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8 de mayo de 1521: Motín del Pendón Verde

Se conoce como el Motín del Pendón Verde al levantamiento popular llevado a cabo en Sevilla el 8 de mayo de 1521, ante las carencias y hambrunas padecidas. Un levantamiento que comenzó en el Barrio de la Feria y sus alrededores pero que acabaría por extenderse al resto de barrios populares de la ciudad.

Recibe el nombre de Motín del Pendón Verde porque la primera acción de los habitantes del barrio fue dirigirse a la cercana Iglesia de Omnium Sanctorum para apoderarse de uno de los pendones capturados a las tropas andaluzas derrotadas por Alfonso X de Castilla, que se encontraba depositado en su capilla bautismal. Una banderola verde con tres lunas en cuarto creciente blancas.

Con dicha acción comenzó una rebelión popular acaudillada por el carpintero Antón Sánchez, quien convocó a sus vecinos para hacer una demanda común ante las autoridades sevillanas, con el pendón como banderín de enganche. Y con el estandarte al frente marcharon al Ayuntamiento, entonces situado en el Corral de los Olmos, en la actual plaza de la Virgen de los Reyes, rodeándolo y lanzando piedras y toda clase de objetos contra el edificio.

El Marques de La Algaba, Asistente de la ciudad, intentó calmarlos, repartiendo vino, alimentos y realizándoles promesas de mejora, pero no lo consiguió. El levantamiento continuó y se extendió a otros barrios populares.

La situación tomó tales proporciones insurreccionales que el propio Asistente, el Marques de La Algaba,  llegaría  a comparar el motín con el levantamiento comunero que tenía lugar por esa misma época en Castilla, por lo que ordenó la intervención de las tropas.

El motín se convirtió en rebelión política contra el Imperio. El pueblo liberó a los presos de la Cárcel Real, situada en la actual calle Sierpes, y junto con los refuerzos venidos de otras zonas y el armamento reunido, fundamentalmente armas blancas, algunos arcabuces y cuatro piezas de artillería arrebatadas de su palacio al Duque de Alba, se enfrentaron a los soldados, que conseguirían vencerles el día 9, sólo  tras muchas horas de encarnizada lucha, en la que fueron asesinados centenares de sevillanos.

Impuestos por la fuerza a la población en armas, las autoridades comenzarían la represión. Muchos fueron encarcelados. Capturaron a cuatro vecinos que  fueron acusados de ser instigadores y líderes del motín, siendo por ello condenados a muerte y ajusticiados mediante decapitación. Sus cabezas fueron colgadas en la ventana principal del palacio de los marqueses de la Algaba en signo de triunfo sobre el pueblo.

Frente al pendón verde que enarbolaba el pueblo, antecedente de nuestra arbonaida, el Cabildo de Sevilla sacó el pendón real como bandera al frente de la cual las tropas reprimieron la revuelta. El mismo pendón real que  permanece y es exhibido actualmente como símbolo de la Sevilla oficial, de la Sevilla española. En cuanto a aquella bandera andalusí, al pendón verde, aún hoy una reproducción de ella se exhibe el día de la procesión de la Virgen de Todos los Santos en el torreón de la iglesia de Omnium Sanctorum, junto a la de la Iglesia y a la del pendon real, en signo permanente de conquista y opresión sobre el pueblo andaluz (ver fotos inferiores adjuntas).

Aquella insurrección popular no se produjo por casualidad en Barrios como el de la Feria y los de sus alrededores, tampoco lo es que escogieran como enseña una bandera andalusí. Dicha zona de había sido convertida anteriormente en la morería de la ciudad. En ella había sido obligado a vivir el sector popular más consciente y resistente del pueblo andaluz de entonces, los mal llamados moriscos, que tras su desaparición oficial como tal morería, mucho antes del motín, en ella siguieron viviendo, formando parte de los sectores más explotados de las capas populares de la época, antecesoras del pueblo trabajador andaluz actual.

No fue por tanto, tampoco una casualidad el que fueran dichas zonas de la urbe, barrios como los de Feria, Macarena, San Julián, San Marcos, etc., los que seguirían siendo la sede de la rebeldía y la resistencia popular a lo largo del tiempo, al extremo de que ya en el siglo XX serían conocidos con apelativos como los de “la Sevilla roja” y el “Moscú sevillano”, en lo que constituye un subrayado de continuidad histórica y un ejemplo de lucha popular permanente, desde la conquista de la ciudad hasta la época contemporánea.

La Otra Andalucía

 

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