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Acatar creativamente

Los indepes ya tenemos una nueva colección de aquel tipo muy determinado de fotografías que, según los visionarios del procés, deberían provocar que el sistema político español colapse muy pronto como catedral en llamas. El problema es que el álbum de instantáneas acumuladas (del 1-O al encarcelamiento del Govern que el parlamentarismo catalán no se atrevió a restituir) está engordándose a una velocidad alarmante y, a pesar de nuestra persistente creencia en el si jo l’estiro fort per aquí i tu l’estires fort per allà (*), el Estado nunca acaba de romperse y respira muy tranquilo.

Eso es lo que puede deducirse de la sesión de ayer en el Congreso, marcada por la presencia de los presos políticos en los escaños, una realización televisiva de vergüenza ajena que escondía intencionalmente su presencia (en casa a esta artimaña siempre la hemos llamado censura), así como diferentes formas ciertamente creativas de acatar la Constitución española.

Como siempre, en esto de la estética no hay ni dios que sea digno rival, y la providencia hizo que la jovencísima diputada republicana Marta Rosique se encargase de llamar al voto por la presidencia de la cámara engalanada con una camiseta donde uno podía ver Acció Antifeixista / Països catalans. Quien dice estética dice también poesía, y aquí tenéis a los diputados de la tribu prometiendo la Carta Magna por imperativo legal “con lealtad al mandato del 1-O” o “por la República catalana”.

Menudo cinismo, ya ve usted, porque si algo han hecho los partidos de la oligarquía independentista ha sido dinamitar la memoria del 1-O a base de traficar con la esperanza de la gente prometiéndole un referéndum pactado, así como vaciar de significado político palpable el concepto de “república”, que ahora mismo se utiliza en forma de comodín. Si los diputados hubieran sido realmente leales al mandato del 1-O, como sabe todo el mundo, no estarían sentados en el Congreso de Madriz.

Me admira y me exaspera a la vez el espíritu naif de muchos conciudadanos que piensan que lo de ayer puede resquebrajar los cimientos del Estado. Contrariamente, España vivirá encantadísima de haberse conocido con un catalanismo de camiseta que continúe prometiendo sine die. Lejos de una incomodidad o un peligro, el hecho que los líderes independentistas que osaron romper la hipotética unidad de España acaben sentados en un lugar donde, les guste o no, son representantes del estado que dicen combatir es una victoria como la copa de un pino.

Porque seamos sinceros: ser fiel al mandato del 1-O y ser representante del pueblo español son dos piezas que no encajan, de la misma forma que pretender hacer política independentista desde una cárcel española es un ataque a la inteligencia de los electores y una tomadura de pelo. Renunciar a las convicciones independentistas nunca te hace mejorar.

Todo esto lo saben perfectamente las bases y los militantes de Esquerra y Convergència pero todavía es hora que demuestren a sus líderes que no les pueden comprar con cuatro nóminas y las migajas de un cargo en la Generalitat, así que también va siendo hora de que muevan el culo para superar las estructuras oligárquicas de sus partidos, que no tienen más intención que sepultarlos para siempre en la autonomía.

Los electores saben perfectamente que de hacer turismo y selfies en el Congreso uno no va a sacar absolutamente nada. Ahora sólo falta que se liberen del yugo y lo digan. Porque acatar, por muy creativamente que se haga, siempre implica atacar. Incluso aplaudían a Batet, los castradores de la base…

(Fuente: El Nacional.cat / Autor: Bernat Dedéu)

(*) Nota de LOA: si jo l’estiro fort per aquí i tu l’estires fort per allà; “si yo la estiro fuerte por aquí y tú la estiras fuerte por allá”, verso de la canción “L´Estaca” de Lluís Llach

Francisco Campos

Francisco Campos

Nació en Sevilla en 21 de julio de 1958. Trabaja como administrativo. Es autor del libro "La Constitución andaluza de Antequera: su importancia y actualidad" (Hojas Monfíes, 2017).

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