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Euskal Herria: Actualización del cupo, reajuste de la dependencia

Los gobiernos de Madrid y Gasteiz informaron ayer de que han llegado a un acuerdo sobre el cupo que cierra una década de interpretaciones contradictorias y enfrentamiento. Los números ofrecidos hablan, por una parte, de que el Estado devolverá en cómodos plazos durante los próximos cinco años 1.400 millones cobrados indebidamente; y por otra, se fija un aumento del cupo a pagar a Madrid para el próximo. A falta de conocer la letra pequeña del pacto, parece que se ha acordado un empate, en el que cada parte se lleva algo –Lakua las discrepancias pendientes y Madrid el cupo futuro– y todas salvan la cara.

Sin embargo, el acuerdo muestra también dos aspectos de las relaciones entre Madrid y Gasteiz que generalmente suelen quedar ocultos. En primer lugar, es el Estado el que tiene que devolver fondos, es decir, que aunque ese dinero no se abonó en un primer momento, el Gobierno de Madrid lo cobró de todas formas. Un índice claro de que es el Estado el que cuenta con capacidad para controlar los flujos financieros de las instituciones vasco-navarras, lo que deja en entredicho la tan traída y llevada soberanía fiscal y financiera. En segundo lugar, este acuerdo muestra asimismo que a día de hoy ni el Concierto ni el Convenio ofrecen ninguna clase de bilateralidad. Ante interpretaciones discrepantes y decisiones unilaterales no hay órgano al que recurrir para dirimir los desacuerdos. Todo se resuelve con pactos políticos en función de las necesidades de los partidos implicados. Con este proceder, tanto PP como PNV, adalides ambos de las instituciones, las rebajan a la categoría de mera moneda de cambio de sus intereses políticos. Pero, además, dan buena cuenta de que tanto el Concierto como el Convenio son instrumentos de Madrid para atar en corto a las instituciones vasco-navarras.

El PNV ha comprado al PP cinco años más de paz, la paz de la dependencia. Hasta la próxima vez que el Gobierno de Madrid decida apretar las tuercas.

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Carlos Ríos

Vine al mundo en Granada en 1977. Soy licenciado en Geografía y trabajador en el sector de la enseñanza. Escribí "La identidad andaluza en el Flamenco" (Atrapasueños, 2009) y "La memoria desmontable, tres olvidados de la cultura andaluza" (El Bandolero, 2011) a dos manos. He hecho aportaciones a las obras colectivas "Desde Andalucía a América: 525 años de conquista y explotación de los pueblos" (Hojas Monfíes, 2017) y "Blas Infante: revolucionario andaluz" (Hojas Monfíes, 2019).

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