El Rey de Marruecos reinstaura la “mili” para someter a una generación de jóvenes que rechaza la situación sociopolítica y económica

“La vuelta del servicio militar o cómo resolver los problemas de los jóvenes marroquíes en 2018 con una idea del siglo XIX”, escribe en Twitter @Atourabi. “Un problema real: una juventud descarriada. Una solución estúpida: el servicio militar”, afirma @fadelabdellaoui en la misma red social. “Se educa mediante la educación y no mediante el servicio militar”, recalca @ucef79. “El servicio militar en Marruecos solo tiene como objetivo evitar la islamización de la juventud. Les van a enseñar a gritar viva el rey, viva la nación (…)”, añade @mehdimed391.

El rey Mohamed VI interrumpió sus vacaciones para presidir en Rabat, a principios de semana, un Consejo de Ministros que dio, sin debate, su visto bueno a un proyecto de ley que restablece el servicio militar obligatorio de doce meses para los hombres, suprimido por el propio monarca hace 12 años, y que lo instaura para las mujeres de entre 19 y 25 años. Algunos países árabes, como Qatar o Emiratos Árabes Unidos, alientan a las mujeres a hacer la ‘mili’, pero siempre con carácter voluntario. La obligatoriedad impuesta por Marruecos es excepcional en el mundo islámico.

En contra de lo que se podría suponer la iniciativa del monarca no busca fortalecer las capacidades defensivas de Marruecos frente a Argelia, su adversario histórico. “El restablecimiento del servicio militar tiene como objetivo reforzar el sentido de la ciudadanía de los jóvenes”, señala el comunicado leído por Abdelhak Lamrini, el portavoz de la Casa Real. “Les abre también el camino de la integración en la vida profesional y social”, especialmente “en las diferentes fuerzas militares y de seguridad”, añadió el portavoz.

Si los partidos políticos integrantes de la coalición gubernamental han acatado, como es preceptivo, la propuesta del soberano sin discusión alguna y el Parlamento la ratificará sin debate, las redes sociales son desde hace una semana un hervidero en el que abundan las críticas y también las bromas de jóvenes marroquíes.

“El servicio militar será el único servicio en Marruecos al que los pobres tendrán acceso al 100%. No así la sanidad o la educación”, ironiza en Twitter @ucef79. “El servicio militar es obligatorio para los de 19 a 25 años y puedes ser de nuevo llamado a filas hasta los 40 años. Voy a estudiar 5 doctorados”, anuncia @appophis porque el texto prevé dispensas para los estudiantes, los que mantengan a su familia y por ineptitud física. “Tenemos de verdad mucha suerte de ser franceses”, recalca @theovnzz que da por descontado que los jóvenes originarios de Marruecos que hayan adquirido la nacionalidad del país europeo en el que residen no serán llamados a filas pese a que, a ojos de Rabat, un marroquí nunca deja de serlo. El proyecto de ley recién aprobado no menciona a los jóvenes emigrantes.

Muchos de los críticos se han adherido al ‘Reagrupamiento marroquí contra el servicio militar obligatorio’, un grupo de Facebook creado por Abdellah Nizar y que en pocas horas contaba con más de 10.000 miembros. La iniciativa real pretende, según declaró su fundador a la agencia EFE, “someter” a una generación de jóvenes que rechaza la actual situación social, política y económica del país y que desde hace ocho años ha encabezado múltiples protestas. Es además reveladora de una “falta de democracia” porque no figuraba en los programas electorales de los partidos ni en la declaración del Gobierno aprobada por el Parlamento. Aunque Nizar no lo dice, queda claro que es una imposición del soberano.

“La primera motivación es muy política: no dejar a la juventud a su libre albedrío”, explica al teléfono el historiador marroquí Maati Monjib. “Sobre todo que esos jóvenes han demostrado su capacidad de movilización contra el régimen”, añade antes de enumerar las revueltas del Rif, de la zona minera de Jerada, de Zagora en el sureste y la protesta contra la carestía de la vida mediante el boicoteo comercial de tres grandes marcas. Se trata de “inculcarles los valores de la disciplina y del nacionalismo monárquico”. “La segunda es de índole social: recortar el paro”, señala, en un país en el que unos 370.000 jóvenes aspiran cada año a incorporarse al mercado laboral.

Incluso Karim Boukhari, uno de los columnistas del periódico digital ‘Le 360’, quizás el más oficialista de todos, describía sin tapujos el estado de ánimo de las familias con hijos adolescentes o que acaban de cumplir la mayoría de edad. “Más allá del debate sobre sus méritos, el anuncio sorpresa [sobre la ‘mili’], así, sin previo aviso, tiene algo de desestabilizador, incluso traumático, para muchas familias marroquíes”, reconocía Boukhari.

Aunque son quizás menos activos, el proyecto de ley también cuenta sus defensores. “Nuestra juventud carece de referencias y, sin lugar a dudas las necesita. El servicio militar o el civil podrán proporcionárselas”, vaticina, en la versión magrebí del ‘Huffington Post’, Mehdi Bensaid, uno de los dirigentes del Partido Autenticidad y Modernidad. La formación fue creada en 2007 por, entre otros, un amigo del rey Mohamed VI para hacer contrapeso al islam político en auge. “El servicio militar puede compensar la debilidad del sistema educativo”, asegura, por su parte, Mohamed Benhammou, presidente del Centro Marroquí de Estudios Estratégicos.

La viabilidad del proyecto suscita algunas dudas. Instaurada por el rey Hassan II tras la revuelta de jóvenes izquierdistas en Casablanca en 1965, cuya represión causó más de mil muertos, según el sindicato estudiantil, la ‘mili’ marroquí siempre ha funcionado a medio gas. Por razones presupuestarias eran llamados a filas muchos menos jóvenes, generalmente de familias humildes, que los que cumplían la edad reglamentaria. Jóvenes islamistas e izquierdistas quedaban generalmente excluidos no fuera a ser que la formación militar adquirida les sirviera para fines ajenos a la defensa de la nación.

Ahora sucederá probablemente otro tanto. Las Fuerzas Armadas Reales cuentan con 198.000 hombres –las de España disponen de 132.000- y un presupuesto anual de 2.934 millones de euros, es decir el 3,2% del Producto Interior Bruto. Si de verdad se pretende incorporar a todo el cupo al servicio militar y, además, como estipula el artículo 10 del proyecto, ofrecerles una soldada mensual –sería de unos 180 euros- seguros médico y de vida e invalidez, el gasto en defensa se dispararía.

El economista marroquí Zouhair Ait Benhamou, afincado en París, calcula en el diario digital ‘Le Desk’ de Casablanca que para poner en marcha una ‘mili’ en condiciones el presupuesto militar debería rebasar el 6% del PIB hasta alcanzar los 6.600 millones de euros. “¿De dónde se podría sacar ese dinero si no es recortándolo de otros sectores del Estado?”, se pregunta antes de concluir: “reintroducir el servicio militar no es una buena idea (…)”. “Estaría más indicado fortalecer la educación cívica en las escuelas, liceos y universidades en lugar de pedir a un suboficial que exalte las virtudes del sacrificio a la nación ante reclutas escasamente motivados”, concluye.

(Fuente: El Confidencial / Autor: Ignacio Cembrero)

Francisco Campos

Francisco Campos

Nació en Sevilla en 21 de julio de 1958. Trabaja como administrativo. Es autor del libro "La Constitución andaluza de Antequera: su importancia y actualidad" (Hojas Monfíes, 2017).

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