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7 de agosto de 1936: Asesinato de Antonio Ariza, ecologista y andalucista revolucionario

Antonio Ariza Camacho, andalucista histórico y sindicalista sevillano nacido en 1880, médico de profesión y pedagogo de vocación fue asesinado un 7 de agosto de 1936 junto a su esposa. Fue amigo íntimo de Blas Infante (fue su padrino de boda) desde la temprana creación de Liga para el Impuesto Único con la ocasión del Congreso Georgista en Ronda(1913), donde conoció también a otros destacados andalucistas de aquella época como Rafael Ochoa o Francisco Chico Ganga, y andalucista comprometido con la liberación de su país y la emancipación de la clase trabajadora andaluza.

Ejerció de director de la revista Andalucía entre 1916 y 1917, como miembro del Centro Andaluz de Sevilla, y colaboró con publicaciones tan radicales como Gracia y Justicia o La Traca. Fue reconocido por su preocupación por la infancia y el analfabetismo popular, y su relación con los barrios del denominado “Moscú sevillano” y los arrabales trianeros. estuvo afiliado a la UGT.

En Sevilla inició actividades que le sitúan como el primer antecedente del ecologismo andaluz. Un precursor. Para los sevillanos curiosos y amantes de su tierra, seguramente serán familiares las placas de cerámica que todavía pueden verse en las fachadas de algunos antiguos colegios públicos, y que tienen un texto que dice: Niños, no privéis de la libertad a los pájaros, no los martiricéis y no les destruyáis sus nidos. Dios premia a los niños que protegen a los pájaros, y la ley prohíbe que se les cace, se destruyan sus nidos y se les quiten sus crías Fue el médico Antonio Ariza Camacho quien logró que el Ayuntamiento de Sevilla tomara la iniciativa de colocar las citadas placa)

Fue igualmente precursor del animalismo. Fueron en el momento muy sonadas las campañas antitaurinas llevadas a cabo por Ariza en colaboración con otros andalucistas como Pedro Vallina, Blas Infante o Eugenio Noel, siendo gran impulsor de la Asociación Protectora de Animales de Sevilla.

Fue detenido por falangistas para ser fusilado a las afueras de la ciudad montándolo en una camioneta cuando tenía 56 años. Su compañera sentimental trató de impedirlo subiendo ella también en el mismo vehículo y siendo también asesinada. Las obras de Ortiz Villalba y García Márquez sitúan su asesinato el 7 de agosto de 1936. Otras fuentes afirman que su asesinato se produjo entre los días 25 y 26 de Julio de 1936.

El españolismo ha querido borrar su compromiso social y político con el Pueblo Trabajador Andaluz -parte fundamental del andalucismo revolucionario- recordándolo exclusivamente por las placas que se colocaron a iniciativa suya contra la caza de pájaros insectívoros, de las que han sobrevivido solo unas pocas: Colegio Público San Isidoro (c/Mesón del Moro); Centro de Enseñanza Concertado San Isidoro en (c/Mateos Gago); Colegio Público Borbolla (c/Luis Montoto); Plaza Carmen Benítez; y Colegio Público José María del Campo (Pagés del Corro) y en la fachada del Colegio Pedro Gutiérrez (Plaza de España) de Alcalá de Guadaíra.

Hay constatados dos modelos de dichas placas:
«NIÑOS: NO PRIVÉIS DE LA LIBERTAD
A LOS PÁJAROS; NO LOS MARTIRICÉIS
Y NO LES DESTRUYÁIS SUS NIDOS.
DIOS PREMIA A LOS NIÑOS QUE PRO-
TEGEN A LOS PÁJAROS Y LA LEY PRO-
HÍBE QUE SE LES CACE, SE DESTRUYAN
SUS NIDOS Y SE LES QUITEN SUS CRÍAS»

«LOS HOMBRES DE BUEN CORAZÓN DEBEN PROTEGER
LA VIDA DE LOS PÀJAROS Y FAVORECER SU PRO-
PAGACIÒN, PROTEGIÈNDOLOS. LOS LABRADORES
OBSERVARÀN COMO DISMINUYEN EN SUS TIERRAS
LAS MALAS HIERBAS Y LOS INSECTOS.
LA LEY PROHIBE LA CAZA DE LOS PÁJAROS
Y SEÑALA PENA PARA LOS INFRACTORES.»

Estos retablos cerámicos fueron colocados a las entradas de los colegios públicos a instancias de Ariza en 1925, bajo clara influencia de La Plegaria del Pájaro de Blas Infante.

«LA PLEGARIA DEL PÁJARO
Niño:
Tú, que algunas veces me martirizas, mírame bien.
Yo soy el protector más importante de la agricultura.
Yo enseñé a los hombres el arte de la cestería, mostrándole mi nido.
Te he sugerido la idea de volar como yo, y has construido dirigibles y aeroplanos.
La inmensa variedad de mis nidos, te ha sugerido multitud de ideas.
No me hagas morir para lucirme vanidosamente en tu sombrero.
Yo destruyo por millares los insectos que constituyen las plagas de las legumbres, los cereales y las frutas que son tus mejores alimentos.
No me hagas víctima inocente de tu deporte de caza.
Yo distraigo con mi dulce y armonioso canto tus horas de fastidio.
No destruyas mi nido, que es el santo hogar de mis pequeños hijos.
Si eres bueno, como creo, no me tengas preso entre alambres, no me hagas mal y andaré más cerca de ti.»

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