El Gobierno del PP desoye el clamor de los pueblos al no impedir la instalación de minas aplicando una ley franquista de 1973

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Parece que sus señorías los senadores van a tener de nuevo trabajo después del estudio de la aplicación del Art. 155 sobre la invasión gubernamental de la Generalitat, resuelto con una celeridad inusual. Sería justo y necesario que obren con la misma diligencia en el caso de la moción presentada en septiembre y reiterada de nuevo por los senadores de Compromís sobre la Ley de Montes y de Minas, y su aplicación en el asunto de las minas cuyas licencias están saliendo a la luz, para que empresas extranjeras, de Canadá, Australia, y otros intereses ajenos a esas zonas, exploten a cielo abierto minas de oro, cobre y feldespato en diversas regiones y comunidades de España, desde Castilla León a Asturias y Andalucía pasando por Galicia, afectada también sobremanera por los incendios, a rebufo de la reforma de la Ley de Montes y de la obsoleta, por ser preconstitucional, Ley de Minas de 1973.

Según la mayoría de expertos en climatología, a tenor del calentamiento global y el subsiguiente cambio climático, provocado por la desidia y necedad humanas, España será uno de los países más afectados negativamente. Todos previenen que de seguir así, sin poner remedio, de Madrid para abajo, es decir, la mitad sur, nuestra hermosa tierra será un desierto en unos cien años, semejante al del Sáhara, que actualmente ya nos afecta de una u otra manera (recuérdese la nube de polvo amarillento y la ola de calor que de cuando en cuando invade la península en verano).

Quizás se han quedado cortos, y no sucederá con el cambio de siglo, sino antes. Sin ser experto, a nadie se le escapa que si además de la contaminación, provocada diariamente por la industria y el tráfico, que ya nos invade de manera peligrosa en grandes capitales, si además tenemos unos gobiernos que lejos de luchar contra este cambio, lo promueven, no pasarán cien años, sino cincuenta.

Casi la próxima generación se verá obligada a vivir en un desierto. Y en un desierto no se puede vivir… claro, que desde sus torres de marfil pensarán esos parásitos que los pobres perecerán y que ellos, los ricos, quienes precisamente en mayor medida han provocado este cambio, se podrán a salvo en sus paraísos fiscales… Pero tarde o temprano, también perecerán porque el cambio les afectará como a todo el mundo. Ni su dinero negro, como el petróleo, ni sus influencias, les servirán, porque no tendrán nada que comer, si el campo no se puede cultivar. Los ricos, dedicados a especular con el capital, dependen de los pobres campesinos y jornaleros que siembran, riegan, y cosechan. Los parásitos siempre dependen de los productores. De nada les servirá su ingeniería financiera si no saben extraer del campo frutos comestibles y saludables.

Minas a cielo abierto

Pero hecha esta reflexión, obligada para todos, vayamos al desastre que están provocando los diferentes gobiernos del PP, concediendo licencias de explotación de minas a cielo abierto para extraer oro, cobre, wolframio, feldespato y biotita en diversas zonas de España, desoyendo a los vecinos que desde hace varios años, cuando se enteraron de que les querían matar, vienen clamando por mantener intactos sus campos, su paisaje, sus animales, su vida.

Era una zona olvidada, pese a estar cerca del mostrenco de la capital, Madrid, donde mayormente se cuecen, y sabemos cómo se cuecen, los apaños políticos de un partido que está enfangado en el lodo de la corrupción. Al hacer oídos sordos de los ciudadanos afectados, dan a entender que quieren que el fango inunde esas zonas, y se acabe la poca riqueza, pero imprescindible, que queda en la provincia de Ávila.

Castilla León, y dentro de ella, Ávila, la olvidada, la que sigue votando a unos personajes pensando que harán algo, ven que no hacen nada, vendidos a la voracidad de las empresas; comportamiento propio de facinerosos, depredadores del medio ambiente, provocadores de un futuro sin alimentos, delincuentes que acabarán con la vida de una treintena de pueblos afectados por la explotación de minas de feldespato a cielo abierto en tres hermosos valles, el del Corneja, con su verde dehesa que se extiende al pie de la Sierra de Piedrahita; el de Amblés, y su puerto de Villatoro, y la zona próxima a la ciudad amurallada, la Yema, y la Sierra de Ávila. Este periódico y otros medios libres lo han venido denunciando desde hace dos años.

No es la primera vez que los políticos al socaire de promesas de grandes empresas echan el ojo a estas zonas. En el Corneja, valle regado por el río que le presta el nombre, una gran empresa quería robar el agua para embotellarla y hacer negocio con este bien común e imprescindible. Menos mal que ese proyecto se paralizó. Pero parece que más valor que al agua dan estos impresentables al feldespato, y siguen en sus trece sin escuchar ni hacer caso a las manifestaciones de los afectados que llevan luchando y manifestándose para evitar el desastre. A los lugareños, se han unido científicos y ecologistas de otras regiones con proyectos parecidos, asturianos, valencianos…

Precisamente esta semana dos senadores de Compromís han recorrido los pueblos abulenses para dar cuenta de la moción que en septiembre presentaron en el Senado sobre su oposición a las minas por el perjuicio ambiental y humano que conllevan, solicitando a su vez que se derogue la actual Ley de Montes. Ley que lejos de proteger el Medio Ambiente, lo destruye.

Los senadores Carles Mulet y Jordi Navarrete se reunieron con los representantes de las tres Plataformas en contra de las minas, y visitaron junto a ellos y otros vecinos, las zonas afectadas por la explotación a cielo abierto de las minas de feldespato, cuya paralización solicitan en la moción registrada en el Senado el 24 de septiembre.

Hecatombe ecológica en toda España

No solamente afecta a esas zonas y su treintena de poblaciones, sino que tales instalaciones y otras previstas en otras regiones por los gobiernos del PP, como las de cobre, uranio y oro, deben preocuparnos a todos los españoles. Estos proyectos mineros, declararon los senadores valencianos responden a “una estrategia global” que afecta a toda la geografía de España, por una “falta de política territorial seria”. Se han mostrado en contra de que “comarcas enteras se conviertan en un vertedero, a costa del bienestar de otras zonas” con iniciativas de este tipo.

Advirtieron que “Ávila nunca ha sido territorio minero”, y recorrieron algunos de los municipios afectados por estos proyectos, que “ponen en serio peligro la fauna y flora de la provincia de Ávila, así como la salud de sus vecinos. Amenazan la provincia de Ávila, ponen en peligro el paraje natural, como consecuencia de una explotación de esta envergadura”. Asimismo, han denunciado el “oscurantismo consciente de las empresas mineras y de las secciones de Minas de la Junta de Castilla y León”, y han recordado el informe contrario al proyecto minero en la Sierra de Ávila por parte de la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) y de otros estamentos como la Universidad, de cuyo dossier que dimos cuenta en estas mismas páginas.

Al respecto, Carles Mulet ha preguntado a la Junta de Castilla y León “si quiere que la Comunidad sea el vertedero de España o un territorio digno”. Ha añadido que existen “mecanismos para intentar cambiar” la situación actual, modificando una ley que data de los últimos años de la dictadura franquista y que por tanto carece de vigor.

Según informa EFE, Mulet se ha dirigido a la senadora abulense del PSOE, María del Carmen Iglesias, para reprocharle que “no haya realizado ni una sola iniciativa política” en este sentido, después de que la parlamentaria abulense “se molestara” por la visita a Ávila de los senadores de Compromís. “Nuestro deber es ser solidarios”, ha manifestado Mulet, y se trata de defender una Ley de Minas cuyo contenido responda “a los tiempos actuales y no permita aberraciones” como las que a su juicio se plantean con los tres proyectos abulenses. Han justificado su presencia como representantes de su grupo en la provincia abulense porque “el tema de las minas de Ávila no se queda en Ávila, ni va a afectar sólo a estas zonas, no es sólo un problema local, existen proyectos en toda España”.

Después de la reunión, solicitada por las plataformas, han visitado Cabañas, Riofrío, Sotalbo, Mironcillo, Alto de las Fuentes, Alto de Villatoro, Bonilla de la Sierra, la cantera de las Peñas Coloradas y Tórtoles, donde se han presentado proyectos para extraer a cielo abierto feldespato potásico y, en menor medida, biotita. “Tras escuchar a sus vecinos -concluyen- todavía nos reafirmamos más en la necesidad de preservar estos lugares de alto valor ecológico, que vive del sector primario, de su paisaje, y en una provincia que es referente de un turismo de calidad”. Finalmente, los senadores de Compromís han recordado que el feldespato que se prevé extraer en Ávila será utilizado en las industrias cerámicas valencianas.

(Fuente: Nueva Tribuna / Autor: Ramón Hdez. de Ávila)

Francisco Campos

Francisco Campos

Nació en Sevilla en 21 de julio de 1958. Trabaja como administrativo. Es autor del libro "La Constitución andaluza de Antequera: su importancia y actualidad" (Hojas Monfíes, 2017).

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