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Rojigualdos y rojipardos

“¿Usted cree que cualquier país europeo puede decir: venid todos los que queráis?”

(Julio Anguita)

Un sector del partido alemán Die Linke (La Izquierda) se ha constituido como Aufstehen (En Pie), reclamando el cierre de fronteras a los inmigrantes para, supuestamente, garantizar el Estado del Bienestar a los trabajadores alemanes. A esta línea política se le ha denominado “rojiparda”, pues bajo un discurso izquierdista retoma posiciones de los “camisas pardas” nazis. No es novedad. Precisamente el partido nazi, autodenominado Nationalsozialistische Deutsche Arbeiter Partei (Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán), justificaba sus fechorías como defensa de los trabajadores alemanes. El Partito Nazionale Fascista italiano también argüía la defensa de “sus” obreros. Y, sin ir más lejos, los falangistas españoles siempre hablaban de la “revolución nacional sindicalista” pendiente.

Los “rojipardos” (más pardos que rojos) hacen suya la retórica anti inmigración del fascismo con el objetivo de ganarse a los votantes de extrema derecha, muchos de ellos trabajadores. Y para ello arguyen que la inmigración permite que los trabajadores inmigrantes sean explotados como esclavos, lo que conlleva la bajada de salarios de los obreros europeos y la desintegración del “Estado del Bienestar”.

De esta manera, el trabajador africano, asiático o latinoamericano es presentado como alien, gente ajena a la clase obrera europea, un cómplice -involuntario, se supone- de la estrategia capitalista de empeoramiento de las condiciones de vida de los trabajadores “blancos”. Y, misericordiosamente, para que estos tercermundistas no sean esclavizados, exigen que el Estado capitalista no los deje entrar a “nuestro” mercado de trabajo. Total, que sean esclavos en sus países, quieren decir, y que no vengan a joder a Europa.

A estos “rojipardos” no les pasa por la cabeza que los trabajadores inmigrantes son sus iguales, carne de la misma carne y sangre de su misma sangre. Ni se imaginan luchando codo con codo con ellos por sus salarios. De hecho, hace ya tiempo que la llamada “izquierda” europea desistió de luchar contra el capitalismo, y sólo trata de sobrevivir en él. Y todo ello con el discursito anti globalización. No sólo son racistas, sino que su lógica es la del imperialismo: los trabajadores europeos tienen mejores sueldos porque “se lo merecen”, y las trabajadoras y trabajadores del Tercer Mundo no.

A los “rojipardos” alemanes se sumaron enseguida los neo fascistas italianos de la Lega Nord (Liga Norte) y sus comparsas del Movimento 5 Stelle (Movimiento 5 estrellas) con similares argumentos, expuestos en el llamado “Decreto Dignidad”, defendido por Héctor Illueca, Manuel Monereo y Julio Anguita.

Sí, la basura ideológica también ha llegado al Estado español, bajo la fórmula de “Movimiento por la III República”. Un movimiento que el pretendido “comunista” Anguita define como “transversal” o, en sus propias palabras, “ni de derechas ni de izquierdas”. Vamos como Falange.

No es la primera vez que “el Califa” suelta semejantes prendas, esta vez uniéndolas a su oposición a la inmigración de trabajadores:

  • “No podemos permitir que las personas mueran en el Mediterráneo, pero si no tienen derecho de asilo, tenemos que enviarlos de vuelta a su país rápidamente”;
  • “El buenismo de la izquierda impide realizar una reflexión sobre cómo frenar o incluso acabar con los flujos migratorios”;
  • “Si malpagas a los ‘sin papeles’, se produce una presión a la baja en los salarios”;
  • “¿Usted cree que cualquier país europeo, especialmente el nuestro, puede decir: venid todos los que queráis? Venga, ¡que los buenistas lo digan! ¿Millones? Compañeros del buenismo, ¿pueden venir millones? Enfrentaos a ese hecho… Lo que está pasando aquí ya ha pasado en la historia de la humanidad. Las migraciones acabaron con el Imperio Romano y fue por fases. En cualquier aldea perdida hay un televisor y ven piscina y comida…”.

Y claro, no podemos permitir que los trabajadores “no-europeos”, “no-blancos”, pretendan también tener televisor, comida garantizada… ¡y hasta piscina! Nada de extrañar, por otra parte, en un tipo que afirmaba en 2011 que “Lo único que os pido es que midáis a los políticos por lo que hacen, por el ejemplo, y aunque sea de la extrema derecha si es un hombre decente y los otros son unos ladrones votad al de la extrema derecha” [https://youtu.be/1Yo1R1J2UwM, minuto 11:10].

En el Manifiesto del Partido Comunista, Marx y Engels nos dicen que “Los comunistas no se distinguen de los demás partidos proletarios más que en esto: en que destacan y reivindican siempre, en todas y cada una de las acciones nacionales proletarias, los intereses comunes y peculiares de todo el proletariado, independientemente de su nacionalidad, y en que, cualquiera que sea la etapa histórica en que se mueva la lucha entre el proletariado y la burguesía, mantienen siempre el interés del movimiento enfocado en su conjunto”.

Sin embargo, el “comunista” Anguita y sus amigos “rojipardos”, prefieren anteponer los supuestos intereses de los trabajadores europeos, que no son más que las migajas de la explotación imperialista, a los intereses del conjunto de los trabajadores. ¡Y todo ello justificado en que la oligarquía imperialista europea los condena a muerte en el Mediterráneo para no dejarlos entrar en la UE! ¡Qué actitud más misericordiosa!

Los “rojipardos” dan por sentado que el imperialismo euro-norteamericano es inamovible y, por lo tanto, no van a pelear por derrocarlo. Y, además, que ellos saben qué les conviene a los trabajadores que huyen hacia Europa mejor que los propios inmigrantes: que los devuelvan manu militari a sus países. Ya hemos dado con la piedra filosofal: ¡los trabajadores del Tercer Mundo no emigran a los centros imperiales por razones objetivas –entre otras, el saqueo y las guerras de rapiña provocadas por la propia Europa–, sino porque no han tenido acceso a la (superior) filosofía “rojiparda”!

Estos gurús, que se dicen “internacionalistas”, no son más que una panda de señoritos nacionalistas que asumen las tesis del capitalismo imperialista. Véase si no su postura en el Estado español, defendiendo a machamartillo la “unidad de España”. Con la boca chica dicen defender el “derecho a decidir” y hasta la autodeterminación. Siempre claro que no se ejerza ese derecho y a nadie se le ocurra independizarse. Es el “derecho” a decidir seguir dentro del Estado. Y claro, sólo para “nacionalidades históricas”. Para la colonia ni eso. Ni siquiera reconocer que lo somos. Qué graciosos hablan los canarios.

El mismo cambalache ideológico lo emplean al hablar de “República”. Cuando lo más cerca que se está de una república es en Cataluña, los “republicanos” hispanos se oponen a ella, bien por consideraciones electoralistas, bien porque, al fin y al cabo, no son otra cosa que defensores del statu quo, monárquicos “con valores republicanos” (!) que temen más a una revolución que a su propia oligarquía. Para ellos la autodeterminación y la república no son sino capotazos para seguir toreando y engañando en el ruedo de la democracia burguesa.

No en balde ya se está dejando caer aquello de que hay que aceptar la bandera rojigualda –esto es, la de la monarquía y del fascismo– por aquello de que “es la bandera institucional” y “nos representa a todos”. Tampoco es novedad. Ya el PCE tragó con la bandera del Régimen en 1977. Y ahora nos quieren hacer pasar de contrabando el discurso de extrema derecha como el último hit de la “izquierda”.

A mí que me lo piquen menudo, que lo quiero para cachimba.

(Fuente: Canarias Semanal / Autor: Teodoro Santana)

Francisco Campos

Francisco Campos

Nació en Sevilla en 21 de julio de 1958. Trabaja como administrativo. Es autor del libro "La Constitución andaluza de Antequera: su importancia y actualidad" (Hojas Monfíes, 2017).

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