Arabia Saudí anuncia que extraerá uranio para su programa nuclear. El objetivo no reconocido son las armas nucleares

nuclear-plant-750x422

Arabia Saudí anuncia que extraerá uranio para su programa nuclear, pero no ‎especifica si pretende enriquecerlo, ni cuál es su objetivo ulterior.‎ Según informa la agencia británica Reuters, Hashim bin Abdullah Yamani, alto responsable saudí encargado de los planes nucleares de Arabia Saudí, reveló el lunes que Riad extraerá uranio de su suelo para utilizar este material como combustible en los reactores nucleares que está construyendo.

Las declaraciones de Yamani fueron realizadas en el marco de una conferencia organizada por el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) en Abu Dabi. El alto responsable saudí destacó la eficacia de la energía nuclear y sus ventajas económicas en comparación con otras fuentes de energía, y por ello insistió en que Arabia Saudí debe capacitarse en el ámbito nuclear. Yamani insistió en que los planes de Riad para extraer uranio otorgarán a este país “autosuficiencia” en la producción de combustible nuclear, pero, sin embargo, se negó a confirmar si Arabia Saudí pretende enriquecer uranio, actividad que solo es posible bajo la supervisión de Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), ya que existe la posibilidad de que un país intente enriquecer uranio para armas nucleares.

También confirmó que la AIEA, al saber los planes nucleares de Arabia Saudí, ya ha contactado con Riad para iniciar sus tareas de monitoreo en este país árabe con el fin de garantizar que está desarrollando un programa nuclear con fines puramente pacíficos. Hasta el momento, al menos oficialmente, Arabia Saudí no contaba con un programa nuclear, aunque ha habido múltiples informes de los medios internacionales sobre los esfuerzos de Riad para hacerse con armas nucleares.

En concreto, en noviembre de 2013 varias fuentes consultadas por la cadena británica BBC confirmaron que Arabia Saudí había invertido grandes sumas en los proyectos de armas nucleares de Paquistán y que había pactado con las autoridades paquistaníes la entrega de armas nucleares a Riad. Este hecho supone, junto con la adquisición de misiles con capacidad nuclear por parte de Riad, un aldabonazo sobre los posibles planes saudíes en relación con las armas nucleares.

En 2013, la revista estadounidense Foreign Policy reveló que Arabia Saudí, años atrás, le había comprado a China entre 750 y 900 misiles balísticos de alcance intermedio (IRBM, por sus siglas en inglés) CSS-2 —con un alcance de 4800 kilómetros—, misil con capacidad nuclear chino. Los medios saudíes y chinos insisten en que las ojivas de la versión adquirida por Riad no están diseñadas para portar armas nucleares, pero la poca precisión de los CSS-2 (un margen de error de entre 1 y 1,5 kilómetros) convierte a estos misiles en no aptos para el uso convencional, lo que significa que solamente se pueden ultilizar para lanzar armas nucleares.

Un asunto sensible

Estos dos procesos constituyen un tema especialmente sensible en el ámbito internacional, dado que la misma tecnología implicada en la producción de combustible puede ser potencialmente empleada para el desarrollo de armas nucleares. Un programa nuclear similar, desarrollado por Irán, ha sido motivo de preocupación entre varios países occidentales y de la región, y llevó a una confrontación con EE.UU.

Según las autoridades saudíes, el país planea utilizar combustible nuclear solamente con fines pacíficos, para diversificar sus fuentes de energía. Así, el mayor exportador de petróleo del mundo concesionará la construcción de sus primeros dos reactores nucleares a fines de 2018. Según fuentes en la industria energética, citadas por Reuters, Riad mantiene contactos con potenciales constructores de plantas nucleares de Rusia, China, Estados Unidos, Francia, Japón y Corea del Sur.

En caso de llevar a cabo este plan, Arabia Saudita se convertiría en el segundo país del golfo Pérsico en utilizar este tipo de energía, después de los Emiratos Árabes Unidos, que tiene previsto para 2018 poner en marcha su primer reactor nuclear, de origen surcoreano.

Riad ha solicitado a la OIEA una evaluación integral de su infraestructura nuclear en el segundo cuatrimestre de 2018 y espera aprobar las leyes que regulan el uso de la energía nuclear para el tercer cuatrimestre del mismo año, indicó Yamani. Arabia Saudita tiene aproximadamente 60,000 toneladas de mineral de uranio, de acuerdo con las últimas cifras proporcionadas por Maher al Odan, dijo el principal oficial de energía atómica de la Ciudad Rey Abdullah para Energía Atómica y Renovable (KACARE), y pretende alcanzar hacia 2032 una capacidad de alrededor de 17.6 GW, el equivalente aproximado de 17 reactores.

Riyadh planea adjudicar un contrato de construcción a firmas extranjeras para sus dos primeros reactores nucleares a fines de 2018. Fuentes de la industria dicen que Riyadh está buscando proveedores potenciales de los EE.UU., Corea del Sur, China, Francia, Japón y Rusia para los proyectos.

La mayoría de los reactores atómicos requieren uranio enriquecido a alrededor del 5 por ciento de pureza. La misma tecnología en el proceso de enriquecimiento también se puede utilizar para enriquecer el metal pesado a niveles más altos, con grado de armamento.

Arabia Saudí quiere armas nucleares para contrarrestar a Irán

Arabia Saudí ha acelerado la investigación de su programa nuclear, reuniendo a un equipo de expertos con el fin de contrarrestar a Irán, según un informe.

El Instituto de Ciencia y Seguridad Internacional (ISIS, por sus siglas en inglés) señaló que Riad trata de obtener tecnología nuclear, y todo ello con el fin de combatir a Irán, según recoge el sábado el diario británico Express. “Arabia Saudí está en las primeras etapas del desarrollo de tecnología nuclear”, informa el ISIS con sede en Washington D.C, EE.UU.

El informe también indica que Arabia Saudí “buscará más activamente las capacidades de armas nucleares” en consonancia con su enemistad contra Teherán, pero no obstante, aclara que tales investigaciones se centran más en los usos civiles.

El documento pone de relieve que mientras la actividad nuclear en Irán se ha reducido, en cambio, la misma se ha incrementado en Arabia Saudí. Para concluir, el estudio afirma que Riad ha manifestado su intención de construir unos 16 reactores nucleares en los próximos años.

Irán y los países miembros del Grupo 5+1 (EE.UU., el Reino Unido, Francia, Rusia y China, más Alemania) llegaron en julio de 2015 a un acuerdo, en virtud del cual debían eliminarse las sanciones a Teherán a cambio de limitaciones en las actividades nucleares del país persa. Posteriormente ambas partes lograron el acuerdo nuclear en enero de 2016.

Desde Teherán advierten que Riad ha cambiado su estrategia contra Irán y se dirige a una “guerra subsidiaria” en Oriente Medio. A su vez,  la Asamblea Consultiva Islámica de Irán (Mayles) también ha criticado las políticas hostiles saudíes contra el país persa.

Arabia Saudí expone sus misiles balísticos de fabricación china DF-3.

(Arabia Saudí exhibe misiles balísticos de fabricación china DF-3 durante un desfile militar)

Un secreto a voces: el plan nuclear de Arabia Saudita

En un Reportaje de la BBC publicado en noviembre de 2013, firmado por el periodista Mark Urban, ya se informaba que Arabia Saudita había invertido en proyectos de armas nucleares paquistaníes y cree que podría obtener bombas atómicas cuando quiera. Una alta autoridad de la OTAN dijo entonces al periodista que había visto informes de inteligencia que decían que las armas nucleares hechas en Pakistán para Arabia Saudita estaban listas para ser entregadas.

En el mismo se afirmaba también que Gary Samore, quien hasta marzo de 2013 fue asesor de Obama en la lucha contra la proliferación nuclear, le dijo a la BBC: “Los sauditas creen que tienen una suerte de acuerdo con Pakistán de que, in extremis, tendrían el derecho de adquirir armas nucleares de Pakistán”.

Una larga historia

La historia del proyecto de Arabia Saudita, incluyendo la adquisición de misiles capaces de transportar ojivas nucleares a larga distancia, se remonta décadas atrás, según señalaba el reportaje. En los años 80 compraron secretamente decenas de misiles balísticos CSS-2 de China. Estos cohetes, considerados por muchos expertos demasiado imprecisos para usarlos como armas convencionales- fueron desplegados hace 20 años. Expertos de la editorial de defensa Jane reportaron que en 2013 se había completado una nueva base saudita de CSS-2 con los carriles de lanzamiento de misiles alineados con Israel e Irán.

También es claro desde hace muchos años que Arabia Saudita le ha dado generosa asistencia financiera al sector de la defensa de Pakistán incluyendo, alegan los expertos occidentales, a sus laboratorios nucleares y de misiles. Visitas del entonces ministro de Defensa saudita Príncipe Sultán bin Abdulaziz al Saud al centro de investigación nuclear paquistaní en 1999 y 2002 destacaron la intimidad de la relación.

Afirmaciones y negaciones

En la década de los 90 comenzaron a circular denuncias sobre un acuerdo nuclear paquistaní-saudita, pero fueron negadas por las autoridades sauditas. Señalaban que su país habían firmado el Tratado de no proliferación y aseguraban que querían un Medio Oriente libre de armas nucleares, acusando a Israel de tenerlas.

El hecho de que entregarle las bombas atómicas a un gobierno extranjero podía causarle enormes dificultades políticas a Pakistán, en particular con órganos tan importantes como el Banco Mundial y otros donantes, respaldó el escepticismo respecto a esas primeras denuncias.

En “Eating the Grass” (Comiendo la hierba), la historia semioficial del programa nuclear paquistaní, el teniente general Feroz Hassan Khan escribió que las visitas del Príncipe Sultán a los laboratorios atómicos de Pakistán no son pruebas de un acuerdo entre los dos países. Pero reconoció que, “Arabia Saudita le dio un generoso apoyo financiero a Pakistán que permitió que el programa nuclear continuara”.

Con o sin un acuerdo entre los dos países en la década de los 90, alrededor de 2003 el reino comenzó seriamente a pensar estratégicamente acerca de su cambiante entorno de seguridad y la perspectiva de la proliferación nuclear.

En los años que siguieron, las conversaciones diplomáticas sobre cooperación nuclear entre los paquistaníes y los sauditas se intensificaron. En 2007, la misión estadounidense en Riad notó que diplomáticos paquistaníes les hacían preguntas sobre cuánto sabía EE.UU. respecto a la “cooperación nuclear paquistaní-saudita”.

Paquistaníes, sin ser nombrados, opinaban que “es lógico que los sauditas intervengan como “protectores’ físicos del mundo árabe y procuren armas nucleares”, según uno de los cables del Departamento de Estado publicado por WikiLeaks. A finales de esa década los funcionarios y los príncipes sauditas estaban dando advertencias explícitas de su intención de adquirir armas nucleares si Irán lo hacía.

Listas para uso inmediato

Tras alertar a los estadounidenses en privado durante años, el año pasado los funcionarios sauditas en Riad hicieron una advertencia pública, diciéndole a un periodista del diario británico The Times que “sería inaceptable que Irán tuviera capacidad nuclear y no el reino (saudí)”. ¿Pero fueron estas declaraciones fanfarronadas destinadas a forzar a una línea más fuerte de Estados Unidos contra Irán o eran evidencia de un plan deliberado y a largo plazo de Arabia Saudita para una obtener bomba? “Ambas”, fue la respuesta que recibí de importantes ex funcionarios.

Un alto funcionario paquistaní, hablando en términos generales, confirmó la naturaleza amplia del acuerdo –probablemente no escrito– que su país habían alcanzado con Riad y preguntó retóricamente “¿por qué nos habrían dado los sauditas todo ese dinero? No es caridad”. Otro, un ex oficial de inteligencia del mismo país, dijo que creía que “sin duda, los paquistaníes mantienen un cierto número de cabezas nucleares sobre la base de que si los sauditas las requirieran en cualquier momento, serían inmediatamente transferidas”.

Cómo concretar el acuerdo

El único debate es sobre cómo exactamente los sauditas redimirían el trato con Pakistán. Algunos piensan que sería una transacción sencilla de pago en efectivo por cabezas nucleares; otros, que se trata de un arreglo bajo el cual las fuerzas nucleares paquistaníes podrían desplegarse en el reino. “Creo que sencillamente darle a Arabia Saudita un puñado de armas nucleares sería una acción muy provocativa”, piensa Gary Samore. Agrega: “Es mucho más probable que si Pakistán quiere honrar cualquier acuerdo enviaría sus propias tropas armadas con armas nucleares y sistemas de entrega para ser desplegadas en Arabia Saudita”.

Esto le daría una gran ventaja política a Pakistán ya que le permitiría negar que simplemente entregó las armas, pero implica que se tendría que establecer un sistema de doble llave para poder lanzar los misiles.

Otros piensan que esa opción no es creíble, pues Arabia Saudita, que se considera la líder de la “Umma” o la gran comunidad islámica sunita, querría un control total de su capacidad de disuasión nuclear, particularmente en esta época del empeoramiento de la confrontación sectaria con el chiita Irán.

Dejarlos allá

Hay muchas buenas razones para que Arabia Saudita deje sus ojivas nucleares en Pakistán por el momento. Ello le permite al reino negar que las tiene en su territorio, evita desafiar a Irán a cruzar el umbral nuclear en respuesta y aísla a Pakistán del oprobio de ser visto por la comunidad internacional como un país que opera un autoservicio atómico.

Sin embargo, es probable que estos supuestos no se mantengan por mucho tiempo. El deshielo diplomático de EE.UU. con Irán ha provocado profundas inseguridades en Riad, que teme que cualquier acuerdo para restringir el programa nuclear de la República Islámica sería ineficaz.

A principios de noviembre de 2013 , el jefe de inteligencia saudita y ex embajador en Washington, Príncipe Bandar, anunció que el reino se distanciaría más de Estados Unidos. Se rumoreaba entre los diplomáticos de que Pakistán recientemente le entregó a Arabia Saudita misiles balísticos móviles Shaheen, sin ojivas. Estos informes, todavía sin confirmar, indicarían una capacidad de desplegar armas nucleares en el reino y montarlas en un eficaz y moderno sistema de misiles más rápidamente de lo que algunos analistas habían imaginado anteriormente.

Cuando Arabia Saudita se mostró dispuesta a intervenir a gran escala tras el derrocamiento militar del presidente Mohammed Morsi en Egipto, le envió un mensaje a Pakistán, al demostrar que puede llenar el vacío que dejaría perder la ayuda militar de Estados Unidos o los préstamos del Banco Mundial por apoyarlos.

(Fuentes: Hispan TV / Russia Today – RT / News Front / BBC)

Francisco Campos

Francisco Campos

Nació en Sevilla en 21 de julio de 1958. Trabaja como administrativo. Es autor del libro "La Constitución andaluza de Antequera: su importancia y actualidad" (Hojas Monfíes, 2017).

También te podría gustar...

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *