La demagogia sionista del representante de la comunidad judía y el silencio de Podemos e IU

sionista

El Ayuntamiento de Madrid quiso honrar el pasado viernes a las víctimas del holocausto en el 72 aniversario de la liberación del campo de Auschwitz. Con tal motivo organizó un acto presidido por el tercer teniente alcalde, Mauricio Valiente, y la portavoz municipal, Rita Maestre.

Al mismo fueron invitados representantes de los diferentes colectivos, religiosos, sociales, étnicos, políticos, etc., que fueron masacrados por los nazis en dicho campo de concentración. A la cita acudieron representantes de la comunidad judía, de la gitana, de colectivos LGTBI, de los republicanos españoles exiliados capturados. etc.

El tercer teniente alcalde de la ciudad (IU) expresó en el transcurso del mismo el rechazo de Madrid a quienes nieguen, de forma parcial o total, el holocausto como hecho histórico y quiso homenajear a los cerca de seis millones de personas víctimas del exterminio nazi; una “memoria cargada de futuro que reconoce el derecho a la verdad” y recalcó la importancia de que la sociedad sepa lo ocurrido para que no se repita.

Pero en contraposición a estas manifestaciones, tanto el cómo Rita Maestre (Podemos) mantuvieron el silencio durante  y después de la bochornosa intervención de David Hatchwell, presidente de la comunidad judía en Madrid, negacionista con respecto a otro holocausto, aquel al que en la actualidad está siendo sometido el pueblo palestino por el sionismo.

Hatchwell aprovechó el acto, y la presencia de los medios de comunicación, para realizar un discurso en el que, a partir de la interesada confusión habitual entre antisionismo y antijudadismo,  “el antisionismo moderno es el antisemitismo aceptable de la Europa de antaño”, ataco a los arábes en general, a los palestinos en particular, así como a los que les apoyan desde la izquierda

En un ejercicio de infinita demagogia y tergiversación, llegó a acusar a unos semitas, los árabes, de antisemitismo: “la gran mayoría de los países árabes, actualmente, siguen intoxicados por un antisemitismo arraigado hacia todo lo judío y, por supuesto, hacia el único Estado judío, el Estado de Israel”. Incluso se atrevió a hablar de “patología de la intolerancia” y a dar lecciones frente al racismo y la xenofóbia mientras defendía al “unico Estado judío”, que a su vez es también el único Estado que actualmente aún discrimina según origen étnico y religioso.

El colmo de la declaración de Hatchwell fue cuando afirmó que las campañas de boicot “como el BDS, se disfrazan con discursos políticos humanitarios de supuesto apoyo propalestino, pero no son más que formas nuevas de antisemitismo” por parte de la “izquierda radical”, a la que llegó a comparar con los propios nazis.

Reproducimos, a continuación, el discurso íntegro de Hatchwell. Ese discurso frente al cual los representantes del progresista gobierno local de Madrid que dice rechazar a quienes nieguen, de forma parcial o total, el holocausto, sólo el nazi por lo visto, y defender el “derecho a la verdad”, parece que exclyendo la palestina, mantuvieron silencio durante el acto, y aún hoy permanecen callados, tanto ellos como el propio gobierno de la ciudad y los partidos a los que dichos concejales pertenecen:

“Autoridades, queridos amigos,

El Premio Nobel fallecido este año Eliezer Wiesel, en su obra Noche, intentó explicar el alcance del afán aniquilador de la maquinaria nazi diciendo: “La guerra que Hitler y sus cómplices llevaron a cabo no fue solamente contra los judíos -hombres, mujeres y niños-, sino también contra la religión judía, contra la tradición judía y, por ende, contra la memoria judía”.

Hoy, 72 años después de la liberación de los campos de exterminio de Auschwitz-Birkenau recordamos y honramos a las más de 6 millones de personas judías masacradas. Entre las víctimas, hoy recordamos especialmente a más de un millón y medio de niños, secuestrados y asesinados por el simple hecho de ser niños judíos. Nuestro recuerdo deberá siempre incluir a los cientos de miles de gitanos, de homosexuales, de discapacitados y disidentes políticos, entre ellos los republicanos españoles. Todos ellos, nuestros hermanos en el sufrimiento.

Este terrible crimen perpetrado durante siete largos años en el corazón de una Europa supuestamente civilizada, ocurrió a la luz del día y bajo la mirada silenciosa de Occidente.

Hoy también merecen ser recordados los pocos justos entre las naciones y países como Dinamarca, Albania, Bulgaria o Finlandia, que realizaron esfuerzos extraordinarios por proteger a sus comunidades judías. Debemos recordar a todas estas naciones aliadas, que sacrificaron a sus jóvenes para derrocar a la bestia del III Reich.

Nuestro deber de memoria nos exige a todos recordar el mayor crimen sucedido en la historia de toda la humanidad. Recordar la shoa es trabajar en la humanización del ser humano. Debemos educar sobre la importancia de la libertad, la transparencia, la independencia de la justicia y el respeto a la diferencia del otro. Creíamos que con la liberación del campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau, Europa y el resto del mundo se hubiesen liberado del antisemitismo. No es así. Desafortunadamente la lección no ha sido aprendida. Desgraciadamente, la gran mayoría de los países árabes, actualmente, siguen intoxicados por un antisemitismo arraigado hacia todo lo judío y, por supuesto, hacia el único Estado judío, el Estado de Israel.

También, en los últimos años, estamos viviendo en el mundo occidental y especialmente en España, una oleada despreciable de campañas incitando a boicotear a Israel, el judío entre las naciones. Estas campañas de boicot, como el BDS, se disfrazan con discursos políticos humanitarios de supuesto apoyo propalestino, pero no son más que formas nuevas de antisemitismo. No nos confundamos, detrás de ellas está la misma ideología de odio que hace sólo 80 años quiso excluir a los judíos de la faz de la tierra. El antisionismo moderno es el antisemitismo aceptable de la Europa de antaño, ese doble rasero que se aplica a los judíos y a Israel es buena prueba de ello.

El antisemitismo que brota en las redes sociales, en las tertulias y en los discursos de extrema derecha y sobre todo ahora de una izquierda radical, ignorante, no es sólo un problema de los judíos, es la métrica de la patología de la intolerancia en una sociedad, es una señal de alerta frente al racismo, a la xenofobia, a la homofobia, a la discriminación y al odio al diferente. Hoy también me gustaría denunciar aquí a regímenes fanáticos teocráticos como el iraní, que pregonan el odio judeofóbico; niegan la shoa mientras amenazan y se preparan a cometer un genocidio nuclear de las mismas características. Quiero decir alto y claro hoy que no es aceptable cabalgar con un régimen con intenciones nazis.

Ese odio también lo vemos hoy en día cuando los desalmados del Estado Islámico secuestran, violan, torturan y asesinan a otros seres humanos en África, en Oriente Medio; cristianos, animistas, hosexuales y yazidíes y otras minorías. Hoy sufren verdaderos asesinatos masivos ante el vergonzante silencio del planeta.

La única manera que tenemos de combatir a la intolerancia es a través del compromiso de nuestros líderes políticos; a través del seguimiento de códigos de conducta por parte de nuestros medios de comunicación; a través de reformas legales para poder actuar de manera efectiva contra la incitación al odio así como la banalización y negación de la shoa; a través de mejor conocimiento de la shoa y su significado universal mediante una mayor inclusión en los programas educativos. Y también a través de un mayor conocimiento del legado judío en España así como de la realidad de los judíos modernos del Estado de Israel.

Los judíos madrileños seguiremos haciendo esfuerzos para que se nos conozca mejor y para que Madrid siga siendo un ejemplo de convivencia ejemplar basado en el respeto al otro, donde nunca seamos indiferentes al sufrimiento.

Muchas gracias”.

La Otra Andalucía

Francisco Campos

Francisco Campos

Nació en Sevilla en 21 de julio de 1958. Trabaja como administrativo. Es autor del libro "La Constitución andaluza de Antequera: su importancia y actualidad" (Hojas Monfíes, 2017).

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