Por qué muchas trabajadoras camareras de pisos no podrán permitirse participar activamente en la huelga feminista del 8M

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Con coleta, con un lazo verde y de espaldas. Así posan las camareras de pisos en un ‘collage’ que difundirán este 8 de marzo, día de la huelga feminista, para recordar que tienen motivos de sobra para secundar los paros convocados. Otra cosa es que puedan hacerlo. “Casi todas tienen muchísimo miedo a que las reconozcan en la foto”. Más aún a que la empresa tome represalias contra ellas por ejercer un derecho constitucional, explica Ángeles Muñoz, gobernanta en un hotel y una de las fundadoras de ‘Las Kellys’.

Un elevado porcentaje de hoteles externalizó el servicio de limpieza al calor de la reforma laboral, ahorrándose así entre un 30% y un 40% en sueldos. ¿En qué se traduce esto? Aparte de cobrar 400 euros menos de lo establecido en los convenios provinciales de hostelería, las camareras de pisos no tienen comité de empresa que las proteja. “Ya no pertenecemos a los hoteles, estamos subcontratadas y nadie nos arropa. Antes éramos el 30% de la plantilla”, aclara Muñoz tras ser consultada por este periódico.

No existen estadísticas sobre el número exacto de hoteles que en España recurren a esta práctica, legal, beneficiosa para las empresas, pero devastadora para los trabajadores. Precisamente por eso, el ayuntamiento de Madrid encargó un estudio en octubre (con el respaldo de Ciudadanos y PSOE y el voto en contra del PP) para analizar las condiciones de trabajo de este colectivo en la capital. Entre tanto, las propias interesadas han conseguido que la ‘Ley Kelly’ llegue al Congreso. Se trata de una propuesta para modificar el artículo 42 del Estatuto de los Trabajadores, de manera que se prohíban las externalizaciones en servicios estructurales de las empresas. “Somos la columna vertebral de un hotel”, reivindican.

No obstante, grandes cadenas como Meliá, NH o Barceló no han dudado en dejar algo tan esencial como el servicio de limpieza en manos de terceras empresas. AC Hoteles regularizó ‘in extremis’ a una parte de las camareras de pisos [que cobraba por debajo del convenio sectorial] después de que su presidente, Antonio Catalán, sacara los colores a sus competidores por incurrir en estas prácticas. “Si hay que ganar más a costa de sacrificar al personal, prefiero que ganemos menos. Eso es explotación”, dijo sin percatarse de que entre el 10% y el 12% de sus establecimientos trabajaba con subcontratas. Se comprometió a cambiarlo.

Un sector feminizado y precario

Entre un 95% y un 98% de las ‘Kellys’ tiene nombre de mujer. Muchas son inmigrantes con escasos recursos que se incorporaron al sector “cuando muchas españolas no estaban dispuestas a trabajar por una miseria y a las recién llegadas no les quedaba otro remedio”, apunta Ana María Dobaño, secretaria general de la Asociación Española de Gobernantas de Hotel (ASEGO). En su opinión, la reforma del estatuto de los trabajadores seguirá bloqueada durante mucho tiempo porque el Estado fue el primero en externalizar infinidad de servicios, tanto en limpieza como seguridad o mantenimiento. ¿Los casos más sonados? El Ministerio de Defensa con los vigilantes a 780 euros o la paradoja del Ministerio de Empleo.

Según Dobaño, muchas compañeras tendrán serias dificultades para secundar el paro de 24 horas (o incluso de dos horas) porque no pueden permitirse perder ni un sólo céntimo de un sueldo ya de por sí insuficiente. Eso sin contar con los ‘o lo tomas o lo dejas’, los ‘te quiero disponible a todas horas’ o los ‘ya te llamaré’ de turno. Contratos por obra y servicio, con fecha de caducidad, a tiempo parcial, horas extra no pagadas, tres años para aprender a arreglar habitaciones de las camareras en prácticas o dos euros por habitación. Las enfermedades musculoesqueléticas por sobrecarga de trabajo o las pastillas que muchas toman antes de entrar a trabajar van aparte.

“Temen que no les renueven”

Las más expuestas son las trabajadoras con contratos temporales o por obra y servicio. “Temen que no les renueven” al verse atrapadas en una realidad que no es exclusiva de este sector, indica César Galiano, responsable de hostelería en UGT. Este sindicato ha firmado cláusulas en convenios provinciales sectoriales como el de Baleares, Cantabria o Alicante para que los hoteles obliguen a las empresas subcontratadas a acogerse a las tablas salariales del texto (y no a otras hasta un 40% inferiores).

“Estamos hartas de la feminización de la pobreza”, zanja Ángeles Muñoz. Ella sí parará el 8M porque su empresa respeta los derechos laborales, pero está convencida de que será la excepción. Las ‘Kellys’ descartan firmar un manifiesto conjunto con nombres, apellidos y lugar de trabajo, como han hecho las mujeres periodistas, precisamente para evitar represalias. “Ya nos acusan de bombardear la marca España por plantear nuestras reivindicaciones en público a través de ‘Las Kellys’.”

No obstante, Mariano Rajoy se comprometió este martes a recibir al colectivo de las camareras de piso en Moncloa, a petición de la senadora de Nueva Canarias María José López. “Tiene usted mi palabra. Es evidente que estos asuntos están en mi agenda”, dijo el presidente del Gobierno en referencia a una problemática que afecta a casi 200.000 personas en nuestro país. España recibió el récord de 81,8 millones de turistas en 2017, la mayor cifra de la historia. Sólo falta que el ‘boom turístico’ repercuta en las condiciones laborales de los trabajadores.

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Camarera de pisos en prácticas: tres años para aprender a arreglar habitaciones

Otra csra de las Kellys son los supuesto contratos en prácticas. 1.106 días. Más de tres años. Es la duración máxima de las prácticas que le ofrecieron a Rosa, una camarera de pisos ‘becaria’ que encadena este tipo de contratos desde hace demasiado tiempo. “Estaba desesperada por trabajar. Me lo presentaron como una gran oportunidad para los jóvenes y no me lo pensé”. Rosa cobraba unos 530 euros al mes por dejarse -literalmente- la espalda arreglando las habitaciones de un concurrido hotel de Sevilla.

“Es una manera de entrar en la empresa”, explica a este diario el abogado laboralista y delegado de Paradores de UGT, César Galiano. El contrato formativo para auxiliares de pisos está regulado en el estatuto de los trabajadores y permite un plazo máximo de dos años en el sector de la hostelería, aunque varía en función del convenio. Las ‘camareras becarias’ cobran aproximadamente el 60% del salario de una trabajadora. Son aprendices, claro. O eso dice su contrato…

Lo que las prácticas de aprendizaje  esconden

“No te están enseñando. Estás trabajando”. Así resume Ana María Dobaño el fraude de los contratos formativos en este sector. La secretaria general de la Asociación Española de Gobernantas de Hotel (ASEGO) denuncia que las empresas externas son las que más se lucran a través de este sistema. “Las chicas no tienen tutor, cobran menos por hacer el mismo trabajo y pueden estar años así”, bajo el pretexto de una formación que no existe.

Rosa está convencida de que los empresarios han encontrado “la excusa perfecta para pagar menos” a uno de los núcleos duros de los hoteles: el servicio de limpieza. Al contrario de lo que pone en su contrato, esta joven ‘aprendiza’ ha hecho guardias hasta la una de la madrugada y ha trabajado tanto domingos como festivos. La figura del tutor brilla por su ausencia en la mayoría de los casos, ratifica Dobaño.

Primero firmó un contrato inicial de seis meses, luego se lo renovaron por otros seis y más tarde le ofrecieron un último contrato formativo de dos años: siete horas al día -sobre papel- por 100 euros más (630). Un total de tres años en prácticas a todas luces ilegales según Galiano. De hecho, la Audiencia Nacional declaró nulo el convenio colectivo de esta empresa en 2013 pero dicha sentencia no ha sido suficiente para acabar con las irregularidades.

“Si tú dices que no, tienes 30 detrás. Se aprovechan de la desesperación de la gente”. ¿Merece la pena estar así tres años por 20 euros al día?, plantea Rosa. Aunque su verdadera inquietud es otra: ¿qué alternativa queda? Por suerte, acaba de encontrar otro trabajo en un sector muy distinto: el de las frutas y hortalizas.

¿Formación? ¿Qué formación?

“Se supone que como aprendiz tienes que estar al lado de la gobernanta para que te enseñe. En muchos casos no hay ni gobernanta porque la han despedido”, cuenta el secretario de Política Institucional de la Federación de Servicios de CC.OO. Gonzalo Fuentes denuncia que las ‘aprendizas’ cargan con más responsabilidad de la estipulada en el contrato mientras se preguntan qué pasó con la formación que les prometieron.

Rosa sí tenía un cursillo dos veces a la semana. “La clase consistía en que cada chica contase sus anécdotas en el trabajo. Ni libros, ni teoría, ni nada”. Basta con firmar un papelito de asistencia a final de año. Así de simple es el maquillaje de los contratos formativos.

Un hotel en manos de aprendices

De las 15 trabajadoras que arreglan las habitaciones de este hotel sevillano, 10 tienen un contrato de formación. “Ya no aguantaba más; mis compañeras tampoco”, explica Rosa. Alguna incluso prefiere volver a la cola del paro y ya de paso cobrar la ayuda del Estado mientras se dedica a limpiar en casas de particulares. “Rentaría más”, asegura esta joven.

“Los empresarios se ahorran mucho dinero en sueldos. Siempre buscan alargar lo que sale barato” sin darse cuenta de que lo ‘barato’ a veces sale caro. Fuentes cree que este tipo de prácticas fraudulentas pueden repercutir en la calidad del servicio. “Empeora cada año. Basta con ver cuánto tardan en coger el teléfono los recepcionistas de los hoteles, saturados por la carga de trabajo”. Y mientras, España se consolida como líder en turismo.

Así lo denuncia la portavoz de ASEGO. Dobaño no puede entender cómo los directivos dejan en manos de una empresa externa un departamento tan importante como el de las camareras de pisos. “Con la externalización se acaban los derechos de las trabajadoras. Solo cuentan los números y no las personas”, opina. Este diario ha intentado contactar con la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos, pero no ha recibido respuesta.

Puedes ponerte enferma… si lo recuperas después

La lista de irregularidades no tiene fin en la empresa de Rosa. No contentos con cubrir la mayoría de sus puestos de trabajo con contratos formativos, también niegan a sus ‘aprendizas’ el derecho a ponerse enfermas. “Si te das de baja no cobras nada, tienes que recuperar las horas de trabajo perdidas más adelante”, explica esta sevillana. Ella lo vivió en sus propias carnes cuando no le quedó más remedio que guardar unos días de reposo por un tirón en la espalda. “Ese mes cobré 350 euros”.

Tanto Dobaño como Luisa, gobernanta en un hotel de Madrid, coinciden en algo: no hacen falta dos años para sacarse un máster en limpieza de habitaciones. “En 15 días se aprende”, zanja Luisa. Aunque a los empresarios no les interese hablar del tema.

(Fuente: El Confidencial / Autora: Marina Valero)

Francisco Campos

Francisco Campos

Nació en Sevilla en 21 de julio de 1958. Trabaja como administrativo. Es autor del libro "La Constitución andaluza de Antequera: su importancia y actualidad" (Hojas Monfíes, 2017).

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