Argelia: en conformidad con la Constitución, designan Presidente Interino a Abdelkader Bensalah. La población se manifiesta en contra
En una reunión conjunta de los equivalentes al Parlamento y el Senado en Argelia nombró el pasado martes al Presidente del Consejo de la Nación, Abdelkader Bensalah (foto adjunta), miembro de la vieja guardia del FLN, como Jefe de Estado interino en reemplazo de Abdelaziz Boiuteflika, quien dimitió el pasado 2 de abril. Según la Constitución corresponde al presidente del Consejo de la Nación asumir la jefatura temporal del Estado por un máximo de 90 días, lapso en el cual deberá organizar y convocar elecciones presidenciales.
En una sesión conjunta de ambas cámaras del hemiciclo argelino, el Consejo de la Nación (cámara alta) y la Asamblea Popular Nacional (cámara baja), los legisladores acataron el artículo 102 de la carta magna que otorgaba ese puesto a Bensalah, como presidente del Consejo de la Nación (Senado). La decisión fue aprobada por mayoría abrumadora durante una sesión que se desarrolló en el Palacio de Naciones en Argel, donde se ratificó la vacante definitiva en la Presidencia, una formalidad que permitió el nombramiento.
La elección por el Congreso era la prevista, pero defraudó a manifestantes y juristas constitucionalistas que hasta último momento creyeron posible que Bensalah declinara su nombramiento a favor de una figura neutral, sin nexos con los partidos políticos tradicionales. Para la oposición resulta inaceptable que la transición del país sea conducida por una figura política afín o ligada a la gestión del octogenario expresidente, y exigieron que se designara a una persona neutral, sin nexos con partidos tradicionales y de consenso.
Bensalah, con 17 años al frente del Consejo de la Nación, ha sido blanco de fuertes críticas y de rechazo generalizado durante las últimas manifestaciones, junto con el presidente del Consejo Constitucional, Tayez Belaiz, y el primer ministro, Noureddine Bedoui. Las demostraciones del viernes último tuvieron entre las consignas más generalizadas el reclamo de salida de la escena pública de lo que denominaron las “tres B”, en alusión a Bensalah, al presidente del Consejo Constitucional, Belaiz, y el primer ministro interino, Bedoui, todos vistos como “hombres del viejo sistema”.
Nacido en 1941 y periodista de formación, Bensalah -de 77 años y próximo a Bouteflika- ocupó varios cargos diplomáticos, incluido el de portavoz de la Cancillería argelina de 1993 a 1994. Fue jefe del Consejo Nacional de Transición de 1994 a 1997, presidió la Asamblea Popular Nacional durante cinco años, hasta el 10 de junio de 2002, y desde julio del mismo año se ha desempeñado como presidente del Senado.
Tras 20 años en el cargo y presionado por seis semanas de masivas manifestaciones sin precedentes en esta nación maghrebí, Bouteflika renunció hace justo una semana como presidente, abriendo así un período de transición que en la calle se reclama sea sin personas ligadas a la vieja guardia. En virtud del artículo 102 de la Constitución, el presidente del Consejo de la Nación debe ser el sucesor de Bouteflika por un período máximo de 90 días.
Primeras declaraciones de Bensalah
De acuerdo con la agencia estatal APS, al asumir el cargo de mandatario provisional Bensalah aseguró estar comprometido a poner en marcha, en concertación con la clase política y la sociedad civil “una institución nacional colegiada, soberana dentro de sus decisiones”. Esa instancia la propondrá con carácter “prioritario y urgente”, y tendrá “la misión de reunir las condiciones necesarias para la preparación y organización de elecciones nacionales honestas y transparentes”.
“En base a mi compromiso nacional se me ha solicitado asumir la pesada responsabilidad de conducir una transición que permitirá al pueblo de Argelia ejercer su soberanía”, expresó en su discurso de debut en el puesto. Agregó que “el gobierno y los servicios administrativos concernientes serán mandatados para sostener y acompañar (a dicha institución) en el cumplimiento de sus misiones con toda libertad”.
Así mismos instó a cada uno a “superar las divergencias y dedicarnos a una acción colectiva histórica a la altura de los desafíos de la etapa, descansando en los valores de solidaridad, cohesión y de abnegación, a fin de alcanzar el objetivo supremo de crear los fundamentos de la Argelia del futuro”.
“Trabajaré para celebrar elecciones dentro de los 90 días, mi tiempo de servicio”, declaró Bensaleh, quien se convirtió en el presidente interino. Bensaleh dijo durante su primer discurso ante la nación que se establecería una comisión nacional para elecciones transparentes y justas. “Esta comisión será independiente en sus decisiones de celebrar elecciones transparentes”, dijo, y agregó que no sería candidato en las mismas, algo que detodas formas le prohíbe la Constitución.
“Durante mi presidencia interina, espero delegar mi deber en el presidente (en referencia al que sea ganador en lass próximas elecciones), que será elegido de manera transparente y democrática, y garantizar la construcción de la nueva Argelia”, concluyó Bensaleh.
Reacción popular a la designación de Bensalah
La designación por el Parlamento de Argelia de Abdelkader Bensalah como presidente interino generó nuevas manifestaciones de rechazo en esta capital y otras provincias del país, según reportes de medios noticiosos locales. En Argel, epicentro de las protestas surgidas el 22 de febrero para rechazar entonces la aspiración de Abdelaziz Bouteflika de postularse a un quinto mandato, las demostraciones de descontento tuvieron lugar en calles del centro que hicieron converger a miles de personas en la Grande Poste de la capital.
Cadenas televisivas y páginas web de periódicos reportaron que en otras wilayas (provincias) también hubo movilización de amplios sectores populares en demanda de un “cambio radical” del sistema de gobierno, básicamente para “barrer” con todo lo que personificó durante 20 años el ya ex mandatario.
La noticia de la elección del nuevo presidente interino ha sido recibida al grito de “Bensalá márchate” por cientos de estudiantes concentrados en el centro de Argel, según informa el diario Tout sur l’Algerie. El diario ha señalado que los agentes han empleado cañones de agua contra las protestas en la capital y han realizado un número indeterminado de arrestos, mientras que las manifestaciones se han sucedido en numerosas provincias del país para denunciar la decisión del Parlamento.
En este sentido, Mustafá Buchachi, uno de los principales líderes de las movilizaciones contra Buteflika, ha condenado la acción de las fuerzas de seguridad y ha hecho un llamamiento a mantener el carácter pacífico de las protestas. “Si hay un intento de alterar el movimiento ciudadano no debemos responder a las intimidaciones y mantenernos pacíficos. Hoy, nuestra fuerza como pueblo, con el reconocimiento de todo el mundo, es la naturaleza pacífica de las manifestaciones”, ha sostenido. “Debido a que todos los regímenes tienen medios superiores de represión de sus ciudadanos, debemos hacerles frente con pacifismo. No debemos enfrentarnos a la Policía. Seguiremos decididos y continuaremos nuestro movimiento pacífico”, ha remachado.
Por su parte, el destacado abogado Mokrane Ait Larbi ha hablado de “inicio de la fase práctica de la contrarrevolución” tras la designación de Bensalá, en referencia a la denuncia de los manifestantes y opositores de un intento de lavado de cara del Gobierno con la sustitución de Buteflika sin modificar los círculos de poder de las últimas dos décadas. El Partido de los Trabajadores ha declarado además en un comunicado que “las máscaras han caído” y ha denunciado la represión de las protestas que se suceden en la capital y otras ciudades del país “para exigir la salida del sistema en su totalidad”.
Aunque, según la Constitución, una vez declarada la “vacancia permanente” en la Presidencia el Parlamento designa al presidente del Senado, quien se encarga del periodo de 90 días previos a las elecciones, los manifestantes consideran que este no es el objetivo del inicio de las protestas, que buscaban la dimisión de Buteflika y la salida del poder de su círculo, identificado en Argelia con el “establishment” o “Le Pouvoir” (El Poder). Por ello, la dimisión de Buteflika fue aplaudida pero fue considerada como un primer paso en el proceso de cambio, que ahora parece quedar bloqueado con el nombramiento de Bensalá.
En este sentido, el propio Buchachi dijo la semana pasada que la dimisión de Buteflika “era el principio del cambio”. “Los argelinos empezaron a protestar hace seis semanas para decir que no queremos a este presidente y que no queremos este sistema”, manifestó, en una entrevista a la televisión británica BBC. Así, criticó que esta cúpula “vaya a seguir a cargo de la transición” y agregó que “los argelinos no confían en ellos” y que las manifestaciones van a continuar en el país, tal y como ha sucedido este martes.
Por su parte, Said Salhi, vicepresidente de la Liga Argelina para la Defensa de los Derechos Humanos (LADDH), ha señalado que Salá “ha dado finalmente la espalda al pueblo”, antes de recalcar que “asumirá las consecuencias de ir en contra de la voluntad popular para cambiar el sistema”. “Las elecciones presidenciales que serán organizadas en 90 días por un sistema odiado por el pueblo, no serán más que un artificio para su supervivencia y continuidad. Sigamos pacíficos y sigamos nuestra marcha”, ha argüido.
(Fuentes: Prensa Latina / AFP / Al Mayadeen / Monitor de Oriente)
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