Bettina Cruz (activista indígena en Mexico): “Es una nueva forma de colonialismo, antes eran los españoles y ahora son las multinacionales”

Bettina-Cruz

Aprovechando la visita de Bettina Cruz a Zaragoza, para participar en el XVIII edición del Seminario de Solidaridad Política, charlamos con ella sobre la lucha indígena en defensa del territorio y su modo de vida y de las multinacionales que los ponen en peligro.

Bettina Cruz es militante de la Asamblea de los Pueblos Indígenas del Istmo de Tehuantepec en Defensa de la Tierra y el Territorio, así como del Concejo Indígena de Gobierno. Natural de Oaxaca, como tantas otras personas vive presionada por un capitalismo que parece cabalgar a mayor velocidad allí donde los gobiernos le abren la puerta de par en par. Amenazada de muerte por su lucha por los Derechos Humanos y la defensa de los territorios indígenas, recientemente ha sido amparada por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, quien ha obligado al Estado mexicano a proteger su vida y la de su familia.

Oaxaca, un territorio codiciado

Hablamos de Oaxaca para tratar de situarnos en un territorio en el que confluyen las dos Sierras Madres a caballo entre dos océanos. Un estado rico en materias primas y de orografía montañosa, que lo convierte en codiciado por las multinacionales mineras y energéticas. Pero, ¿cuál es el modo tradicional de vida? “Oaxaca es uno de los estados más grandes de la república mexicana, con seis millones de habitantes, y el de mayor población indígena. Vivimos 16 pueblos indígenas” nos cuenta Bettina para adentrarnos en la realidad de un territorio en el que “la mayor parte de la población se dedica a la agricultura y la ganadería”, y el Sistema de Usos y Costumbres rige por encima del institucional. “Hay 570 municipios en Oaxaca, de los cuales unos 480 se rigen por Usos y Costumbres”, un sistema de autogobierno, amparado por el Artículo 2 de la Constitución mexicana, que las multinacionales tratan constantemente de vulnerar.

“Estamos en Istmo de Tehuantepec, que es la parte más angosta de México entre el Atlántico y el Índico. Ese espacio ha servido para que, desde tiempos del colonialismo, se empezara hablar de hacer un paso para poder llegar al Índico por ahí”, advierte Bettina. “Hubo un tratado, el Tratado McLane-Ocampo, por el cual México cedía el Itsmo de Tehuantepec a Estados Unidos”. Algo que finalmente no fue llevado a cabo pero que, de facto, se está llevando a cabo en beneficio de las multinacionales.

“Uno de los proyectos es el Corredor Transístmico en el que se planeaba hasta un canal”, cuenta con desasosiego. “Con él han legislado una zona económica especial en el Istmo de Tehuantepec y ya sabemos lo que eso significa, se trata de una zona donde mandan los inversionistas y donde todo lo definen ellos, desde el salario hasta el destino de las tierras”. Algo así como el “sueño recurrente” colonial haciéndose realidad, pues el Corredor Transístmico parece ser que operarará como una unidad de Recinto Fiscal Estratégico, donde los puertos, el ferrocarril y los parques industriales se integrarían en una sola administración aduanera para dar un acceso ágil a la mercancía, sin el pago de impuestos y aranceles.

Las grandes multinacionales

La lucha contra los parques eólicos es una de las luchas emergentes en Oaxaca. Para Bettina, la denominada energía verde, supone un problema para las poblaciones indígenas. “Si uno analiza la historia de vida de un aerogenerador, del que nos venden la idea de que es una energía limpia y renovable, te das cuenta de que muchas de las partes de un aerogenerador viene de las minas, es decir, de una explotación, por tanto no es completamente inocuo”.

“Desde hace diez años estamos sufriendo la invasión de empresas multinacionales, principalmente españolas, que han llegado con la promesa del desarrollo y el empleo, a instalar parques eólicos”. Entre ellas nombra grandes energéticas y constructoras del IBEX 35: Gamesa, Iberdrola, Gas Natural, Renovalia, Abengoa o Acciona. “Llegaron engañando. Haciendo contratos privados, cuando las tierras son comunales y, en algunos sitios como Juchitán, que es mi pueblo, donde no tenemos representante agrario, lo pasaron por alto y en lugar de llevarlo a la asamblea fueron a la notaría pública iniciando los trámites y saltándose la ley”. Algo que supone una vulneración del Artículo 2 de la Constitución mexicana.

Pero si la llegada de estas multinacionales no tuvo en cuenta el estricto cumplimiento de la ley, la instalación de los parques eólicos pasó por alto el modo de vida indígena, obviando las afecciones.  “Cuando empiezan a construir te das cuenta de que una base ocupa casi media hectárea. Estas bases de concreto –hormigón–, causan afecciones en los terrenos”. Bettina enumera entre las diversas afecciones la deforestación previa, la construcción de pistas de acceso, la contaminación de acuíferos y las afecciones en la fauna que provocan otro tipo de problemas, incluidos de salud. “En un parque de 98 aerogeneradores mueren 3.000 pájaros y 6.000 murciélagos al año”, algo que según advierte Bettina, afecta directamente a la cadena trófica, aumentando el número de insectos que provocan enfermedades. “Vuelven enfermedades como el zika o el paludismo y nadie dice nada”.

La producción energética ni siquiera mejora la red o los precios en la zona. De hecho, los precios no han dejado de subir. “La energía va a parar a empresas como Wallmart, Johnson & Johnson, Mitshubishi, Heineken… así como a mineras”, asegura. “Tenemos información de que la nueva fase de aerogeneradores, otros 2.000, van a ser instalados en lugares donde se están tratando de imponer minas, lugares de Oaxaca y otros pueblos de México, y la energía irá para unas minas que son de las más contaminantes –zinc, oro, plata, cobre…–, pero como se alimentarán de energías renovables, tendrán ese maquillaje verde”.

Compra de voluntades y hostigamiento

Pese al nulo beneficio en el territorio las multinacionales juegan con los beneficios económicos, las prebendas y la compra de voluntades para influir en la administración y las poblaciones. “Llegaron pagando 12.500 pesos por un aerogenerador, 5.000 pesos por uso de viento y 1.000 pesos para cada contrato. Cuando comenzó la resistencia ya pagaban 10.000 pesos por contrato. Algo que sigue siendo irrisorio porque un aerogenerador de 1 Mw obtiene un beneficio de tres millones de pesos anuales. Darle 17.500 a la gente no les importa a las empresas”. “En otros casos compran a las autoridades civiles para que den su anuencia o para que convenzan a la gente” de los supuestos beneficios de la construcción de estos parques.

Una de las mayores apuestas de estas multinacionales a la hora de negociar sus proyectos es la oferta de empleo. Sin embargo, Bettina tiene claro quién se beneficia de esos puestos de trabajo. “Acá en España también hay desempleo, y lo que hacen estas empresas es llevar a españoles que se van allí por un mejor salario”, algo que según denuncia ha contribuido a que aumente la prostitución en la zona.

Esta compra de voluntades afecta a la población, que muchas veces se encuentra dividida, pero también a altos estamentos estatales. Las denuncias por la vulneración del sistema de Usos y Costumbres provocaron que las multinacionales tuvieran que cambiar de estrategia. “Ahora hacen consultas en las que los pueblos no tienen voz y con las declaraciones de impacto ambiental ya aprobadas”, denuncia Bettina, quien asegura que “una de las consultorías que hace las declaraciones de impacto ambiental para las empresas es propiedad el subsecretario de la SEMARNAT –Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales–”.

A veces la lucha por la dignidad alcanza alguna pequeña victoria, pero son las propias administraciones quienes se encargan de que vuelva a ser derrotada. “En uno de los amparos que pusimos contra un parque eólico el juez nos dio la razón. Pero el gobierno cambió a ese juez a Tamahuipas, un lugar peligroso donde el narco gobierna, y el nuevo juez tumbó el amparo. Ahora se encuentra en la Suprema Corte”, y deberán esperar a la resolución para saber si aquello fue una pequeña victoria o tan solo un espejismo.

Cuando las argucias empresariales y estatales no funcionan se termina por recurrir a la violencia. En Oaxaca la lucha contra las eólicas ya se ha cobrado la vida de dos activistas. “Están utilizando sicarios. Han convertido a algunos en empresarios de maquinaria para que hacer parte de las obras, con lo que ya no les pagan por la protección, si no que los propios sicarios están interesados en que se realicen los parques”.

Neocolonialismo

“Nuestro país nunca ha dejado de estar colonizado. Esta es una nueva forma de colonialismo, antes eran los españoles y ahora son las multinacionales, aunque muchas sean españolas. Nosotros le decimos  neocolonialismo”, sentencia Bettina convencida de que el capitalismo se muestra igual de tirano y sanguinario que los antiguos colonizadores.

“Está entrando capital financiero multinacional, se está asentando en nuestros territorios y nos está empobreciendo y dividiendo, nos quita nuestra forma de vida… Eso es lo que hizo el colonialismo anterior y eso es lo que están haciendo ahora. El colonialismo español nos confinó en las montañas y éste nos está echando porque allí hay oro, plata, cobre, zinc… Ahora ¿dónde vamos? Nos están quitando nuestra tierra”.

(Fuente: Ara.Info)

Francisco Campos

Francisco Campos

Nació en Sevilla en 21 de julio de 1958. Trabaja como administrativo. Es autor del libro "La Constitución andaluza de Antequera: su importancia y actualidad" (Hojas Monfíes, 2017).

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