Oscar López Rivera llega a Puerto Rico, a la espera de quedar completamente libre en mayo

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El luchador independentista Óscar López Rivera llegó ayer a Puerto Rico tras 35 años de encarcelamiento en Estados Unidos, para terminar de cumplir su condena, conmutada por Barack Obama antes de salir de la presidencia.

El combatiente, de 74 años de edad arribó a las 16:43 hora local en un vuelo comercial procedente de Carolina del Norte, acompañado por su hija Clarisa, su hermano José, el congresista demócrata Luis Gutiérrez y la abogada Jan Susler, entre otras personas. López Rivera purgaba su condena de 70 años de prisión en la cárcel de Terre Haute, en Indiana.

Medidas particulares que se desconocen hasta ahora, impidieron que los periodistas ni la gente que se personó al aeropuerto internacional de Isla Verde pudiera mostrarle vívidamente su calidez. Al parecer López Rivera, según algunos comentaristas, llegó al parecer encadenado en calidad de prisionero y escoltado por alguaciles.

Miles de personas en Puerto Rico y el mundo, incluidos siete premios Nobel de la Paz como Desmond Tutu, Adolfo Pérez Esquivel y Rigoberta Menchú, reclamaron por años la liberación del patriota boricua.

Se cree que cumplirá el resto de su condena, la cual culmina el 17 de mayo próximo, en la residencia de su hija bajo la supervisión de las autoridades federales de Estados Unidos.

Obama conmutó la pena del luchador independentista el pasado 17 de enero, a tres días de dejar la presidencia estadounidense y después de años de reclamo del pueblo puertorriqueño.

López Rivera fue condenado por conspiración sediciosa por presuntamente estar al frente de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional de Puerto Rico, que operaron en Nueva York y Chicago en los años 70 y 80 del siglo pasado.

López Rivera tiene limitadas sus actividades para no ser retornado a prisión de inmediato, afirmó su hija Clarisa. “La fiesta grande será el 17 de mayo”, manifestó en una rueda de prensa esta noche en el coliseo Roberto Clemente, en San Juan, al pedir entre lágrimas paciencia al pueblo y a los periodistas, ya que de violentarse las restricciones impuestas será encarcelado nuevamente.

El prisionero permanece en la práctica bajo las normas de las autoridades carcelarias de Estados Unidos, por lo que se le requiere mantener un bajo perfil, que incluye no conceder entrevistas ni entrar en contacto con sus viejos camaradas o personas que hayan estado encarceladas.

De 74 años de edad, el luchador independentista pasó encarcelado 35 años, 12 de estos en absoluto aislamiento, condenado de conspiración sediciosa, un delito de carácter político sin que nunca se le probara ninguna participación en acciones armadas, por su presunto vínculo con las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN) de Puerto Rico, que operaron en Chicago y Nueva York en los años 70 y 80 del siglo pasado.

El prisionero político salió de la cárcel estadounidense de Terre Haute, en Indiana, a las 08:00 de la mañana (local) con una banderita puertorriqueña en una mano y de inmediato Clarisa bajó, a instancia del congresista demócrata Luis Gutiérrez, del vehículo en que lo había ido a buscar para, entre lágrimas, sacarlo del lugar “porque esta gente no me va a ver llorar más”, en referencia a los carceleros.

López Rivera partió directamente hacia su patria en una operación cargada de discreción, incluso en los dos aviones que tomaron en ruta hacia Puerto Rico, a pesar de la notable comitiva que lo buscó. Su hija Clarisa, su hermano José López Rivera, el congresista Gutiérrez, la abogada Jan Susler, la alcaldesa de San Juan, Carmen Yulín Cruz Soto, y la presidenta del Concejo Municipal de Nueva York, Melissa Mark-Viverito, acompañaron a Oscar en su regreso después de más de 47 años de ausencia de Puerto Rico.

El independentista fue entregado bajo la custodia del congresista de origen boricua por Illinois, quien realizó una petición formal en ese sentido al alcaide de la prisión de Terre Haute.

La solicitud se le concedió el martes 31 de enero, de la que López Rivera no conoció hasta el viernes 3 de febrero, cuando Susler se lo refirió bajo la creencia de que ya las autoridades se lo habían notificado, pero el asunto permaneció en secreto hasta casi su salida de prisión, pues ni siquiera sus compañeros lo supieron hasta en la mañana, cuando abandonaba su celda.

Todo esto como parte de las exigencias de las autoridades carcelarias estadounidenses, lo que obligó al luchador independentista puertorriqueño a prácticamente disfrazarse con una gorra de béisbol y una chaqueta roja que disimulaba su identidad (foto inferior adjunta).

Esto no impidió que, antes de descender del avión que lo trajo a Puerto Rico, una aeromoza fuera hasta donde su asiento para entregarle unas alas de avión de la aerolínea y decirle “Bienvenido a su casa”. Casi de inmediato se acercó la jefa de las aeromozas para decirle en inglés: “Es un honor, señor, haberlo tenido con nosotros, bienvenido a su casa”.

El vuelo aterrizó a las 16:43 de la tarde (hora local) en el aeropuerto internacional de Isla Verde, en el contiguo municipio de Carolina, donde decenas de personas se acercaron para darle la bienvenida, aunque no pudieron verlo, como era su deseo.

López Rivera, contrario a lo que se había dicho, no trabajará con el municipio de San Juan hasta que termine su condena el 17 de mayo próximo, para evitar que se produzca alguna circunstancia que sirva de pretexto a las autoridades federales estadounidenses para devolverlo a prisión.

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(Fuente: Prensa Latina)

Francisco Campos

Francisco Campos

Nació en Sevilla en 21 de julio de 1958. Trabaja como administrativo. Es autor del libro "La Constitución andaluza de Antequera: su importancia y actualidad" (Hojas Monfíes, 2017).

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