La OLP pedirá a la CPI que investigue los crímenes de guerra sionistas. Israel responde a la ONU autorizando 5.600 nuevas viviendas

El secretario general de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Saeb Erekat (foto adjunta), reveló planes para acudir a la Corte Penal Internacional (CPI) y a agencias de las Naciones Unidas tras el voto antiasentamientos israelíes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU). Entre ellos, prosiguió, se destaca su decisión de pedir a la CPI que investigue todos los crímenes de guerra israelíes, sobre todo los asentamientos y que declare la construcción de esos asentamientos como crímenes de guerra.

A juicio de Erekat, tal iniciativa será una respuesta adecuada a un comportamiento arrogante del régimen de Israel, que incluye la construcción de más colonias, muertes, detenciones y asedio. Hacer lo necesario contra las obvias violaciones de Israel como potencia ocupante en los territorios palestinos -dijo- será otra de las demandas palestinas previstas para presentarse ante el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas (CDHNU).

También, se solicitará a Suiza, como país anfitrión de la Convención de Ginebra, organizar una reunión con los Estados firmantes con la misión de definir mecanismos que detengan los crímenes del régimen de Tel Aviv en tierras palestinas y sobre todo en Jerusalén.

Al final, Saeb Erekat desveló el gran interés palestino en aprovechar el mandato de Antonio Guterres como secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que se iniciará el próximo 1 de enero. El nuevo secretario general podrá ayudar en la petición palestina de ser miembro de pleno derecho en el Consejo de Seguridad, y también dar seguimiento a la aplicación de la resolución 2334 contra asentamientos israelíes.

Israel responde a la ONU con la construcción de 5.600 casas en tierras palestinas

El régimen israelí construirá más de cinco mil nuevas viviendas ilegales en el este Jerusalén pese a la reciente resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU). La prensa israelí informó que el denominado comité local de planificación y construcción de Jerusalén planea aprobar la construcción de unas 5600 viviendas.

Este informe agrega que la medida surge como respuesta a la reciente resolución aprobada por el CSNU en contra de los asentamientos ilegales israelíes en las ocupadas tierras palestinas. La nota señala que se construirán unas 2600 viviendas en el asentamiento ilegal de Gilo, igual cantidad en la colonia Givat HaMatos y otras 400 en Ramat Shlomo.

Por su parte, el alcalde de Jerusalén, Meir Turjuman, afirmó que “no le importaba en absoluto” que las Naciones Unidas o cualquier otra entidad les dijera qué tienen que hacer en dicha ciudad. Manifestó su esperanza de que la administración del presidente electo de EE.UU., Donald Trump, compensara la escasez en la construcción de los asentamientos ocurridos en los últimos 8 años durante el mandato del presidente Barack Obama.

Por otro lado, el régimen israelí convocó a embajadores de los 10 países que votaron a favor de una resolución del Consejo de Seguridad en contra de los asentamientos. Según medios de prensa, la orden de convocar a los embajadores de China, Francia, Rusia, Reino Unido, España, Egipto, Japón, Ucrania, Uruguay y Angola, con carácter de urgencia, salió de la oficina del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu.

Los impulsores de la resolución 2334 del CSNU del pasado viernes son Nueva Zelanda y Senegal, que no tienen embajador in situ, y Venezuela y Malasia, que no tienen relaciones diplomáticas con el régimen de Tel Aviv. El embajador de Estados Unidos, Dan Saphiro, también fue convocado para dar explicaciones al respecto, aunque fue recibido personalmente por el premier israelí.

Tel Aviv calificó la resolución de vergonzosa y volcó toda su indignación contra la Administración del presidente saliente de EE.UU., Barack Obama, al que acusó de abandonar a Israel a su suerte. También congeló las relaciones con Nueva Zelanda y Senegal por haber promovido la votación y suspendió el financiamiento a la ONU tras dicha resolución.

(Fuente: Al Mayadeen)

La resolución 2334 de la ONU y la última burla de Obama a los palestinos

Mientras un rabino israelí prohibía la visita al árbol de Navidad por ser “una afrenta a la identidad judía”, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobaba una resolución exigiendo a Israel el fin de los asentamientos en Cisjordania y Jerusalén, y la destrucción de las viviendas palestinas. EEUU, por vez primera, dejó de vetar una condena a Israel y se abstuvo. La iniciativa fue presentada por Egipto, aunque había sido gestada por la Casa Blanca, como refleja la prensa hebrea del mes pasado.

Si con ello Barak Obama pretendía en la recta final de su presidencia colocarse en el lado correcto de la historia, y también salvar a Israel de sí mismo, fracasó en ambos objetivos. Esta resolución que se niega a tomar medidas para forzar a Israel a cumplirla, no hace ninguna referencia al cruel bloqueo a Gaza, ni trata el derecho de retorno de los refugiados, se convertirá en otro papel mojado.

Al principio de su mandato, Barak Obama mostró algo de simpatía hacia la causa palestina: eligió a Egipto, no a Israel, como el destino de su primer viaje al extranjero, donde reconoció  “la intolerable situación del pueblo palestino”. También intentó desligar la agenda política de EEUU para Oriente Próximo a los planes de Tel Aviv, pero ante los gritos de Netanyahu de “aquí mando yo”, al final se rindió, convirtiéndose en el presidente de EEUU que más apoyo diplomático, económico y militar ha prestado al régimen israelí: vetó dos resoluciones en 2011 y 2013 que condenaban los asentamientos ilegales de Israel y se negó a reconocer el Estado palestino. Luego, sin rubor, respaldó la brutal agresión de Israel a Gaza en 2014 y firmó un paquete de ayuda militar a este país por el valor de 40.000 millones de dólares (sacados del bolsillo de los americanos), mientras presionaba a los palestinos que debían “portarse bien” tragando bombas, como condición previa de iniciar el proceso de paz. La cuestión palestina es otro de los grandes fracasos de Obama en su política  exterior.

Lo que une a Trump con Netanyahu

El provocador Donald Trump, que ha prometido “reducir la asistencia de EEUU a las Naciones Unidas” como castigo por esta resolución, comparte con Netanyahu la ideología racista: uno habla de la “supremacía blanca” (¡blanca estadounidense!) sobre el mundo y el otro la de los judíos sobre los pueblos de Oriente Próximo. Entre las tareas de los 100 primeros días en el cargo del presidente Trump está el traslado de la embajada de EEUU de Tel Aviv a Jerusalén. La gravedad de dicho plan es tal que Obama acaba de renovar por otros seis meses la renuncia presidencial a mover la sede diplomática de Tel Aviv. Lo mismo hicieron Bush y Clinton. Sin duda, las discrepancias en el seno del poder en Washington sobre el papel de Israel en la zona es una de las principales barreras para la solución de la cuestión palestina.

Una relación asimétrica donde un pequeño país ha vivido la superpotencia, sin siquiera darle las gracias o mostrarle respeto al menos en público. Israel está más interesado en la tierra, el agua y el petróleo de los vecinos que en la paz, y avanzará en sus planes de crear el “Gran Israel”, ahora que la “cuestión palestina” no es prioridad para la ONU o para alguna potencia, y eso a pesar de que sus aliados temen las imprudencias de los mandatarios hebreos.

Esta derrota diplomática de Israel no significa ninguna victoria para Palestina. La caída de la Unión Soviética primero y la destrucción de Irak, Libia, Siria y la soga al cuello de Irán que representa el acuerdo nuclear, han cambiado el equilibrio de fuerzas en la región en perjuicio del pueblo palestino. El proceso de paz está muerto y en estos momentos ya no sirven los mecanismos tradicionales en ejercer una presión tangible sobre Israel para que cumpla con la legalidad internacional. Difíciles tiempos para los palestinos que exigen nuevas e ingeniosas fórmulas de conseguir sus derechos.

(Fuente: Resumen de Medio Oriente / Autora: Nazanín Armanian)

Francisco Campos

Francisco Campos

Nació en Sevilla en 21 de julio de 1958. Trabaja como administrativo. Es autor del libro "La Constitución andaluza de Antequera: su importancia y actualidad" (Hojas Monfíes, 2017).

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