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Nicaragua, la versión post-moderna de la receta propagandística nazi

El Presidente Daniel Ortega y su gobierno fueron sorprendidos por una violencia generalizada que, con clara factura de la CIA yanqui, impulsó la extrema derecha nicaragüense a la usanza de los grupos terroristas que en Venezuela impulsaron las criminales guarimbas en el año 2017 con miras a derrocar al Presidente Nicolás Maduro.

En los recientes acontecimientos en Nicaragua, hay algunas cosas absurdas o simplemente falsas que sin embargo, se han proyectado como verdades absolutas en medios de comunicación y redes sociales. Se ha pretendido proyectar una imagen de las protestas como si éstas hubieran sido contra reformas neoliberales, lo cual significa que ahora la empresa privada y la derecha nicaragüense están en contra del neoliberalismo, que fue introducido en el país precisamente por ellos, cuando el sandinismo estaba en la oposición. Y luego está el tema más sensible, con el que se ha manipulado inescrupulosamente la opinión pública, y es el de las muertes ocurridas en estos días convulsos recién pasados.

Para manipular la sensibilidad de los nicaragüenses, se quiere vender la falsa idea de que en Nicaragua hubo una masacre estudiantil, o sea la malintencionada imagen de una manifestación pacífica acribillada a balazos por unas fuerzas armadas genocidas, con decenas de muertos como resultado.

Nada que ver con lo realmente sucedido.

Ya han sido ampliamente desenmascarados los videos trucados en los que se distorsionan o se falsifican descaradamente los hechos; nada inocentes, como nada casual fue la simultaneidad de las acciones violentas en diferentes ciudades del país. Como siempre, las redes sociales son utilizadas para fabricar la post-verdad, o sea una mentira que a través de la manipulación se convierte en verdad al ser presentada como evidencia y repetirse no cien veces en un mes, como ocurría cuando Goebbels, el ideólogo en jefe de la propaganda nazi, acuñó su famosa frase (una mentira repetida cien veces se convierte en verdad), sino multiplicada cientos de miles de veces en un segundo, usándose para ello la tecnología del siglo XXI, que hace de la ubicuidad parte de nuestra vida cotidiana.

Hay videos reveladores, como aquel en el que aparece con un grupo de estudiantes, un muchacho bien relajado y medio sonriente –evidentemente, sin madera de actor– diciendo que la policía los está matando a todos, pero no se escuchan detonaciones ni se ve a un solo policía en los alrededores, y como este, decenas de videos alarmistas y falseadores de la realidad, pero que en momentos de histeria colectiva generan el efecto deseado. Varios de los videos tomados por espectadores, del incendio del CUUN en León (local asociado al estudiantado sandinista) y del vil asesinato del periodista Ángel Eduardo Gahona (corresponsal del Canal 6, órgano oficial del gobierno), son claros en cuanto a que la autoría de tales actos abominables estuvo a cargo de grupos e individuos de la derecha, especialmente preparados para tales fines.

Un rumor interesadamente propagado es el de que el FSLN dirigió los incendios a sus propios locales y los saqueos, lo cual es un evidente absurdo, pero que en situaciones límite como la vivida, adquieren sentido por obra y gracia del estado emocional de las personas y la manipulación de ello por los grupos interesados en generar determinada percepción de los hechos. Ahora mismo, hace unos momentos, la Policía impidió el paso a un grupo de manifestantes que amenazaban con derribar el monumento de Hugo Chávez, pero no había un solo golpeado ni enfrentamiento alguno, a pesar de las provocaciones de los manifestantes, y sin embargo, 100% Noticias (el canal agitador y sembrador del odio) ya estaba poniendo un cintillo que decía: “Fuerte represión policial en marcha de autoconvocados”.

La generalización de la violencia desatada en los momentos más álgidos de los recientes sucesos no fue creada por el sandinismo o por el gobierno, o por la Policía, sino por grupos opositores que aprovecharon el estado de tensión existente para desencadenar el caos y la desestabilización del país.

Los muertos en estos días fueron producto de una gran cantidad de enfrentamientos en todo el país, entre manifestantes de un lado y otro. A ambos lados hubo armas de todo tipo. También hubo quienes de manera criminal, escudándose en los grupos más violentos que protestaban, atacaron con armas de fuego a la Policía, exponiendo la vida de los manifestantes.

Hubo hasta pleito entre pandillas rivales que salieron a hacer de las suyas aprovechando la situación creada. También hubo enfrentamientos con armas de fuego entre la Policía y las pandillas en el marco de tales circunstancias.

En una situación así es imposible que todos los muertos sean de un solo bando, aunque en general, los incendios y saqueos fueron evidentemente, obra de los manifestantes y algunos grupos de malhechores que los apoyaron por el desafío a la autoridad que esto representa, y en todos los casos alentados por los sectores más radicales e irresponsables de la oposición.

Hay que esperar las investigaciones que darán la cifra real de fallecidos en el marco de los hechos acontecidos durante los días en que reinó el caos; investigaciones que también deberán arrojar información sobre las causas de sus muertes. La Fiscalía anunció que procederá a hacer las acusaciones que corresponda conforme a los resultados de la investigación; la Asamblea Nacional está formando una Comisión de la Verdad; y el Comandante Daniel Ortega propuso que el tema de las investigaciones para dar con los responsables de las muertes sea incluido en el Diálogo Nacional, para que quienes no estén conformes con las investigaciones de la Fiscalía y la Comisión de la Verdad hagan sus propias propuestas.

Se estaba hablando de 25 muertos aproximadamente, y en cuestión de minutos la cifra pasó a más de 60 por obra y magia del CENIDH, cuya eterna Presidenta, la ex sandinista Vilma Núñez, dijo que entre las víctimas mortales de la violencia había 18 estudiantes. Acto seguido Miguel Mora, que según sabemos ahora es el futuro Presidente de Nicaragua, ya contaba 100 muertos. Aún no se sabe cuándo se tendrá la cifra real de fallecidos en los hechos violentos, ni cuántos eran anti reforma del INSS o anti gobierno, y cuántos fallecieron en defensa del gobierno y del proceso de cambios y mejoría que éste representa, como es el caso de los fallecidos que eran de la Juventud Sandinista, los dirigentes estudiantiles y militantes sandinistas que fueron calcinados por las llamas de la furia genocida de los enemigos de la paz, así como el joven periodista de Canal 6.

Llama la atención que las fotos y nombres de los fallecidos, que han servido de bandera a los sectores más confrontativos de la derecha para azuzar la violencia, no pasan de veinte y no todos son estudiantes, incluyendo en esa lista a personas fallecidas en defensa del gobierno, que cínicamente son asumidas por el activismo de la derecha como si fueran de su bando, estando entre los muertos asumidos como propios por la oposición, a los policías caídos en el cumplimiento de su deber. Se han conocido casos de muertos, heridos y desaparecidos virtuales, o sea que después han aparecido vivos y sanos, y en algunos casos ni siquiera eran parte de las protestas. También es curioso que la mayor parte de los muertos haya sido contabilizada – sin nombres – cuando ya había vuelto la calma. Se dice que eran heridos fallecidos posteriormente en hospitales, pero esto es igual de extraño, ya que así como es imposible más muertos que heridos en un enfrentamiento, y por tanto que la mayor parte de heridos muera, también lo es que la mayor parte de las muertes hayan sido de heridos llevados vivos a los hospitales, pero sólo así se podría explicar el aumento a más del doble de muertos después de finalizados los actos violentos.

En una era en que cualquier persona puede transmitir públicamente en vivo cualquier cosa que esté presenciando, o publicar fotos, y habiendo estado muy activa esta actividad entre los opositores al gobierno sandinista, es revelador que no exista una sola imagen ni un solo video donde se muestre a policías matando gente en las protestas. Se ha hecho sintomático en el modus operandi de la derecha opositora desde los hechos violentos que ya conocemos, la notoria presencia de gente adinerada en ciertos sitios, como la rotonda Jean Paul Genie, y que al retirarse ellos aparecen grupos de pandilleros sembrando el terror y derribando árboles de la vida. Hay testimonios grabados y que circulan en las redes, de personas que vieron grupos de delincuentes con armas de fuego, disparando contra los estudiantes que protestaban en la UPOLI, y luego enfrentándose a la Policía, al llegar ésta en auxilio de los agredidos.

Definitivamente, algo no encaja. Ya se tienen las primeras informaciones acerca de que los politiqueros malintencionados, con el objetivo de mantener la zozobra, alimentar el odio y boicotear el diálogo, están incluyendo entre los fallecidos en las protestas a personas que murieron por situaciones totalmente ajenas a los acontecimientos violentos que ocurrieron en el marco de la crisis creada por los sembradores del odio. Posiblemente haya efectivamente, policías responsables de uso indebido de la fuerza que hayan ocasionado muertes, y si es así con toda seguridad serán castigados, pero también con toda seguridad serían casos excepcionales, ya que la Policía Nacional de Nicaragua no tiene la represión como eje de acción, sino la prevención del delito mediante la participación activa de la institución en las diversas expresiones organizadas de la comunidad, lo que hace de ella una Policía modelo en el continente y a lo cual se debe en gran medida el milagro de los altos niveles de seguridad ciudadana de los que disfruta nuestro país y seguirá disfrutando si se logra el triunfo en la batalla por la paz que hoy libremos los nicaragüenses que donde hay odio, sembramos amor.

(Fuente: Al Mayadeen / Autor: Carlos Fonseca Terán*)

*Dirigente del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN)

Francisco Campos

Francisco Campos

Nació en Sevilla en 21 de julio de 1958. Trabaja como administrativo. Es autor del libro "La Constitución andaluza de Antequera: su importancia y actualidad" (Hojas Monfíes, 2017).

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