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La mentira de la Andalucía subsidiada

“Una mentira repetida reiteradamente acaba convirtiéndose en verdad”

Goebbels, ministro nazi de propaganda.

Andalucía no es una economía subsidiada,es una economía supeditada y subordinada a los intereses del estado español y de la UE. Los subsidios que recibimos son en compensación al lucro cesante, es decir al dinero que dejamos de percibir en beneficio de otros, y provienen de nuestro propio dinero.

Dentro de la UE somos la periferia de la periferia. Supeditados a los Estados centrales de la misma, en la división internacional del trabajo somos abastecedoras de productos agrícolas y de materias primas a las zonas industriales. Pero ese papel de granero de Europa no es en exclusiva. Desde los tratados de libre comercio la UE adquiere a países en desarrollo estos productos a precios reventados y les coloca productos manufacturados al más  puro estilo colonial.

Ello constituye una competencia desleal para Andalucía sobre todo porque la mano de obra en los países en desarrollo trabaja en condiciones de semiesclavitud. Esta situación se agrava al no haber implementado el Estado el Corredor del Mediterráneo, que abarataría el coste del transporte al hacerse por tren .Y ello a pesar de ofrecerle la UE sufragar la mitad del coste de la infraestructura.

Como consecuencia de la PAC, a día de hoy 250000 ha cultivables no se cultivan en nuestra tierra. Los 80 mayores terratenientes de Andalucía han recibido de la UE 100 millones de euros sólo por limpiar sus tierras y no cultivarlas. Estos medios de producción que no se nos permiten cultivar son un lastre para nuestra economía y para nuestros proyectos vitales, pues pudiendo trabajar de agricultoras nos convertimos en perceptoras del PER.

Por imposición  de la UE sufrimos una competencia desleal como decíamos antes que justifica la subvención a los propietarios de las tierras, ello constituye un lucro cesante directo para las jornaleras que pierden salarios e indirecto para todas las andaluzas pues significa menos impuestos, menos cuotas a la Seguridad Social y menos consumo y creación  de riqueza.

Y el dinero de las subvenciones va a parar a los propietarios: los pequeños y medianos suelen reinvertir en la tierra. Los grandes en cambio, que en muchos casos no viven aquí, lo gastan o invierten fuera.

Esta mentira institucionalizada de que Andalucía es una economía subvencionada se vehicula numéricamente mediante un artificio trilero: el de las balanzas fiscales. Se entiende por balanzas fiscales la diferencia entre los impuestos que pagamos a todas las administraciones públicas y el dinero que las mismas gastan o invierten en este caso en nuestra nación andaluza. El método que el Estado utiliza para su cálculo es el de carga-beneficio que parte de la base de que los gastos e inversiones estatales benefician a todos los territorios, por lo cual imputa los mismos de manera proporcional a cada uno de ellos.

Así pues los gastos en defensa, diplomacia, mantenimiento de museos, monumentos, patrimonio, nóminas de funcionarios y todo aquello que presupuestariamente entraría en el epígrafe de servicios centrales se prorratea proporcionalmente al número de habitantes, con lo cual el primer pagano de estos gastos somos los andaluces y las andaluzas. Ni que decir tiene que territorialmente quien más se beneficia es la Comunidad de Madrid, sede de los servicios centrales del Estado. No el pueblo de Madrid, sino la oligarquía y las multinacionales que tienen allí su vida y hacienda.

El trilerismo también se produce por el lado de los ingresos. De las 35 empresas del Ibex 24 tienen su sede en Madrid, así como numerosas grandes empresas y multinacionales. Por tanto el IVA emitido por estas empresas como se paga centralizadamente se computa como impuestos pagados en Madrid. Lo mismo sucede con el Impuesto de Sociedades.

RECAPITULEMOS

1. Andalucía deja de cultivar tierras y por tanto de generar jornales y cotizaciones a la Seguridad Social e impuestos como consecuencia de la pertenencia a la UE y su PAC. Una UE que como consejo de administración  del capitalismo globalizado subordina los intereses de los andaluces y andaluzas a los del capital de tal manera que compran y colocan productos a países en desarrollo y subvencionan a terratenientes andaluces por no cultivar sus tierras.

2. Se nos imputan como gasto o inversión en Andalucía una parte alícuota, la mayor como comunidad más poblada, de los gastos de la administración del Estado en nombre del interés general.

3. No se nos computan como impuestos devengados en Andalucía aquellos que pagamos en gasolineras, telefónicas, grandes almacenes… Cuya sede no está en Andalucía. Jugamos con profunda desventaja pues solo una empresa del Ibex tiene su sede en nuestra tierra.

Por consiguiente padecemos un lucro cesante derivado de la PAC y un PER que financiamos con los impuestos que pagamos y que no se reflejan en nuestras balanzas fiscales. En el marco del estado español y de la UE somos una colonia periférica. Es hora de despertar de este letargo, empoderarnos y luchar por nuestra Independencia.

Ha quedado claro que producimos riqueza el reto es que quede en nuestra tierra y se distribuya mucho mejor. Nuestro camino es solo uno luchar por nuestra Independencia y conseguir con ella nuestra soberanía política que abrirá el camino a la soberanía económica, construyendo la sociedad socialista ejerciendo con ello de hecho la soberanía alimentaria mediante la reforma agraria y la soberanía energética gracias a las energías solar y eólica que podemos producir por nuestro clima.

No queremos poner fronteras, queremos gobernarnos como clases populares andaluzas construyendo poder popular, construyendo la República Andaluza de Trabajadores socialista, feminista, antipatriarcal y sostenible. Empoderémonos y volvamos a ser lo que siempre hemos sido mujeres y hombres de luz.

Joan Batlle

Militante de la CUP de la asamblea de los PPCC de Nación Andaluza.

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Carlos Ríos

Vine al mundo en Granada en 1977. Soy licenciado en Geografía y trabajador en el sector de la enseñanza. Escribí "La identidad andaluza en el Flamenco" (Atrapasueños, 2009) y "La memoria desmontable, tres olvidados de la cultura andaluza" (El Bandolero, 2011) a dos manos. He hecho aportaciones a las obras colectivas "Desde Andalucía a América: 525 años de conquista y explotación de los pueblos" (Hojas Monfíes, 2017) y "Blas Infante: revolucionario andaluz" (Hojas Monfíes, 2019).

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