imperio Británico se encontraba muy debilitado, a la vez que sufría una decadencia notoria, y aún más el Imperio Colonial Francés. Junto con ellos, la URSS quedó completamente desolada tras la invasión nazi-fascista. Europa estaba desrozada.

                    Además, los USA tenían el monopolio del armamento atómico, el cual utilizaron sin piedad contra la población civil de Japón. Fue un aviso para dejar bien claro quién mandaba en el planeta de ahí en adelante.

                    Apesar de ello, en 1949 pierden su hegemonía planetaria absoluta cuando la URSS desarrolla su propio armamento nuclear, a la vez que en China triunfa la Revolución. En consecuencia, la Guerra Fría que el Imperialismo, llevó a cabo durante 50 años contra el Socialismo fue total y absoluta: militar, política, ideológica, cultural, científica, diplomática, industrial, comunicativa…

                    En la década de los 60-70 del siglo XX, el Imperialismo yankee sufrió varias derrotas parciales aunque graves: el triunfo de las Revoluciones Socialistas de Cuba y Vietnam pusieron de manifiesto que los USA no eran en modo alguno invencibles, y que el Socialismo, con todos sus altibajos y contradicciones, caminaba hacia adelante por todo el planeta, con China y la URSS como vanguardias, y cada cual con su prisma y estrategia propias.

                    Así, conseguir la ruptura de la unidad entre los Países Socialistas se convirtió en el objetivo prioritario para el Imperialismo, y, desgraciadamente, en una victoria inmediata. Si bien la ruptura comenzaba a fraguarse tras la muerte de Stalin, ésta se materializó en 1960, con la división del Movimiento Comunista.

                    Fue Ernesto “CHE” Guevara quien, en 1967, desde las montañas de Bolivia y mientras participaba de lleno en la lucha armada revolucionaria, denunció duramente esa catástrofe:

               “Hay una penosa realidad: Vietnam, esa nación que representa las aspiraciones, las esperanzas de victoria de todo un mundo preterido, está trágicamente solo. Ese pueblo debe soportar los embates de la técnica norteamericana, casi a mansalva en el sur, con algunas posibilidades de defensa en el norte, pero siempre solo. La solidaridad del mundo progresista para con el pueblo de Vietnam semeja a la amarga ironía que significaba para los gladiadores del circo romano el estímulo de la plebe. No se trata de desear éxitos al agredido, sino de correr su misma suerte; acompañarlo a la muerte o la victoria.

               Cuando analizamos la soledad vietnamita nos asalta la angustia de este momento ilógico de la humanidad.

               El imperialismo norteamericano es culpable de agresión; sus crímenes son inmensos y repartidos por todo el orbe. ¡Ya lo sabemos, señores! Pero también son culpables los que en el momento de definición vacilaron en hacer de Vietnam parte inviolable del territorio socialista, corriendo, así, los riesgos de una guerra de alcance mundial, pero también obligando a una decisión a los imperialistas norteamericanos. Y son culpables los que mantienen una guerra de denuestos y zancadillas comenzada hace ya buen tiempo por los representantes de las dos más grandes potencias del campo socialista.

               Preguntemos, para lograr una respuesta honrada: ¿Está o no aislado el Vietnam, haciendo equilibrios peligrosos entre las dos potencias en pugna? Y ¡qué grandeza la de ese pueblo! ¡Qué estoicismo y valor, el de ese pueblo! Y qué lección para el mundo entraña esa lucha!”

                    Entre tanto, la lucha de clases continuaba su curso en todo el mundo, y fue en 1979 que se encendieron todas las alarmas rojas ante la irrupción simultánea de tres Revoluciones Populares Antiimperialistas: Nicaragua, Irán y Afganistán.

                    La contraofensiva imperialista, de la mano de la Trinidad Contrainsurgente, con Margaret Thatcher, Ronal Reagan y Karol Woijtyla, fue tremendamente dura.

                    Los reformistas socialdemócratas a esta etapa la denominan Neoliberalismo. Nosotras, en cambio, las militantes socialistas, anarquistas y comunistas revolucionarias que integramos HERRITAR BATASUNA, la denominamos Controfensiva Global del Capitalismo Imperialista.

                    En nuestra opinión, no existen dos tipos de Capitalismo, uno “malo”, el Neoliberaly otro “bueno”, el Keynesiano, tal como los reformistas y socialdemócratas de todo pelaje y condición quieren hacernos creer, sino solamente uno, y que Lenin definió de manera inmejorable: la fase superior del Capitalismo que es el Imperialismo. Y su final será la antesala de las Revoluciones Socialistas en el Mundo.

                    Los países Socialistas, a causa de las propias contradicciones internas en que se hallaban inmersos y de los diferentes revisionismos que se desarrollaron en su seno, no tuvieron en consideración la reivindicación que el CHE lanzó en 1967:

               “¡Cómo podríamos mirar el futuro de luminoso y cercano, si dos, tres, muchos Vietnam florecieran en la superficie del globo, con su cuota de muerte y sus tragedias inmensas, con su heroísmo cotidiano, con sus golpes repetidos al Imperialismo, con la obligación que entraña para éste de dispersar sus fuerzas, bajo el embate del odio creciente de los pueblos del mundo! Y si todos fuéramos capaces de unirnos, para que nuestros golpes fueran más sólidos y certeros, para que la ayuda de todo tipo a los Pueblos en lucha fuera aún más efectiva, ¡qué grande sería el futuro, y qué cercano!”

                    Aquellos países que se encontraban en la transición socialista hacia el Comunismo, no le hicieron frente debidamente a esta contraofensiba global del Imperialismo. Atrapados por las contradicciones de sus propias luchas de clase internas, y mediante los diversos revisionismos impulsados por sus burguesías de Estado, comenzaron a regresar hacia el Capitalismo. Un largo y complejo proceso que no analizaremos aquí.

                    Finalmente, en los años 1989-1991, tanto la URSS como las Democracias Populares de la Europa Oriental colapsaron y desaparecieron. De otro lado, China, Vietnam y otros países socialistas, a través de profundas reformas económicas se adentraron, cada cual con su propio ritmo y características específicas, en el camino del Capitalismo de Estado. Una vez que las transiciones socialistas pararon, volvieron hacia atrás, hacia el Capitalismo.

                    El Imperialismo yankee-sionista se aprovechó de esta victoria histórica para dominar el mundo de forma absoluta, reconstruyendo el mapa del mundo a su antojo. Así, los ataques imperialistas se multiplicaron en ese mundo unipolar: Panamá, Yugoslavia, Haití, Somalia, Irak, Sudán, Afganistan, Libia, Siria,… Los USA habían conseguido ganar la Guerra Fría, y pretendían repetir en el siglo XXI el periodo de absoluta hegemonía del Imperio Británico (1815-1914).

                    Mil años de dominación total. El fin de la Historia. El IV Reich.

                    Los autoatentados terroristas acaecidos el 11 de septiembre de 2001 en los USA, hay que situarlos dentro de esta planificación global, dado que vuelven a repetir lo que ya con anterioridad hicieron en cuatro ocasiones:  

               1.- El buque de guerra Maine (Cuba, 1898, en la guerra contra el Reino de España). Fueron los propios yankees quienes lo hundieron para así justificar la guerra.

               2.- El transatlántico Lusitania (Océano Atlántico, 1915, I Guerra Mundial, guerra contra el Imperio Alemán y Austro-Húngaro). Transportaban material y pertrechos de guerra en un barco mercante.

               3.- Pearl Harbor (Océano Pacífico, 1941, II Guerra Mundial, guerra contra el Imperio japonés). Los USA conocían de antemano el ataque porque habían conseguido descifrar los códigos de la Marina de Guerra del Imperio Nipón. Los tres portaaviones USA “casualmente” no se encontraban allí…

               4.- Tonkin (Vietnam, 1964, ataque imperialista contra Vietnam). Se trató de una mentira ideada acerca de una hipotética agresión por parte de la República Socialista de Vietnam, para justificar la intervención masiva de los USA.

                    En estas cuatro operaciones consiguieron su propósito con notable éxito: la movilización masiva y participación entusiasta del pueblo trabajador de los USA a favor de los intereses de la burguesía yankee en sus guerras imperialistas, sin mostrar oposición alguna.

                    A pesar de ello, la oposición de la clase trabajadora mundial a los ataques imperialistas fue una de las razones de su derrota en Vietnam, la cual dificultó durante largos años las intervenciones y ataques masivos imperialistas. En 2001 dieron con la solución al problema, de la misma forma que siempre han venido haciendo: construyendo una mentira sobre otra de una manera maquiavélica sin igual. El empleo magistral de la Geoestrategia.

                    En la medida que iba desarrollándose la unilateralidad de los USA, también comenzaba a cristalizar la resistencia contra ella, sobre todo cuando se comprobó que en el modelo de Nuevo Orden Mundial no quedaba ningún sitio para los Estados capitalistas que procedían del Socialismo, y aún mucho menos para las naciones que no obedecieran las órdenes del Imperialismo yankee-sionista. Las únicas opciones que éste les ofertaba eran la explotación, la subordinación y la colonización absolutas. Esto es, vivir en la peor de las miserias en la periferia del Sistema Capitalista, el mismo destino cruel e inhumano que ya conocieron en el siglo XIX.

                    Y, por supuesto, la oferta del Nuevo Orden Mundial es siempre la misma para todas las proletarias: la esclavitud asalariada. Ésta suele ser más suave y consumista para las trabajadoras que residen en el centro del sistema, y  mediante los Estados de Bienestar poder comprar su colaboracionismo; para las de la periferia, en cambio, precaria y dura, y así aumentar ininterrumpidamente su explotación.

                    En cualquier caso, en la medida que la crisis del Capitalismo agónico vaya profundizándose y agravándose, en la medida que la tasa de beneficios vaya descendiendo inexorablemente, las condiciones de explotación serán cada vez más duras en todo el planeta, hasta el punto en que los eventuales Estados del Bienestar ya han comenzado a desmoronarse a toda velocidad. Durante los próximos meses, esta tendencia ira acentuándose merced a la situación de shock generada por la pandemia del COVID-19. Y todas la sufriremos, sin excepción.

               El Eje de la Resistencia Antiimperialista

                    Ante esa hegemonía unipolar de los USA, y para hacer frente, de una u otra manera, a los interminables ataques imperialistas, en estos últimos años algunas naciones han ido conformando el Eje de la Resistencia Antiimperialista, si bien de un modo no muy organizado, pero sí tejiendo y potenciando redes de solidaridad y circuitos económicos entre ellas: Irán, Corea, Venezuela, Síria, Kuba, Palestina, Líbano, Iraq, Yemen, Afganistán, Bolivia (antes del golpe de Estado), …

                    Dicho Eje, directa o indirectamente, y siempre en función a sus propios intereses geopolíticos, ha recibido la ayuda de dos grandes Estados provinientes del colapso del Socialismo: Rusia y China.

                    Ambas potencias económicas, tecnológicas y militares, constituyen un gran contrapeso frente al principal imperialismo capitaneado por los USA, y sus burguesías, o al menos sus fracciones hegemónicas, no pueden ni quieren ser zipaias ni siervas de ese imperialismo.

                    En cambio, el interés objetivo de la burguesía imperialista, y sobre todo de su fracción anglosajona-sionista, es convertir a esos dos viejos Estados independientes en Estados zipaios y subordinados, o dividirlos en numerosos y pequeños Estados satélite, es decir, tal como sucedió con Yugoslavia y la URSS. Al igual que querían hacer con Siria e Iraq. Como lo han hecho con Sudán.

                    Y ello, porque no consienten en ver reducida la parte que se apropian de la plusvalía y, por tanto, de la riqueza producida por los pueblos trabajadores de China y Rusia, al ser gestionada por las propias burguesías de esos marcos estatales.

                    Por el contrario, necesitan aumentar esa parte si quieren evitar la catastrófica crisis económica que está golpeando duramente a los Estados imperialistas. Y para ello, necesitan burguesías totalmente zipaias, carentes de proyecto autónomo alguno, absolutamente neocoloniales, al igual que en el tercer mundo.

                    Por consiguiente, el conflicto económico, político y militar entre los Estados capitalistas es estructural, y no se trata, pues, de una cuestión de mera voluntad. Nos encontramos en la misma situación que aconteció en la dos guerras mundiales precedentes: el enfrentamiento entre las dos principales potencias capitalistas e imperialistas (los Imperios Británico y Francés, especialmente) y los nuevos Estados que pretendían ascender en la cadena del Sistema (Alemania, Italia y Japón). Y, en última instancia, el auténtico vencedor en ambas contiendas, los USA.

              Desde Corea a Palestina, desde Vietnam a Siria…

                    Mientras que en la década de los 70 del siglo XX todas las contradicciones surgidas de la lucha de clases en el mundo se concentraban en Asia oriental (Corea, Vietnam, Laos, Camboya, Indonesia), a partir de ese momento se trasladan al occidente asático y norte de África: Palestina, Líbano, Siria, Egipto, Libia, Sudán, Yemen, Iraq, Irán, Afganistán, Jordania, Arabia Saudí, Kuwait, los microestados productores de petróleo del Gofo Pérsico,…

                    Las guerras, ataques y conflictos que la entidad colonial sionista, usurpadora del nombre histórico de Israel, ha provocado en el mundo árabe-musulmán han sido el origen de esa situación.

                    Ha sido precisamente en esta zona geopolítica, y en la que se concentran todas las contradiccones de la lucha de clases mundial, donde se ha producido la mayor derrota de estos últimos años del imperialismo: En Palestina, Líbano y Siria. Concretamente, Siria ha resultado ser la España Republicana del Siglo XXI.

                    Todo ello, junto al imparable crecimiento económico de China y el fracaso de la guerra comercial que los USA han librado en su contra, ha determinado la decisión última del Imperialismo yankee-sionista: iniciar la III Guerra Mundial antes de que sea demasiado tarde. Así, la pandemia del COVID-19 se situaría dentro de esta estrategia. Veamos cómo es esto.

                La ofensiva global del Imperialismo

                     La guerra comercial que los USA están librando con China; el golpe de Estado legal en Brasil, con el encarcelamiento de Lula da Silva y el triunfo de Jair Bolsonaro en unas elecciones fraudulentas; el levantamiento contrarrevolucionario en Bolivia, que trajo la eliminación del Gobierno antiimperialista de Evo Morales; otro tanto sucede en Ucrania,  mediante una operación que permite a los nazis ucranianos hacerse con el poder, a la vez que éstos masacran a las antifascistas del Donbass; las interminables provocaciones y maniobras hostiles de la OTAN en el límite fronterizo de Rusia, especialmente en Polonia y las Repúblicas Bálticas; el asesinato del General revolucionario e internacionalista  iraní Qassem Soleimani, y los ataques imperialistas contra la Resistencia iraquí; la retirada unilateral por parte de los USA del acuerdo nuclear con Irán; el golpe de Estado frustrado y la amenaza permanente del cerco militar contra Venezuela, y la orden de detención contra Nicolás Maduro; en la misma línea, y para preparar la invasión de Venezuela, la inclusión de Colombia en la OTAN y los movimientos de Brasil para atacar la Revolución Bolivariana; y, por último, aunque seguramente no será el último acontecimiento, la aparición “providencial”, primero en China y luego en Irán, de la enfermedad llamada COVID-19…

                    Podríamos incluir otros tantos acontecimientos geopolíticos, y cada cual recordará los que más le gusten, o aquellos que más odie, pero todos ellos se situan dentro de la misma lógica: la ofensiva general del Imperialismo para imponer su Nuevo Orden Mundial. Al igual que en los años 1890-1914 y 1933-1939 del siglo pasado, el Imperialismo nos sumerge de nuevo en este estruendo bélico. Los paralelismos son evidentes.

                    Siendo consciente de su declive, el Imperialismo yankee-sionista sólo conoce una única manera de procurar una relativa estabilidad a su hegemonía: imponer un sistema genocida al que podríamos bautizar como Apartheid Global.

                    Es decir, se trata de dividir claramente el mundo en dos porciones, de acuerdo a los criterios de la que fue la República Boer de Sudáfrica. De un lado, los espacios de la “población blanca”, entre  los que están, en primer lugar, el Imperio anglosajón-sionista liderado por los USA (USA, Canadá, Reino Unido -de ahí el Brexit-, Australia, Nueva Zelanda y la entidad colonial sionista, usurpadora del nombre de Israel, en la que los supuestos judíos blancos europeos dominan absolutamente todo).

                    Después, en un segundo nivel, la Europa dividida, subordinada y balcanizada, como consecuencia de la crisis provocada por la pandemia. Francia y Alemania pretendían alcanzar su autonomía en la cadena imperialista, y para ello crearon la Unión Europea. Los USA, por su parte, entienden que en modo alguno les conviene un proyecto como ese, por lo que tienen decidida su demolición controlada, para evitar así que algun día se aliase con su espacio geopolítico natural, Rusia y China, y pudiera constituirse el bloque euroasiatico. Pues ello supondría el final del Imperio anglosajón-sionista. Es así como se explica el Brexit.

                    Por último, y completando el círculo del Imperio Global, se encontrarían los Estados subordinados de Asia, poblados por los “honorables blancos”: Japón, Singapur, Corea (del Sur), Hong Kong y Taiwan. Esto es, los zipaios asiáticos que rodean China.  

                    Es decir, las “naciones geográficas” de los Estados imperialistas de siempre, a los que tal vez podríamos añadir otros pequeños Estados satélite: la Trilateral, Bilderberg. Davos, la OTAN.

                    De otro lado, tendríamos a los “bantustanes”, Estados zipaios, neocoloniales, en los que sus burguesías aceptan la condición de subordinados respecto a las burguesías de los Estados imperialistas, ayudándoles a estas últimas a obtener una buena parte de la plusvalía generada por sus trabajadoras, e incluso poniendo en sus manos los recursos naturales de esos paises.

                    Así, pues, además de a los subordinados de siempre de los USA, es ahí donde la planificación imperialista sitúa a los países que como Rusia, China, Venezuela, Irán, Cuba, Corea, Siria y al resto de naciones que no aceptan la hegemonía de los yankees.

                    Ese es, por tanto, el objetivo de esta ofensiva imperialista global: poner en marcha, de una vez por todas, el Nuevo Orden Mundial para que el Capitalismo sobreviva en medio de una crisis contínua. Una especie de Auschwitz planetario en el siglo XXI. Herrenvolk.

               La planificación de la oligarquía yankee-sionista

                    En consecuencia, HERRITAR BATASUNA sitúa a la pandemia del COVID-19 dentro de la planificación del Imperialismo.

                    Se trata de una decisión político-militar que ha provocado un shock planetario, tomada con el propósito de recuperar la iniciativa estratégica en contra de China y Rusia. Y, al mismo tiempo, atacar a los Estados del Eje de la Resistencia Antiimperialista, especialmente a Venezuela e Irán.

                    En definitiva, y aunque no será lo último que acontezca, pretenden de esta manera controlar a todos los pueblos trabajadores del mundo, aumentando su explotación y opresión, y evitando a su vez estallidos de grandes revueltas y levantamientos mediante la represión y la militarización.

                    Es así como una pandemia llega a posibilitar todo ello de un modo “neutral” y “científico”, como si no existiera la lucha de clases.

                    Esta doctrina del Shock había sido ya aplicada con anterioridad, pero en esta ocasión han creado una estado de sitio y de excepción planetarios. A esto lo llaman “Teoría del Caos Creador”: generar  despiste y confusión, para más adelante imponer mejor el orden opresor. Están en ello.

               La única salida: la Revolución Socialista Mundial

                    Ante este ataque del Imperialismo nosotras levantamos la bandera roja de la Revolución Socialista, de acuerdo a la consigna de Lenin: Convertir las Guerras Imperialistas en Revoluciones Socialistas. No cabe ninguna otra solución.

                    Habrá quienes ofrecerán otro tipo de soluciones, más suaves y apetecibles, mediante los apaños reformistas y la demagogia socialdemócrata de siempre. Nosotras no nos andamos con mentiras, ni vamos a caer en politiqueos baratos.

                    La verdad es revolucionaria. La verdad es dura y amarga.

                    La Revolución Socialista es la única salida. Eso, o el desastre, el salvajismo, el caos genocida y, por último, la extinción de la Humanidad. Así de claro.

               Socialismo, o barbarie. Comunismo, o extinción.

                    La crisis continuada del Capitalismo agónico, el cambio climático planetario, las crisis migratorias enormes, las pandemias presentes y futuras, y los ataques y guerras imperialistas no nos dejan otra salida.

                    Resulta imposible resolver los problemas de la Humanidad mientras los medios de producción permanezcan en manos privadas, la acumulación del Capital siga determinando todos los ámbitos de la sociedad, y la Ley del Valor continue controlando la producción social de las trabajadoras. Ello todo nos lleva al exterminio.

                    Incluso yendo más allá, el Socialismo, en última instancia, no es más que la etapa transitoria en la construcción de una sociedad sin Estado, ni clases ni Patriarcado. Esta es, pues, la alternativa a largo plazo.

                    Una alternativa que, a causa de la pandemia del COVID-19, se nos revela más descarnada que nunca, y que todos los teóricos y dirigentes del Socialismo Científico, Marx, Lenin y el “CHE” nos explicaron una y otra vez. El Capitalismo ha llegado a sus límites histórico y ecológico. O él, o nosotras.

                    También la burguesía lo sabe. Y lo sabe antes que nosotras, con más claridad que nosotras, mejor que nosotras. Porque si alguien posee conciencia de clase, esa es la burguesía, tal como en sui día nos lo recordó Warren Buffet. Por eso, precisamente, ha iniciado su ofensiva global. Quien pega primero, pega dos veces. En esta partida de ajedrez planetaria, hace tiempo que tomaron la iniciativa. Y no han perdido nunca.

               El hundimiento de la Unión Europea Imperialista

                    Una vez que hemos detallado el panorama, las tendencias, estrategias y perspectivas de la lucha de clases mundial, llega el momento de centrarnos en nuestra área geopolítica, esto es, Europa y el Mediterráneo.

                    Como antes hemos indicado, uno de los objetivos de la pandemia es la demolición, desde dentro, de un probable competidor y contrapeso al Imperio anglosajón-sionista, que no es otro que la Unión Europea Imperialista, para, entre otras cosas, abortar las aspiraciones de una relativa autonomía de Alemania y Francia. El Brexit, la salida del Reino Unido de la Unión Europea, no es más que una maniobra que obedece al citado objetivo, de tal manera que los USA “plantan” un portaaviones imposible de hundir a las puertas de Europa.

                    La pandemia ha castigado duramente los Estados del sur de la Unión Europea, en especial Italia y el Estado español. Lo cual ha dejado al descubierto que eso a lo que llaman “Europa” no es más que un proyecto de las oligarquías alemana y francesa, al objeto de conseguir una mejor posición dentro del sistema imperialista. Es decir, para mejorar la tasa de explotación de las trabajadoras, y que afectará, sobre todo, a los pueblos trabajadores de la periferia de los Estados del sur y del oriente europeos. Esta situación hará que aumenten las tensiones entre los Estados, con el consiguiente endurecimiento de la lucha de clases en todo el continente.

                    Frente a la crisis que ha generado la pandemia, las burguesías de Europa han tomado medidas salvajes contra las trabajadoras, a la vez que han ordenado la aplicación de graves recortes. Y para ello, no dudará en emplear una represión durísima.

                    Es indiferente que las duras medidas represivas y de control social sean tomadas por partidos fascistas, liberales, conservadores, o socialdemócratas. La burguesía, en función de sus necesidades, elegirá en cada momento la herramienta política alienadora apropiada.

               ¡Construir la indepenencia de clase del Proletariado!

                    Por supuesto, todo ello puede provocar la explosión de las luchas de clases en Europa, siempre y cuando las revolucionarias seamos capaces de concienciar y organizar a las trabajadoras, superando el control ejercido por los partidos y sindicatos reformistas y socialdemócratas, y construyendo la independencia política del proletariado.

                    En ese sentido, las revoluccionarias vascas debemos aplicar esta consigna de la Revolución Socialista Mundial en nuestro propio marco nacional, teniendo siempre presente que, como consecuencia de las características específicas de nuestra formación social, la forma que aquélla revestirá será la de un Proceso Socialista Revolucionario de Liberación Nacional.

               La crisis terminal del Estado español

                    Al utilizar la expresión de crisis terminal nos estamos refiriendo a la situación de crisis extrema en que se encuentra el Régimen monárquico del 78, reorganizado por la oligarquía neofranquista a través de su Constitución, de manera que existen condiciones objetivas para que se produzca una ruptura revolucionaria. Faltan, eso sí, las subjetivas. Esta pandemia brinda una gran oportunidad a que tanto los pueblos trabajadores de las distintas naciones del Estado español, como su proletariado, especialmente, adquieran una conciencia revolucionaria de clase.

                    Los borbones vuelven a quedar en evidencia, mostrándose una vez más como lo que son: una familia mafiosa, ladrones, viciosos y degenerados. La gentuza de siempre, esto es, quienes no han cambiado para nada desde que, en el siglo XVIII, llegaran procedentes de la Francia absolutista de Luís XIV. Lo diremos de nuevo: Felipe V fue el primer Borbón en España, y Felipe VI será el último.

                    Desgraciadamente, en la Península no han corrido la misma suerte que la que corrieron en el Continente, concretamente en París, el 21 de enero de 1793.

                    Tampoco vamos a explayarnos para mostrar el verdadero rostro del Gobierno socialdemócrata español. Muchas y muchos ya lo han hecho mejor que nosotras, poniendo encima de la mesa numerosos hechos y datos. Solamente queremos recordar que este Gobierno socialdemócrata es el de TODAS las fuerzas políticas reformistas: del PSOE y de Unidas-Podemos, evidentemente, pero también de EH-Bildu, ERC, Compromís y BNG. Cosa que, al parecer, a más de una se le ha olvidado…

                    Y, ¿qué ha hecho este Gobierno “progresista”? Aplicar el art. 155 de facto en todas las naciones oprimidas: en las dos autonomías que dividen Euskal Herria, en las cuatro de los Països Catalans, en las tres de Galiza, en Andalucía, en las Canarias, en León, en Aragón, en Castilla y en todo el resto… En definitiva, “España Una, Grande y Libre”, con la excusa del coronavirus… ¡Perfecto!

                    ¿Qué ha hecho este Gobierno “progresista”? En lugar de prohibir los despidos, autorizar los ERTEs para aliviar costes a la burguesía, mientras reduce notoriamente los salarios a las trabajadoras. Empresas con beneficios estratosféricos (INDITEX, RENAULT, VOLKSWAGEN, CORTE INGLÉS, IKEA, IBERIA, DECATHLON, MANGO, ALSEA, VUELING, RYANAIR y tantas y tantas otras) han aplicado ERTEs sin sonrojarse, dado que este Gobierno “progresista” las protege. Entre tanto, TODOS los sindicatos reformistas colaboran con esta farsa, como no cabía esperar de otra manera.

                    ¿Qué ha hecho este Gobierno “progresista”? Ha provocado el aumento de la precariedad y el desempleo sin expropiar los beneficios  de la burguesía; que les quiten las vacaciones a las trabajadoras. En lugar de eliminar los deshaucios y los alquileres, en lugar de encarcelar a todos los especuladores inmobiliarios, ha retrasado el pago de las rentas para ganar popularidad y, de paso, evitar así posibles protestas sociales y revueltas. Ganar tiempo mientras policías y militares ocupan nuestras calles para reprimir las protestas que fueran a producirse.

                    ¿Qué ha hecho este Gobierno“progresista”?

                    En lugar de nacionalizar grandes empresas privadas de la salud, energía, banca, educación, comunicaciones, transporte, industria, agricultura, distribución y construcción, las ha financiado con dinero público, para que la burguesía no sufra pérdidas económicas. A esto se referían cuando nos han repetido aquello de “Este virus lo paramos entre todos”. Mientras algunos pocos nadan en la abundancia, miles y miles sufren en la miseria. Pero que nadie se preocupe, porque al grito de “¡Todos somos soldados (españoles) en esta guerra” superaremos la situación.

                    ¿Qué ha hecho este Gobierno “progresista”? Ha mandado a los militares, junto a todas las policías y la guardia civil, a ocupar, calles, plazas, parques, televisiones, asilos e incluso sus ruedas de prensa informativas, mientras mantiene firme a la clase trabajadora mediante la amenaza de las armas. Ha asustado a la gente, la ha atemorizado, ha provocado su histeria, la ha empujado a convertirse en chivatos y colaboradora de la policía. Algo que los fascistas difícilmente hubieran logrado, los socialdemócratas, por el contrario, lo han conseguido en una semana mediante la televisión. El sueño de  la Oligarquía.

                    ¿Qué ha hecho este Gobierno “progresista”? En lugar de detener, expropiarles las cuentas y juzgar a los mafiosos Juan Carlos y Felipe de Borbón, les han lavado la imagen y se han arrodillado ante ellos.

                    Con “progresistas” como estos, ¿Para que iba a necesitar la oligarquía a los conservadores nacional-católicos del PP, los liberales españolistas de Ciudadanos y los franquistas nazi-fascistas de VOX?

                    No dejaremos de repetirlo: necesitamos preparar la Revolución Socialista para mandar a la mierda a toda esta basura miserable. Para que cada Nación reivindique su propia República Socialista, para empezar de una vez por todas a construir la libertad. Ya que, de otro modo, en cuestión de semanas los socialdemócratas nos devolverán a la “normalidad” capitalista, españolista y patriarcal. Eso sí, más pobres y oprimidos que nunca.

                    ¿Acaso hay alguien que no lo crea así? ¿Acaso alguien se cree que esta es la primera pandemia, la primera devastación, o la primera catástrofe que ha conocido la Humanidad?

                    Sin estrategia ni organización revolucionarias, sin una lucha masiva y dura, las clases dominantes y opresoras le darán la vuelta a esta crisis, tal y como lo han hecho siempre.

               El declive del Imperialismo subordinado del Estado Francés

                    Lo mismo podemos decir en relación con “Macronlandia”. Siendo un Gobierno social-liberal, no necesitan deisfrazarse de socialdemócratas. Advierten claramente que trabajan para los ricos, los capitalistas y la economía de mercado, y que tanto el Estado del Bienestar, como la sanidad, educación y pensiones públicas se acabaron. Son “cosas del pasado”. Las luchas de los chalecos amarillos y los sindicatos han desaparecido, por arte de “magia”. Esta pandemia representa un auténtico chollo para las burguesías de todo el mundo, y la oligarquía francesa no es precisamente una excepción.

                    No obstante, esta grave crisis acelerará el declive del Imperialismo francés, sobre todo en África. Lo cual traerá consecuencias terribles para la Metrópoli, dado que las plusvalías neocoloniales se verán reducidas. Francia, junto con Alemania (y el resto de los Estados del Norte de Europa) está destinada a convertirse en un satélite de los USA, jugando en la “segunda división” del Imperio Global. Se acabaron aquellas sus veleidades independientes en la Primera Guerra de Iraq. Fini, la grandeur!

                    ¿Y qué decir respecto del nazionalismo francés? Las vascas no podemos saber cuánta gente ha enfermado por coronavirus en Lapurdi, BajaNabarra y Zuberoa. Hasta ese punto llega la negación psicópata de nuestra nación. El nacionalismo francés es un enfermo mental grave, una apología descarada del etnoocidio. En última instancia, es preciso tener en cuenta que España es una mala fotocopia de Francia. Ésta, primero exportó a los Borbones, y luego les cortó el cuello. Sin embargo, el cáncer del centralismo, absolutismo, autoritarismo, colonialismo, chovinismo, hegemonismo, racismo, clasismo y machismo perdura en ella per secula seculorum. Amén. Supuestamente es el “País de los Derechos Humanos”, pero sólo supuestamente.

                    Es muy posible que, tras el final de este estado de excepción y de sitio, se produzca un estallido social enorme en el Estado Francés. Es por ello que las revolucionarias vascas debemos tejer relaciones, vínculos y alianzas con toda las militantes de las naciones oprimidas por el Hexágono, siempre y cuando respeten nuestro marco e identidad nacionales vascas. Desde ese punto de partida es como la solidaridad y la colaboración crecerá entre noosotras, abriéndosenos así las puertas a la Revolución Socialista en Europa. En los últimos cien años no se ha dado una oportunidad revolucionaria como esta, y puede que no vuelva a haberla. Quienes leamos el presente comunicado debemos ser conscientes de ello. Ahora, o quizás nunca.

               Euskal Herria, nuestro marco nacional para la Revolución Socialista

                    ¿Qué podemos decir sobre la Revolución Socialista Vasca que no hayamos dicho ya repetidamente en nuestros comunicados? ¿Que el Imperialismo hace ya más de treinta años que preveía la situación actual, y que por eso mismo liquidó a ETA, IRA y el resto de organizaciones armadas revolucionarias?

                    ¿Que la pequeña burguesía vasca, a causa de sus intereses, traicionó al Movimiento Vasco de Liberación Nacional, creando a su vez la socialdemocracia autonomista vasca, para una mejor integración en el sistema capitalista e imperialista de EH Bildu, Sortu, Ernai y LAB, convirtiéndose así en mero satélite del PNV y PSOE, y, por último, acabar felicitando a Donald Trump por haber ganado en unas “vibrantes” elecciones presidenciales?

                    ¿Que el PNV es un partido mafioso vasco-español, cuyos dos símbolos supremos son el sacristán triste-depresivo de Urkullu y el vertedero de Zaldibar? ¿Que el PNVirus es la auténtica enfermedad pandémica para el Pueblo Trabajador Vasco?

                    ¿Que sea normal que los zipaios estrechen sus manos con la guardia civil, al fin y al cabo porque son guardias civiles vascos? ¿Que el PSOE haya dejado en suspenso las dos autonomías de Hego Euskal Herria, sin que por ello ni Urkullu ni Otegi hayan hecho nada?

                    ¿Qué más tenemos que decir para que el Pueblo Trabajador Vasco, y en concreto la Clase Trabajadora Vasca despierten de una vez de su profundo y alienante letargo?

                    Lo repetiremos tantas veces como sea necesario: el Proletariado Vasco tiene que construir su propia independencia política, y a ese respecto son las jóvenes quienes nos muestran el camino. Por cierto, un camino viejo, y que ya fue detallado en las V y VI Asambleas de ETA.

                    En los meses siguientes, tendremos que formarnos, organizarnos y prepararnos para la lucha, con la fuerza y determinación necesarias; para fortalecer todas las organizaciones revolucionarias vascas; para intensificar y radicalizar todas las luchas obreras; para hacer frente a la ofensiva de la burguesía; para aliviar, en la medida de nuestras posibilidades, las situaciones graves de emergencia social que se irán produciendo entre nosotras; para tejer redes proletarias de solidaridad; para defendernos de la represión; para enseñarle los dientes a la ocupación militar de nuestros pueblos y barrios; para luchar con ahínco a favor de la Amnistía; para darles caña a los patronos y empresarios capitalistas… Dicho en una sola frase: para construir el Movimiento Socialista Revolucionario Vasco de Liberación Nacional.

              La Alianza Revolucionaria de los Pueblos Trabajadores

                    Esta pandemia ha vuelto ha dejar meridianamente clara la dimensión planetaria de la lucha de clases. El coronavirus no ha hecho desaparecer la lucha de clases, tal como la burguesía y su servidumbre nos quiere hacer creer. Por el contrario, el coronavirus ha intensificado esa lucha de clases, haciendo que todas las contradicciones se agraven y estallen. Es la hora del Internacionalismo Proletario. Aquí y ahora.

                    Al respecto, HERRITAR BATASUNA tiene su propuesta: La ALIANZA REVOLUCIONARIA de las TRABAJADORAS. Una alianza sin límites, abierta para todas aquellas que aceptan que la Revolución Socialista es la única salida. De momento, las organizaciones NACIÓN ANDALUZA, de Andalucia, AGORA GALIZA, de Galiza, y HERRITAR BATASUNA, de Euskal Herria conformamos el embrión de esta alianza

                    Estamos a la espera de que, más pronto que tarde, se incorporarán también organizaciones de los Països Catalans. Y, en un futuro, quizás también otras organizaciones de Europa y el Meditrráneo participen en esta dinámica unitaria.

              La Conferencia Internacional y la V Internacional

                    Las tres organizaciones revolucionarias, AGORA GALIZA, NACIÓN ANDALUZA Y HERRITAR BATASUNA, nos coordinamos en la Conferencia Internacional y nuestras posiciones las reflejamos en la siguiente página web:  https://insurgenciaglobal-proletari.org/eu/

                    En ella encontraréis nuestros análisis y reflexiones, siguiendo las enseñanzas de Marx, Lenin y el CHE Guevara. Nuestra apuesta es clara: en los próximos años tendremos que construir la V Internacional Mundial, recogiendo, profundizando, criticando y autocriticando todas las experiencias revolucionarias de los siglos XIX y XX. En el camino de la Comuna de París, en el recuerdo de Louise Michel y de Rosa de Luxemburgo, con Clara Zetkin y Tamara Bunke en nuestro corazón, en honor a Alexandra Kollontai y a Ulrike Meinhof. Así como al resto de todas las militantes, sin olvidarnos de una sola.

                    HERRITAR BATASUNA es punto de encuentro de militantes revolucionarias, socialistas, anarquistas y comunistas. Este espíritu es el que queremos extender por todo el mundo, una hermandad de solidaridad revolucionaria firme.

               Ahora y aquí. ¿Qué hacer?

                    Nos encontramos en un estado de guerra, sitio y excepción en todo el planeta. En estos momentos no es posible hacer grandes cosas, pero sí muchas y diferentes.

                    En primer lugar, formarse e informarse debidamente. Debatir entre nosotras. Mantener, profundizar, enriquecer y multiplicar los vínculos y relaciones militantes.

                    Aprovechar todas las posibilidades que se presentan para politizar la situación, y con ello despertar conciencias. Reforzar las viejas redes de solidaridad y crear nuevas.

                    Hacer frente, con los medios de que dispongamos, a la represión y ocupación militar.

                    Hacer propaganda y agitación en las fábricas, organizar asambleas obreras, juntarse con las compañeras para hablar, debatir sobre lo qué se puede hacer…

                    No tragarse la sarta de mentiras y medias verdades de ningún Gobierno, ni de la burguesía, ni de ningún politiquillo profesional, ni de nigún medio de (in)comunicación del sistema. Por el contrario, difundir verdades revolucionarias, mediante toda la tecnología que tengamos a nuestro alcance. Proteger y colaborar, siempre que podamos, con los medios de comunicación revolucionarios.

                    Cuidarse y ayudarse mutuamente, practicando contínuamente y en todo momento los valores y la ética proletaria revolucionaria.

                    Intensificar y endurecer la lucha contra el patriarcado, en todos los ámbitos, sobre todo ahora que nos tienen confinados en nuestras casas.

                    Abrir la puerta a la esperanza, no asustarse ni acobardarse. Resistir, no rendirse, enseñar los dientes, y mañana o pasado mañana ganemos.

                    Agudizar ininterrumpidamente la conciencia revolucionaria de clase, a la vez que prepararse para ganar las próximas batallas de la lucha de clases, siendo siempre conscientes de que resultará muy difícil, duro y doloroso. La burguesía sabe perfectamente a lo que juega y lo que se juega. Y la oligarquía imperialista aún más si cabe. Ambas tienen una determinación absoluta.

                    En ese sentido, queremos recordar lo que dijimos en nuestro comunicado anterior:

              “ HERRITAR BATASUNA hace un llamamiento al Pueblo Trabajador Vasco, y especialmente a la Clase Obrera Vasca para luchar contra esta pandemia imperialista genocida, para salvar todas las vidas posibles. Para ello es imprescindible superar el aislamiento social y el estado de shock que nos quieren imponer, y no amedrentarse ante la intoxicación mediática.

          Respetando en todo momento las medidas que exigen tanto la salud personal como colectiva, tenemos que tejer redes de solidaridad y autodefensa barrio por barrio, pueblo por pueblo, fábrica por fábrica, para ayudarnos mutuamente, para desactivar el pánico y el miedo, para hacer frente a las medidas represivas y a los recortes antisociales que la Burguesía quiere realizar, para construir la solidaridad de la trabajadoras.

          Esta lucha será larga y dura, y a nivel mundial. No tenemos duda de que las trabajadoras venceremos, desde Venezuela a Palestina, de Cuba a Yemen, de Chile a Siria, de Irak a Filipinas, de Bolivia a Corea. Como ya hemos manifestado en otras ocasiones, apoyamos el Eje de la Resistencia Antiimperialista, dejando meridianamente claro siempre que nuestro objetivo es la Revolución Socialista a nivel mundial, en el camino de un planeta libre, sin clases sociales, ni estados, ni patriarcado.

          La prioridad, en estos momentos, es derrotar en todos los frentes al Imperialismo hegemónico yanqui-sionista, antes de que estalle la III. Guerra Mundial. Y si ese estallido criminal sucede, vencer a los Estados Unidos de América y a todos sus satélites, como en la Segunda Guerra Mundial lo hizo, en Stalingrado y Berlín, el Ejército Rojo de Obreros y Campesinos.

          La Burguesía nos quiere asustadas y amedrentadas, aisladas y desorientadas. Nosotras debemos responder a esta ofensiva neofascista con firmeza y coraje, conscientes y solidarias. En los próximos días tenemos que seguir trabajando y luchando contra esta ofensiva criminal de la Burguesía Imperialista.

          Euskal Herria es un pequeño país en este conflicto planetario gigante, pero estamos seguras de que el Proletariado Revolucionario Vasco cumplirá con su deber: luchar contra el Imperialismo, para construir el Estado Socialista Vasco.”

                    Para finalizar, queremos mostrar nuestra adhesión a la campaña que la organización de jóvenes GKS está llevando a cabo, a la vez que hacemos un llamamiento a que el día del Aberri Eguna lo celebremos a través de las ventanas y balcones de nuestras casas, bajo la siguiente consigna:

KLASE INDEPENDENTZIAZ, NAZIO INDEPENDENTZIA:

LANGILEON EUSKAL HERRIA!

GORA NAFARROAKO EUSKAL ERREPUBLIKA SOZIALISTA!

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Francisco Vílchez

Andaluz de Granada (1980). Grado en Humanidades en la UGR. Pluriempleado en el sector servicios y aficionado a hablar de lo que la prensa no dice ni pío.

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